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Consejos Sobre la Salud

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    La indolencia es abominable

    Padres, la inactividad es la mayor maldición que puede caer sobre la juventud. No deben permitir que sus hijas permanezcan en cama, desperdiciando las preciosas horas de la mañana que Dios les concede para que las utilicen de la manera más provechosa y de las cuales le tendrán que dar cuenta. La madre que no permite que sus hijas compartan con ella la carga de los quehaceres de la casa, les está haciendo un gran daño. Cuando los padres permiten que sus hijos sean indolentes y gratifiquen su deseo por la lectura de novelas de romance, no contribuyen a su capacitación para hacerle frente a la vida real. La lectura de novelas y cuentos es perjudicial para los jóvenes. Las lectoras de novelas e historias de amor, no son madres prácticas. Construyen castillos en el aire y viven en un mundo irreal, inventado por la imaginación. Se vuelven sentimentales y tienen fantasías enfermizas. Su vida artificial las incapacita para hacer nada de provecho. Su intelecto se ha degradado, aunque se engañan pensando que son más inteligentes y de buenos modales. El ejercicio realizado al hacer las tareas domésticas constituye un beneficio inmenso para las señoritas.CSI 184.1

    El trabajo físico no impedirá el desarrollo del intelecto. Al contrario, los beneficios recibidos por el trabajo físico mantendrán el equilibrio de la persona, e impedirán que la mente se sobrecargue. Los músculos realizarán el trabajo, trayendo alivio para el cerebro cansado. Hay muchas jovencitas indiferentes inútiles que no consideran femenino realizar trabajo activo. Pero sus caracteres muestran su falta de valor. Se ríen tontamente y tratan de impresionar a otros con su conducta artificial. No pueden hablar como se debe sin reír neciamente. ¿Son éstas señoritas? No nacieron casquivanas, sino que llegaron a esa condición debido a la educación que recibieron. Para ser una señorita, no se necesita ser una chica inútil, que habla sin ton ni son, que viste en forma exagerada y actúa en forma ridícula. Para tener un intelecto saludable se requiere un cuerpo sano. La salud física y un conocimiento práctico de todos los quehaceres del hogar, nunca le harán sombra a un intelecto bien desarrollado; ambos son de suma importancia para una señorita.CSI 184.2

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