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Mente, Carácter y Personalidad 1

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    Las mentes no deben ser saturadas con cosas inútiles

    La educación tal como se la ofrece en las escuelas de hoy [1897], es unilateral, y, por lo tanto, una equivocación. Como fuimos comprados por el Hijo de Dios, somos su propiedad, y todos debemos educarnos en la escuela de Cristo. Necesitan elegirse maestros prudentes para nuestras escuelas. Los maestros tienen que tratar con mentes humanas, y son responsables ante Dios de imprimir sobre esas mentes la necesidad de conocer a Cristo como un Salvador personal. Pero ninguno puede educar realmente la posesión adquirida por Dios a menos que él mismo haya aprendido en la escuela de Cristo cómo enseñar.1MCP 65.2

    Debo decirles por la luz que Dios me dio, que sé que los estudiantes han gastado mucho tiempo y dinero en adquirir un conocimiento que para ellos es como paja; por cuanto no los capacita para ayudar a sus semejantes a formar caracteres que los prepararán para unirse con los santos y los ángeles en la escuela superior. En lugar de saturar las mentes juveniles con cosas de mal gusto y que en muchos casos nunca les será de utilidad, debiera dárseles una educación práctica. Se gasta tiempo y dinero para adquirir un conocimiento inútil. La mente necesita ser cuidadosa y sabiamente enseñada a detenerse en la verdad bíblica. El principal objetivo de la educación tiene que obtener el conocimiento de cómo podemos glorificar a Dios, de quien somos por creación y por redención. El resultado de la educación debería ser capacitarnos para comprender la voz de Dios [...].1MCP 65.3

    Como ramas de la Vid verdadera, la Palabra de Dios presenta unidad en la diversidad. En ella hay una unidad perfecta, sobrehumana y misteriosa. Contiene la sabiduría divina, y ese es el fundamento de toda verdadera educación; pero este Libro ha sido tratado con indiferencia.1MCP 66.1

    Ahora, como nunca antes, necesitamos comprender la verdadera ciencia de la educación. Si dejamos de entender esto, nunca tendremos un lugar en el reino de Dios. “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Juan 17:3. Si este es el precio del cielo, ¿no conduciremos nuestra educación según este plan?—Christian Educator, agosto de 1897.1MCP 66.2

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