3. El Reino de Dios; o, El Gran Conflicto entre el bien y el mal
En El Poder del Espíritu
- Contents- Contenido
- Prefacio
- Marco Histórico
- Descripciones de Elena de White
-
- 1. Permanecer en Cristo y andar en Cristo
- 2. Sermones en piedra
- 3. El Reino de Dios; o, El Gran Conflicto entre el bien y el mal
- 4. El verbo se hizo carne
- 5. La fe de Jesús, los mandamientos de Dios, y la paciencia de los santos
- 6. ¿Dios o César? ¿Cuál?
- 7. Cristo nuestro ejemplo
- 8. La ley en Cristo; o, La relación entre la Ley y el Evangelio
-
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3. El Reino de Dios; o, El Gran Conflicto entre el bien y el mal
23 de octubre de 1895, presentación en la reunión campestre de Armadale, The Bible Echo, 17 y 24 de febrero de 1896
“Venga tu Reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10).EPE 53.1
Puede ayudarnos a comprender más claramente nuestra propia relación con Dios, y lo que significa el servir a Dios —lo que la religión realmente es— si estudiamos el hecho de que la cruz de Jesucristo tiene que ver con más que esta tierra. Tenemos una visión demasiado limitada del plan de salvación de Dios si confinamos su operación únicamente a este nuestro mundo.EPE 53.2
En esta petición se marca un contraste entre el cielo y la tierra, y la oración es que se haga la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo. El hecho de que la voluntad de Dios reina suprema allí, hace del cielo lo que es; y porque la voluntad de Dios no se hace aquí, hace del mundo lo que es.EPE 53.3
El universo interesado en el plan de salvación
Notemos primero dos o tres pasajes que llamarán nuestra atención al pensamiento de que el cielo ha sido afectado, y todavía lo está, por el plan divino de salvación. El pecado ha afectado más que a este mundo, y más que este mundo depende del plan de salvación de Dios. En su epístola a los Efesios, Pablo dice: “Él dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra”. (Efe. 1:9, 10). “Porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos” (Colosenses 1:19, 20).EPE 53.4
A primera vista pareciera algo extraño que alguna cosa en el cielo necesitara reconciliarse por la sangre de la cruz, pero eso es lo que dice. El plan de salvación de Dios se extiende más allá de la reconciliación de las cosas que están sobre la tierra. Hay algo que debe ser reconciliado que tiene que ver con cosas en el cielo.EPE 54.1
Rebelión en el cielo.
En el Apocalipsis Juan dice: “Entonces hubo una guerra en el cielo”. Estamos acostumbrados a la idea de que esta tierra sola ha estado en un estado de rebelión; pero este pasaje dice que hubo una guerra en el cielo. “Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: ‘Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche’” [Apocalipsis 12:7-10].EPE 54.2
“Miguel y sus ángeles luchaban”. Miguel es Cristo. Tres pasajes muy sencillos nos mostrarán eso. “Pero cuando el arcángel Miguel luchaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: ‘El Señor te reprenda’” (Judas 9). Allí encontramos que se habla de Miguel como el arcángel. Y Pablo dice en su carta a los Tesalonicenses: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo” (1 Tesalonicenses 4:16). El Señor mismo descenderá con voz de arcángel. Pero cuando leemos en Juan 5:25: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios... y vivirán” Miguel es el arcángel; el Señor descenderá con la voz del arcángel; y la voz del Señor llamará a los muertos de sus tumbas.EPE 54.3
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua”. No en el sentido con que usamos la expresión — ¡esa vieja serpiente! — sino esa antigua serpiente, la que causó problemas en el Edén, y todavía causa problemas aquí, inició la rebelión, dirigió la pelea, y fue echada a la tierra. ¿Hay alguna manera en que podamos saberEPE 55.1
Qué causó el problema en el cielo?
Yo creo que podemos saberlo fácilmente al leer la experiencia de Cristo con Satanás cuando él estuvo aquí sobre esta tierra. “Reunidos, pues, ellos, les preguntó Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? (porque sabía que por envidia lo habían entregado” (Mateo 27:17, 18). La envidia de parte de Satanás contra Cristo fue la que causó la guerra en el cielo en primer lugar, y los que se oponen a Cristo tendrán la misma disposición actualmente. Hablando de la experiencia de aquellos que se habían convertido, y de lo que habían sido antes, Pablo dice: “Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de placeres y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, odiados y odiándonos unos a otros” (Tito 3:3). La envidia es característica del corazón natural, como vemos en Romanos 1:29: “Están atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia maldad; llenos de envidia”. La envidia es lo que estableció la oposición a Cristo cuando estuvo aquí en la carne, en esencia se continuó con el mismo sentimiento que estableció la contienda en el cielo. ¿Qué es la envidia? El deseo de alguien de ocupar una posición más alta que la que tiene, un sentimiento de gran valor propio. El amor nunca se siente de ese modo; “el amor no tiene envidia”.EPE 55.2
La Escritura señala muy claramente que el sentimiento de envidia de Satanás fue lo que condujo a todos los problemas del cielo. “¡Cómo caíste del cielo, Lucero, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón:” noten las siguientes cinco afirmaciones: ‘[Yo] subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, [yo] levantaré mi trono y en el monte del testimonio [yo] me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las nubes [yo]subiré y [yo] seré semejante al Altísimo’” (Isaías 14:12-14). Ezequiel también habla de Satanás: “Así ha dicho Jehová, el Señor: “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y de acabada hermosura. En Edén, en el huerto de Dios, estuviste. De toda piedra preciosa era tu vestidura: de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro. ¡Los primores de tus tamboriles y flautas fueron preparados para ti en el día de tu creación! Tú querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí estuviste, y en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad. A causa de tu intenso trato comercial, te llenaste de iniquidad y pecaste, por lo cual yo te eché del monte de Dios y te arrojé de entre las piedras del fuego, querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, y delante de los reyes te pondré por espectáculo” (Eze. 28:12-17). De estos pasajes verán que fue un sentimiento de envidia en Satanás el que llevó a las dificultades en el cielo.EPE 55.3
Cristo fue engendrado, no creado; Satanás fue creado, no engendrado. Como el unigénito de Dios, Cristo podía entrar plenamente a los concilios de Dios. Como Satanás no podía hacer esto como lo hacía Cristo, la envidia surgió en su corazón, y él comenzó a decidir: Me exaltaré a mí mismo. Comenzó a agitar una rebelión, que decía, Dios es arbitrario, y también comenzó a tener simpatizantes. “Estamos en esclavitud, y yo tengo un mejor plan de gobierno. Elíjanme como líder, exáltenme, y entonces los exaltaré a ustedes”. ¿No ven el mismo principio que ha estado en el mundo desde la caída? Ustedes me exaltan a mí y yo los exaltaré, tal vez.EPE 56.1
La deslealtad de Satanás.
Satanás tuvo éxito en conseguir suficientes seguidores para producir una rebelión en el cielo. Al ser arrojado de allí, decidió establecer su reino en esta tierra, y mostrar al universo que él podía gobernar. Gradualmente extendería su gobierno hasta que le quitara el dominio a Dios, y entonces “sería semejante al Altísimo”, sería Dios. Comenzó exactamente del mismo modo que comenzó en el cielo, creando insatisfacción. Le dijo a la mujer: “Dios sabe que el día que coman del árbol del conocimiento, serán como dioses. La razón que les dio para que no coman del árbol no es cierta. Les dijo que morirían, pero eso no es así. El hecho es que, cuando coman del árbol, serán como él. Él no quiere eso, así que los mantiene aplastados. Si me escuchan y comen, serán como dioses”. Y ellos trataron de serlo. Al hacer así Adán demostró ser falso con Dios, y pasó todas las cosas a manos de Satanás.EPE 56.2
Adán y su dominio.
Adán era hijo de Dios en un sentido especial. “Hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios” (Lucas 3:38). Él era hijo de Dios en un sentido diferente de lo que lo somos nosotros. La Escritura dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios” [1 Juan 3:2]. Pero somos hijos de Dios por re-creación; Adán era hijo de Dios en primer lugar por creación. Fue puesto aquí para tener dominio sobre esta parte del universo como representante de Dios. “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra” [Génesis 1:28]. Dios hizo a Adán su administrador, y puso el dominio en sus manos, reconociéndolo como su representante en esta tierra.EPE 57.1
El dominio usurpado por engaño.
El diablo, expulsado del cielo por esta guerra, viene a la tierra, y por una tergiversación induce a Adán, el representante de Cristo, a pasarle a él el dominio de esta tierra. Toma posesión de ella por mentiras y fraude; y decide llevar adelante aquí lo que no logró hacer en el cielo. La Escritura reconoce esto. Cristo dijo: “No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí” (Juan 14:30). “Entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento” (2 Corintios 4:4). Satanás se refiere a este hecho en la tentación de Cristo en el desierto. “Luego lo llevó el diablo a un alto monte y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Le dijo el diablo: ‘A ti te daré todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada y a quien quiero la doy. Si tú, postrado, me adoras, todos serán tuyos’” (Lucas 4:5-7). Él obtuvo la posesión de este mundo y estableció su reino, y hoy dice: “Yo soy rey”.EPE 57.2
¿De qué lado estamos?
¿De quién somos? ¿Y con quién simpatizamos en este gobierno de la tierra? Desde este punto de vista, la religión se resuelve en esta pregunta: ¿Seré leal a Dios en esta gran controversia que comenzó en el cielo y ahora se ha transferido a esta tierra, o serviré a Satanás? ¿De quién seré súbdito en esta gran controversia?EPE 58.1
Naturaleza de los dos reinos
Satanás estableció su reino por el fraude y la usurpación, y lo mantiene por la fuerza. Esas son sus características. Pero Dios es amor. Su reino está fundado sobre el amor, y el único poder que usa en su reino es el poder del amor.EPE 58.2
La acusación que Satanás planteó contra Dios es que era arbitrario, decidido a que se haga todo a su manera, y que no amaba a su pueblo. Él prometió que, si los ángeles lo seguían, establecería un reino mejor. Ahora queda esperar que se cumpla su promesa. Mientras Dios puede ver el fin desde el principio, los seres creados no pueden; y si él hubiera aplastado la rebelión por la fuerza, si la hubiera suprimido por la fuerza, todavía habría en la mente de los seres creados una duda acerca de la justicia de Dios. Así, Dios permite que Satanás realice su plan, para que todo el universo pueda ver el contraste entre el plan de Satanás y el de Dios. YEPE 58.3
Este mundo es el escenario
en el que se realiza el drama que concita la atención del universo. Y nosotros somos llamados a ser actores en este drama. La pregunta que hay que responder es: ¿Qué plan de gobierno es mejor: el de Satanás o el de Dios? ¿A quién darán su lealtad los seres creados por Dios? Cuando Dios envíe a sus siervos, ¿cuál es su tarea? “Librándote de tu pueblo y de los gentiles, a quienes ahora te envío para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados” (Hechos 26:17, 18). El problema es de lealtad a Dios. Esto puede ayudarles a ver el significado de algunas cosas que tal vez han sido dudosas para ustedes.
El caso de Job
El caso de Job es notable, y probablemente ha estado en la mente de todo aquel que una vez tuvo una Biblia en sus manos. Veamos el primer capítulo de Job y sigamos su caso con esta idea en mente. “Un día acudieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, y entre ellos vino también Satanás”. ¿Qué derecho tenía de estar allí? Estos hijos de Dios eran los representantes de Dios en las diferentes partes del universo. Adán era un hijo de Dios, y él fue puesto sobre esta tierra para tener dominio bajo la supervisión de Dios. Pero él traicionó su dominio, y Satanás entró y ocupó su lugar, y así, cuando se citó a un concilio para que se reunieran los representantes de Dios para tomar consejo acerca de su territorio, Satanás también fue. Se pasó lista, y la Tierra contestó, Presente. Pero fue Satanás quien contestó, no Adán. “Dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y andar por ella”. “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devore” (1 Ped. 5:8). El Hijo del hombre no vino para destruir las vidas de los hombres, sino para salvarlos. Él anduvo haciendo bienes.EPE 59.1
“Jehová dijo a Satanás: ¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has rodeado de tu protección, a él y a su casa y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y por eso sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que posee, y verás si no blasfema contra ti en tu propia presencia”. Estas son precisamente las características de Satanás.EPE 59.2
El Señor le dice a Satanás: “Mi siervo Job, aunque está en tu territorio, todavía permanece leal a mí”. “Oh, sí”, dice Satanás, “pero eso no demuestra nada. Cualquiera haría eso por la consideración que le has manifestado. No es el amor lo que une a Job contigo. Él te sirve por la recompensa. Cualquiera haría eso”. ¿Ven ustedes la queja allí? “Tú has puesto un cerco a su alrededor. No es justo. Él está en mi dominio. Yo pensaría que cualquiera sería leal a ti en esas condiciones”. Y eso se dijo en un concilio en el que había representantes de todo el universo. Allí hizo la misma acusación que había hecho en el cielo. Y en lugar de decidir el asunto de una manera arbitraria, Dios dijo: “Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él”. Ustedes saben lo que sucedió. Le fueron quitadas una tras otra sus posesiones, y por último, todos sus hijos murieron, y él quedó completamente solo. Entonces se le aconsejó renunciar a todo. “En todo esto no pecó Job ni atribuyó a Dios despropósito alguno”.EPE 59.3
Satanás otra vez ante Dios.
“Otro día acudieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, y entre ellos vino también Satanás para presentarse delante de Jehová. Dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y andar por ella. Jehová dijo a Satanás: ¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal? ¡Todavía mantiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa!” Uno podría pensar que eso hubiera acabado con la controversia, pero no se puede ganar la discusión con Satanás aunque se tenga el argumento apropiado. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida. Pero extiende tu mano, toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: Él está en tus manos; pero guarda su vida”.EPE 60.1
La integridad de Job
Y ustedes recuerdan la experiencia de Job después de esto, cómo su esposa lo instó a maldecir a Dios y morir. Pero él no cedía. “Aunque él me mate”, dijo, “en él esperaré” [Job 13:15]. “Vive Dios, que ha quitado mi derecho, el Omnipotente, que ha amargado mi alma, que todo el tiempo que mi alma esté en mí y que haya hálito de Dios en mis narices, mis labios no hablarán iniquidad ni mi lengua pronunciará mentira. ¡Nunca acontezca que yo os dé la razón! ¡Hasta la muerte mantendré mi integridad!” (Job 27:2-5).EPE 60.2
La lección.
¿Y qué significa esto? Aquí había una demostración, —no solo para los pocos que podrían saber del caso de Job, ni meramente para todos los que leyeran de su experiencia, sino delante de todo el universo—, de que el poder del amor de Dios era suficiente para mantener a un hombre en su integridad. Aunque sus posesiones, sus hijos, todo había desaparecido, sin embargo, el amor que Dios tenía para él, y el amor que había surgido en su corazón hacia Dios, fueron suficientes para sostenerlo, de modo que dijo: “No renunciaré a mi lealtad aunque muera”. Job estaba expresando ante el universo cuánto poder hay en el amor de Dios.EPE 61.1
Muchas veces experimentamos cosas que no entendemos ni podemos entender. ¿Por qué esta aflicción? ¿Por qué esta pérdida? ¿Por qué esta dificultad? ¿No ve que Job estaba ante el universo como un hombre en quien se podía confiar que revelaría el poder del amor de Dios para sostenerlo firme en su confianza, demostrando que hay poder suficiente en el amor de Dios para afrontar la prueba?EPE 61.2
¿Se preguntaron alguna vez por qué un hombre como Juan el Bautista tuvo que terminar su vida como ocurrió? Un gran profeta, y no obstante terminó su vida encerrado en una cárcel. Le cortaron la cabeza y su cuerpo decapitado fue enterrado por sus discípulos, y “fueron a dar la noticia a Jesús” [Mateo 14:12]. ¿Qué significó eso para Jesús? Significó para él y para todo el universo expectante: Aquí hay un hombre fiel hasta la muerte. “¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!” [Apocalipsis 2:10]. Las páginas de la historia están llenas de ejemplos como éste. Los mártires de todas las épocas han testificado del poder del amor de Dios. Y recuerden que los mártires pueden encontrarse en hogares muy humildes. No siempre los actos más heroicos se realizan en los palacios más nobles. Dios y su universo contemplan y ven estos testigos de su amor, ven que no se apartan de su integridad por los engaños y maquinaciones de Satanás, sino que son fieles hasta la muerte.EPE 61.3
El don de Cristo desmiente las acusaciones de Satanás.
En la experiencia de Cristo mismo sobre esta tierra tenemos un ejemplo de la operación del plan de gobierno de Dios. La acusación de Satanás planteada en el principio fue que Dios era arbitrario, decidido a salirse con la suya, que él no amaba a nadie. Y cuando Satanás hubo separado al hombre del camino de la verdad, y lo mantenía en esclavitud, no obstante, “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. Y por el don de su Hijo, Dios probó que había amor en su gobierno, y que por amor deseó que fuera hecha su voluntad. En el amor que tenía hacia sus seres creados, él dio a su Hijo unigénito para hacer posible que su voluntad fuera hecha sobre la tierra. Cristo vino a esta tierra para realizar este plan, que el hombre fuera leal a Dios si así elegía.EPE 61.4
Entonces, ustedes ven que la venida de Cristo fueEPE 62.1
La culminación de la controversia
entre él y Satanás. Si Satanás podía de alguna manera desviar a Cristo, el segundo Adán, el representante de la raza humana que comenzaba de nuevo; si él podía de alguna manera vencerlo, triunfaría y establecería su reino aquí. Así que sobre Cristo se dirigieron todas las tentaciones posibles, y todo el poder de malignidad que había actuado en Satanás por miles de años. Y para realizar su propósito siguió a Cristo a cada paso del camino, desde el pesebre hasta la cruz. Estaba decidido a que Cristo no permaneciera leal a Dios mientras estuviera en su terreno. Cuando llegó a la experiencia de la cruz de Cristo, Satanás instigó en los hombres toda la malignidad que pudo idear. Los instó a vencer la naturaleza humana [de Cristo], para que se desviara del sendero de la lealtad. Intentó sobornarlo. “Reconoce mi derecho a los reinos de la tierra”, dijo, “y te daré todos estos reinos”. Pero eso Cristo no podía hacerlo; porque se trataba del centro mismo de la controversia.EPE 62.2
Llegamos a la culminación de la lucha en ocasión de la muerte de Cristo. La acusación de Satanás había sido que el gobierno de Dios era arbitrario y duro, y que él daría a sus súbditos un gobierno mejor. El universo siguió mirando para ver cómo lo realizaba. La maldición de la desobediencia descansaba sobre la tierra, pero Cristo vino para redimirla, “haciéndose maldición por nosotros” [Gálatas 3:13]. Satanás había instigado a los judíos hasta que le quitaron la vida, y así Satanás llegó a ser el asesino del Hijo de Dios. Por su don al mundo Dios mostró que él deseaba que su voluntad —la ley de amor y obediencia filial— fuera cumplida en la tierra como en el cielo, y a fin de hacer esto posible estaba dispuesto a dar su Hijo unigénito para que muriera. Satanás mostró que él quería tanto salirse con la suya que estaba dispuesto a llegar a ser el asesino del Hijo de Dios. Todo esto se actuó delante del universo, ¿y cómo lo afectó?EPE 62.3
El gobierno de Dios vindicado ante el universo.
“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado… Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:20-32). Y Jesucristo, levantado entre el cielo y la tierra sobre la cruz, atrajo tanto al cielo como a la tierra a sí. Por medio de la muerte él destruyó a aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo. No es frecuente que un rey obtenga su reino por morir, pero Jesucristo ganó, tanto su reino como a sus súbditos, al morir, y el destruyó con la muerte a su enemigo.EPE 63.1
La cruz selló la suerte de Satanás.
“Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Cuando fue levantado sobre la cruz, y cuando dijo: “Consumado es”, y dio el espíritu, todo el cielo escuchó; y dondequiera por todo el universo que existían todavía en las mentes pensamientos de rebelión y una simpatía persistente hacia Satanás, esa escena sobre la cruz les mostró que el gobierno de Satanás significaba que nada se interpondría en su camino, y que para cumplir su propósito estaba incluso dispuesto a asesinar al Hijo de Dios. De este modo fueron atraídos a Dios por su gran amor. Entonces la suerte de Satanás quedó sellada; fue expulsado, y se demostró que Dios es amor, que él gobernaba por el poder del amor.EPE 63.2
Pensamientos finales
¿Y creen ustedes que, si Satanás no vaciló en quitar la vida al Hijo de Dios, que él vacilaría en quitarles a ustedes la vida? ¿Creen ahora que su plan de gobierno es mejor? ¿No ven que se trata de lealtad a Dios o a Satanás? ¿Ven ahora que tenemos que ponernos, ya sea bajo el liderazgo de Satanás y pelear contra Cristo, o bajo el liderazgo de Cristo y pelear contra Satanás? ¿De qué lado está usted? ¿Qué lado elegirán ustedes esta noche? “¡Hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres!” [1 Corintios 4:9]. ¿En cuál de las listas está anotado su nombre? ¿Está usted registrado para luchar bajo el estandarte manchado de sangre del Cordero, como un súbdito leal de Dios; o para luchar bajo el estandarte negro de Satanás contra el gobierno de Dios? Esta cuestión de los dos reinos continuará hasta que Cristo venga por segunda vez para tomar su reino. Ahora estamos muy cerca del fin. Todo lo que tenemos que hacer es leer la Escritura y las señales de los tiempos para saber que está cerca. Se necesita muy poca discusión para mostrar a cualquiera que quiera leer la Escritura y las señales de los tiempos que el día del Señor está muy cercano y se apresura grandemente. La controversia está en su culminación. Se está ejerciendo tremendo poder para retener súbditos en el reino de Satanás. Él está trayendo sobre la gente toda clase de diseños para mantenerlos en las cadenas del pecado; para alejar sus mentes de la comprensión de que la venida de Cristo está cerca, y llenarlos con placeres y egoísmo. Pero Cristo está actuando sobre la tierra, y está hoy seleccionando a aquellos que serán leales a él. ¿Y qué significa ser leales a él? SignificaEPE 64.1
Obedecer las leyes del reino.
Cristo ha proclamado las condiciones para ser miembros de su reino. Ha enviado a sus siervos por todo el mundo diciendo: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19, 20). Hoy están predicando que la venida de su reino está cerca; y están reuniendo a aquellos que serán leales a Dios.EPE 64.2
Cuesta algo ser leales ahora a Dios. Le costó algo a Job; pero hay poder en el amor de Jesucristo que debemos retener; hay algo en su amor que satisfará a toda alma anhelante, y saciará a todos los que van a él. El llamado es ahora, “Salid de en medio de ellos, y estén separados”.EPE 64.3
Los dos reinos no pueden unirse. Y sin embargo, parece haber habido una tendencia de tratar de hacer que estén juntos. No puede hacerse. Son perfectamente opuestos entre sí; la luz y las tinieblas no se pueden mezclar. El amor y el odio son características opuestas, y no se mezclarán. En la crucifixión, la cruz de Cristo hizo una separación entre el arrepentido y el no arrepentido, y hoy hace esa misma división. Y Dios está enviando ahoraEPE 65.1
Un mensaje especial
de lealtad a su ley. Él llama ahora a todo aquel que quiera, a entregarse para obedecer las leyes de su reino; y más que eso, él ha levantado en esta última generación una señal maravillosa de lealtad. Hay un llamado especial a esa porción de su ley que ha sido apartada. “Santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios” (Eze. 20:20). En esta generación el Señor ha levantado su sábado como una señal especial de que él creó los cielos y la tierra por medio de Jesucristo. “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1:1-3).
El sábado fue establecido como una señal especial de lealtad a Dios, de obediencia a sus leyes, y de nuestra creencia en el poder creador y en la divinidad de Jesucristo nuestro Señor. ¿Lo elegiremos a él como nuestro Señor, y saldremos del reino de tinieblas al reino de luz? Él viene pronto, y cuando venga, aquellos que tengan derecho a reinar, reinarán. Él ha redimido la tierra, y él salvará cuando venga a cada uno que ha sido obediente a sus leyes y se ha identificado con Cristo como líder.EPE 65.2
“Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tenía muchas diademas y tenía escrito un nombre que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. Los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, lo seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:11-16). ¿Es él nuestro Rey y nuestro Señor? Los que lo reconozcan ahora como Rey de reyes y Señor de señores, estarán preparados, cuando se revele, y dirán: “¡He aquí, este es nuestro Dios! Le hemos esperado y nos salvará.EPE 65.3
¡Este es Jehová, a quien hemos esperado! Nos gozaremos, y nos alegraremos en su salvación” (Isaías 25:9).EPE 66.1