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El Evangelismo

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    Capítulo 4—Los planes para la campaña pública

    Sigamos el modelo del evangelista maestro

    Estudiemos los métodos de Jesús—Si alguna vez ha sido esencial que entendamos y sigamos los métodos correctos de enseñanza e imitemos el ejemplo de Cristo, es ahora.—Carta 322, 1908.Ev 44.1

    Cómo se encontraba Jesús con la gente—Si queréis acearos a la gente en forma aceptable, humillad vuestros corazones delante de Dios y aprended sus caminos. Obtendremos mucha instrucción para nuestra obra de un estudio de los métodos de trabajo de Cristo y de su manera de encontrarse con la gente. En la narración evangélica encontramos el relato de cómo trabajaba por todas las clases, y de cómo mientras trabajaba en las ciudades y los pueblos, millares eran atraídos a su lado para escuchar su enseñanza. Las palabras del Maestro eran claras y distintas, y eran pronunciadas con simpatía y ternura. Llevaban consigo la seguridad de que eran la verdad. Era la sencillez y el fervor con que Cristo trabajaba y hablaba lo que atraía a tantas personas a él.Ev 44.2

    El gran Maestro trazaba planes para su obra. Estudiad estos planes. Lo encontramos viajando de un lugar a otro, seguido por multitudes de ansiosos oyentes. Cuando podía, los conducía fuera de las ciudades atestadas a la quietud del campo. Allí oraba con ellos y les hablaba las verdades eternas.—The Review and Herald, 18 de enero de 1912.Ev 44.3

    En las sinagogas y junto al mar—Cristo recorría “toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Mateo 4:23. Predicaba en las sinagogas porque así podía llegar hasta las muchedumbres que se reunían en ellas. Luego salía y predicaba junto al mar y en las grandes vías por donde viajaba la gente. Las verdades preciosas que él tenía que proclamar no debían limitarse únicamente a las sinagogas...Ev 44.4

    Cristo podía ocupar el lugar más encumbrado entre los maestros más destacados de la nación judía. Pero él prefirió llevar el Evangelio a los pobres. Fue de un lugar a otro a fin de que los que estaban en los caminos y en los vallados pudieran oír el Evangelio de la verdad. Trabajó en la forma en que desea que trabajen sus obreros de la actualidad. Junto al mar, en la ladera de la montaña y en las calles de la ciudad, se oía su voz que explicaba las Escrituras del Antiguo Testamento. Sus explicaciones eran tan diferentes de las explicaciones de los escribas y los fariseos, que atraían la atención de la gente. Enseñaba como uno que tenía autoridad, y no como los escribas. Proclamaba el Evangelio con claridad y poder.—Carta 129, 1903.Ev 44.5

    Métodos peculiarmente suyos—Asistía a las grandes fiestas de la nación, y a la multitud absorta en las ceremonias externas le hablaba de las cosas del cielo y ponía la eternidad a su alcance. A todos les traía tesoros sacados del depósito de la sabiduría. Les hablaba en lenguaje tan sencillo que no podían dejar de entenderlo. Valiéndose de métodos peculiares, lograba aliviar a los tristes y afligidos. Con gracia tierna y cortés, atendía a las almas enfermas de pecado y les ofrecía salud y fuerza.Ev 45.1

    El Príncipe de los maestros procuraba llegar al pueblo por medio de las cosas que le resultaban más familiares. Presentaba la verdad de un modo que la dejaba para siempre entretejida con los más santos recuerdos y simpatías de sus oyentes. Enseñaba de tal manera que les hacía sentir cuán completamente se identificaba con los intereses y la felicidad de ellos. Tan directa era su enseñanza, tan adecuadas sus ilustraciones, y sus palabras tan impregnadas de simpatía y alegría, que sus oyentes se quedaban embelesados. La sencillez y el fervor con que se dirigía a los necesitados santificaban cada una de sus palabras.—El Ministerio de Curación, 14, 15 (1905).Ev 45.2

    Jesús estudia los rostros—Ni siquiera la muchedumbre que con tanta frecuencia seguía sus pasos era para Cristo una masa confusa de seres humanos. Hablaba y exhortaba directamente a cada mente y se dirigía a cada corazón. Observaba los rostros de sus oyentes, notaba cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida y comprensiva que revelaba que la verdad había llegado al alma, y en su corazón vibraba en respuesta una cuerda de gozo afín.—La Educación, 227 (1903).Ev 45.3

    Se interesaba en la humanidad caída—En todo ser humano, cualquiera fuera el nivel al cual hubiese caído, veía a un hijo de Dios, que podía recobrar el privilegio de su relación divina.—La Educación, 75 (1903).Ev 45.4

    Sencillez, discurso directo, repetición—La enseñanza de Cristo era la sencillez personificada. Enseñaba como quien tiene autoridad. Los judíos esperaban y pretendían que la primera venida de Cristo se produjera con todas las manifestaciones de gloria que habían de acompañar su segunda venida. El gran Maestro proclamaba la verdad a la humanidad, y muchos de sus oyentes podían no ser educados en las escuelas de los rabinos ni eu la filosofía griega. Cristo pronunciaba la verdad de una manera sencilla y directa, dando fuerza vital a cada una de sus declaraciones y haciéndolas impresionantes. Si él hubiera levantado su voz en un tono forzado, como habitualmente ocurre con muchos predicadores en estos días, el carácter conmovedor y la melodía de la voz humana se hubieran perdido, y mucha de la fuerza de la verdad se hubiera destruido...Ev 45.5

    En sus discursos Cristo no presentaba delante de ellos muchas cosas a la vez, no fuera que su mente se confundiese. Hizo que cada punto fuera claro y distinto. No desdeñaba la repetición de las verdades viejas y familiares que están en las profecías si servían para sus propósitos de inculcar ideas.—Manuscrito 25, 1890.Ev 46.1

    Cautivaba las mentes más destacadas—Aunque las grandes verdades pronunciadas por nuestro Señor eran formuladas en un lenguaje sencillo, estaban revestidas de una belleza tan singular que interesaban y cautivaban a los grandes intelectos...Ev 46.2

    Jesús presentó la parábola del hijo pródigo con el fin de exponer acertadamente el cuidado tierno, amante y misericordioso ejercido por su Padre. Aunque sus hijos yerren y se aparten de él, si se arrepienten y vuelven, él los recibe con el gozo manifestado por un padre terrenal que recibe a su hijo perdido durante largo tiempo pero que regresa arrepentido.—Manuscrito 132, 1902.Ev 46.3

    Los niños entendían—La manera de Cristo de presentar la verdad no puede ser mejorada... Las palabras de vida eran presentadas con tal sencillez que un niño podía entenderlas. Hombres, mujeres y niños estaban tan impresionados por su manera de explicar las Escrituras que captaban hasta la misma entonación de su voz, colocaban el mismo énfasis en sus palabras, e imitaban sus gestos. Los jóvenes captaban su espíritu de servicio, y trataban de imitar sus maneras llenas de gracia, haciendo lo posible por asistir a los que veían en necesidad.—Counsels on Health, 498, 499 (1914).Ev 46.4

    Engastaba las gemas en la armazón de la verdad—En sus enseñanzas. Cristo no sermoneaba como lo hacen los ministros actuales. Su obra consistía en edificar la armazón de la verdad. Juntó las preciosas joyas de las cuales se había apropiado el enemigo colocándolas en la armazón del error. El las reengastó en la trama de la verdad, para que todos los que recibieran la palabra pudieran ser enriquecidos por este medio.—Manuscrito 104, 1898.Ev 46.5

    Añadía nueva fuerza al mensaje—Cristo estaba siempre listo para responder al que preguntaba con sinceridad por la verdad. Cuando sus discípulos venían a él pidiéndole la explicación de alguna palabra que había hablado a la multitud, gustosamente les repetía su lección.—Carta 164, 1902.Ev 46.6

    Atraía por amor—Cristo atraía hacia sí los corazones de sus oyentes por la manifestación de su amor, y entonces, poco a poco, a medida que iban siendo capaces de soportarlo, les descubría las grandes verdades del reino. Debemos aprender a adaptar nuestras labores a las condiciones de la gente: a encontrar a los hombres donde están. Aunque las exigencias de la ley de Dios han de ser presentadas al mundo, no debemos olvidar nunca que el amor, el amor de Cristo, es el único poder que puede suavizar el corazón e inducir a la obediencia.—The Review and Herald, 25 de noviembre de 1890.Ev 47.1

    Restringía la verdad—El gran Maestro tenía en sus manos todo el mapa de la verdad, pero no lo descubría enteramente a sus discípulos. Les abría únicamente aquellos temas que eran esenciales para su progreso en la senda del cielo. Había muchas cosas con respecto a las cuales su sabiduría le hizo guardar silencio.Ev 47.2

    Así como Cristo retuvo de sus discípulos muchas cosas sabiendo que entonces no les era posible entenderlas, hoy en día retiene muchas cosas con respecto a nosotros, porque conoce nuestra capacidad limitada de comprensión.—Manuscrito 118, 1902.Ev 47.3

    En entrevistas personales—La obra de Cristo se componía mayormente de entrevistas personales. Manifestaba una fiel consideración por el auditorio de una sola alma; y esa sola alma ha compartido con millares los, conocimientos recibidos.—The Review and Herald, 9 de mayo de 1899.Ev 47.4

    En las fiestas—Cuando era invitado a una fiesta, Cristo aceptaba la invitación para poder sembrar la simiente de la verdad en el corazón de los presentes mientras estuviera sentado a la mesa. El sabía que la simiente así sembrada brotaría y produciría fruto. Sabía que algunos de los que estaban sentados a la mesa con él responderían luego a su llamamiento: “Sígueme”. Es nuestro el privilegio de estudiar los métodos de enseñanza de Cristo, mientras iba de un lugar a otro sembrando por doquiera la semilla de la verdad.—Manuscrito 113, 1902.Ev 47.5

    El plan preparatorio de Jesús—Cristo envió a sus discípulos de dos en dos*Véase las, 57-59: “Ventajas del trabajo de dos en dos”., a los lugares donde él iría posteriormente.—Manuscrito 19, 1910.Ev 47.6

    ¿Era correcto el método de Cristo?—La Majestad del cielo viajaba de un lugar a otro a pie, enseñando al aire libre, a la orilla del mar y en la montaña. Así atraía a la gente. ¿Somos nosotros mayores que nuestro Señor? ¿Era correcto el método que él empleaba? ¿Hemos estado obrando sin sabiduría al mantener la sencillez y la piedad? No hemos aprendido la lección todavía como debiéramos. Cristo declara: Tomad mi yugo de sujeción y obediencia sobre vosotros, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.—Carta 140, 1898.Ev 47.7

    Modelando y corrigiendo en el servicio de Cristo—La obra de los discípulos necesitaba ser modelada y corregida por la más tierna disciplina, y abriendo ante los demás el conocimiento de la palabra que ellos mismos habían recibido; y Cristo les daba instrucción especial con respecto a su conducta y a su obra. En su propia vida les había dado un ejemplo de estricta conformidad a las reglas que ahora trazaba para ellos. No habían de entrar en controversias. Esta no era su obra. Tenían que revelar y defender la verdad en sus propios caracteres, y por medio de fervorosa oración y meditación, manifestar su experiencia personal en un genuino cristianismo. Esto se hallaba en decidido contraste con la religión de los fariseos y saduceos. Tenían que llamar la atención de sus oyentes a verdades aún mayores que todavía no habían sido reveladas. Debían arrojar la flecha, y el Espíritu de Dios la dirigía al corazón.—The Review and Herald, 10 de febrero de 1898.Ev 48.1

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