Los caminos del Señor son justos y equitativos. Los obreros que trabajan en los colegios deberían recibir un salario proporcional a las horas que dedican al trabajo honrado y laborioso en esas instituciones. No debería tratarse injustamente a ningún obrero. Si un hombre o una mujer dedican todo su tiempo al colegio, deberían recibir una remuneración en relación con el tiempo que el colegio recibe de ellos. Si una persona emplea su mente, su trabajo y su fuerza para soportar las cargas, debe recibir una remuneración proporcional al valor de los servicios que presta a la institución. Deben mantenerse la justicia y la verdad, no solamente por la reputación actual y futura del colegio, sino por nuestro propio beneficio personal desde el punto de vista de la rectitud. El Señor no será copartícipe de la menor injusticia (Manuscrito 69, 1898). 2MS 207.1