Haya entre ellos amor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el matrimonio, en vez de ser el final del amor, será más bien su verdadero comienzo. El calor de la verdadera amistad, el amor que une un corazón al otro, es sabor anticipado de los goces del cielo [...]. Ame al otro antes de exigir que el otro lo ame.—El Ministerio de Curación, 279 (1905). 1MCP 217.3