En la tesorería del Señor debería haber medios suficientes para dar un sostén adecuado a los que dedican su tiempo a trabajar por la salvación de las almas. No deben mezquinarse sus sueldos justos. No debería permitirse que los que están dispuestos a trabajar por el Maestro carezcan de lo necesario para satisfacer las necesidades de la vida. Debería permitírseles vivir confortablemente; y deberían, además, tener dinero suficiente para hacer donaciones a la causa de Dios, porque ocurre con frecuencia que se espera de ellos que tomen la delantera en las ofrendas (Manuscrito 103, 1906). 2MS 213.2