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    Cuando el amor es ciego

    Dos personas llegan a conocerse, se enamoran ciegamente y cada una absorbe la atención de la otra. Se oscurece la razón y se depone el criterio. No quieren someterse a ningún consejo ni gobierno sino que insisten en hacer su voluntad, indiferentes a las consecuencias.CJE 33.3

    La infatuación que los posee es como una epidemia o contagio que tiene que seguir su curso, y no parece haber forma de detener las cosas. Quizá haya entre los que los rodean quienes se den cuenta de que si los interesados se unen en matrimonio serán desgraciados toda la vida. Pero son vanos todos los ruegos y las exhortaciones. Quizás se aminore y destruya con tal unión la utilidad de uno a quien Dios bendeciría en su servicio, pero el razonamiento y la persuasión son igualmente desatendidos.CJE 33.4

    Ningún efecto tiene lo que puedan decir los hombres y mujeres de experiencia; es impotente para cambiar la decisión a la cual los han conducido sus deseos. Pierden el interés por la reunión de oración y por todo lo que pertenece a la religión. Están cegados mutuamente y se descuidan los deberes de la vida, como si fuesen asuntos de poca importancia...CJE 33.5

    El buen nombre del honor es sacrificado bajo el hechizo de esta ceguera, y no puede ser solemnizado el matrimonio de tales personas bajo la aprobación de Dios. Se han casado porque la pasión los impulsó, y cuando haya pasado la novedad del asunto, empezarán a darse cuenta de lo que han hecho. A los seis meses de haber hecho el voto, sus sentimientos han experimentado un cambio. En la vida conyugal, cada uno ha llegado a conocer mejor el carácter del compañero escogido. Cada uno descubre imperfecciones que no se veían durante la ceguera y locura de sus relaciones anteriores. Las promesas hechas ante el altar ya no los ligan. Como consecuencia de los matrimonios precipitados, hay, aun entre el pueblo profeso de Dios, separaciones, divorcios y gran confusión en la iglesia...CJE 33.6

    Cuando es demasiado tarde descubren que han cometido un error, y que han puesto en peligro su felicidad en esta vida y la salvación de sus almas. No quisieron admitir que alguien, fuera de ellos, pudiese saber algo en cuanto al asunto, cuando si hubiesen aceptado los consejos, se habrían ahorrado años de ansiedad y penas. Pero son inútiles los consejos dados a aquellos que están resueltos a hacer su voluntad. A tales individuos, la pasión los hace pasar por encima de todas las barreras que puedan oponer la razón y el criterio.11.Mensajes para los Jóvenes, 324.CJE 34.1

    Pese cada sentimiento, y observe todo desarrollo del carácter en la persona con la cual piensa ligar el destino de su vida. El paso que usted está por dar es uno de los más importantes de su vida, y no debiera ser tomado con precipitación. Si bien usted puede amar, no ame ciegamente.12.Fundamentals of Christian Education, 104.CJE 34.2

    Hermano, espero que tengas suficiente respeto por ti mismo para evitar esta forma de noviazgo. Si sólo tienes en vista la gloria de Dios, procederás con deliberada prudencia. No permitirás que un sentimentalismo amoroso ciegue de tal modo tu visión que no puedas discernir los derechos que Dios tiene sobre ti como cristiano.13.Mensajes para los Jóvenes, 310.CJE 35.1

    En esta carta se plantean varios interrogantes muy serios. Parece que ambos eran demasiado jóvenes e inmaduros como para pensar en el matrimonio. La carta sugiere algunas evidencias de esa inmadurez. Se observa un problema de superficialidad de parte de la niña. También se considera la cuestión de si lo que sienten es amor real o infatuación. Elena G. de White insta a este joven a ser previsor más bien que pensar solamente en el momento presente.CJE 35.2

    Salem, Oregon

    Junio 8, 1880

    Muy estimado Juan,

    Me siento apenada de que te hayas enredado en un flirteo con Isabel. En primer lugar, tu ansiedad sobre este asunto es prematura.CJE 36.1

    Te hablo como alguien que tiene experiencia. Espera hasta que tengas algún conocimiento exacto de ti mismo y del mundo, y de las reacciones y carácter de las jóvenes, antes de permitir que el tema del matrimonio se posesione de tus pensamientos.CJE 36.2

    Isabel nunca te elevará. Ella no tiene en sí las facultades ocultas que, desarrolladas, la harían una mujer de juicio y habilidad para estar a tu lado, a fin de ayudarte en las batallas de la vida. Ella carece de fuerza de voluntad No tiene profundidad de pensamiento ni amplitud de mente que podrían ser una ayuda para ti. Tú contemplas la superficie y eso es todo lo que hay. En poco tiempo, si te casaras, el encanto desaparecería. Habiendo cesado la novedad de la vida matrimonial, verías las cosas en su perspectiva real, y encontrarías que has cometido una triste equivocación.CJE 36.3

    El amor es un sentimiento tan sagrado que muy pocos saben lo que realmente es. Es un término que se utiliza, pero que no se comprende. El cálido resplandor del impulso, la fascinación que un joven siente por una señorita no es amor; no merece ese nombre. El amor verdadero tiene una base intelectual, un conocimiento profundo del objeto amado.CJE 36.4

    Recuerda que el amor impulsivo es totalmente ciego. Tan pronto se coloca sobre objetos indignos como dignos. Controla un amor tal para que permanezca calmo y sereno. Dale lugar al pensamiento genuino y profundo, a la reflexión ferviente. ¿Es este objeto de tu afecto, en la escala de inteligencia y excelencia moral, en conducta y maneras educadas, de tal naturaleza que sentirías orgullo en presentarla a la familia de tu padre, y reconocerla en toda sociedad como el objeto de tu elección?CJE 36.5

    Concédete suficiente tiempo para observarla en todo aspecto, y entonces no confíes en tu propio juicio, sino permite que tu madre que te ama, tu padre, y tus amigos íntimos, hagan los comentarios críticos de aquella a quien te sientes inclinado a preferir. No confíes en tu propio juicio, y no te cases con alguien que sientes que no será una honra para tu padre y tu madre, sino con alguien que tiene inteligencia y dignidad moral.CJE 36.6

    La niña que entrega sus afectos a un hombre, y atrae su atención por medio de sus insinuaciones, exhibiéndose donde no pueda menos que ser tomada en cuenta por él, si no quiere parecer rudo, no es la niña con la cual querrá asociarse. Su conversación es ordinaria y frecuentemente superficial.CJE 37.1

    Sería mucho mejor no casarse nunca que casarse y ser desgraciado. Busca el consejo de Dios en todas estas cosas, y sé tan calmo, tan sujeto a la voluntad de Dios como para no dejarte afectar por una excitación febril y descalificarte para su servicio por tus lazos afectivos.CJE 37.2

    No tenemos sino un corto tiempo para atesorar buenas obras en el cielo; por lo tanto, no cometas un error en esto. Sirve a Dios con afecto indiviso. Sé celoso e íntegro. Que tu ejemplo sea de tal naturaleza que pueda ayudar a otros a decidirse por Jesús. Los jóvenes no se dan cuenta del poder de su influencia. Labora para este tiempo y para la eternidad.CJE 37.3

    Tu madre adoptiva,

    Ellen G. White

    Carta 59, 1880.

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