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Mensajes para los Jóvenes

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    Capítulo 100—El diezmo

    La gran obra que Jesús anunció que había venido a hacer fue confiada a los que le siguen en la tierra. Cristo, como nuestra cabeza, nos guía en la gran obra de salvación, y nos invita a seguir su ejemplo. Nos ha dado un mensaje mundial. Esta verdad debe extenderse a todas las naciones, lenguas y pueblos. El poder de Satanás debe ser desafiado y vencido por Cristo y también por sus discípulos. Una gran guerra debe reñirse contra las potestades de las tinieblas. Y para que esta obra se lleve a cabo con éxito, se requieren recursos. Dios no se propone enviarnos recursos directamente del cielo, sino que deposita en las manos de sus seguidores, talentos y recursos para que los usen con el fin de sostener esta guerra.MJ 215.3

    Él ha dado a su pueblo un plan para obtener sumas suficientes con qué financiar sus empresas. El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad. Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino. En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad de conocimiento para comprenderlo y ejecutarlo. Todos pueden sentir que son capaces de hacer una parte para llevar a cabo la preciosa obra de salvación. Cada hombre, mujer y joven puede llegar ser un tesorero del Señor, un agente para satisfacer las demandas de la tesorería. Dice el apóstol: “Cada uno de vosotros aparte algo según haya prosperado, y guárdelo”.11 Corintios 16:2.MJ 215.4

    Por este sistema se alcanzan grandes objetivos. Si todos lo aceptaran, cada uno sería un vigilante y fiel tesorero de Dios, y no faltarían recursos para llevar a cabo la gran obra de proclamar el último mensaje de amonestación al mundo. La tesorería estaría llena si todos adoptaran este sistema, y los contribuyentes no serán más pobres por ello. Mediante cada inversión hecha, llegarán a estar más vinculados a la causa de la verdad presente. Estarán “atesorando para sí buen fundamento para lo por venir”, con el fin de echar “mano de la vida eterna”.21 Timoteo 6:19.Joyas de los Testimonios 1:367, 368.MJ 216.1

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