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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

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    Advertencias y admoniciones

    El 23 de noviembre de 1879 se me mostraron algunas cosas relacionadas con nuestras instituciones y los peligros y deberes de aquellos que ocupan cargos de responsabilidad relacionados con ellas. Vi que aquellos hombres habían sido levantados para desempeñar una tarea especial como instrumentos de Dios de manera que los controlara, los guiara, y los moviera su Espíritu. Tienen el deber de responder a las exigencias de Dios y jamás deben sentir que son dueños de sí mismos y pueden emplear su facultades como mejor y más provechoso les parezca para ellos mismos. Aunque su propósito sea obrar con justicia es más que probable que se equivoquen a menos que sean aprendices constantes de la escuela de Cristo. Su única seguridad es andar humildemente con Dios.4TPI 530.1

    Los peligros acechan a cada paso y aquél cuyo porte sea el de un conquistador podrá cantar un canto de triunfo en la ciudad de Dios. Algunos tienen fuertes rasgos de carácter que deberán reprimir. Si se mantienen bajo el control del Espíritu de Dios, esos rasgos serán una bendición; si no, serán una maldición declarada. Que aquellos que ahora están montados sobre la ola de popularidad no se vuelvan frívolos y excitables, será un milagro de la misericordia. Si se rinden a su propia sabiduría, como muchos otros que han gozado de su posición, esa sabiduría se transformará en insensatez. Pero mientras se entreguen abnegadamente a la obra de Dios, sin desviarse en lo más mínimo, el Señor extenderá sobre ellos su brazo poderoso y será una ayuda igualmente poderosa. “Yo honraré a los que me honran”. 1 Samuel 2:30.4TPI 530.2

    Esta es una época peligrosa para cualquiera que tenga talentos que puedan ser útiles para la obra de Dios. Satanás despliega sus tentaciones constantemente ante las personas, intentando que caigan víctimas del orgullo y la ambición; de manera que, cuando Dios desea usarlas, a menudo se han vuelto independientes y autosuficientes y se sienten capaces de resistir solos. Ese será vuestro peligro, hermanos, a menos que viváis una vida de fe y oración constantes. Podéis tener un profundo y permanente sentido de las cosas eternas y el amor por la humanidad que Cristo mostró en su vida. La estrecha unión con el cielo dará el tono justo a vuestra fidelidad y será la base de vuestro éxito. Vuestro sentimiento de dependencia os llevará a orar y vuestro sentido del deber os empujará a esforzaros. La oración y el esfuerzo, serán el centro de vuestra vida. Orad como si la eficiencia y los elogios se debieran únicamente a Dios; trabajad como si sólo a vosotros correspondieran todos los deberes. Si necesitáis poder, podéis obtenerlo porque está a la espera que lo pidáis. Basta con que creáis en Dios, os apoderéis de él en su palabra y actuéis por fe para que venga la bendición.4TPI 530.3

    En este asunto, el genio, la lógica y la elocuencia no son de provecho. Dios acepta a quienes tienen un corazón humilde, confiado y contrito y escucha sus oraciones y cuando los ayuda vencen todos los obstáculos. Cuántos hombres de grandes capacidades naturales y alta formación han fracasado cuando han sido puestos en cargos de responsabilidad; y, sin embargo, quienes tenían un intelecto débil, cuyo entorno era más desfavorable, tuvieron un éxito maravilloso. El secreto reside en que los primeros confiaban en ellos mismos mientras que los segundos se unían a Aquel cuyo consejo es maravilloso y es poderoso para conseguir sus deseos.4TPI 531.1

    Puesto que su trabajo siempre es urgente, a algunos les resulta difícil encontrar tiempo para meditar y orar. Cometen un error. Las bendiciones del cielo obtenidas mediante las súplicas diarias serán como pan de vida para el alma y aumentarán su potencia moral y espiritual, como un árbol plantado junto a las aguas de un río, cuyas hojas estarán siempre verdes y cuyos frutos madurarán a su tiempo.4TPI 531.2

    Algunos han cometido un terrible error al descuidar la adoración pública de Dios. Los privilegios del servicio de culto son tan provechosos para ellos como para otros y son esenciales. A menudo, son tan incapaces de aprovecharlos como muchos otros. Con frecuencia, los médicos son llamados en sábado para visitar a los enfermos y se les obliga a hacer de ese día una jornada extenuante. Nuestro Salvador dijo que la labor de alivio de los sufrientes es una obra de misericordia y que, en ningún modo, profana el sábado. Pero quienes dedican regularmente sus sábados a la escritura o al trabajo, sin hacer ningún cambio especial perjudican sus propias almas, dan a los otros un ejemplo indigno de imitación y no honran a Dios.4TPI 531.3

    Algunos no han visto la importancia real, no sólo de asistir a las reuniones religiosas, sino también de dar testimonio de Cristo y la verdad. Si esos hermanos no adquieren fuerza espiritual mediante el cumplimiento de todas y cada una de las obligaciones cristianas, estableciendo así una relación más estrecha y sagrada con su Redentor, sus facultades morales se debilitarán. A menos que cambien su conducta, con toda seguridad, se marchitarán espiritualmente.4TPI 532.1

    Los hombres que están a cargo de nuestras instituciones ocupan puestos de gran responsabilidad. No deben ser distraídos de sus responsabilidades, pero tampoco pensar que son imprescindibles. Dios puede trabajar sin ellos, pero ellos no pueden trabajar sin Dios. Es necesario que aprendan a trabajar en armonía. Si desempeñan su función de manera honorable, cada uno de ellos podrá velar por los intereses financieros de la institución que se le ha confiado. Tales hombres deberán ser extremadamente cautos para que su departamento no sea el único que se tenga en cuenta y, así no perjudiquen a otros departamentos de igual importancia.4TPI 532.2

    Hermanos, corréis el peligro de cometer graves errores en los negocios que emprendéis. Dios os advierte para que estéis vigilantes si no queréis invadir el terreno de vuestros colegas. Cuidad de no cultivar la estafa porque no resistiréis la prueba del día de Dios. Es preciso que seáis perspicaces y cuidadosos en vuestros cálculos porque deberéis tratar con todo tipo de personas; debéis vigilar los intereses de nuestras instituciones o miles de dólares irán a parar a manos de hombres deshonestos. Sin embargo, no permitáis que esos rasgos se conviertan en fuerza dominante. Sometidos a un control adecuado, son elementos esenciales para el carácter; si conserváis el temor de Dios ante vosotros y su amor en el corazón estaréis seguros.4TPI 532.3

    Es mucho mejor renunciar a algunos beneficios que cultivar un espíritu avaricioso y, de ese modo, convertirlo en parte de nuestra naturaleza. La ruindad es indigna de un cristiano. La gran cuchilla de la verdad nos ha separado del mundo. Aunque puedan ser muy evidentes para los demás, no siempre podemos ver los malos rasgos de nuestro carácter. Sin embargo, el tiempo y las circunstancias, con toda seguridad, sacarán a la luz el oro o descubrirán el vil metal de nuestro carácter. Los hombres no nos conocen hasta que el crisol de Dios nos pone a prueba. Cada pensamiento bajo, cada mala acción, revela algún defecto del carácter. Los rasgos ásperos deben ser desbastados por el bisel y el martillo del gran taller de Dios, y la gracia de Dios debe pulirnos antes de que podamos ocupar un lugar en el glorioso templo.4TPI 532.4

    Dios puede hacer que esos hermanos sean más preciosos que el oro fino, más aún que el oro de Ofir, si se abandonan a su mano transformadora. Deben estar decididos a dar el uso más noble a cada facultad y cada ocasión. La palabra de Dios debería ser su estudio y su guía para decidir qué es lo más elevado y lo mejor en todos los casos. El único carácter sin mancha, el Modelo perfecto que pone ante ellos el evangelio debería ser objeto de su estudio más interesado. La única lección esencial que deben aprender es que la verdadera grandeza sólo llega por medio de la bondad. Que Dios nos libre de la filosofía de los sabios mundanos. Su única esperanza está en la insensatez para que puedan ser sabios.4TPI 533.1

    El más débil seguidor de Cristo ha establecido una alianza con un poder infinito. En muchos casos Dios puede hacer poco con los hombres instruidos porque no sienten necesidad de inclinarse ante él, la Fuente de toda sabiduría; por lo tanto, después de una prueba, los aparta y los sustituye por hombres de menos talento que hayan aprendido a confiar en él, cuyas almas están fortificadas con la bondad, la verdad y una fidelidad inquebrantable y no tropiecen con nada que pueda manchar su conciencia.4TPI 533.2

    Hermanos, si unís vuestras almas a Dios con una fe viva, él hará de vosotros hombres poderosos. Si confiáis en vuestra propia sabiduría y vuestras fuerzas, fracasaréis indefectiblemente. Dios está disgustado por vuestro escaso interés en el servicio religioso. Sois hombres distinguidos y, como tales, ejercéis una influencia mayor que otras personas que ocupan cargos de menor relevancia. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. Mateo 6:33. Debéis ser obreros de la iglesia activos e interesados, que cultivan sus facultades religiosas y mantienen el alma en el amor de Dios. En este aspecto, el Señor tiene derechos sobre vosotros que no podéis considerar a la ligera; debéis crecer en gracia o, de lo contrario, os convertiréis en enanos para las cosas espirituales. Dar testimonio de Cristo cuando y donde se pueda no sólo es un privilegio, sino un deber. Al ejercitar la mente de este modo cultivaréis el amor por las cosas sagradas.4TPI 533.3

    Corremos el peligro de considerar a los ministros de Cristo como simples hombres y no reconocerlos como sus representantes. Todas las consideraciones personales deben ser puestas a un lado, debemos escuchar la palabra de Dios que nos llega por medio de sus embajadores. Cristo siempre envía mensajes a aquellos que escuchan su voz. La noche de la agonía de nuestro Salvador, en el huerto de Getsemaní, los discípulos, dormidos, no escucharon la voz de Jesús; tenían un tenue atisbo de la presencia de los ángeles, pero la somnolencia y el sopor les impidieron recibir la prueba que habría fortalecido sus almas, preparándolas para las terribles escenas que se les avecinaban. Así pues, los mismos hombres que más necesitan la instrucción divina, a menudo, no la reciben porque no establecen comunicación con el cielo. Satanás siempre busca controlar la mente y nadie está a salvo a menos que tenga una conexión constante con Dios. En algunos momentos debemos recibir provisiones del cielo y si queremos que el poder de Dios nos guarde debemos obedecer sus exigencias.4TPI 534.1

    La condición para que llevéis fruto es que permanezcáis en la Vid verdadera. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Juan 15:4-6.4TPI 534.2

    Todos vuestros buenos propósitos y vuestras buenas intenciones no os capacitarán para resistir la prueba de la tentación. Es preciso que seáis hombres de oración. Vuestras peticiones no deben ser vagas, ocasionales e intermitentes, sino sinceras, perseverantes y constantes. Para orar no es preciso que estéis solos o que os arrodilléis; en medio del trabajo el alma se puede elevar a Dios y aferrarse a su fuerza. Entonces seréis hombres con propósitos santos y elevados, de noble integridad, a los cuales ninguna consideración los desviará de la verdad, lo correcto y la justicia.4TPI 534.3

    Las urgencias, las cargas y las obligaciones os apremian; pero cuanto mayor sea la presión que soportéis, cuanto mayor sea la carga que debáis soportar, tanto más necesitáis la ayuda divina. Jesús será vuestro auxilio. Constantemente necesitáis que la luz de la vida ilumine vuestros pasos y, así, sus rayos divinos se reflejarán sobre los otros. La obra de Dios es un todo perfecto, porque es perfecta en todas sus partes. La atención consciente a lo que el mundo llama pequeñeces es la causa de la gran belleza y el éxito de la vida. las pequeñas acciones de caridad, las palabras amables, los pequeños actos de abnegación, el sabio aprovechamiento de las pequeñas oportunidades y el cultivo diligente de los pequeños talentos hacen que el hombre sea grande a los ojos de Dios. Si fielmente, prestáis la debida atención a esas pequeñas cosas, si esas gracias están en vosotros y son abundantes os harán perfectos en la menor de las buenas acciones.4TPI 535.1

    No basta con estar dispuestos a dar generosamente una parte de vuestros recursos a la causa de Dios. Es precisa una consagración sin reservas de todas vuestras facultades. Haberos retenido a vosotros mismos ha sido el error de vuestra vida. Si pensáis que vuestro cargo dificulta que mantengáis una estrecha unión con Dios, vuestro trabajo será diez veces más duro si no lo hacéis. Satanás jalonará vuestra senda con tentaciones y sólo por medio de Cristo podéis obtener la victoria. La misma voluntad indomable que da el éxito en los objetivos intelectuales es esencial para la vida cristiana. Debéis ser representantes de Jesucristo. Vuestra energía y perseverancia deberían ser aún mayores que las mostradas en cualquier otro objetivo porque los asuntos de la eternidad son más importantes que los temporales.4TPI 535.2

    Si alguna vez alcanzáis el éxito en la vida cristiana deberéis estar convencidos que sois hombres según el corazón de Dios. El Señor necesita vuestra influencia sobre la iglesia y sobre el mundo para elevar el modelo de cristianismo. El verdadero carácter cristiano debe estar marcado con la firmeza de propósito y la determinación indomable que no puede ser sometida ni moldeada por la tierra o el infierno. Quien no sea ciego a la atracción de los honores mundanos, indiferente a las amenazas e insensible a la fascinación será víctima de los engaños de Satanás.4TPI 535.3

    Dios exige una consagración completa y no acepta nada menor. Cuanto más difícil es vuestra responsabilidad, más necesitáis a Jesús. El amor y el temor de Dios mantuvieron a José puro y sin mácula en la corte del faraón. Fue elevado con grandes riquezas, al alto honor de sentarse junto al faraón. Esa elevación fue tan repentina como grande. Es imposible permanecer en un lugar elevado sin correr peligro. La tormenta deja incólume la pequeña flor del valle, pero estremece al árbol que está en la elevada cumbre de las montañas. Hay muchos hombres a quienes Dios podría haber usado con maravillosos éxitos cuando se encontraban en la pobreza extrema—podría haberlos hecho útiles y haberlos coronado con la gloria—, pero la prosperidad los arruinó; el olvido de la humildad los arrastró al abismo, olvidaron que Dios era su fuerza y se hicieron independientes y autosuficientes.4TPI 536.1

    José pasó la prueba de carácter en la adversidad y el oro de la prosperidad le llegó en abundancia. Mostró el mismo sagrado cuidado por seguir la voluntad de Dios cuando estuvo junto al trono que cuando se encontraba prisionero en una celda. José llevaba su religión a todas partes y ese fue el secreto de su fidelidad inquebrantable. En vuestra condición de representantes debéis tener el poder que todo lo impregnó de la verdadera piedad. Temerosa de Dios, os digo que vuestros pasos están jalonados de peligros ocultos. Refugiaos en Jesús. No estaréis seguros a menos que toméis la mano de Cristo. Guardaos contra todo cuanto se parezca a la presunción y acoged el espíritu que prefiere sufrir antes que pecar. No obtendréis ninguna victoria tan preciosa como la que se obtiene venciendo al yo.4TPI 536.2

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