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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9

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    Un incidente alentador

    Pasé la tarde del día 2 de marzo con el Hno. S. N. Haskell y su esposa, hablando de la obra que se está haciendo en Oakland y de su proyecto de ir a pasar algún tiempo en South Lancaster. Después de esta visita, me sentí cansada y me fui a acostar temprano. Padecía de reumatismo en el costado izquierdo y no podía encontrar descanso. Daba vueltas en la cama, buscando una posición que me hiciese sufrir menos. Experimentaba en el corazón un dolor que no me auguraba nada bueno. Por fin pude dormir.9TPI 54.3

    Hacia las 9:30 de la noche, procuré darme vuelta y comprobé que todo dolor había desaparecido. Al darme vuelta de un lado a otro y al mover las manos, experimentaba una ligereza y libertad extraordinaxias, indescriptibles. El cuarto estaba inundado de una luz maravillosa, suave, azulada; me parecía estar en los brazos de seres celestiales.9TPI 54.4

    Había ya disfrutado en el pasado de esta luz especial en momentos particularmente bendecidos; pero esta vez era más evidente, más impresionante, y sentía una paz tan perfecta y abundante que las palabras me faltan para expresarla. Me senté y me vi rodeada por una nube brillante, blanca como la nieve, cuyos bordes tenían un pronunciado color rosado. La música más arrobadora llenaba el aire y reconocí en ella el canto de ángeles. Luego una voz me dijo: “Nada temas; yo soy tu Salvador. Los santos ángeles te rodean”.9TPI 54.5

    “¡Es pues, el cielo! -dije-, y ahora puedo descansar, Ya no tendré que dar ningún mensaje ni habré de soportar que éstos sean interpretados torcidamente. Todo va a ser fácil y voy a disfrutar de paz y descanso. ¡Oh, qué paz inefable llena mi alma! ¿Es esto verdaderamente el cielo? ¿Soy de veras hija de Dios? ¿Disfrutaré para siempre de esta paz?’9TPI 55.1

    La voz replicó: “Tu obra no ha terminado aún”. Volví a dormir, y cuando desperté oí la música y tuve deseos de cantar. Entonces alguien pasó cerca de mi puerta y me pregunté si habría visto la luz. La luz se disipó después de un tiempo, pero la paz permaneció.9TPI 55.2

    Un poco más tarde, volví a dormir y me pareció estar en una junta en la que se estudiaba nuestra obra de publicación. Varios de los dirigentes estaban presentes, y también el Hno. Haskell y su esposa consultaban con los demás respecto a la difusión de nuestros libros, folletos y periódicos.9TPI 55.3

    El Hno. Haskell presentaba poderosos argumentos para que se diese una difusión más intensa a los libros que contienen el conocimiento que fuera comunicado a la Hna. White, libros que contienen el mensaje especial que el mundo necesita hoy. Decía: “¿Por qué nuestras iglesias no aprecian más ni reparten con mayor profusión libros que son divinamente aprobados? ¿Por qué no se presta atención especial a las obras que contienen advertencias relativas a la obra de Satanás? ¿Por qué no se da mayor circulación a los libros que muestran cómo Satanás se esfuerza por contrarrestar la obra de Dios, y que descubren sus planes y seducciones? Los males morales de esas seducciones deben ser eliminados abriendo los ojos de la gente, para que discierna la situación y los peligros actuales, y haga esfuerzos diligentes para aferrarse por fe de Cristo y su justicia”.9TPI 55.4

    Un mensajero celestial estaba en nuestro medio y pronunció palabras de advertencia y de instrucción. Nos hizo comprender con toda claridad que el Evangelio del reino es el mensaje por cuya falta el mundo perece, y que este mensaje, contenido en nuestras publicaciones ya existentes y en aquellas que aún han de aparecer debería hacerse circular entre la gente de cerca y lejos.9TPI 55.5

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