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La Iglesia Remanente

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    Capítulo 14—Ánimo en el señor*Este mensaje, el segundo de Elena G. de White al Congreso de la Asociación General de 1913, fue leído a la asamblea por el presidente, el pastor A. G. Daniells, el martes 27 de mayo, por la mañana.

    Recientemente, en horas de la noche, mi mente fue impresionada por el Espíritu Santo con el pensamiento de que si el Señor ha de venir tan pronto como creemos, debemos desplegar más actividad que en los años pasados para presentar la verdad a la gente.IR 123.1

    En relación con esto mi mente recapituló la actividad de los creyentes adventistas en 1843 y 1844. En ese tiempo visitábamos mucho a la gente de casa en casa, y hacíamos esfuerzos ímprobos para amonestarla acerca de las cosas a las que se refiere la Palabra de Dios. Debiéramos hacer un esfuerzo aún mayor del que hicieron los que proclamaron con tanta fidelidad el mensaje del primer ángel. Nos estamos aproximando rápidamente al fin de la historia de esta tierra; y al darnos cuenta de que Jesús en verdad viene pronto, debiéramos dedicarnos a la obra como nunca antes. Tenemos la obligación de dar la alarma a la gente. Y en nuestras propias vidas debemos manifestar el poder de la verdad y la justicia. El mundo pronto tendrá que dar cuenta ante el gran Legislador por haber quebrantado su ley. Sólo los que se apartan de la transgresión y se vuelven a la obediencia pueden esperar perdón y paz.IR 123.2

    Tenemos que levantar el estandarte que dice: “Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. La obediencia a la ley de Dios es el gran asunto. No lo dejemos a un lado. Debemos luchar para que los miembros de la iglesia, y los que no profesan nada, comprendan los requerimientos de la ley del cielo y los obedezcan. Tenemos que magnificar la ley y engrandecerla.IR 124.1

    Cristo nos ha comisionado para sembrar las semillas de la verdad, y para impresionar a nuestros hermanos con la importancia de la obra que tienen que hacer los que viven en medio de las escenas finales de la historia del mundo. A medida que se proclaman las palabras de verdad por los caminos y los vallados, debe haber una manifestación de la obra del Espíritu de Dios en los corazones humanos.IR 124.2

    ¡Oh, cuánto bien se podría hacer si todos los que tienen la verdad, la Palabra de vida, trabajaran por la iluminación de los que no la tienen! Cuando los samaritanos acudieron a Cristo respondiendo al llamado de la mujer samaritana, Cristo se refirió a ellos dirigiéndose a sus discípulos como si fueran un campo listo para la cosecha. “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?—dijo—, alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”. Cristo se quedó dos días con los samaritanos, porque tenían hambre de escuchar la verdad. ¡Y que días ocupados fueron ésos! Como resultado de esos días de labor “creyeron muchos más por la palabra de él”. Este era su testimonio “Nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste, es el Salvador del mundo, el Cristo”.IR 125.1

    ¿Quiénes entre el profeso pueblo de Dios se encargarán de esta sagrada obra, y trabajarán por las almas que perecen por falta de conocimiento? El mundo debe ser amonestado. Se me señalaron muchos lugares que necesitan de un esfuerzo consagrado, fiel e incansable. Cristo está abriendo los corazones y las mentes de muchos en nuestras grandes ciudades. Necesitan las verdades de la Palabra de Dios; y si nos acercamos en sagrada comunión con Cristo, y tratamos de aproximarnos a esa gente, se harán impresiones para bien. Necesitamos despertarnos, y obrar al unísono con Cristo y con nuestros semejantes. Las ciudades grandes y pequeñas, y los lugares cercanos y lejanos, deben ser trabajados, y trabajados inteligentemente. Nunca retrocedamos. El Señor hará la correcta impresión sobre los corazones, si obramos en armonía con su Espíritu.IR 125.2

    Tengo palabras de ánimo para vosotros, mis hermanos. Debemos avanzar con fe y esperanza, aguardando grandes cosas de Dios. El enemigo tratará de obstaculizar de todas formas los esfuerzos que hagáis para que la verdad avance, pero con la fortaleza del Señor podéis obtener éxito. No pronunciéis palabras de desánimo, sino sólo las que tiendan a fortalecer y sustentar a vuestros colaboradores.IR 126.1

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