Los cumpleaños y los feriados
Los padres deben criar, educar y preparar a sus hijos en hábitos de autocontrol y abnegación. Siempre deben mantener ante ellos sus obligaciones de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Deben enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos en la vida diaria y evitar vestidos costosos, un régimen de alimentación caro, casas costosas y muebles caros. Los términos según los cuales la vida eterna será nuestra, se establecen en estas palabras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo”.CMC 309.4
Los padres no han enseñado a sus hijos los preceptos de la ley tal como Dios les ha ordenado. Los han educado en hábitos egoístas. Les han enseñado a considerar sus cumpleaños y días feriados como ocasiones cuando deben esperar recibir regalos y seguir los hábitos y las costumbres del mundo. Esas ocasiones que deberían servir para aumentar el conocimiento de Dios y para despertar agradecimiento en el corazón por su misericordia y amor manifestados en la preservación de sus vidas durante otro año, se convierten en ocasiones para agradarse a sí mismos, para la gratificación y la glorificación de sus hijos. Han sido guardados por el poder de Dios en cada momento de su vida, y sin embargo los padres no enseñan a sus hijos a pensar en esto, y a expresar agradecimiento por su misericordia hacia ellos.CMC 310.1
Si los niños y los jóvenes hubiesen sido debidamente instruidos en esta época del mundo, ¡qué honor, alabanza y agradecimiento fluiría de sus labios hacia Dios! ¡Qué cantidad de pequeños donativos llevarían las manos de los pequeños a la tesorería como ofrendas de agradecimiento! Dios sería recordado en vez de ser olvidado.CMC 310.2
No sólo en los cumpleaños deberían los padres y los hijos recordar las misericordias del Señor en una forma especial, sino también los días de Navidad y Año Nuevo deberían ser ocasiones cuando cada hogar debiera recordar a su Creador y Redentor. En lugar de ofrecer regalos y donativos abundantes a los seres humanos, la reverencia, el honor y la gratitud deberían ofrecerse a Dios, y los regalos y las ofrendas debieran fluir por el conducto divino. ¿No le agradaría al Señor que se lo recuerde en esta forma? ¡Oh, cómo ha sido olvidado Dios en estas ocasiones!...CMC 310.3
Cuando tengáis un día feriado, convertidlo en un día agradable y feliz para vuestros hijos, y haced que también sea un día agradable para los pobres y los afligidos. No permitáis que transcurra el día sin llevar ofrendas de agradecimiento y gratitud a Jesús. Que los padres y los hijos realicen ahora un esfuerzo ferviente para redimir el tiempo y para remediar su pasado descuido. Que manifiesten una conducta diferente de la que tiene el mundo.CMC 311.1
Hay muchas cosas que pueden prepararse con buen gusto y que cuestan mucho menos que los regalos innecesarios que con tanta frecuencia se dan con abundancia a nuestros hijos y parientes, y en esa forma también puede manifestarse cortesía y llevarse felicidad al hogar. Podéis enseñar una lección a vuestros hijos mientras les explicáis la razón por la que habéis realizado un cambio en el valor de sus regalos, diciéndoles que estáis convencidos que hasta ahora habíais considerado más su placer que la gloria de Dios. Decidles que en lugar de considerar el adelantamiento de la causa de Dios, habíais tomado en cuenta más vuestro propio placer y la gratificación de ellos, y que habíais procurado manteneros en armonía con las costumbres y tradiciones del mundo al ofrecer regalos a quienes no lo necesitaban.CMC 311.2
Tal como los sabios de la antigüedad, podéis ofrecer a Dios vuestros mejores donativos y manifestarle mediante vuestras ofrendas que apreciáis su Don hecho a un mundo pecador. Haced que los pensamientos de vuestros hijos corran por un nuevo canal, sin egoísmo, incitándolos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo unigénito.—The Review and Herald, 13 de noviembre de 1894.CMC 311.3