Unos pocos sábados con la familia White
(Battle Creek, Míchigan) Sábado 1 de enero de 1859. Asistió a la predicación, a un bautismo y a la Santa Cena—Es el comienzo de un nuevo año. El Señor le dio a Jaime libertad el sábado de tarde al predicar sobre la necesaria preparación para el bautismo y para participar en la Cena del Señor. La congregación se sintió conmovida. Durante el intervalo todos acudieron a las aguas, donde siete personas siguieron a su Señor en el bautismo. Fue una reunión poderosa y resultó del mayor interés. Dos hermanitas de unos once años se bautizaron. Una, Cornelia C., oró mientras estaba en el agua para que fuera preservada de la contaminación del mundo.3MS 298.1
Por la tarde la iglesia siguió el ejemplo de su Señor, y los hermanos se lavaron mutuamente los pies, y entonces participaron de la Cena del Señor. Había regocijo y lágrimas en la iglesia. Era un lugar lleno de reverencia y sin embargo lleno de gloria, debido a la presencia del Señor.—Manuscrito 5, 1859.3MS 298.2
[Otsego, Míchigan] Sábado 8 de enero de 1859. Viajó en trineo para asistir a la reunión, y habló un poco—Es el santo sábado. Honramos y glorificamos a Dios hoy... Fuimos con el Hno. Leighton a Otsego, a unos siete kilómetros. Hacía mucho frío. Difícilmente podíamos estar cómodos. Hallamos que la sala de reuniones no estaba muy abrigada. Todos tenían mucho frío. Había que tomar tiempo para calentarse. El Hno. Loughborough predicó acerca del juicio. Entonces dije algunas palabras. No me sentí con mucha libertad. Luego los hermanos dieron gustosamente sus testimonios.—Manuscrito 5, 1859.3MS 298.3
[Battle Creek] Sábado 5 de marzo de 1859. Se quedó en casa para cuidar a Jaime White—Hoy no asistí a la reunión. Mi esposo estaba enfermo. Me quedé con él para cuidarlo. El Señor estuvo con nosotros y nos bendijo esta mañana. Disfruté de una libertad extraordinaria en la oración. El Hno. Juan Andrews predicó dos veces hoy. Pasó la velada y la noche con nosotros. Gozamos mucho de la visita.—Manuscrito 5, 1859.3MS 299.1
[Battle Creek] Sábado 19 de marzo de 1859. Asistió a una reunión y leyó para los niños—Asistí a las reuniones por la mañana. El Hno. Loughborough predicó con gran libertad acerca del sueño de los muertos y de la herencia de los santos. Me quedé en casa por la tarde. Les leí a mis hijos,1[
] y escribí una carta al Hno. Newton y Sra., animándolos en las cosas espirituales. Por la noche asistí a la reunión para el servicio de comunión y el lavamiento de los pies. No me sentí tan libre como quisiera en tales ocasiones.—Manuscrito 5, 1859.3MS 299.2
[Convis, Míchigan] Sábado 9 de abril de 1859. Sirve a los hermanos en Convis—Me levanté temprano y viajé (en carruaje) unos veinte kilómetros hasta Convis para reunirme con los santos de ese lugar. El viaje fue placentero. Visité al Hno. Brackett. Ellos nos acompañaron hasta el lugar de reuniones, que distaba unos tres kilómetros de su casa. Un pequeño grupo de observadores del sábado estaba reunido en una escuela grande y cómoda. Jaime se sintió con gran libertad para hablar a la gente. Yo dije unas pocas palabras. La reunión se prolongó hasta cerca de las dos de la tarde. Casi todos dieron su testimonio acerca de la verdad. Después de la cena, al fin de las horas del día sagrado, tuvimos una refrigerante hora de oración. Jaime les habló a los niños antes de postrarnos para la oración.—Manuscrito 6, 1859.3MS 299.3
[Battle Creek] Sábado 23 de abril de 1859. Asiste a la reunión y atiende visitas—La Hna. Brackett, la Hna. Lane y su hija, la Hna. Scott y la Hna. Smith vinieron de Convis y asistieron a la reunión en Battle Creek. Almorzaron en nuestra casa.2[
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] Las reuniones fueron interesantes todo el día. El Hno. Waggoner predicó por la mañana. Su discurso fue apropiado. En el intervalo cuatro fueron bautizados: las Hnas. Hide, Scott y Agnes Irving, y el Hno. Pratt. Nuestra reunión de la tarde fue muy interesante. Mi esposo nunca disfrutó de mayor libertad. El Espíritu del Señor estuvo en la reunión. El Señor me dio libertad en la exhortación. A la puesta del sol se celebró la Cena del Señor. Fue una ocasión solemne e interesante. Yo no pude asistir; estaba muy exhausta.—Manuscrito 6, 1859.3MS 300.1
[Denver] Sábado 20 de julio de 1872. Tomó un paseo a pie, escribió y leyó—Es una mañana hermosa. Este es el día de descanso de Dios, y deseamos observar el sábado para que Dios pueda aceptar nuestros esfuerzos y para que nuestras propias almas sean refrigeradas. Salimos a caminar, en busca de un lugar retirado en el bosque donde pudiéramos orar y leer; pero no tuvimos éxito. Pasamos el día conversando acerca de asuntos religiosos, escribiendo y leyendo.—Manuscrito 4, 1872.3MS 300.2
[Battle Creek] Sábado 12 de abril de 1873. Hizo muchas visitas misioneras—Mi esposo habló a la gente por la mañana. Yo permanecí en casa porque no pude asistir. Por la tarde asistí a la reunión...3MS 300.3
Después de que terminó la reunión visité a Ella Belden. Tuve con ella hermosos momentos de oración. Entonces visité al Hno. y la Hna. Salisbury. Tuvimos gratos momentos de oración con la familia. El Hno. y la Hna. Salisbury unieron sus oraciones con las mías. Todos sentimos que el Señor nos bendecía. Luego visité a los ancianos, Hnos. Morse y señora... Visité al Hno. y la Hna. Gardner. El está acercándose al fin de la jornada. La enfermedad lo ha debilitado mucho. Se gozó de verme. Unimos nuestras oraciones y los corazones de estos afligidos hermanos fueron confortados y bendecidos.—Manuscrito 6, 1873.3MS 300.4
[Battle Creek] Sábado 17 de mayo de 1873. Viaja unos pocos kilómetros. Duerme un poco—Viajamos recorriendo unos pocos kilómetros por el bosque de robles. Descansamos por una hora. Dormimos un poco... Tuvimos momentos de oración antes de regresar a casa. Por la tarde fuimos a la reunión.—Manuscrito 7, 1873.3MS 301.1
[Washington, Iowa] Sábado 21 de junio de 1873. Escribe sobre los sufrimientos de Cristo—Fue un día hermoso, más bien caluroso. Tomé un tratamiento. Me sentí mejor. Escribí quince páginas sobre los sufrimientos de Cristo. Estaba muy interesada en mi tema. Los Hnos. Wheeler, Hester y Van Ostrand fueron a la reunión. Había posibilidad de lluvia. Reunimos a la familia y leí lo que había escrito. Todos parecían interesados.—Manuscrito 8, 1873.3MS 301.2
[Walling’s Mills] Viernes 12 de septiembre de 1873. Atiende a personas no adventistas—Llegamos a casa un poco antes de la puesta del sol. Recibimos cartas del Hno. Canright, también de la Hna. María Gaskill y de Daniel Bourdeau. Nos hacían un relato del congreso campestre. Cuando llegamos a casa encontramos allí a Juan Cranson. Lamentamos que él hubiera venido a vernos el sábado. No nos agrada tener el sábado que atender visitas que no tienen respeto por Dios y por su santo día.—Manuscrito 11, 1873.3MS 301.3
[En viaje de Colorado a Battle Creek] Sábado 8 de noviembre de 1873. Lamentan viajar en sábado.3[]—Descansamos bien en nuestro coche durante la noche. Lamentamos informar que estamos en nuestros carros viajando esta mañana, pero las circunstancias relacionadas con la causa y la obra de Dios demandan nuestra presencia en el congreso de la Asociación General. No podíamos demorarnos. Si estuviéramos atendiendo nuestros propios asuntos sentiríamos que es una violación del cuarto mandamiento viajar en sábado. No sostuvimos ninguna conversación común. Tratamos de conservar nuestras mentes en una disposición devocional, y disfrutamos un poco de la presencia de Dios, aunque lamentamos profundamente la necesidad de viajar en sábado.—Manuscrito 13, 1873.3MS 301.4
[Sidney, N. S. W., Australia] 4 de febrero de 1893. Habla por la mañana; se embarca por la tarde—Viajamos en el coche a la iglesia de Sidney, y hablé acerca de Hebreos 11, sobre la fe. El Señor me fortaleció por su gracia. Me sentí muy fuerte y bendecida. El Espíritu Santo estaba sobre mí. Me fue dada fuerza, tanto física como espiritual, en gran medida...3MS 302.1
Por la tarde, a las dos, abordamos el buque para hacer el viaje que por mucho tiempo habíamos temido. Todo nuestro equipaje había sido entregado el viernes. Nos disgusta mucho viajar en sábado. Pero debe hacerse la obra de dar el mensaje al mundo, y podemos mantener nuestras mentes y corazones elevados a Dios y escondernos en Jesús. Cuando no podemos controlar estos asuntos, debemos dejar todas las cosas con nuestro Padre celestial. Si nuestra confianza está en Dios, él nos ayudará.—Manuscrito 76, 1893.3MS 302.2