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    La traición y el arresto

    Ninguna huella del sufrimiento por el cual acababa de pasar se notaba en el rostro del Salvador cuando salió a recibir al que le iba a entregar. Adelantándose a sus discípulos, preguntó a la turba:CNS 97.1

    “¿A quién buscáis?”CNS 97.2

    “¡A Jesús el Nazareno!” le contestaron.CNS 97.3

    Jesús dijo: “Yo soy.” Juan 18:4, 5.CNS 97.4

    Al decir él estas palabras, el ángel que le había auxiliado hacía poco se interpuso entre él y la multitud. Una luz celestial iluminó el rostro del Salvador y una figura como de paloma descendió sobre él.CNS 97.5

    Aquella gente homicida no pudo soportar el resplandor divino. Retrocedieron bruscamente, y los sacerdotes, ancianos y soldados cayeron al suelo como muertos.CNS 97.6

    El ángel se retiró, desapareció la luz; Jesús habría podido escapar, pero permaneció allí sereno y tranquilo. Sus discípulos estaban demasiado azorados para decir una palabra.CNS 97.7

    Pronto se rehicieron los soldados romanos; y luego con los sacerdotes y Judas rodearon a Jesús. Parecían avergonzados de la debilidad que habían manifestado y temían que Jesús se les escapara. Otra vez preguntó el Redentor: “¿A quién buscáis?”CNS 97.8

    Volvieron a responder: “¡A Jesús el Nazareno!” Entonces les dijo el Salvador: “Os dije ya que yo soy; si pues me buscáis a mí, dejad [añadió refiriéndose a sus discípulos] que se vayan éstos.” Juan 18:7, 8.CNS 97.9

    En aquella hora terrible, Cristo pensaba tan sólo en sus amados discípulos. No quería que sufrieran aunque él tuviera que ir a la cárcel y a la muerte.CNS 99.1

    Judas, el discípulo falso, no se olvidó del papel que tenía que representar. Acercándose a Jesús le dió el beso traidor.CNS 99.2

    El Señor le dijo: “Amigo, cumple aquello a que vienes.” Mateo 26:50. Y luego con voz temblorosa agregó: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?” Lucas 22:48.CNS 99.3

    Estas blandas palabras hubieran debido conmover el corazón de Judas; pero todo sentimiento de ternura y de honor le había dejado. Había consentido en que Satanás se apoderara de él. Se sostuvo firme ante el Señor, y no sintió ninguna vergüenza de entregarlo a la turba cruel.CNS 99.4

    Jesús no rehusó el beso del traidor. En esto nos dió un ejemplo de mansedumbre, de amor y de misericordia. Si somos sus discípulos, debemos tratar a nuestros enemigos como nuestro Maestro trató a Judas.CNS 99.5

    Aquella turba sanguinaria cobró ánimo cuando vió a Judas tocar aquella forma que momentos antes se había presentado tan gloriosamente ante su vista. En seguida prendieron a Jesús y ligaron esas manos que nunca habían hecho más que el bien.*“Judas ... no se olvidó del papel que tenía que representar. Acercándose a Jesús le dió el beso traidor.” Al no rechazarlo, el Señor demostró su misericordia.CNS 99.6

    Los discípulos no creían que Jesús se dejaría prender. Sabían que el poder que había derribado aquel tropel de gente dejándolo como montón de muertos, podía librar a su Maestro de sus enemigos.CNS 100.1

    Grande fué su pesar e indignación cuando vieron traer las cuerdas para atar las manos de Aquel a quien tanto amaban. Pedro, lleno de ira, sacó su espada y con un golpe temerario le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.CNS 100.2

    Cuando vió Jesús lo que Pedro había hecho, se soltó las manos, aunque los soldados romanos se las tenían fuertemente atadas, y dijo: “Sufrid aún esto.” Lucas 22:51. Tocó la oreja herida y al momento sanó.CNS 100.3

    Luego dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que toman la espada, a espada perecerán. ¿O acaso piensas tú que no puedo orar a mi Padre, y él, ahora mismo, pondría a mi servicio más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo se cumplirían entonces las Escrituras, que es menester que sea hecho así?” Mateo 26:52-54. “La copa que me ha dado mi Padre, ¿acaso no la he de beber?” Juan 18:11.CNS 100.4

    Luego volviéndose al sumo sacerdote y los príncipes del templo que estaban entre la muchedumbre homicida, les dijo: “¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos, para prenderme? Todos los días estaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me prendisteis. Mas sea así, para que se cumplan las Escrituras.” Marcos 14:48, 49.CNS 100.5

    Los discípulos se disgustaron cuando vieron que Jesús no hacía esfuerzo alguno para librarse de sus enemigos. Le culpaban porque no lo hacía. No podían comprender que se hubiera entregado a aquella turba y, llenos de espanto, le abandonaron y huyeron.CNS 100.6

    En el aposento donde habían cenado, Jesús había predicho todo esto, cuando dijo: “He aquí que viene la hora, y ya ha llegado, en que seréis dispersados, e iréis cada cual a lo suyo propio, y me dejaréis solo; y sin embargo no estoy solo porque el Padre está conmigo.” Juan 16:32.CNS 101.1

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