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    Las Instituciones De Salud

    10. Objetivos Y Detalles Operativos

    1. Establecer instituciones de salud para tratar a las personas de manera diferente. El Señor me dio, hace años, luz especial acerca del establecimiento de una institución donde los enfermos pudiesen ser tratados de manera completamente diferente de las seguidas en cualquier otra institución de nuestro mundo. Debía fundarse y dirigirse según los principios bíblicos, como instrumento del Señor, y debía ser en sus manos uno de los agentes más eficaces para dar luz al mundo. El propósito de Dios era que se destacase en capacidad científica, poder moral y espiritual, como fiel centinela de la reforma en todos sus aspectos. Todos los que desempeñaran una parte en ella debían ser re-formadores, que respetasen sus principios y prestasen atención a la luz de la reforma pro salud, que resplandece sobre nosotros como pueblo.CMM 149.1

    Dios quiso que la institución que se estableciera se destacase como faro de luz, amonestación y reproche. Quería probar al mundo que una institución guiada por principios religiosos y que ofrecía asilo a los en-fermos podía sostenerse sin sacrificar su carácter peculiar y santo; que podía ser mantenida exenta de toda fase censurable hallada en otras instituciones dedicadas a la recuperación de la salud. Había de ser un instrumento para producir grandes reformas.CMM 149.2

    El Señor reveló que la prosperidad del sanatorio no debía depender solo del conocimiento y la habilidad de sus médicos, sino del favor de Dios. Debía ser reconocido como institución donde se consideraba a Dios como Monarca del universo, una institución que estaba bajo su vigilancia especial. Sus directores debían dar a Dios el primer lugar, el último y el mejor en todo. En esto debía consistir su fuerza. Si se la dirigía de una manera que Dios pudiese aprobar, tendría gran éxito, se destacaría por estar más adelantada que todas las instituciones semejantes que hubiera en el mundo. Se le concederían privilegios superiores, mucha luz y conocimiento. De acuerdo con la luz recibida sería la responsabilidad de aquellos a quienes fuese confiada la dirección de la institución.CMM 149.3

    A medida que nuestra obra se ha extendido y se han multiplicado las instituciones, ha continuado siendo el mismo el propósito que Dios tuvo al establecerlas. No han cambiado las condiciones impuestas para que prosperaran.CMM 150.1

    La familia humana está sufriendo por causa de la transgresión de las leyes de Dios. El Señor desea que los hombres sean inducidos a comprender la causa de sus padecimientos y la única manera de hallar alivio. Desea hacerles ver que el bienestar físico, mental y moral depende de la obediencia a su ley y se propone que nuestras instituciones sean lecciones objetivas de los resultados de la obediencia a los buenos principios.CMM 150.2

    En la preparación de un pueblo para la segunda venida del Señor, se ha de realizar una gran obra por medio de la promulgación de los principios favorables a la salud. Debe instruirse a la gente acerca de las necesidades del organismo físico y el valor de la vida sana según se enseña en las Escrituras, a fin de que los cuerpos que Dios creó puedan serle presentados como sacrificios vivos, idóneos para rendirle un servicio aceptable. Hay una gran obra que hacer en favor de la humanidad doliente en cuanto a aliviar sus sufrimientos por el empleo de los agentes naturales que Dios ha provisto, y en cuanto a enseñarle a evitar las enfermedades por el control de los apetitos y las pasiones. Debe enseñarse a la gente que la transgresión de las leyes de la naturaleza es transgresión de las leyes de Dios. Tanto en las cosas físicas como en las espirituales, debe enseñársele la verdad de que “el temor de Jehová es para vida” (Prov. 19:23). “Si quieres entrar en la vida-dijo Cristo-, guarda los mandamientos” (Mat. 19:17). Cuida de vivir mi ley “como las niñas de tus ojos” (Prov. 7:2). Cuando se obedecen las órdenes de Dios, son “vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo” (Prov. 4:22).CMM 150.3

    Nuestros sanatorios han de ser una fuerza educativa para enseñar a la gente estas cosas. Aquellos que reciben instrucción pueden, a su vez, impartir a otros el conocimiento de los principios que devuelven la salud y la conservan. Así deben ser nuestros sanatorios instrumentos para alcanzar a la gente, agentes que les muestren el mal que produce el desprecio de las leyes de la vida y la salud, y que les enseñen a mantener el cuerpo en la mejor condición. Deben establecerse sanatorios en diferentes países, donde trabajan nuestros misioneros, para que sean centros desde los cuales se lleve a cabo una obra de sanidad, restauración y educación.CMM 151.1

    Debemos trabajar tanto por la salud del cuerpo como por la salvación del alma. Nuestra misión es la misma que la de nuestro Maestro, de quien está escrito que anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos de Satanás. Acerca de su propia obra, él dice: “El espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos”. “Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Isa. 61:1; Luc. 4:18). Mientras sigamos el ejemplo de Cristo en el trabajo para beneficiar a los demás, despertaremos su interés en el Dios a quien amamos y servimos.CMM 151.2

    Nuestros sanatorios han de ser, en todos sus departamentos, mo-numentos para Dios, instrumentos suyos para sembrar las semillas de la verdad en los corazones humanos. Lo lograrán si son debidamente dirigidos.CMM 151.3

    En nuestras instituciones médicas, debe darse a conocer la verdad viviente de Dios. Muchas de las personas que llegan a ellas tienen hambre y sed de verdad, y cuando les es presentada correctamente la reciben con alegría. Nuestros sanatorios han sido el medio de enaltecer la verdad para este tiempo y presentarla a millares de personas. La influencia religiosa que reina en esas instituciones inspira confianza a los huéspedes. La seguridad de que el Señor preside allí y las muchas oraciones ofrecidas en favor de los enfermos hacen una impresión en su corazón. Muchos que nunca pensaban antes en el valor del alma quedan convencidos por el Espíritu de Dios, y no pocos son inducidos a cambiar todo el curso de su vida. En muchos que estaban satisfechos de sí mismos, que pensaban que su norma de carácter era suficiente y no habían sentido la necesidad de la justicia de Cristo, se harán impresiones que nunca se borrarán. Cuando llegue la prueba futura, cuando sean iluminados, no pocos de estos se unirán con el pueblo remanente de Dios.CMM 151.4

    Dios es honrado por instituciones dirigidas de esta manera. En su misericordia, ha hecho de los sanatorios un poder tal para el alivio de los sufrimientos físicos que millares han sido atraídos a ellos para ser curados de sus enfermedades. Y, en muchos, la sanidad física va acompañada de la curación del alma. Reciben del Salvador el perdón de sus pecados. Reciben la gracia de Cristo, y se identifican con él, con sus intereses y su honor. Muchos salen de nuestros sanatorios con corazones nuevos. El cambio es decidido. Volviendo a sus hogares, son como luces en el mundo. El Señor los hace testigos suyos. Su testimonio es: “He visto su grandeza, he probado su bondad. ‘Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma’ (Sal. 66:16)”.CMM 152.1

    Así, por medio de la mano que prospera de nuestro Dios sobre ellos, nuestros sanatorios han sido el medio de lograr mucho bien. Y han de elevarse aún más alto. Dios obrará con el pueblo que lo honre.CMM 152.2

    Maravillosa es la obra que Dios quiere realizar por medio de sus siervos, a fin de que su nombre sea glorificado. Dios hizo de José una fuente de vida para la nación egipcia. Por medio de José, le conservó la vida a todo el pueblo. Por medio de Daniel, Dios salvó la vida de todos los sabios de Babilonia. Y estas liberaciones fueron lecciones objetivas; ilustraron ante el pueblo las bendiciones espirituales que le eran ofrecidas por la relación con el Dios a quien adoraban José y Daniel. Así también desea Dios impartir hoy, por medio de su pueblo, bendiciones al mundo.CMM 152.3

    Cada obrero en cuyo corazón habita Cristo, todo aquel que quiere revelar su amor al mundo, es colaborador con Dios para beneficiar a la humanidad. Mientras recibe del Salvador gracia para impartirla a otros, fluye de su ser entero la oleada de vida espiritual. Cristo vino como el gran Médico, para sanar las heridas que el pecado había hecho en la familia humana, y su Espíritu, obrando por medio de sus siervos, imparte a los enfermos del pecado, a los dolientes seres humanos, un intenso poder curativo, eficaz para el cuerpo y el alma. “En aquel tiempo -dice la Escriturahabrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia” (Zac. 13:1). Las aguas de este manantial sanarán las debilidades físicas y espirituales (Joyas de los testimonios , t. 2, pp. 480-485).CMM 152.4

    2. Sanatorios como centros de evangelización. En muchos lugares hay almas que aún no han oído el mensaje. Por consiguiente, la obra médica misionera debe ser proseguida con más celo que nunca antes. Esta obra es la puerta por la cual la verdad debe entrar en las grandes ciudades, y se deben establecer sanatorios en diferentes lugares.CMM 153.1

    La obra que realizan los sanatorios es uno de los medios más efica-ces para alcanzar a todas las clases sociales. Nuestros sanatorios son el brazo derecho del evangelio; abren los caminos por los cuales la buena nueva de la sanidad mediante Cristo puede alcanzar a la humanidad doliente. En esas instituciones, los enfermos pueden aprender a enco-mendar sus casos al gran Médico, el cual cooperará con sus fervientes esfuerzos para recuperar la salud, trayéndoles la curación del alma así como la del cuerpo.CMM 153.2

    Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha enco-mendado que continuemos la obra médica misionera que él empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en este sentido. De-ben establecerse instituciones donde los enfermos, hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de drogas[...]CMM 153.3

    Nuestros sanatorios deben ser escuelas donde se dé enseñanza en los ramos médico-misioneros. Deben dar a las almas heridas por el pecado las hojas del árbol de vida, las cuales les devolverán la paz, la esperanza y la fe en Jesucristo [...]CMM 153.4

    La verdadera obra médico-misionera debe estar representada en cada ciudad importante. Pregunten ahora muchos: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hech. 9:6). Es propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la potencia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante, guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas las ocasiones para extender la obra de Dios[...]CMM 153.5

    Algunos médicos, por haber estado relacionados con nuestros sana-torios, encuentran ventajoso establecerse en la proximidad de nuestras instituciones; cierran los ojos para no ver el vasto campo descuidado, inculto, donde un trabajo desinteresado reportaría bendiciones a mu-chos. Los misioneros médicos pueden ejercer una influencia ennoblecedora y santificadora. Los que no lo hacen abusan de sus facultades; el Señor repudia su trabajo (Joyas de los testimonios , t. 3, pp. 366-368).CMM 154.1

    3. Las instituciones no deben ser dirigidas por hombres que mezclan lo sagrado con lo profano. Me ha sido presentado repetidamente que todas nuestras instituciones debieran ser administradas por hombres con mentalidad espiritual, y que no intercalen sus propias ideas y sus propios planes defectuosos en su gestión. Esta obra no debiera ser dejada a hombres que mezclen lo sagrado con lo común y que consideren que la obra de Dios está casi al mismo nivel de las cosas terrenales, y que se administra casi de la misma forma en que ellos tienen la costumbre de administrar sus asuntos temporales. Hasta que los que están relacionados con nuestras instituciones tengan amplitud de mente y puedan hacer planes en armonía con el crecimiento de la obra y con su carácter elevado, la tendencia será restringir todo emprendimiento, y Dios será deshonrado. ¡Ah, que todos los que carguen con respons-abilidades en relación con la causa de Dios se eleven a una atmósfera más alta y santa, donde debiera estar todo verdadero cristiano! Si así lo hicieran, entonces ellos y la obra que representan serán elevados y vestidos con dignidad sagrada, e infundirán respeto entre todos los que se relacionan con la obra (Testimonies for the Church, t. 5, p. 550).CMM 154.2

    4. No ocultar nuestros principios. Me fue dicho que usted y sus colaboradores corrían peligro de ocultar los principios de nuestra fe a fin de obtener mayor patrocinio. Cada cosa mínima en este sentido, en lugar de ampliar la influencia de la verdad, entorpecerá su avance. [...]CMM 154.3

    Dios debe ser reconocido y honrado por el pueblo que se autodenomina adventista del séptimo día. En el pasado, para honrar a Dios, la verdad ha sido proclamada con poder convincente por los médicos y los auxiliares de nuestros sanatorios. Dios no aceptará menos de ustedes, sino que esperará mucho más. Usted y sus colegas deben trabajar con fe y firmeza para prevenir la decadencia y garantizar el progreso. No debe haber ningún estrechamiento de la obra, ningún ocultamiento de la verdad; debe haber un ensanchamiento de la base de operaciones. Se deben preparar muchas instalaciones en diferentes lugares. Se necesita más celo, más fe, más influencia, de obreros briosos y más activos.CMM 154.4

    Recuerde que está trabajando para el tiempo y la eternidad. Los ángeles celestiales están comisionados para cooperar con sus esfuerzos en la conquista de las almas. Debieran hacerse esfuerzos más concienzudos para establecer la verdad en varias localidades. Y no debe haber encubrimiento de ninguna fase de nuestro mensaje. La verdad para este tiempo debe ser dada a las almas que están a punto de perecer. Los que de alguna forma oculten la verdad deshonran a Dios. La sangre de las almas será derramada sobre sus vestiduras (Testimonies for the Church , t. 8, pp. 154, 155).CMM 155.1

    5. Espíritu de sacrificio . Debería considerarse con mucho cuidado el espíritu que predomina en las instituciones del Señor. Estas institu-ciones fueron fundadas con abnegación, y han ido creciendo mediante los dones abnegados del pueblo de Dios y el trabajo dedicado de sus siervos. Todo lo que se relaciona con el servicio de las instituciones debería llevar la aprobación del cielo. Debería cultivarse y estimularse un sentido de la santidad de las instituciones de Dios. Los obreros deberían humillar sus corazones delante del Señor, y reconocer su so-beranía. Todos deben vivir de acuerdo con los principios de la abnega-ción. Cuando el obrero genuino y abnegado, con su lámpara espiritual bien acondicionada y ardiendo, se esfuerza desinteresadamente por promover los intereses de la institución en la cual trabaja, tendrá una experiencia valiosa, y estará en condiciones de decir: “Verdaderamente el Señor está en este lugar”. Sentirá que lo asiste un gran privilegio al permitírsele proporcionar a la institución del Señor su habilidad, sus servicios y su vigilancia incansable (Mensajes selectos, t. 2, p. 201).CMM 155.2

    6. La economía en marcha. La economía en el empleo de los re-cursos financieros es un ramo excelente de la sabiduría cristiana. Este asunto no es considerado suficientemente por los que ocupan posicio-nes de responsabilidad en nuestras instituciones. El dinero es un don excelente de Dios. En las manos de sus hijos es alimento para los ham-brientos, bebida para los sedientos y vestido para los desnudos; es una defensa para los oprimidos y un medio de dar salud a los enfermos. Los recursos financieros no debieran gastarse innecesariamente ni en forma extravagante para la gratificación del orgullo o la ambición.CMM 156.1

    7. El principio debe controlar. Con el fin de satisfacer las necesidades reales de la gente, los graves motivos de los principios religiosos deben constituir un poder controlador. Cuando los cristianos y los mundanos se reúnen, el elemento cristiano no debe asimilarse con el no santificado. El contraste entre ambos debe mantenerse agudo y positivo. Son siervos de dos señores. Una clase se esfuerza por mantener una actitud humilde y de obediencia a los requerimientos de Dios, en el sendero de la sencillez, de la mansedumbre y la humildad, imitando al Modelo, Cristo Jesús. La otra clase se encuentra en oposición en todo sentido a la primera. Son siervos del mundo, y sienten el anhelo y la ambición de seguir sus modas en la forma de vestir extravagante y en la gratificación del apetito. Este es el campo en el que Cristo ha dado su obra específica a los que trabajan en el sanatorio. No debemos acortar la distancia entre nosotros y los que tienen una orientación mundana aceptando sus normas, descendiendo de la senda elevada abierta para los rescatados por el Señor para que anden por ella. Pero los encantos de la vida cristiana, los principios practicados en nuestro trabajo diario, el control sobre el apetito sometido a la razón, la sencillez en el vestir y la conversación santificada serán una luz que brillará continuamente en el camino de los que practican hábitos equivocados...CMM 156.2

    Todos los que se relacionan con nuestras instituciones debieran ejercer un cuidado celoso para que nada se desperdicie, aunque el asun-to no tenga que ver directamente con el trabajo que se les ha asignado. Todos pueden contribuir en algo a la economía. Todos debieran realizar su trabajo, no para ganar la alabanza de los hombres, sino para que soporte el escrutinio de Dios (Consejos sobre la salud, pp. 277, 278).CMM 156.3

    8. Una capilla en el sanatorio. El sanatorio de Battle Creek es un vasto campo misionero. Dios se ha estado moviendo sobre las almas para que busquen alivio del sufrimiento físico en esta institución. Requiere que todo lo relacionado con él esté de manera tal que él pueda aprobarlo.CMM 157.1

    Se complacería si se construyera una capilla en conexión con el sanatorio, para que los que visitan la institución puedan tener una oportunidad de escuchar por sí mismos la verdad tal como es en Jesús. Se les debe presentar el precioso evangelio, no con un estilo poco convincente y atenuado, sino en tonos contundentes y cálidos. Cuando salte a la vista que se necesita piedad para la salvación, aparecerán las peculiaridades de nuestra fe, distinguiéndonos del mundo. Pero no debemos dar diatribas en contra de las doctrinas sustentadas por otros. En nuestra asociación con las personas mundanas, debemos recomendar nuestra fe al vivir los principios del cristianismo con auténtica modestia (Testimonies for the Church , t. 8, pp. 155, 156).CMM 157.2

    9. No bajo el control de los médicos . La obra espiritual de nues-tros sanatorios no debiera ponerse bajo el control de los médicos. Esta obra requiere reflexión y tacto, y un amplio conocimiento de la Biblia. Debiera buscarse, para nuestros sanatorios, a pastores que posean estas calificaciones. Debieran elevar la norma de la temperancia desde un punto de vista cristiano y demostrar que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y hacer comprender a la gente la responsabilidad que tienen, como posesión adquirida por Dios, de convertir la mente y el cuerpo en un templo santo, adecuado para la morada del Espíritu Santo (Consejos sobre la salud, pp. 290, 291).CMM 157.3

    10. Los obreros de la salud deben estudiar la Biblia. Si los estudiantes de medicina estudian la Palabra de Dios diligentemente, quedarán mucho mejor preparados para comprender sus otros deberes; porque el ferviente estudio de la Palabra de Dios nos ilumina siempre. Entiendan nuestros obreros médico-misioneros que cuanto mejor conozcan a Dios, a Cristo y la historia bíblica, tanto mejor preparados estarán para hacer su obra[...]CMM 157.4

    11. Aceptar incrédulos en nuestras escuelas de medicina . Si los incrédulos desean unirse a sus clases para la preparación de médicos misioneros, y les parece que no ejercerán una influencia que desvíe de la verdad a los otros estudiantes, denles la oportunidad. Puede ser que de entre ellos salgan nuestros mejores misioneros. Nunca han oído la verdad; y, al verse colocados donde estén rodeados por una influencia que revele el Espíritu del Maestro, algunos serán ganados para la ver-dad. En las clases que se dicten no debe ocultarse un solo principio de la verdad bíblica. Si el admitir en sus clases a los que no son de su fe los indujese a omitir grandes temas concernientes al bien presente y eterno de ustedes, es decir, temas que deben recordarse siempre, no admitan a los tales estudiantes. En ningún caso se han de sacrificar los principios ni se han de ocultar las características peculiares de nuestra fe para añadir a nuestras clases estudiantes que no comparten esa fe (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 235).CMM 158.1

    12. Fundar clínicas sencillas . Pueden iniciarse en todos los lugares destacados donde se llevan a cabo los congresos. Los comienzos pueden ser pequeños, y se pueden realizar ampliaciones a medida que las circunstancias lo exijan. Hay que calcular el costo de toda empresa, para estar seguros de que será posible completarla. Debe sacarse la me-nor cantidad posible de dinero de la tesorería. Se necesitan hombres de fe y de habilidad financiera para hacer los planes económicos. Nuestros sanatorios deben levantarse con un empleo limitado de medios finan-cieros. Con frecuencia es posible adquirir a bajo costo edificios en los cuales comenzar la obra (Consejos sobre la salud, pp. 466, 467).CMM 158.2

    13. Deber para con los pobres. Los administradores del sanatorio no debieran estar gobernados por los principios que controlan otras instituciones de esta clase, en las cuales los dirigentes, actuando por conveniencia, demasiado a menudo tratan con deferencia a los ricos mientras que descuidan a los pobres. Los pobres, con frecuencia, tienen gran necesidad de simpatía y consejo, lo cual no siempre reciben, aunque desde el punto de vista del valor moral pueden estar mucho más alto en la estima de Dios que los más ricos[...]CMM 158.3

    Los médicos y sus colaboradores en ningún caso debieran descui-dar a esta clase, porque al hacerlo pueden descuidar a Cristo en la per-sona de sus santos.CMM 159.1

    14. Responsabilidad de la iglesia. Nuestro sanatorio fue levan-tado para beneficiar a la humanidad doliente, tanto a los ricos como a los pobres, en todo el mundo. Muchas de nuestras iglesias tienen muy poco interés en esta institución, a pesar de que cuentan con evidencia suficiente de que es uno de los instrumentos designados por Dios para llevar a hombres y mujeres bajo la influencia de la verdad, y para salvar a muchas almas. Las iglesias que tienen pobres en su congregación no debieran descuidar su mayordomía y arrojar la carga de los pobres y los enfermos sobre el sanatorio. Todos los miembros de las diversas iglesias son responsables delante de Dios por los afligidos. Debieran llevar sus propias cargas. Si tienen enfermos entre ellos, que desean que reciban el beneficio de algún tratamiento, debieran enviarlos al sanatorio si eso es posible. Al hacerlo, no solo utilizarán la institución que Dios ha establecido, sino también ayudarán a los que necesitan ayuda y se preocuparán de los pobres en la forma que Dios requiere (Consejos sobre la salud , pp. 225-227).CMM 159.2

    15. Las casas de salud como refugio para los obreros . Nuestros sanatorios deben ser un refugio para los tales, y para todos nuestros cansados obreros que necesitan reposo. Deben proveérseles piezas donde puedan tener un cambio y descanso, sin una continua ansiedad acerca de cómo harán frente a los gastos. Cuando los discípulos esta-ban cansados de trabajar, Cristo les dijo: “Venid vosotros aparte[...] y descansad un poco” (Mar. 6:31). Él quiere que se hagan arreglos por los cuales sus siervos tengan ahora oportunidad de descansar y recupe-rar las fuerzas. Nuestros sanatorios han de estar abiertos para nuestros ministros que, trabajando fuertemente, han hecho cuanto estaba en su poder con el objeto de conseguir fondos para la erección y el sostén de estas instituciones; y, en cualquier momento en que necesiten las ventajas en ellas ofrecidas, debe hacérseles sentir que están en su casa.CMM 159.3

    En ninguna ocasión debe cobrarse a estos obreros un precio elevado por su pensión y los tratamientos, ni tampoco debe considerár-selos como mendigos, ni de ninguna manera deben hacerlos sentirse así aquellos cuya hospitalidad reciben. El manifestar generosidad en el empleo de las facultades que Dios proveyó para sus siervos cansados y recargados de trabajo es, ante sus ojos, una verdadera obra misionera médica. Los obreros de Dios están ligados a él y, cuando se los recibe, debe tenerse presente que se recibe a Cristo en la persona de sus mensajeros. Esto es lo que él requiere, y se lo deshonra y desagrada cuando se los trata con indiferencia, o de una manera ruin y egoísta. La bendición de Dios no acompañará el trato mezquino al que se someta a cualquiera de sus escogidos.CMM 159.4

    Entre la fraternidad médica no ha habido siempre agudeza de per-cepción para discernir esos asuntos. Algunos no los han considerado como debieran. Quiera el Señor santificar la percepción de los que es-tán a cargo de nuestras instituciones, para que sepan quiénes deben recibir verdadera simpatía y cuidado. Aquel ramo de la causa por el cual estos agobiados obreros trabajaron debe demostrar aprecio por su labor ayudándolos en su necesidad, compartiendo con el sanatorio la carga de los gastos. La situación de algunos obreros les permite ahorrar un poco de su salario; y deben hacerlo, si pueden, para hacer frente a alguna emergencia; sin embargo, aun estos debieran ser recibidos como una bendición en el sanatorio.CMM 160.1

    Pero, la mayoría de nuestros obreros tiene que hacer frente a mu-chas y grandes obligaciones. A cada paso, cuando se necesitan recur-sos, se les pide que hagan algo, que encabecen a la gente, a fin de que la influencia de su ejemplo estimule a otros a ser generosos para que la causa de Dios progrese. Sienten tan intenso deseo de implantar el estandarte en nuevos campos que muchos aun piden dinero prestado para ayudar en diversas empresas. No han dado de mala gana, sino que siempre les pareció un privilegio trabajar para el adelantamiento de la verdad. Respondiendo así a los pedidos de recursos, se han quedado muchas veces con muy poco sobrante.CMM 160.2

    El Señor ha llevado cuenta exacta de su generosidad para con la causa. Él sabe cuán buena obra han hecho, una obra de la cual los obreros más jóvenes no tienen idea. Él ha conocido todas las privaciones y la abnegación que se han impuesto. Ha notado todas las circunstancias de estos casos. Está todo escrito en los libros. Estos obreros son, ante el mundo, ante los ángeles y los hombres, un espectáculo y una lección objetiva para probar la sinceridad de nuestros principios religiosos. El Señor quiere que nuestro pueblo entienda que los primeros obreros de esta causa merecen todo lo que nuestras instituciones puedan hacer para ellos. Dios nos pide que comprendamos que los que envejecieron en su servicio merecen nuestro amor, nuestro honor, nuestro más profundo respeto (Obreros evangélicos, pp. 443-445).CMM 160.3

    16. Principios en cuanto a la remuneración de los obreros . Los que aman de corazón la obra de Dios deben comprender que no trabajan para sí mismos ni por el salario reducido que pueden percibir, y que Dios puede hacer rendir mucho más de lo que piensan lo poco que reciben. Les proporcionará satisfacción y bendición mientras trabajan abnegadamente. Y bendecirá a cada uno de nosotros cuando trabajemos con la humildad de Cristo. Cuando veo que algunos buscan salarios más elevados, me digo: “Están perdiendo una bendición preciosa”. Sé que esto constituye un hecho. Lo he visto concretarse una vez tras otra.CMM 161.1

    Ahora, hermanos, animémonos y hagamos lo mejor de nuestra par-te, sin pedir salarios más elevados, a menos que nos resulte imposible llevar a cabo el trabajo que se nos ha confiado sin recibir una entrada mayor; pero, aun en este caso, permitan que otros, además de ustedes, vean esta necesidad, porque Dios los hace comprensivos, y ellos pro-nunciarán un dictamen que tendrá más influencia que si nosotros ha-blásemos mil palabras. Y lo que ellos dictaminen nos colocará en una posición decorosa delante del pueblo. El Señor es nuestro ayudador y nuestro Dios, nuestra vanguardia y nuestra retaguardia.CMM 161.2

    Cuando nos pongamos en la debida relación con Dios, tendremos éxito dondequiera que vayamos; y lo que deseamos es tener éxito y no dinero: una vida de éxito, y Dios nos la dará porque él sabe todo lo re-lacionado con nuestra abnegación. Conoce cada sacrificio que hemos realizado. Ustedes pueden pensar que su abnegación carece de impor-tancia, que deberían recibir más consideración, y así sucesivamente. Pero tiene importancia delante del Señor. Se me ha mostrado repetidamente que cuando las personas comienzan a buscar salarios cada vez más elevados, en su experiencia ocurre algo que los coloca en una posición donde ya no se encuentran en terreno ventajoso. Pero, cuan-do aceptan un sueldo que pone de manifiesto su abnegación, el Señor ve su renunciamiento personal, y les proporciona éxito y victoria. Esto mismo me ha sido presentado en repetidas ocasiones. El Señor, que ve en secreto, recompensará públicamente cada sacrificio que sus siervos leales hayan estado dispuestos a realizar[...]CMM 161.3

    Nuestra relación con la obra de Dios no debe considerarse desde el punto de vista mercenario: según la estimación del hombre, tanto tra-bajo hecho, tanto pago recibido. Cometen un gran error los que supo-nen que sus servicios son inapreciables. Si se comprendiera que Dios es fiel a su Palabra, habría un gran cambio en la valoración del trabajo hecho para el Maestro[...]CMM 162.1

    En la tesorería del Señor debería haber medios suficientes para dar un sostén adecuado a los que dedican su tiempo a trabajar por la salvación de las almas. No deben mezquinarse sus sueldos justos. No debería permitirse que los que están dispuestos a trabajar por el Maes-tro carezcan de lo necesario para satisfacer las necesidades de la vida. Debería permitírseles vivir confortablemente; y deberían, además, te-ner dinero suficiente para hacer donaciones a la causa de Dios, porque ocurre con frecuencia que se espera de ellos que tomen la delantera en las ofrendas (Mensajes selectos , t. 2, pp. 204, 205, 210, 213).CMM 162.2

    17. Otras consideraciones sobre los salarios . Estoy alarmada por las perspectivas que se presentan para el sanatorio y la casa editora de Battle Creek, y para nuestras instituciones en general. Se ha estado manifestando un espíritu, y se ha fortalecido con los años en las instituciones, que es de un carácter enteramente diferente del que Dios ha revelado en su Palabra, y que deberían manifestar los médicos y los obreros relacionados con nuestras instituciones de salud y con la obra de publicaciones. Se tiene la idea de que los médicos del sanatorio y los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad en la casa editora no tienen la obligación de regir su vida mediante los principios de abnegación y sacrificio personal enseñados por el cristianismo. Pero esta idea tiene su origen en los concilios de Satanás. Cuando los médicos revelan que piensan más en la remuneración que en el trabajo de la institución, demuestran con ello que no son hombres dignos de confianza como siervos de Cristo abnegados, temerosos de Dios y fieles en realizar la obra del Maestro. Los obreros que están dominados por deseos egoístas no deberían permanecer relacionados con nuestras instituciones[...]CMM 162.3

    El Señor pide abnegación a los que están a su servicio, y esta obli-gación atañe a los médicos tanto como a los ministros. Tenemos por delante una obra agresiva que requiere medios, y debemos llamar al servicio a hombres jóvenes para que trabajen como ministros y médi-cos, no por los sueldos más elevados, sino en vista de las grandes nece-sidades que hay en la causa de Dios. Al Señor no le agrada este espíritu de codicia que procura los sueldos más elevados. Necesitamos médicos y ministros cuyos corazones estén consagrados a Dios y que reciban sus órdenes de marcha del Médico misionero más grande que ha recorrido este planeta. Que contemplen su vida de abnegación y que luego se sacrifiquen gustosamente a fin de permitir que más obreros participen de la siembra del evangelio. Si todos trabajaran con este espíritu, se re-queriría menos dinero para los sueldos.CMM 163.1

    Algunos han fallado en este punto. Dios los ha bendecido con habili-dad para prestar un servicio aceptable, pero ellos han fracasado en aprender la lección de la economía, de la abnegación y de andar humildemente con Dios. Se accedió a sus exigencias de sueldos más elevados, y ellos se tomaron extravagantes en el uso de los recursos; perdieron la influencia para el bien que deberían haber tenido, y la mano prosperadora de Dios no estuvo con ellos[...] Cuidado con confiar demasiado en los que exigen sueldos elevados antes de dedicarse a la obra del Señor. Le escribo esto a modo de precaución (Mensajes selectos , t. 2, pp. 221, 222, 227, 228).CMM 163.2

    18. Abnegación y sacrificio . Nuestras instituciones deben estar por completo bajo la supervisión de Dios. Fueron establecidas con sa-crificio, y solo con sacrificio podrá llevarse a cabo su obra.CMM 163.3

    La sabiduría humana alejará de la abnegación y de la consagración, e inventará muchas cosas que tenderán a anular los mensajes de Dios (Mensajes selectos , t. 2, p. 237).CMM 163.4

    19. Lealtad a la institución. El Sanatorio de Battle Creek ha sido edificado bajo la presión de las dificultades. Hubo que tomar medidas decisivas, hubo que firmar contratos con los que se emplearon como auxiliares para que permanecieran en el trabajo durante cierto número de años. Esto ha sido una necesidad muy real. Después de que se han conseguido colaboradores, y se los ha entrenado mediante esfuerzos considerables y cuidadosos hasta convertirlos en obreros eficientes, pacientes ricos les han hecho ofertas de mejor salario para atraerlos como enfermeros para su propio beneficio especial, en sus hogares. Y estos auxiliares con frecuencia han abandonado el sanatorio para trabajar con ellos, sin tomar en consideración el trabajo realizado para calificarlos como obreros eficientes. Estos no han sido casos aislados sino que se han repetido muchas veces. Luego ha venido gente como clientes de otras instituciones que no se dirigen por principios religiosos, y en forma muy astuta han atraído a los empleados del sanatorio prometiéndoles sueldos más elevados. Algunos médicos han apostatado de la fe y de la institución, y se han retirado porque no se los complacía en todo lo que querían. Algunos han sido despedidos, y después de obtener la simpatía de otros empleados y pacientes, los han alejado; y, después de haber realizado grandes gastos y probado sus propios caminos y métodos en la mejor forma posible de acuerdo con su habilidad, han terminado en fracaso y han cerrado las puertas, después de haber incurrido en deudas que no podían pagar. Esto ha sucedido repetidamente. La justicia y la rectitud no han intervenido en las acciones de tales personas. “El camino del Señor” no ha sido elegido, sino su propio camino. Han engañado a los incautos y han conquistado fácilmente a los que se entusiasman con el cambio. Estaban demasiado enceguecidos para considerar lo correcto y lo incorrecto de su conducta, y eran demasiado descuidados para preocuparse por ello.CMM 164.1

    Por eso ha sido necesario que en el Sanatorio de Battle Creek se hicieran contratos, para comprometer a los auxiliares y los obreros, de modo que después de haber sido educados y entrenados como enfermeros y como auxiliares de hidroterapia no se retiraran porque otros les ofrecían condiciones mejores. A algunas personas especiales se les ha adelantado dinero para que se educaran como médicos a fin de resultar útiles a la institución. El Dr. __________ ha puesto sus esperanzas sobre algunas de estas personas para que lo alivien de las responsabilidades que ha tenido que soportar pesadamente. Algunos se han puesto intranquilos e insatisfechos porque quienes han comenzado instituciones en otras partes del país han procurado agradarlos e inducirlos a trasladarse a sus sanatorios, prometiéndoles darles condiciones mejores. En esta forma los obreros, por lo menos algunos de ellos, se han puesto ansiosos, inquietos, autosuficientes e indignos de confianza, aunque no se fueron del sanatorio, porque pensaban que en otros lugares había oportunidades para ellos. Los que están comenzando a practicar han sentido que ya están preparados para aceptar responsabilidades mayores que sería peligroso confiar a sus manos, porque no han demostrado fidelidad en las cosas pequeñas.CMM 164.2

    Quisiéramos ahora que todos consideren este asunto desde un punto de vista cristiano. Estas pruebas revelan el verdadero material que forma el carácter. En el Decálogo hay un mandamiento que dice: “No robarás”. Este mandamiento cubre justamente actos como estos. Algunos han robado la ayuda que otros han tenido la preocupación de conseguir y preparar para su propia obra. Cualquier plan secreto, cual-quier influencia ejercida para obtener la ayuda que otros han contrata-do y entrenado no es nada menos que un robo directo.CMM 165.1

    Otro mandamiento dice: “No hablarás contra tu prójimo falso testi-monio”. Ha habido soborno de los auxiliares que han sido contratados para realizar cierta clase de trabajo, y en quienes se confiaba; se han realizado esfuerzos para restar mérito a los planes y encontrar errores en los administradores que dirigen la institución. El comportamiento de los administradores ha sido puesto en duda con respecto a los empleados cuyo servicio se deseaba obtener. Se ha halagado su vanidad y se les ha hecho creer que no están progresando como merecen, y que debieran ocupar posiciones de más responsabilidad.CMM 165.2

    Las dificultades más graves a las que los médicos y los administradores de nuestras instituciones tienen que hacer frente son que hombres y mujeres que han sido conducidos paso a paso, educados y entrenados para ocupar posiciones de confianza, se han engreído, se han hecho autosuficientes y han estimado en demasía sus propias capacidades. Si se les han confiado dos talentos, se sienten perfectamente capaces de manejar cinco. Si hubieran empleado sabia y juiciosamente los dos talentos, y si hubieran sido fieles en las cosas pequeñas confiadas a ellos, y si hubieran realizado cabalmente todo lo que emprendían, entonces habrían estado calificados para llevar a cabo responsabilidades mayores. Si hubieran podido subir paso a paso por la escalera, un peldaño tras otro, y si hubieran demostrado fidelidad en lo que es más pequeño, eso habría sido una evidencia de que estaban capacitados para llevar cargas mayores y de que serían fieles en lo mucho. Pero les gusta solo arañar la superficie. No piensan profundamente ni se convierten en amos de sus deberes. Sienten que están listos para tomar el peldaño más alto de la escalera sin darse el trabajo de ascender paso a paso. Nos aflige el corazón cuando comparamos la obra que sale de sus manos con la recta norma de fidelidad de Dios, que es la única que Dios puede aceptar. Existe un doloroso defecto, una negligencia, un barniz superficial, una falta de solidez, de conocimiento inteligente, de cuidado y escrupulosidad. Dios no puede decir a tales personas: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:21).CMM 165.3

    Los hombres deben actuar concienzudamente y sentir que están ha-ciendo la obra de Dios. Deben determinar, en sus corazones, corregir to-dos los engaños de Satanás que podrían apartarlos del camino recto, para que no elijan la senda del Señor, sino que sigan los impulsos de su propio carácter indisciplinado. Cuando el corazón está santificado y guiado por el Espíritu Santo, la persona no correrá riesgos, sino que se asegurará en todo lo que emprende, para llevar a cabo la buena obra de Jesús; y, al hacer su obra rectamente, se afirma con seguridad en esta vida, aferrándose firmemente de arriba, y será guiada en todo camino bueno y santo. Estas personas obedecerán constantemente los principios. Harán su obra, no para asegurar un gran nombre o salarios elevados, no tendrán el propósito de mezclar el yo en todas sus obras y no aparentarán ser alguien en el mundo, sino que procurarán actuar correctamente en todo ante la vista de Dios. No manifestarán ni la mitad de la ansiedad para hacer una obra grandiosa como para realizar cualquier cosa que tengan que llevar a cabo con fidelidad y tomando en cuenta la gloria de Dios. Estos hombres son grandes ante la vista de Dios. Sus nombres quedan registrados en el libro de vida del Cordero como siervos fieles del Altísimo. Estos son los hombres que son más preciosos ante la vista de Dios que el oro fino, y aun más preciosos que el oro de Ofir (Consejos sobre la salud, pp. 279-282).CMM 166.1

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