Capítulo 1—El gran objetivo de nuestras publicaciones
El otro Poder
- Contents- Prefacio
- Capítulo 1—El gran objetivo de nuestras publicaciones
- Capítulo 2—Los artículos para nuestras revistas
- Capítulo 3—Fundamentos, pilares e hitos
- Capítulo 4—Actitud hacia una nueva luz
- Capítulo 5—La investigación de nueva luz
- Capítulo 6—La integridad del mensaje
- Capítulo 7—Cómo afrontar la oposición
- Capítulo 8—Palabras de precaución
- Capítulo 9—Actitud hacia las autoridades civiles
- Capítulo 10—Publicación de declaraciones conflictivas
- Capítulo 11—Consejos para los escritores
- Capítulo 12—Consejos para los redactores
- Capítulo 13—El órgano informativo de nuestra iglesia
- Capítulo 14—Las revistas misioneras
- Capítulo 15—Las revistas de educación
- Capítulo 16—Las revistas de salud
- Capítulo 17—La circulación de nuestras revistas
- Capítulo 18—La publicidad en los diarios
- Capítulo 19—La clase de libros que se necesita
- Capítulo 20—Duplicación de libros y nuevas ediciones
- Capítulo 21—Las publicaciones independientes
- Capítulo 22—La comisión de manuscritos
- Capítulo 23—La mayordomía del autor
- Capítulo 24—Las ilustraciones de nuestras publicaciones
- Capítulo 25—Las publicaciones en la culminación de la obra
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Capítulo 1—El gran objetivo de nuestras publicaciones
Un mensaje decisivo—El poder y la eficiencia de nuestra obra dependen mayormente del carácter de las publicaciones que salgan de nuestras prensas. Por lo tanto, debe ejercerse gran cuidado en la selección y preparación del material que ha de ir al mundo. Se necesita la mayor precaución y discriminación. Debemos dedicar nuestras energías a la publicación de impresos de la calidad más pura y del carácter más elevado. Nuestras publicaciones periódicas deben salir tan cargadas de la verdad que posean un interés vital y espiritual para la gente.OP 11.1
Dios ha puesto en nuestras manos un estandarte sobre el cual está escrito: “Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12. Este es un mensaje distinto y especial, un mensaje que debe ser dado en forma certera. Debe apartar a la gente de las cisternas resquebrajadas que no contienen agua, y llevarla a la inagotable Fuente del agua de vida.OP 11.2
Nuestras publicaciones tienen que realizar una obra muy sagrada y presentar en forma clara, sencilla y llana la base espiritual de nuestra fe. Por doquier la gente hace sus decisiones; todos están tomando posiciones, o bajo el estandarte de la verdad y la justicia, o bajo el estandarte de las potencias apóstatas que contienden por la supremacía. En este tiempo se ha de dar al mundo el mensaje de Dios con tanto énfasis y poder que la gente se vea frente a frente con la verdad y decida con su mente y su corazón. Debe ser inducida a ver la superioridad de la verdad sobre los múltiples errores que procuran atraer su atención y suplantar, si fuese posible, la Palabra de Dios para este tiempo solemne.OP 11.3
El gran objetivo de nuestras publicaciones es ensalzar a Dios, llamar la atención de los hombres a las verdades vivas de su Palabra. Dios no nos invita a enarbolar nuestro propio estandarte ni el estandarte de este mundo, sino el de la verdad.OP 12.1
Únicamente si hacemos esto podrá acompañarnos su mano prosperadora. Consideremos el trato de Dios con sus hijos en lo pasado. Notemos cómo, mientras llevaban su estandarte, él los exaltó delante de sus enemigos. Pero cuando, dominados por la exaltación propia, dejaron de obedecer y ensalzaron un poder y un principio que eran opuestos a Dios, él los dejó acarrear sobre sí mismos desastre y derrota...OP 12.2
Los redactores de nuestras revistas, los maestros de nuestras escuelas, los presidentes de nuestras asociaciones, todos necesitan beber de los raudales puros del río del agua de la vida. Todos necesitan comprender más plenamente las palabras dirigidas por nuestro Señor a la mujer samaritana: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva... Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:10-14...OP 12.3
Carácter de lo que se ha de publicar—Dedíquense nuestras revistas a la publicación de material vivo y serio. Rebose cada artículo de pensamientos prácticos, elevadores y ennoblecedores, pensamientos que darán al lector ayuda, luz y fuerza. Debe honrarse como nunca antes la religión y la santidad en la familia. Si hay un pueblo que necesita andar ante Dios como Enoc es el pueblo adventista del séptimo día de hoy, que debe demostrar su sinceridad por sus palabras puras, limpias y llenas de simpatía, ternura y amor.OP 13.1
Hay momentos cuando son necesarias las palabras de reprensión y reproche. A quienes han salido del camino recto debe despertárselos para que vean el peligro. Debe dárseles un mensaje que los saque del letargo que encadena sus sentidos. Debe producirse una renovación moral, de lo contrario las personas perecerán en sus pecados. Déjese penetrar hasta el corazón el mensaje de la verdad, como una aguda espada de dos filos. Háganse llamamientos que despierten a los negligentes y hagan volver a Dios a los espíritus extraviados en la insensatez.OP 13.2
Debe atraerse poderosamente la atención de la gente. Nuestro mensaje es sabor de vida para vida o de muerte para muerte. Están en la balanza los destinos de los seres humanos. Hay multitudes en el valle de la decisión. Debe oírse una voz que clame: “Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. 1 Reyes 18:21...OP 13.3
Presenten el mensaje para esta hora—Enseñen, escriban y publiquen más acerca de las cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen al bienestar eterno de las personas. Den alimento a su tiempo a ancianos y jóvenes, a santos y pecadores. Preséntese sin dilación todo lo que pueda decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda tiempo en las cosas que no son esenciales y que no tienen relación con las necesidades actuales de la gente...OP 13.4
Dedíquese más tiempo a la publicación y circulación de los libros que contienen la verdad presente. Llámese la atención tanto hacia los libros que se espacian en la fe práctica y la piedad como a los que tratan la palabra profética. Se ha de educar a la gente para que lea la segura palabra profética a la luz de los oráculos divinos. Esta necesita saber que se están cumpliendo las señales de los tiempos.OP 14.1
Sólo Dios puede dar éxito tanto en la preparación como en la circulación de nuestras publicaciones.—Joyas de los Testimonios 3:151-158 (1902).OP 14.2
Una obra definida y de largo alcance—El mensaje de advertencia para este tiempo no se presenta con fervor en el gran mundo de los negocios. Día tras día los centros comerciales se llenan con hombres y mujeres que necesitan la verdad para este tiempo, pero que no obtienen conocimiento salvador de sus principios preciosos porque no se hacen esfuerzos fervientes y perseverantes para alcanzar a esta clase de personas donde se encuentran.OP 14.3
Los libros y las revistas que salen de nuestras prensas tienen una obra definida y de largo alcance que hacer. Estas páginas no han de repetir y discutir los errores que se presentan constantemente para desviar las mentes de lo que constituye la verdad. Que los artículos acerca de las verdades de Dios instruyan con claridad respecto de las verdades salvadoras para este tiempo, advirtiendo de la proximidad de los juicios de Dios y del fin de todas las cosas.OP 14.4
A medida que la obra avanza, nuestras publicaciones en todos los idiomas deben aumentar su circulación. Nuestras prensas están trabajando ahora en muchos países, y presentan la verdad en francés, danés, alemán y otras lenguas extranjeras. Prevalezca un espíritu de armonía y unidad a medida que la obra avanza; no tenemos tiempo para las disputas y las luchas. En toda región la verdad debe avanzar como una lámpara que arde, para que toda mente dotada de razón tenga el privilegio de escuchar la verdad para este tiempo.—Manuscrito 61, 1909.OP 15.1
Estímulo e instrucción en los comienzos—En julio de 1853 vi que no era correcto que la revista, reconocida y aprobada por Dios, saliera con tan poca frecuencia.*Hasta entonces The Review and Herald [Revista y Heraldo, nuestra actual Revista Adventista, en inglés] se había publicado con bastante irregularidad y salía quincenalmente. La causa, en el tiempo en que vivimos, exige un periódico semanal, así como la publicación de muchos más folletos para exponer los errores que se multiplican en este tiempo; pero la obra queda estorbada por falta de recursos. Vi que la verdad debe avanzar y que no debemos ser temerosos. Es preferible que los folletos y periódicos lleguen a tres personas que no los necesiten antes que privar de ellos a una persona que los apreciaría y podría beneficiarse con ellos. Vi que las señales de los últimos días deben destacarse claramente, pues las manifestaciones de Satanás van en aumento. Las publicaciones de Satanás y de sus agentes van creciendo; su poder también crece, y lo que hagamos para presentar la verdad a otros debe ser hecho prestamente.OP 15.2
Se me mostró que una vez publicada la verdad, subsistirá, porque es la verdad para los últimos días; vivirá y en el futuro será menos lo que se necesitará decir al respecto. No es necesario poner innumerables palabras en el papel para justificar una verdad que habla por sí misma y resplandece en su claridad. La verdad es directa, clara, sencilla, y se destaca audazmente en su propia defensa. No sucede así con el error. Este es tan tortuoso que necesita una multitud de palabras para ser explicado. Vi que toda la luz que se había recibido en algunos lugares provenía de la revista, y que por ella ciertas personas habían aceptado la verdad. Luego, éstas habían hablado de esa verdad a otros, y por causa de ese mensajero silencioso había muchos creyentes en varios lugares. El mensaje era su único predicador. Por falta de recursos, la causa de la verdad no debe ser estorbada en su marcha hacia adelante.—Primeros Escritos, 95, 96 (1853).OP 16.1