[En la mañana del 4 de diciembre de 1913, los dirigentes de la Unión del Pacífico, EE.UU., celebraron una conferencia con la Sra. E. G. de White en su hogar de Elmshaven. El tema fue la remuneración de los médicos de nuestros sanatorios. Se realizó un informe taquigráfico de la entrevista en el que la Sra. White escribió la siguiente nota de respaldo: “Esto está presentado correctamente, y lo repito para beneficio de otros. Que el Señor nos ayude, nos enseñe y nos guíe paso a paso en nuestras dificultades”. A continuación presentamos algunas partes esenciales del informe de esta entrevista.—Los compiladores. 2MS 231.1
Presentes: Elena G. de White, pastores F. M. Burg. G. W. Reaser, W. M. Adams, J. H. Behrens, C. L. Taggart. A. G. Christiansen, W. C. White; y también C. C. Crisler. 2MS 231.2
Después de las presentaciones y los saludos, el pastor W. C. White dijo en parte: 2MS 231.3
Ayer estuvimos considerando durante todo el día los intereses de nuestros diferentes colegios de la Unión del Pacífico. En esos colegios situados en Angwin, Lodi, Fernando, Armona y Loma Linda estudian entre seiscientos y setecientos alumnos. Nos sentimos animados después de cambiar ideas acerca de esos colegios. 2MS 231.4
Hoy debemos considerar los problemas de los sanatorios, particularmente el tema de los sueldos que deberíamos pagar a los médicos y los cirujanos. En nuestro sanatorio de __________ tenemos un médico temeroso de Dios que ha ganado la confianza de todos sus asociados, un hombre a quien Dios ha bendecido abundantemente en su ministerio en favor de los enfermos. El desea quedar trabajando donde está, y todos desean que él se quede; pero él piensa que podría quedarse si sus hermanos pueden asignarle un sueldo que sea el doble del sueldo pagado a los obreros en general. A él le gusta dar abundantemente, y desea tener fondos para vivir y para dedicar a ese propósito. Estamos perplejos, de modo que nos agradaría saber si Ud. posee alguna instrucción acerca de este asunto]. 2MS 231.5
Hna. White: Si se le da considerablemente más que al resto de los médicos, éstos van a pensar que no se los trata con justicia a menos que también se les dé más. Debemos actuar con precaución y conocimiento, no debemos permitir que los sueldos se eleven tanto que tienten a muchos. Habría que rebajar los sueldos de los médicos antes que subirlos, porque hay una gran obra que debe hacerse. A menos que tengáis una instrucción clara de parte del Señor, no es aconsejable pagar a un hombre considerablemente más que a otro que realiza un trabajo similar. Porque si se hace esto, los demás pensarán que es perfectamente correcto esperar sueldos similares. Debemos considerar las cosas desde todos los puntos de vista, y no es conveniente pensar que podemos ofrecer una remuneración más elevada a un obrero de éxito sencillamente porque él la pide. Más bien debemos pensar qué podemos hacer en este momento, cuando los campos están abriendo sus puertas y en adelante tendremos que gastar en ellos más recursos que los que hemos invertido hasta ahora. Estos son asuntos que probarán la fe de nuestro pueblo. 2MS 232.1
W. C. White: Por cierto que prueban nuestra fe, Mamá, y especialmente cuando un grupo de obreros ha trabajado con un hombre hasta que ha aprendido a amarlo y a admirarlo, hasta el punto de creer que puede realizar un trabajo mejor que cualquier otra persona. De manera que es natural para ellos pensar que es incorrecto que los hermanos lo priven de aquello que él podría utilizar con ventaja. Ellos piensan: “¿Qué son mil dólares, o mil quinientos dólares de más, cuando la vida está de por medio?” Dicen: “A tal persona la ha sacado adelante, y a tal otra le ha salvado la vida”; y piensan que seríamos sumamente mezquinos si no accedemos a su pedido. Dicen además: “Nadie trabaja y sufre más que el cirujano. Pensad en las horas de dura labor, de ansiedad y de angustia mental que debe soportar, cuando una vida preciosa pende de un hilo”. 2MS 232.2
Pero, por otra parte, al considerar este asunto debemos recordar que hay otras instituciones que reciben la influencia de nuestras acciones. Vemos un sanatorio pobre y luchador situado en un lugar hermoso, en una posición de trabajar en gran escala y con toda clase de perspectivas favorables de hacer dinero si tan sólo pueden contar con un médico brillante; y pueden tener un médico competente si se los anima a que paguen solamente trescientos o quinientos dólares más de lo que indica la escala de sueldos recomendada. Ellos arguyen: “Si nos dejáis pagar unos pocos cientos de dólares más de lo que habéis aconsejado, podemos ganar cinco mil dólares para cubrir este pequeño gasto adicional realizado en los sueldos”. Así es como vemos las cosas cuando las miramos desde el punto de vista comercial. 2MS 233.1
Hna White: Vosotros veis que debajo de todo eso hay un egoísmo con el cual el Señor no se complace. Debemos trabajar en armonía. Nuestra obra debe avanzar impulsada por una acción armónica, y a raíz de esto muchos se verán en circunstancias muy difíciles. Otros, en cambio, lo pasarán mejor. Pero todas estas cosas tendrán que ser tomadas tal como vienen, y los obreros deben recordar lo que Jesús dio al venir a nuestro mundo. Pienso repetidas veces en esto y llego a la conclusión de que podemos realizar una obra excelente si damos el ejemplo debido. Pero si deseamos lo que la mayor parte de nuestros hermanos no puede recibir, esto perjudica nuestra influencia. Un hermano dice: “El Hno. Fulano recibe tal sueldo, y yo debo recibir uno equivalente”. Y esto hará que los sueldos suban y que sigan subiendo cada vez más. El hecho es que las remuneraciones de algunos obreros deberían ser más bajas a fin de que podamos satisfacer las exigencias cada vez más amplias de la obra que debemos realizar para amonestar el mundo... 2MS 233.2
En años pasados, cuando hemos considerado este asunto de los sueldos, he dicho a mis hermanos que el Señor sabe todo lo que se relaciona con el espíritu que nos impulsa a la acción, y que él puede cambiar las cosas para favorecernos en el momento más inesperado. Recibiremos la bendición del Señor si damos el ejemplo debido. He visto que el Señor ha obrado de diversas maneras y en muchos lugares para ayudar a los que contemplan estos asuntos bajo la luz correcta y dan un ejemplo de abnegación. Hermanos míos, a medida que trabajéis con fervor, con oración y con humildad, en el espíritu de Cristo, Dios abrirá las puertas delante de vosotros. La gente verá vuestra abnegación. 2MS 233.3
Algunas veces, cuando mis hermanos han venido a pedirme consejo acerca de si deberían pedir una remuneración mayor, les he dicho que podrían recibir un poquito más de dinero si piden un sueldo más elevado, pero que la bendición del Señor acompañará a los que siguen una conducta diferente. Dios ve la abnegación; el Señor Dios de Israel ve cada motivo que impulsa a la acción; y cuando entráis en una situación difícil, los ángeles de Dios están allí para ayudaros y para concederos una victoria tras otra. 2MS 234.1
He aconsejado claramente a mis hermanos para que no exijan sueldos mayores, porque éste no es el móvil que nos induce a emplear nuestras energías en la obra de la salvación de las almas. 2MS 234.2
No debemos permitir que la remuneración interfiera con nuestra respuesta al llamado que nos hace el deber, dondequiera que se necesite nuestro servicio. El Señor puede disponer las cosas de modo que nuestro trabajo sea bendecido en forma tal que exceda a toda compensación que podamos o no podamos recibir. Y él hará que sus siervos tengan palabras de la más grande importancia para comunicarlas a las almas que perecen. 2MS 234.3
El pueblo está hambriento y sediento de la ayuda del cielo. He procurado practicar la abnegación de modo que sé de qué hablo cuando digo que la bendición del Señor descansará sobre los que colocan en primer lugar el llamamiento del deber. Me siento complacida por este privilegio de testificar delante de Uds., esta mañana, que el Señor en repetidas ocasiones ha dispuesto las cosas de tal modo que nos ha proporcionado más de lo que nos hubiésemos atrevido a pedir. 2MS 234.4
El Señor probará a sus siervos; y si éstos resultan fieles a él, y si colocan sus casos en sus manos, los ayudará en todo tiempo de necesidad. 2MS 235.1
No trabajamos juntamente con Dios por la remuneración que podamos recibir mientras estamos a su servicio. Es cierto, hermanos, que debéis recibir un sueldo con que sostener a vuestras familias; pero si comenzáis a estipular la cantidad que deberíais recibir, podéis resultar una piedra de tropiezo para quien tal vez no tenga la disposición a ser liberal que tenéis vosotros, y en este caso el resultado será confusión. Otras personas pensarán que no se trata a todos con justicia. Y no tardaréis en descubrir que la causa de Dios está en aprietos; y ninguno de vosotros desea ver este resultado. Todos deseáis ver la causa de Dios puesta en un terreno ventajoso. Mediante vuestro ejemplo, tanto como por vuestras palabras, la gente debe recibir una seguridad fehaciente de que la verdad recibida en el corazón engendra el espíritu de abnegación. Y al avanzar vosotros impulsados por este espíritu, habrá muchos más que os seguirán. 2MS 235.2
El Señor quiere que sus hijos obren con esa abnegación y con ese espíritu de sacrificio que nos proporcionarán la satisfacción de haber cumplido bien nuestro deber nada más que por amor al deber. El Hijo unigénito de Dios se entregó a sí mismo a una muerte ignominiosa en la cruz, ¿y deberíamos nosotros quejarnos a causa de los sacrificios que se nos pide que realicemos? 2MS 235.3
Durante las horas que he permanecido despierta en la noche, le he rogado al Señor que proteja a nuestros hermanos contra la tendencia de aceptar ir aquí o allá bajo la condición de recibir un sueldo un poco más elevado. Si van con espíritu de abnegación, y si confían en el Señor, él fortalecerá su mente y su carácter, y como resultado alcanzarán el éxito. 2MS 235.4
En el futuro nuestra obra tendrá que realizarse con abnegación y espíritu de sacrificio aún mayores que los que hemos visto en el pasado. Dios desea que le encomendemos nuestras almas para permitirle que él trabaje mediante nosotros en una variedad de formas. Estos asuntos me afectan intensamente. Hermanos, andemos con mansedumbre y humildad, y demos un ejemplo de abnegación a nuestros asociados. Si hacemos nuestra parte con fe, Dios abrirá delante de nosotros caminos con los que ahora ni soñamos... 2MS 236.1
Si una persona propone algo que no está de acuerdo con los principios de la abnegación sobre los que nuestra obra está basada, recordemos que un golpe de la mano de Dios puede barrer todos los beneficios aparentes, porque éstos no se buscaron para glorificar su nombre (Manuscrito 12, 1913). 2MS 236.2