La obra de la iglesia
A los agentes humanos ha sido encomendada la obra de extender los triunfos de la cruz de un lugar a otro. Como cabeza de la iglesia, Cristo está llamando con autoridad a cada uno que profesa creer en él a seguir su ejemplo de abnegación y sacrificio, trabajando por la conversión de aquellos sobre quienes Satanás y su gran ejército están ejerciendo su poder para destruirlos. Los hijos de Dios están llamados a congregarse sin tardanza bajo la bandera manchada de sangre de Jesucristo. Ellos deben continuar incesantemente su lucha contra el enemigo, apresurando la batalla hasta las puertas mismas. Y cada nuevo recluta, añadido a las filas mediante la conversión, debe ocupar su puesto asignado. Cada cual debiera tener voluntad de ser o hacer cualquier cosa en este combate. Cuando los miembros de la iglesia realicen esfuerzos fervientes para el adelanto del mensaje, ellos vivirán en el gozo del Señor y obtendrán éxito. El triunfo corona siempre el esfuerzo decidido.5TS 10.1