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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1

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    La salud y la religión

    Dios quiere que se establezca una institución que por su influencia esté estrechamente relacionada con la obra final de habilitar mortales para la inmortalidad, una que no tendrá inclinación a debilitar los principios religiosos de ancianos y jóvenes y la cual no mejorará la salud del cuerpo en detrimento del crecimiento espiritual. El gran objeto de esta institución será mejorar la salud del cuerpo, para que el afligido pueda apreciar con mayor claridad las cosas espirituales. Si este objeto no se mantiene continuamente en mente y se realizan esfuerzos hacia ese fin, resultará en una maldición en vez de una bendición. La espiritualidad será considerada como un asunto secundario y la salud del cuerpo y las diversiones recibirán prioridad. Vi que la elevada norma no debe ser degradada en lo más mínimo a fin de que la institución pueda ser patrocinada por personas no creyentes. Si los no creyentes escogen venir mientras los dirigentes de la institución ocupan la posición exaltada que Dios desea que ocupen, habrá un poder que afectará sus corazones. Con Dios y los ángeles a su lado, su pueblo observador del sábado no puede sino prosperar.1TPI 491.1

    Esta institución no debe ser establecida con propósitos pecuniarios, sino para ayudar en la tarea de traer al pueblo de Dios a una condición de salud física y mental que los capacite para apreciar verdaderamente las cosas espirituales y valorar correctamente la redención comprada a tan alto costo por los sufrimientos de nuestro Salvador. Esta institución no debe ser convertida en un lugar de diversión o entretenimiento. Los que no pueden vivir a menos que tengan excitación y diversión, no serán de utilidad al mundo; no son hechos mejores por la forma como viven. No haría ninguna diferencia que estuvieran ausentes o presentes en el mundo.1TPI 491.2

    Vi que la posición según la cual la espiritualidad es un perjuicio para la salud, que el doctor E procuró poner en las mentes de otros, es sólo argumento falaz del diablo. Satanás logró entrar al Edén e hizo que Eva creyera que ella necesitaba algo más que lo que Dios le había dado para su felicidad, que el fruto prohibido tendría una influencia especial para causar sensación de alegría sobre su cuerpo y mente y la exaltaría para ser igual a Dios en conocimiento. Pero el conocimiento y beneficio que pensó obtener resultó para ella una terrible maldición.1TPI 492.1

    Hay personas de imaginación enfermiza para quienes la religión es un tirano que las gobierna con vara de hierro. Las tales lamentan constantemente su propia depravación, y gimen por males supuestos. No existe amor en su corazón; su rostro es siempre ceñudo. Las deja heladas la risa inocente de la juventud o de cualquiera. Consideran como pecado toda recreación o diversión, y creen que la mente debe estar constantemente dominada por pensamientos austeros. Este es un extremo. Otros piensan que la mente debe dedicarse constantemente a inventar nuevas diversiones a fin de tener salud. Aprenden a depender de la excitación, y se sienten intranquilos sin ella. Los tales no son verdaderos cristianos. Van al otro extremo.1TPI 492.2

    Los verdaderos principios del cristianismo abren ante nosotros una fuente de felicidad, cuya altura, profundidad, longitud y anchura son inconmensurables. Cristo es en nosotros una fuente de agua que brota para vida eterna. Es un manantial inagotable del cual el cristiano puede beber a voluntad, sin agotarlo jamás.1TPI 492.3

    Lo que comunica a casi todos enfermedades del cuerpo y de la mente, son los sentimientos de descontento y las quejas que de ellos surgen. No tienen a Dios, ni la esperanza que llega hasta dentro del velo, que es para el alma un ancla segura y firme. Todos los que poseen esta esperanza se purifican como él es puro. Los tales estarán libres de inquietudes y descontento; no estarán buscando males continuamente ni acongojándose por dificultades artificiales. Pero vemos a muchos sufrir dificultades prematuras; la ansiedad está estampada en todas sus facciones; no parecen hallar consuelo, sino que de continuo esperan algún mal terrible.1TPI 492.4

    Los tales deshonran a Dios y desprestigian la religión de Cristo. No tienen verdadero amor hacia Dios, ni hacia sus compañeros e hijos. Sus afectos se han vuelto mórbidos. Pero las vanas diversiones no corregirán nunca el espíritu de los tales. Necesitan la influencia transformadora del Espíritu de Dios para ser felices. Necesitan ser beneficiados por la mediación de Cristo, a fin de apreciar completa y vivamente la consolación, divina y substancial. “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaños, apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala, porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal”. Los que tienen un conocimiento experimental de este pasaje bíblico son verdaderamente felices. Consideran la aprobación del cielo como de más valor que cualquier diversión terrenal; Cristo en ellos, la esperanza de gloria, será salud al cuerpo y fuerza para el alma.1TPI 492.5

    La sencillez del evangelio está desapareciendo rápidamente de los profesos observadores del sábado. Me pregunto muchas veces durante el día, ¿cómo puede prosperarnos Dios? Se está orando muy poco. De hecho, la oración está casi obsoleta. Pocos están listos a llevar la cruz de Cristo, quien llevó el vergonzoso madero por nosotros. Siento que los asuntos no están avanzando en el instituto como Dios lo habría hecho adelantar. Temo que él quite sus ojos de éste. Se me mostró que los médicos y ayudantes deberían ser del orden más elevado, gente que tenga un conocimiento experimental de la verdad, que merezcan respeto, y se pueda confiar en su palabra. Deberían ser personas cuya mente no sea enfermiza, gente con perfecto dominio propio, que no sean vacilantes o variables, libres de celos y malas conjeturas, gente poseedora de un poder de voluntad que no ceda a indisposiciones de poca importancia, que no estén prejuiciados, que no piensen el mal, que piensen y se muevan con calma y consideración, teniendo la gloria de Dios y el bienestar de otros siempre delante de ellos. Nunca debe promoverse a alguien a una posición de responsabilidad meramente porque la desea. Se debe elegir solamente a aquellos que estén calificados para la posición. Los que deben llevar responsabilidades deberían ser probados y dar evidencia de que están libres de celos, que no sienten antipatía por éste o por aquél, mientras se rodean de unos pocos amigos y no advierten la presencia de otros. Dios quiera que todo se desarrolle como debe ser en esa institución.1TPI 493.1

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