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Testimonios Selectos Tomo 5

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    Capítulo 16—El peligro de las malas lecturas

    Cuando me doy cuenta de los peligros que hacen correr a la juventud las malas lecturas, no puedo menos que insistir en las advertencias que me han sido dadas acerca de este gran azote.5TS 90.1

    Los males que amenazan a los obreros cuando tienen que manejar impresos de carácter dudoso no son comprendidos suficientemente. La atención de los empleados es atraída y su interés despertado por los temas que pasan bajo sus ojos; hay frases que se imprimen en la memoria; les son sugeridos pensamientos. Casi inconscientemente, el lector siente la influencia del escritor; su espíritu y carácter reciben de ella una impresión maléfica. Hay quienes tienen poca fe y poco dominio propio, y les es difícil desterrar los pensamientos que les sugieren tales escritos.5TS 90.2

    Antes de aceptar la verdad presente, algunos tenían la costumbre de leer novelas. Al relacionarse con la iglesia, hicieron un esfuerzo para vencer esta costumbre. Colocar delante de estos nuevos miembros de la iglesia lecturas parecidas a las que abandonaron es como ofrecer un vaso de alcohol a un esclavo de la bebida. Al ceder a las tentaciones que se les presentan constantemente, no tardan en perder el gusto por las buenas lecturas; no tienen ya interés en el estudio de la Biblia; su fuerza moral se debilita; el pecado les parece cada vez menos repugnante. Se manifiestan una infidelidad creciente y un desagrado siempre mayor por los deberes prácticos de la vida. A medida que la mente se pervierte, se vuelve más dispuesta a leer lo sentimental. Es así como esta alma abre la puerta a Satanás y le permite que la domine completamente.5TS 90.3

    Otras obras, que no son tan corruptoras, deben, sin embargo, evitarse también si engendran desagrado por el estudio de la Biblia. La Palabra de Dios es el verdadero maná. Repriman todos el deseo de leer lo que no es alimento real para el espíritu. Nos es posible trabajar en la obra de Dios con una percepción clara de nuestros deberes, mientras nuestro espíritu esté ocupado por esta clase de lecturas. Los que están en el servicio de Dios no debieran gastar ni tiempo ni dinero en lecturas ligeras. ¿Qué es la paja comparada con el grano?5TS 90.4

    No tenemos tiempo para las diversiones frívolas, ni para satisfacer nuestras tendencias egoístas. Es tiempo de que nos ocupemos en cosas y pensamientos serios. No podemos contemplar el sacrificio y la abnegación del Redentor del mundo, y seguir hallando placer en las cosas livianas, en las bromas e insensateces. Necesitamos grandemente una experiencia práctica de la vida cristiana. Neeesitamos formar nuestro espíritu teniendo en vista la obra de Dios. Nuestra experiencia religiosa queda determinada en gran medida por el carácter de los libros que leemos en nuestros momentos de ocio.5TS 91.1

    Si amamos las Escrituras, si las escudriñamos cada vez que tengamos ocasión de hacerlo para enriquecernos con los tesoros que contiene, podemos tener la seguridad de que Jesús nos atrae hacia él.5TS 91.2

    “Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo: porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente: y en él estáis cumplidos, el cual es la cabeza de todo principado y potestad.” Colosenses 2:8-10.5TS 91.3

    No podemos pertenecer completamente a Cristo, y además estar dispuestos a tomar las cosas que provienen de los hombres llamados grandes, y poner su sabiduría por encima de la sabiduría del mayor Maestro que el mundo haya conocido jamás. Buscar el conocimiento en tales fuentes, es querer beber en una cisterna resquebrajada que no puede retener el agua.5TS 91.4

    Sea la verdad de Dios el objeto de nuestra contemplación y meditación. Leamos la Biblia y considerémosla como la voz de Dios que nos habla directamente. Entonces hallaremos una inspiración y una sabiduría que provienen de Dios.5TS 91.5

    La adquisición de un gran número de libros de estudio interpone demasiado a menudo entre Dios y el hombre un montón de conocimientos que debilitan la mente y la hacen incapaz de asimilar las cosas ya adquiridas. La mente se torna dispéptica y llega a desecharlo todo. El hombre necesita mucha sabiduría para aprender a elegir entre tantos autores y la Palabra de vida, para poder comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.5TS 92.1

    Hermanos míos, evitad los arroyos de la llanura, y aplacad vuestra sed en las aguas puras del Líbano. No podéis andar en la luz de Dios, si recargáis vuestra mente con una cantidad de ideas que no puede digerir. Es tiempo de que decidamos recibir la ayuda del cielo, y que permitamos a nuestros pensamientos que reciban la impresión de la Palabra de Dios.5TS 92.2

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