La ley del servicio
Tanto las cosas del cielo como las de la tierra declaran que la gran ley de la vida es una ley de servicio. El Padre infinito cuida la vida de toda cosa animada. Cristo vino a la tierra “como el que sirve”. Los ángeles son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”. La misma ley de servicio está impresa en todos los objetos de la naturaleza. Las aves del cielo, las bestias del campo, los árboles del bosque, las hojas, el pasto y las flores, el sol en los cielos y las estrellas de luz, todos tienen su ministerio. El lago y el océano, el río y el manantial, todos toman para dar.ED98 103.2
Cada objeto de la naturaleza, al mismo tiempo que contribuye a la vida del mundo, asegura la suya. No menos está escrita en la naturaleza que en las páginas de las Sagradas Escrituras, la lección: “Dad, y se os dará”.ED98 103.3
Al abrir los cerros y las llanuras un canal para que el torrente de la montaña llegue por él hasta el mar, lo que dan les es devuelto centuplicado. El arroyo que recorre su camino murmurando, deja tras sí su don de belleza y fertilidad. A través de los campos, desnudos y tostados bajo el calor del verano, una línea de verdor marca el curso del río; cada árbol noble, cada brote, cada pimpollo, es un testigo de la recompensa que la gracia de Dios decreta para todos los que llegan a ser sus medios de comunicación con el mundo.ED98 103.4