La sencillez en el vestido
Cuando vi a muchos adventistas observadores del sábado hacerse mundanos en pensamiento, en la conversación, en el vestido, mi corazón se entristeció. Las personas que afirman que tienen el último mensaje de misericordia para darlo al mundo, son atraídos por las modas del mundo, y hacen grandes esfuerzos para seguirlas tanto como creen que su profesión de fe les permite ir. El vestido del mundo que se usa entre nuestro pueblo es tan llamativo, que los no creyentes con frecuencia hacen la siguiente observación: “Por la manera en que se visten Uds. no se los puede distinguir del mundo”. Sabemos que esto es cierto, aunque hay muchas excepciones.3MS 277.3
Los que se conforman con las normas del mundo no son pocos en número. Nos entristece ver que están ejerciendo influencia, e induciendo a otros a seguir su ejemplo. Cuando veo a los que se llaman del nombre de Cristo imitando las costumbres introducidas por los del mundo, me hago las más penosas reflexiones. Su falta de cristianismo es evidente para todos. En el adorno exterior se revela ante los mundanos, así como delante de los cristianos, una ausencia del adorno interior, el ornamento de un espíritu pacífico y humilde, que es de grande estima a la vista de Dios...3MS 278.1
Se señala la condición del corazón—Amonestamos a nuestras hermanas cristianas en contra de la tendencia a confeccionar sus vestidos de acuerdo con los estilos mundanos, atrayendo de esta manera la atención. La casa de Dios es profanada por los vestidos de las mujeres de hoy que dicen ser cristianas. Un vestido lleno de fantasía, la ostentación de cadenas de oro y encajes vistosos, indica ciertamente una cabeza débil y un corazón orgulloso.3MS 278.2
A fin de seguir las modas, muchos de nuestros jóvenes incurren en gastos que no son justificados por sus condiciones de vida. Hijos de padres pobres tratan de vestirse como lo hacen los ricos. Los padres abusan de sus entradas y de las fuerzas y el tiempo concedido por Dios, para hacer y remodelar vestidos a fin de satisfacer la vanidad de sus hijos. Si nuestras hermanas que tienen abundancia de medios regularan sus gastos, no de acuerdo con su riqueza sino con su responsabilidad hacia Dios, como mayordomos sabios de los medios que les son confiados, su ejemplo haría mucho por detener el mal que ahora existe entre nosotros.3MS 278.3
Tácticas satánicas—Satanás se halla detrás de todo, ideando modas que lleven a la extravagancia en el gasto de dinero. Al confeccionar las modas del día, él tiene un propósito definido. Sabe que el tiempo y el dinero dedicados a satisfacer las demandas de la moda no serán usados para un propósito más elevado y más santo. Se derrocha un tiempo precioso en seguir las modas, que siempre cambian y nunca satisfacen. Tan pronto como se introduce un estilo, se idean otros nuevos; y luego, a fin de que los que desean estar a la moda, la sigan, el vestido es remodelado. En esta forma, los que llevan el nombre de cristianos tienen corazones divididos, y malgastan su tiempo dándole al mundo casi todas sus energías.3MS 279.1
Esta carga enteramente innecesaria es asumida y gustosamente llevada por nuestras hermanas. La mitad de sus cargas proceden del esfuerzo por seguir las modas; sin embargo, aceptan ávidamente el yugo, porque la moda es el dios al cual adoran. En esta forma están ciertamente apasionadas por las cadenas de la esclavitud como lo pueda estar el esclavo más real; y sin embargo, hablan de independencia. No tienen mente, o gusto, o juicio propio.3MS 279.2
Satanás tiene un éxito maravilloso en infatuar las mentes con los estilos siempre variables de los vestidos. El sabe que mientras las mentes de las mujeres están siempre llenas de un deseo febril de seguir la moda, su sensibilidad moral se debilita y no pueden ser despertadas para captar su verdadera condición espiritual. Son mundanas, sin Dios y sin esperanza.3MS 279.3
Gusto, adecuación y durabilidad—No desanimamos el gusto y la limpieza en el vestido. El gusto correcto en el vestir no ha de ser despreciado o condenado. Aunque los volados, los adornos y los ornamentos innecesarios deben ser abandonados, animamos a nuestras hermanas a obtener material bueno y durable. Nada se gana con tratar de ahorrar comprando telas ordinarias. Que el vestido sea sencillo y limpio, sin extravagancias u ostentación.3MS 280.1
Las mujeres jóvenes que se liberan de la esclavitud de la moda serán ornamentos en la sociedad. La que es sencilla y sin pretensión en su vestir y en sus maneras, muestra que entiende que la verdadera dama se caracteriza por su valor moral Manuscrito 106, 1901, publicado en la.—The Review and Herald, 20 de marzo de 1958.3MS 280.2
La negación de sí mismo en el vestido es parte de nuestro deber cristiano. El vestir en forma sencilla, absteniéndose de la ostentación de las joyas y ornamentos de toda clase, está en consonancia con nuestra fe. ¿Estamos nosotros entre el número de quienes ven la insensatez de los mundanos al satisfacer la extravagancia en el vestido así como en el amor a las diversiones? Si es así, debemos pertenecer a la clase de personas que rehúye todo lo que constituye una sanción de este espíritu, el cual toma posesión de las mentes y los corazones de quienes viven para este mundo solamente, y que no dedican ningún pensamiento ni tienen ningún cuidado por el mundo venidero.—Testimonies for the Church 3:366.3MS 280.3