Capítulo 43—Procurando servir a Dios y a Mammón
Existe el peligro de perderlo todo mientras se persigue la ganancia mundanal, porque los intereses superiores se olvidan en la febril ansiedad de conseguir riqueza terrenal. Las preocupaciones y los sobresaltos inherentes a la tarea de hacerse tesoros en la tierra no deja tiempo ni deseo para apreciar el valor de las riquezas eternas... “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mateo 6:21. Vuestros pensamientos, planes y motivos tendrán un molde terreno, y vuestra alma será contaminada por la codicia y el egoísmo. “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. Mateo 16:26...CMC 229.1
El corazón humano puede ser la morada del Espíritu Santo. La paz de Cristo, que sobrepasa todo entendimiento puede inundar vuestra alma; y el poder transformador de su gracia puede obrar en vuestra vida, y prepararos para las mansiones gloriosas. Pero si empleáis el cerebro, los nervios y los músculos para servir al yo, no estáis convirtiendo a Dios y el cielo en el primer objetivo de vuestra vida. Es imposible que entretejáis las gracias de Cristo en vuestro carácter mientras colocáis todas vuestras energías del lado del mundo. Podéis tener éxito en la tarea de acumular tesoros en la tierra, para glorificar el yo; pero “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Las cosas de importancia eterna ocuparán un lugar secundario. Podéis participar en las formas exteriores del culto, pero vuestro servicio será una abominación para el Dios del cielo. No podéis servir a Dios y a Mammón. Entregaréis vuestro corazón y colocaréis vuestra voluntad al lado de Dios o bien dedicaréis vuestras energías al servicio del mundo. Dios no aceptará un servicio prestado a medias.—The Review and Herald, 1 de septiembre de 1910.CMC 229.2