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Obreros Evangélicos

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    Los jóvenes en el ministerio

    No debe empequeñecerse el ministerio evangélico. Ninguna empresa debe dirigirse de modo que haga considerar al ministerio de la palabra como asunto inferior. No lo es. Los que empequeñecen el ministerio menoscaban a Cristo. La más elevada de todas las ocupaciones es el ministerio en sus varias modalidades, y siempre debe recordarse a la juventud que no hay obra más bendecida de Dios que la del ministro evangélico.OE 64.1

    No se desvíe a nuestros jóvenes del propósito de entrar en el ministerio. Hay peligro de que por medio de brillantes presentaciones algunos sean apartados de la senda en la que Dios les pide que anden. A algunos que debieran estar preparándose para entrar en el ministerio se los ha estimulado a seguir un curso de medicina. El Señor pide que haya más ministros que trabajen en su viña. Fueron dichas las palabras: “Fortaleced las avanzadas; haya centinelas fieles en todas partes del mundo.” Dios os llama a vosotros, jóvenes. El llama a ejércitos enteros de jóvenes de gran corazón y mente, que tengan un amor profundo por Cristo y la verdad.OE 64.2

    La medida de capacidad o saber es de importancia mucho menor que el espíritu con que os dediquéis a la obra. Lo que el ministerio necesita no son grandes hombres ni sabios; no son predicadores elocuentes. Dios llama a hombres que se entreguen a él para ser imbuidos de su Espíritu. La causa de Cristo y la humanidad requieren hombres santificados, abnegados, que puedan salir del campamento y llevar el oprobio; hombres que sean fuertes y valientes, idóneos para empresas dignas, y que hagan un pacto con Dios con sacrificio.OE 64.3

    En el ministerio no hay lugar para los ociosos. Los siervos de Dios han de dar amplia prueba de su ministerio. No serán perezosos, sino que como expositores de su Palabra dedicarán la suma de sus energías a ser fieles. Nunca deben dejar de aprender. Han de mantener sus almas conscientes del carácter sagrado de la obra y de las grandes responsabilidades de su vocación, para que en ninguna ocasión o lugar presenten a Dios un sacrificio mutilado, una ofrenda que no les haya costado ni estudio ni oración.OE 65.1

    El Señor necesita hombres de intensa vida espiritual. Cada obrero puede recibir fuerza de lo alto, y encaminarse con fe y esperanza por la senda en que Dios le pide que ande. La Palabra de Dios habitará en el obrero joven y consagrado. El será alerta, ferviente, fuerte, y tendrá en el consejo de Dios una provisión inagotable.OE 65.2

    Dios ha pedido a este pueblo que dé al mundo el mensaje de la pronta venida de Cristo. Hemos de dar a los hombres la última invitación a la fiesta del Evangelio, la última invitación a la cena de bodas del Cordero. En miles de lugares donde no se ha oído el llamamiento, éste ha de ser oído todavía. Muchos de los que no han dado el mensaje lo han de proclamar todavía. Vuelvo a dirigirme a vosotros,*3—O. E. jóvenes: ¿No os ha llamado Dios a pregonar este mensaje? OE 65.3

    *****

    ¿Cuántos de nuestros jóvenes quieren entrar en el servicio de Dios, no para ser servidos, sino para servir? En tiempos pasados, había quienes fijaban su mente en un alma tras otra, diciendo: “Señor, ayúdame a salvar esta alma.” Pero ahora escasean mucho los tales casos. ¿Cuántos obran como si se diesen cuenta del peligro que corren los pecadores? ¿Cuántos toman a aquellos a quienes saben que están en peligro, y los presentan a Dios en oración, suplicándole que los salve?OE 66.1

    El apóstol Pablo pudo decir de la iglesia primitiva: “Y glorificaban a Dios en mí.”1Gálatas 1:24. ¿No nos esforzaremos por vivir de modo tal que estas mismas palabras se puedan decir de nosotros? El Señor proveerá medios y recursos para aquellos que lo busquen de todo corazón. El desea que reconozcamos la dirección divina manifestada en la preparación de campos de labor y del camino para que estos campos fuesen ocupados con éxito.OE 66.2

    Tengan los ministros y evangelistas más momentos de oración ferviente con aquellos que se han convencido de la verdad. Recordad que Cristo está siempre con vosotros. El Señor hará gustoso la más preciosa demostración de su gracia con el fin de fortalecer y animar al obrero sincero y humilde. Reflejad, pues, para los demás la luz que Dios ha hecho resplandecer sobre vosotros. Aquellos que hagan esto presentarán al Señor la ofrenda más preciosa. Los corazones de aquellos que oigan las buenas nuevas de salvación se encenderán con el espíritu de alabanza. OE 66.3

    *****

    El número de obreros del ministerio no ha de disminuir, sino aumentar en gran manera. Donde hay ahora un predicador en el campo, se han de añadir veinte; y si el Espíritu de Dios los rige, estos veinte presentarán la verdad de tal modo que veinte más serán añadidos. OE 67.1

    *****

    La dignidad y obra de Cristo se manifiestan imponiendo las condiciones que a él le plazcan. Sus seguidores han de llegar a proclamar la verdad con más y más poder a medida que se acerquen a la perfección de la fe y el amor por sus hermanos. Dios ha provisto ayuda divina para todas las emergencias a que nuestros recursos humanos no puedan hacer frente. El otorga el Espíritu Santo en todo aprieto, para fortalecer nuestra esperanza y seguridad, para iluminar nuestras mentes y purificar nuestros corazones. El se propone que sean provistas las facilidades necesarias para el desarrollo de sus planes. Os invita a buscar el consejo de Dios. Buscadle de todo corazón, y “haced todo lo que os dijere.”2Juan 2:5.Testimonies for the Church 6:414, 415.OE 67.2

    *****

    Con un ejército de obreros como el que nuestros jóvenes, debidamente adiestrados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir! ¡Cuán pronto podría llegar el fin—el fin del sufrimiento, el pesar y el pecado! ¡Cuán pronto, en vez de una heredad acá, con su maldición de pecado y dolor, podrían recibir nuestros hijos la herencia donde “los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella;” donde “no dirá el morador: Estoy enfermo,” “y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor!”3Salmos 37:29; Isaías 33:24; 65:19.La Educación, 263, 264.OE 67.3

    Más de un muchacho de hoy día que crezca como Daniel en su hogar de Judea, estudiando la Palabra de Dios y sus obras y aprendiendo lecciones de servicio fiel, se hallará aun ante asambleas legislativas, en tribunales de justicia, o en cortes reales, como testigo del Rey de reyes. Multitudes serán llamadas a un ministerio más amplio. El mundo entero se abre al Evangelio. Etiopía tiende sus manos a Dios. Desde el Japón, la China y la India, de países aún en tinieblas de nuestro continente, de toda región del mundo, llega el clamor de corazones heridos por el pecado que ansían conocer al Dios de amor.—La Educación, 255.OE 68.1

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