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El Ministerio de Curación

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    El vestido del niño

    En la preparación del ajuar para el niño hay que buscar lo que más conviene, la comodidad y la salud, antes que la moda o el deseo de despertar la admiración. La madre no debe gastar tiempo en bordados y en labores de fantasía para embellecer la ropa de su pequeñuelo, ni imponerse así una carga de trabajo inútil, a costa de su salud y de la del niño. No debe cansarse encorvándose sobre labores de costura que comprometen su vista y sus nervios, cuando necesita mucho descanso y ejercicio agradable. Debe comprender la obligación de conservar sus fuerzas para hacer frente a lo que de ella exigirá su cargo.MC 295.4

    Si el atavío del niño proporciona calor, abrigo y comodidad, quedará eliminada una de las principales causas de irritación y desasosiego. El pequeñuelo gozará mejor salud, y la madre no encontrará el cuidado de su hijo demasiado pesado para sus fuerzas y para el tiempo de que dispone.MC 296.1

    Las ligaduras apretadas o la ropa por demás ajustada impiden la acción del corazón y de los pulmones, y deben evitarse. Ninguna parte del cuerpo debe sufrir presión alguna por causa de la ropa que comprima algún órgano o limite su libertad de movimiento. La ropa de todos los niños debe estar tan holgada, que les permita la más libre y completa respiración; y debe adaptarse de tal modo al cuerpo que los hombros lleven todo el peso de ella.MC 296.2

    En algunos países prevalece aún la costumbre de dejar desnudos los hombros y las extremidades de los pequeñuelos. Esta costumbre no puede condenarse con demasiada severidad. Por estar las extremidades lejos del centro de la circulación, requieren mayor abrigo que las demás partes del cuerpo. Las arterias que conducen la sangre a las extremidades son gruesas y suministran suficiente cantidad de sangre para llevarles calor y nutrición. Pero cuando esos miembros quedan sin abrigo ni ropa suficiente, las arterias y las venas se contraen, las partes más sensibles del cuerpo se enfrían, y la circulación de la sangre se entorpece.MC 296.3

    En los niños que crecen hay que favorecer todas las fuerzas de la naturaleza para facilitarles el perfeccionamiento de la estructura física. Si los miembros quedan insuficientemente abrigados, los niños, y principalmente las niñas, no pueden salir de casa sino cuando el aire es tibio, y por temor al frío se los tiene encerrados. Si los niños están bien abrigados, el ejercicio al aire libre, en verano o en invierno, les será provechoso.MC 296.4

    Las madres que desean que sus hijos e hijas gocen del vigor de la salud, deben vestirlos convenientemente y alentarlos a que estén al aire libre siempre que el tiempo lo permita. Costará tal vez no poco esfuerzo romper las cadenas de la costumbre, y vestir y educar a los niños con respecto a la salud; pero el resultado compensará con creces el esfuerzo.MC 296.5

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