Fue un defensor de la verdad—Esteban, el más destacado de los siete diáconos, era varón de profunda piedad y gran fe. Aunque judío de nacimiento, hablaba griego y estaba familiarizado con los usos y costumbres de los griegos, por lo que tuvo ocasión de predicar el Evangelio en las sinagogas de los judíos griegos. Era muy activo en la causa de Cristo, y proclamaba osadamente su fe. Eruditos rabinos y doctores de la ley entablaron con él discusiones públicas, confiados en obtener fácil victoria. Pero “no podían resistir a la sabiduría, y al espíritu con que hablaba”. No sólo hablaba con la virtud del Espíritu Santo, sino que era evidente que había estudiado las profecías, y estaba versado en todas las cuestiones de la ley. Hábilmente defendía las verdades por las que abogaba, y venció por completo a sus adversarios.—Los Hechos de los Apóstoles, 80 (PP), 81 (ACES). VEUC 406.4
Su voz era clara y penetrante—Cuando interrogaron a Esteban respecto de si eran ciertas las acusaciones formuladas contra él, defendióse con clara y penetrante voz, que resonó en toda la sala del concilio. Con palabras que cautivaron al auditorio, procedió a repasar las historia del pueblo escogido de Dios.—Los Hechos de los Apóstoles, 81 (PP), 82 (ACES). VEUC 407.1
Con sabiduría y poder—Con poder de lo alto, Esteban reprendía a los sacerdotes y ancianos incrédulos, y ensalzaba a Jesús delante de ellos. No podían resistir la sabiduría y el poder con que él hablaba.—Primeros Escritos, 197. VEUC 407.2