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Testimonios Selectos Tomo 5

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    Una vida santa

    El testimonio que debemos dar por Dios no consiste sólo en predicar la verdad y distribuir literatura. No olvidemos que el argumento más poderoso a favor del cristianismo, es una vida semejante a la de Cristo; en cambio un cristiano vulgar hace más daño en el mundo que un mundano. Todos los libros escritos no reemplazarán una vida santa. Los hombres creerán, no lo que el predicador dice, mas lo que vive la iglesia. Sucede a menudo que el sermón predicado desde el púlpito es neutralizado por el que se desprende de las vidas de personas que se dicen defensoras de la verdad.5TS 137.3

    El propósito de Dios es glorificarse a sí mismo delante del mundo en su pueblo. El quiere que los que llevan el nombre de Cristo le representen por el pensamiento, la palabra y la acción. Deben tener pensamientos puros y pronunciar palabras nobles y animadoras, capaces de atraer al Salvador a las personas que los rodean. La religión de Cristo debe estar entretejida en todo lo que dicen y hacen. En todos sus negocios, debe desprenderse el perfume de la presencia de Dios.5TS 138.1

    El pecado es una cosa detestable. Por su causa fué marchitada la hermosura moral de un gran número de ángeles. Ha penetrado en el mundo y ha borrado casi por completo la imagen de Dios en el hombre. Mas, en su gran amor, Dios ha ofrecido al hombre la posibilidad de recuperar la posición que había perdido al ceder al tentador. Cristo vino a ponerse a la cabeza de la humanidad para desarrollar en favor nuestro un carácter perfecto. Los que le reciben son regenerados.5TS 138.2

    Cristo vió a la humanidad, por el enorme desarrollo del pecado, dominada por el príncipe de las potestades del aire y manifestando una fuerza gigantesca en obras de maldad, El vió también que un poder más grande debía hacer frente a Satanás y derrotarlo. “Ahora es el juicio de este mundo—dijo:—ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.” Juan 12:31. Cristo vió que si los seres humanos creían en él, les sería concedido poder para afrontar al ejército de los ángeles caídos, cuyo nombre es legión. Cristo fortificó su alma con el pensamiento de que, merced al sacrificio maravilloso al que iba a consentir, el príncipe de este mundo sería echado fuera, y que los hombres y las mujeres serían capacitados, por la gracia de Dios, para entrar una vez más en posesión de lo que habían perdido.5TS 138.3

    Los hombres y las mujeres pueden vivir la vida que Cristo ha vivido en este mundo si ellos se revisten de su poder y siguen sus instrucciones. Pueden recibir, en su lucha con Satanás, todos los socorros que él mismo recibió. Pueden llegar a ser más que vencedores, por Aquel que los amó y se dió a sí mismo por ellos.5TS 139.1

    La vida de los que profesan ser cristianos sin vivir la vida de Cristo, es una burla a la religión. Cualquiera que esté inscripto en los registros de la iglesia tiene el deber de representar al Salvador, demostrando el adorno interior de un espíritu manso y apacible. Debe ser su testigo y hacer conocer las ventajas que hay en vivir y trabajar conforme al ejemplo de Cristo. La verdad presente debe manifestar su potencia en la vida de aquellos que creen en ella, para que de este modo se comunique al mundo. Los creyentes deben representar en su vida su eficacia santificadora y ennoblecedora.5TS 139.2

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