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Promesas para los últimos días

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    CAPÍTULO 30—PROMESAS PARA LOS QUE SUFREN

    “El que se humanó sabe simpatizar con los padecimientos de la humanidad. No sólo conoce Cristo a cada alma, así como sus necesidades y pruebas particulares, sino que conoce todas las circunstancias que irritan el espíritu y lo dejan perplejo. Tiende su mano con tierna compasión a todo hijo de Dios que sufre. Los que más padecen reciben mayor medida de su simpatía y compasión. Le conmueven nuestros achaques y desea que depongamos a sus pies nuestras congojas y nuestros dolores y que allí los dejemos” (MC 193, 194).PUD 128.1

    “En todos los sufrimientos y aflicciones del hombre hay un ojo que se compadece, un corazón que ama... Se prodiga sobre nosotros el más tierno cuidado de Dios. Se compadece de nosotros en nuestras debilidades y en nuestros dolores. Podemos estar abatidos, aun desesperados; pueden estar sobre nosotros las densas nubes de aflicción, pero hay luz más adelante... Más allá de la lobreguez hay un Amigo que simpatiza y se compadece, Alguien que no apesadumbra ni aflige voluntariamente a los hijos de los hombres” (LC 14).PUD 128.2

    “Nadie puede apreciar las bendiciones de la redención a menos que sienta que puede permitirse realizar gozosamente cualquier sacrificio por el amor de Cristo. Cada sacrificio hecho por Cristo enriquece al dador y cada sufrimiento y privación soportada por amor a la verdad aumenta el gozo final del vencedor en el cielo” (4T 219).PUD 129.1

    “Dios no conduce nunca a sus hijos de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen ver el fin desde el principio, y discernir la gloria del propósito que están cumpliendo como colaboradores suyos. Ni Enoc, que fue trasladado al cielo, ni Elias, que ascendió en un carro de fuego, fueron mayores o más honrados que Juan el Bautista, que pereció solo en la mazmorra... Y de todos los dones que el cielo puede conceder a los hombres, la comunión con Cristo en sus sufrimientos es el más grave cometido y el más alto honor” (DTG 197).PUD 129.2

    “La insto a que en su sufrimiento afirme su alma en Dios. El Señor será su ayuda, su fortaleza y su consuelo. Por lo tanto mire hacia él y confie en él. Debemos recibir nuestro consuelo de Cristo” (2MS 304).PUD 129.3

    “Cristo siente los males de todo doliente... Nunca hubo otro cuya simpatía fuese tan abarcante y tierna” (MB 28).PUD 130.1

    “Es un error dar cabida al pensamiento de que Dios se complace en ver sufrir a sus hijos. Todo el cielo está interesado en la felicidad del hombre. Nuestro Padre celestial no cierra las avenidas del gozo a ninguna de sus criaturas” (CC 46, 47).PUD 130.2

    “Los verdaderos discípulos de Cristo le siguen a través de duros conflictos, siendo abnegados y experimentando amargos desengaños; pero eso les muestra la culpabilidad y la miseria del pecado y son inducidos a mirarlo con aborrecimiento. Participantes en los sufrimientos de Cristo, son destinados a ser participanates de su gloria” (HAp 471).PUD 130.3

    “El que murió por los pecados del mundo está abriendo de par en par las puertas del Paraíso a todos los que creen en él. Pronto habrá terminado la batalla y se habrá ganado la victoria. Pronto veremos a Aquel en quien se cifran nuestras esperanzas de vida eterna. En su presencia las pruebas y los sufrimientos de esta vida resultarán insignificantes” (PR 540, 541).PUD 130.4

    “El sufrimiento ha sido la suerte del pueblo de Dios desde los días del mártir Abel. Los patriarcas sufrieron por ser fieles a Dios y obedientes a sus mandamientos. La gran Cabeza de la iglesia sufrió por nuestro bien; sus primeros apóstoles y la iglesia primitiva sufrieron; los millones de mártires sufrieron y los reformadores sufrieron. Y ¿por qué debiéramos nosotros, que tene- mos la bendita esperanza de la inmortalidad, que será consumada en ocasión de la pronta aparición de Cristo, rehuir una vida de sufrimiento? Si fuera posible alcanzar el árbol de la vida en medio del paraíso de Dios sin sufrimiento, no disfrutaríamos tan rica recompensa por la cual no hemos sufrido” (1T 78).PUD 130.5

    “Jesús se interesa en su pueblo elegido y probado. Se muestra interesado personalmente en todo lo que concierne a ellos...” (LC 65).PUD 131.1

    “Su simpatía hacia su pueblo es sin paralelo. No se queda como un espectador, indiferente a lo que pueda sufrir su pueblo, sino que se identifica con sus intereses y sus pesares. Si su pueblo es agraviado, calumniado, despreciado, sus sufrimientos están registrados en los libros del cielo como hechos a él” (LC 67).PUD 131.2

    “Me fue mostrada la recompensa de los santos, la herencia inmortal. Entonces me fue mostrado cuánto había soportado el pueblo de Dios por amor a la verdad, y que ellos encontrarían el cielo muy barato. Estimaban que no valía la pena comparar los sufrimientos de este tiempo presente con la gloria que debía ser revelada en ellos” (1T 432).PUD 131.3

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