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En los Lugares Celestiales

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    Sojuzgando el egoísmo, 13 de agosto

    Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. 1 Corintios 10:33.ELC 234.1

    Hay en los corazones de muchos un elemento de egoísmo que se adhiere a ellos como la lepra. Han consultado por tanto tiempo sus propios deseos, su propia complacencia y comodidad, que no sienten que hay otros que los necesitan. Sus pensamientos, planes y esfuerzos son para sí mismos. Viven para el yo y no cultivan la benevolencia desinteresada, la cual, si se ejercita, se acrecentaría y fortalecería, hasta que sería su deleite vivir para el bien de otros. Su egoísmo debe ser discernido y sojuzgado, ya que es un pecado atroz a la vista de Dios. Necesitan ejercitar un mayor y especial interés por la humanidad. Si lo hacen, colocarán sus almas en una más estrecha conexión con Cristo y serán imbuidos con su espíritu... El Señor nos ha elegido como canales a través de los cuales pueda comunicar sus bendiciones.—Manuscrito 99, 1902.ELC 234.2

    Viene el tiempo cuando temblará la tierra y será removida como una choza. Isaías 24:20. Pero los pensamientos, los propósitos y los actos de los obreros de Dios, aunque ahora sean invisibles aparecerán en el gran día final de la retribución y de la recompensa. Cosas ahora olvidadas entonces aparecerán como testigos, ya sea para aprobación o para condenación.ELC 234.3

    El amor, la cortesía, la abnegación, jamás se perderán. Cuando alguno es elegido por Dios es cambiado de la mortalidad a la inmortalidad. Sus palabras y actos de bondad se manifestarán y serán preservados por las edades sin fin. Ningún acto de servicio abnegado, por pequeño o simple que sea, se pierde jamás. Por medio de los méritos imputados de la justicia de Cristo, la fragancia de tales palabras y acciones es preservada para siempre.—The Review and Herald, 10 de marzo de 1904.ELC 234.4

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