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El Ministerio de la Bondad

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    Capítulo 33—Un pedido para una obra equilibrada

    Mantened una adecuada perspectiva—A medida que la obra adelante, surgirán peligros contra los cuales deberá prevenirse. A medida que se emprenden nuevas empresas, hay una tendencia a hacer que una sola cosa lo absorba todo; tanto que aquello que debería ocupar el primer lugar, llega a considerarse secundario. La iglesia necesita poder y vitalidad renovadores. Pero hay grave peligro al tomar una nueva línea de trabajo de que malgaste nuestras energías en lugar de traer vida dentro de la iglesia.—The General Conference Daily Bulletin, 2 de marzo de 1899.MB 268.1

    El trabajo en favor de los desamparados no debe ser una carga en nuestra labor—Más tarde [en 1899] se despertó un gran interés por los pobres y la clase más humilde. Se comenzó una gran obra para elevar a los caídos y degradados. Esto en sí mismo es una buena obra. Deberíamos tener siempre el Espíritu de Cristo y hemos de hacer la misma clase de trabajo que él hizo por la doliente humanidad. El Señor tiene una obra que se ha de hacer para los desamparados. No hay duda de que ése es el deber de algunos: el trabajar entre ellos y salvar las almas que se están perdiendo. Esto tendrá su lugar en conexión con la proclamación del mensaje del tercer ángel y la recepción de la verdad bíblica. Pero hay peligro en agobiar a todos con esta clase de trabajo, a causa de la intensidad con que se lleva a cabo. Hay peligro en dirigir a los hombres a concentrar sus energías con este fin, cuando Dios los ha llamado para otra tarea.MB 268.2

    Es muy grave la importante cuestión sobre nuestro deber hacia la humanidad, y se necesita mucho de la gracia de Dios para decidir cómo trabajar a fin de realizar la mayor cantidad de bien. No todos son llamados a comenzar su labor trabajando entre las clases más desamparadas. Dios no requiere de sus obreros que completen sus estudios y preparación para consagrarlos exclusivamente a esas clases. El trabajar para Dios se manifiesta en una forma que da la seguridad de que la obra se hace conforme a sus proyectos y que sus sanos principios son la razón fundamental de cada acción. Pero he sido instruida por Dios que hay peligro en hacer planes para trabajar por los desheredados en una forma que conduce a movimientos espasmódicos y excitables. Esto no producirá resultados verdaderamente beneficiosos. Determinadas personas serán alentadas para realizar una clase de trabajo que dará un resultado muy pequeño en el fortalecimiento de todas las partes de la obra por medio de una acción armoniosa.*En el original inglés esta oración resulta no muy clara. Su propósito es mostrar que, mediante una acción armoniosa, podrían lograrse amplios resultados si se hiciera una obra misionera entre las clases más elevadas. Sin embargo, queda siempre una labor que realizar entre los necesitados, aunque sus resultados sean comparativamente más pequeños.—Los editores.MB 269.1

    La invitación evangélica debe ser dada a los ricos y a los pobres, a los importantes y a los menesterosos y se deben proyectar formas para llevar la verdad a nuevos lugares y a toda clase de gente. El Señor nos ordena: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. El dice: “Comenzad por los caminos; trabajad en todos los caminos; preparad un grupo que en unión con vosotros, vaya adelante haciendo el mismo trabajo que Cristo hizo al buscar y salvar a los perdidos”.MB 269.2

    Cristo predicó el Evangelio a los pobres, pero él no limitó su obra a esa clase de personas. Trabajó por todos los que podían oír su palabra: no solamente los publicanos y los desheredados, sino el rico y refinado fariseo, el noble judío, el centurión y el gobernante romano. Esa es la clase de trabajo que siempre he visto que debe ser hecho. No debemos fortalecer cada tendón y nervio espiritual para trabajar por las clases más bajas, y hacer de este trabajo el fin y propósito de todos. Hay otros que debemos traer hasta el Maestro, almas que necesitan la verdad, que llevan responsabilidades y que trabajarán con todas sus facultades santificadas tanto por los poderosos como por los desheredados.MB 270.1

    El trabajo por la clase más pobre no tiene límite. No se acaba jamás y sólo debe ser considerado como una parte del gran todo. El dar nuestra preferente atención a este trabajo, mientras hay vastas porciones de la viña del Señor abiertas a la enseñanza y aún intactas, es comenzar equivocadamente. Como el brazo derecho es para el cuerpo, de la misma manera es la obra médico-misionera para el mensaje del tercer ángel. Pero el brazo derecho no ha de convertirse en el todo del cuerpo. La tarea de buscar a los desheredados es importante, pero no debe llegar a ser la gran carga para nuestra misión.—Manuscrito 3, 1899.MB 270.2

    No hemos sido llamados para establecer hogares para mujeres y niños abandonados—Debo hablar claramente en cuanto a algunas cosas que deben cuidarse. No deberíamos ocuparnos de la obra de mantener hogares para mujeres y niños abandonados. Esa responsabilidad debe ser llevada más bien por las familias que debieran cuidar de aquellos que necesiten ayuda de esa clase.—Carta 11, 1900.MB 270.3

    El Señor no nos ha dado indicación de construir edificios para la atención de bebés, aunque ésa sea una buena obra, pero no es la tarea para el momento actual. Dejad que el mundo haga todo lo que desee a ese respecto. Nuestro tiempo y nuestros medios deben ser invertidos en una diferente línea de trabajo. Debemos llevar el último mensaje de misericordia en la mejor forma posible para alcanzar a aquellos que en las iglesias están hambrientos de luz y oran para recibirla.—Carta 232, 1899.MB 271.1

    Volveos a los campos que están listos para la cosecha—Esta obra se está convirtiendo en la más absorbente de nuestro trabajo, pero ésta no es la orden de Dios. Esa es una labor que no tiene fin y si se sigue llevando como en lo pasado se requerirá todo el poder del pueblo de Dios para equilibrarla y la obra de preparar a la gente para que permanezca firme en medio de los peligros de los últimos días nunca se realizará.MB 271.2

    Nuestra tarea es vestirnos la armadura y realizar una lucha agresiva. Los obreros no deben ser alentados para trabajar en los barrios bajos y sucios de las ciudades, donde solamente lograrán conversos que necesitan cuidados, y eso continuamente. Hay campos completamente listos para la cosecha, y todo el tiempo y el dinero no deben ser consagrados para cosechar entre aquellos que por la indulgencia de su apetito se han ejercitado en la corrupción. Algunos de ellos pueden ser salvados. Y hay quienes pueden trabajar en los lugares más bajos de la tierra sin que sus caracteres sean contaminados. Pero no es seguro dar esta clase de trabajo a hombres y mujeres jóvenes para que lo hagan. El experimento resultaría caro. De ese modo, aquellos que puedan trabajar en los caminos quedarían descalificados para cualquier otra clase de trabajo. ...MB 271.3

    Los sentimientos de los hombres pueden llegar a ser conmovidos profundamente cuando ven a los seres humanos sufriendo como el resultado de su propio proceder. Hay quienes son especialmente idóneos para relacionarse directamente con esa clase, y el Señor les da la comisión de trabajar en los peores lugares del mundo, haciendo lo que ellos pueden para redimir a los desheredados y colocarlos donde estarán bajo el cuidado de la iglesia. Pero el Señor no ha llamado a los adventistas del séptimo día para hacer de ese trabajo una especialidad. No es su designio que se empleen en esta obra muchos obreros ni que se agoten las arcas.—Manuscrito 16, 1900.MB 272.1

    Conseguid ayuda del mundo, no de las iglesias—Un trabajo constante debe ser hecho por los desheredados, pero esta labor no debe ser dominante. ... Nadie debería ahora visitar nuestras iglesias y con el actual apremio obtener de ellos medios para sostener la obra de rescatar a los desheredados. Los medios para llevar adelante este trabajo deberían venir, y vendrán, generosamente de aquellos que no son de nuestra fe. Realicen las iglesias la obra que les corresponde de presentar la verdad de los oráculos de Dios en los caminos.—Carta 138, 1898.MB 272.2

    El Señor no ha puesto sobre su pueblo todo el peso para trabajar por una clase tan endurecida en el pecado que muchos de ellos ni se beneficiarán a sí mismos ni beneficiarán a otros. Si hay hombres que pueden llevar adelante el trabajar en favor de los seres más envilecidos, si Dios pone sobre ellos la carga de trabajar por las masas en diferentes formas, permitid a ésos ir adelante, y requerir del mundo los medios que se necesitan para hacer esta obra. No dejéis que dependan de los medios que Dios destina para sostener la obra del mensaje del tercer ángel.—Testimonies for the Church 6:246.MB 272.3

    Las naciones aguardan la luz—A aquellos que creen que el Señor les ha encomendado la obra de cuidar de las promiscuas masas de desheredados que se han arruinado a sí mismos, muchos de los cuales continuarán haciendo lo mismo que hacían en el pasado, y que al mismo tiempo subsisten por los medios que les dan los adventistas del séptimo día, dice el Señor: ¿Quién os ha encomendado esta obra? Hay pueblos y naciones que todavía esperan recibir la luz de la verdad para este tiempo. El mensaje evangélico debe ser exaltado y debe llegar a extenderse lejos.MB 273.1

    En cada lugar donde el mensaje sea proclamado, los misioneros deben ir adelante con sus Biblias en las manos. Las almas deben ser convertidas y establecidas en la verdad. Debe levantarse un salón de reuniones. La luz debe brillar delante de los creyentes, que deben ser como una ciudad asentada sobre una colina. La iglesia debe ser en ese lugar un testigo de lo que la verdad puede realizar.—Carta 41, 1900.MB 273.2

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