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El Ministerio de Curación

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    La familia de la fe

    “Así pues, según tengamos oportunidad, obremos lo que es bueno para con todos, y mayormente para con los que son de la familia de la fe.” Gálatas 6:10 (VM).MC 153.2

    En un sentido especial, Cristo ha confiado a su iglesia el deber de atender a los miembros necesitados. Permite que sus pobres se encuentren en el seno de cada iglesia. Siempre han de estar con nosotros, y Cristo encarga a los miembros de la iglesia una responsabilidad personal en lo que respecta a cuidar de ellos.MC 153.3

    Así como los miembros de una familia fiel cuidan unos de otros, atendiendo a los enfermos, soportando a los débiles, enseñando a los que no saben, educando a los inexpertos, así también los de “la familia de la fe” han de cuidar de sus necesitados y desvalidos. De ninguna manera han de desentenderse de ellos.MC 153.4

    Las viudas y los huérfanos son objeto especial del cuidado del Señor.MC 153.5

    “Padre de huérfanos y defensor de viudas
    es Dios en la morada de su santuario.” Salmos 68:5.
    MC 154.1

    “Tu marido es tu Hacedor;
    Jehová de los ejércitos es su nombre;
    y tu redentor, el Santo de Israel;
    Dios de toda la tierra será llamado.” Isaías 54:5.
    MC 154.2

    “Deja tus huérfanos, yo los criaré;
    y en mí se confiarán tus viudas.” Jeremías 49:11.
    MC 154.3

    Más de un padre, al tener que separarse de sus queridos, ha podido morir tranquilo, confiando en las promesas de Dios, de que él cuidaría de ellos. El Señor atiende a la viuda y a los huérfanos, no mediante un milagro, como el envío del maná del cielo, ni por cuervos que les lleven de comer; sino por medio de un milagro realizado en corazones humanos, al desalojar de éstos el egoísmo y abrir las fuentes del amor cristiano. A los afligidos e indigentes los encomienda a sus discípulos como encargo precioso. Tienen el mayor derecho a nuestra simpatía.MC 154.4

    En las casas bien provistas de comodidades, en los graneros llenos de las abundantes cosechas del campo, en los almacenes bien surtidos de paño y tela, y en las arcas rellenas de oro y plata, Dios suministró recursos para el sostén de estos necesitados. Nos invita a que seamos canales de su munificencia.MC 154.5

    Más de una madre viuda con huerfanitos bajo su responsabilidad lucha valerosamente para llevar su doble carga, muchas veces trabajando más allá de sus fuerzas para retener consigo a sus hijos y satisfacer sus necesidades. Poco tiempo le queda para instruirlos y prepararlos, y pocas facilidades tiene para rodearlos de influencias que iluminarían sus vidas. Necesita, por tanto, aliento, simpatía y ayuda positiva.MC 154.6

    Dios nos invita a suplir en lo posible la falta de padre impuesta a estos niños. En vez de retraeros de ellos, lamentando sus defectos y las molestias que pueden causar, ayudadles en todo lo que podáis. Procurad aliviar a la madre agobiada. Aligeradle la carga.MC 154.7

    Hay además un sinnúmero de niños privados por completo de la dirección de sus padres y de la influencia suavizadora de un hogar cristiano. Abran los cristianos sus corazones y sus casas para recibir a estos desamparados. La tarea que Dios ha encomendado a cada uno en particular no deben transferirla a una institución de beneficencia ni abandonarla a la caridad mundana. Si los niños no tienen parientes que puedan atenderlos, encárguense los miembros de la iglesia de encontrarles casa que los reciba. El que nos hizo dispuso que viviéramos asociados en familias, y la naturaleza del niño se desarrollará mejor en la atmósfera de amor de un hogar cristiano.MC 155.1

    Muchos que no tienen hijos, harían una buena obra si se encargaran de los hijos de otros. En vez de cuidar de animalitos y dedicarles nuestros afectos, atendamos más bien a los pequeñuelos, cuyo carácter puede formarse según la imagen divina. Demos nuestro amor a los miembros desamparados de la familia humana. Veamos a cuántos de estos niños podemos educar en la disciplina y la amonestación del Señor. Muchos son los que al obrar así recibirían gran beneficio ellos mismos.MC 155.2

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