Capítulo 3—Isaías 58: un precepto divino
“La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es ésta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo”. Santiago 1:27.
El capítulo que define nuestra obra—Todo el capítulo cincuenta y ocho de Isaías debe ser considerado como un mensaje para este tiempo, que debe ser dado una y otra vez.—Special Testimonies, Series B, 2:5.MB 33.1
¿Qué dijo el Señor en el capítulo cincuenta y ocho de Isaías? El capítulo entero es de la mayor importancia.—Testimonies for the Church 8:159.MB 33.2
He sido instruida para llamar la atención de nuestro pueblo al capítulo cincuenta y ocho de Isaías. Leed este capítulo cuidadosamente y comprended la clase de obra que llevará vida a las iglesias. La obra del Evangelio debe ser llevada por medio de nuestra liberalidad tanto como por nuestras labores. Cuando encontréis almas dolientes que necesitan ayuda, dádsela. Cuando encontréis a aquellos que están hambrientos, alimentadlos. Al hacer esto, estaréis trabajando así como trabajó Cristo. La santa obra del Maestro fué un trabajo de misericordia. Anímese a nuestro pueblo en todas partes a participar en ella.—Manuscrito 7, 1908.MB 33.3
El esbozo de la obra—Por favor, leed Isaías 58: “¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de saco y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y oírte ha Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad; y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía; y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.MB 33.4
Esta es la obra especial que ahora está delante de nosotros. Todas nuestras oraciones y ayunos no valdrán nada a menos que resolvamos asirnos de esta obra. Sobre nosotros descansan sagradas obligaciones. Nuestro deber está claramente establecido. El Señor nos ha hablado por medio de su profeta. Los pensamientos del Señor y sus caminos no son los que los egoístas y ciegos mortales creen o desean que sean. El Señor escudriña el corazón. Si el egoísmo mora allí, él lo sabe. Podemos tratar de ocultar nuestro verdadero carácter a nuestros hermanos y hermanas, pero Dios lo conoce. Nada puede esconderse de él.MB 34.1
Se describe el ayuno que Dios acepta. Es el compartir nuestro pan con el hambriento y a los pobres errantes traerlos a casa. No esperar que ellos vengan hacia nosotros. Prosiguen incansablemente en vuestra búsqueda y os suplican que les proporcionéis un hogar. Vosotros debéis buscarlos y traerlos a vuestro hogar. Debéis extender vuestra alma tras ellos. Debéis alcanzarlos con una mano y por fe sostenerlos con el poderoso brazo que brinda salvación, mientras con la otra mano del amor rescatáis al oprimido y lo socorréis. Es imposible asir el brazo de Dios con una mano mientras la otra la empleáis en satisfacer vuestros propios placeres.MB 34.2
Si os empeñáis en esta obra de misericordia y amor, ¿os resultará demasiado dura? ¿Podréis fallar y ser aplastados bajo el peso, y vuestra familia ser privada de vuestro sostén e influencia? ¡Oh, no! Dios ha quitado cuidadosamente todas las dudas en cuanto a esto con una promesa a vosotros bajo la condición de vuestra obediencia. Esta promesa abarca todo lo más exigente que se pueda pedir. “Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto”. Solamente creed que es fiel el que lo ha prometido. Dios puede renovar la fuerza física. Más aún, lo dijo y lo hará. Y su promesa no termina ahí. “E irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”. Dios edificará una fortaleza alrededor de ti. Pero la promesa no se detiene ni aun aquí. “Entonces invocarás, y oírte ha Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí”. Si quitareis el yugo de opresión y terminareis de hablar vanidad; si derramareis vuestra alma ante el hambriento, entonces “en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía; y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías [hambre] hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.—Testimonies for the Church 2:33-35.MB 35.1
La doble reforma de Isaías 58—La obra especificada en estas palabras Isaías 58 es el trabajo que Dios pide a su pueblo que realice. Es la obra señalada por el mismo Dios. Con la labor de defender los mandamientos de Dios y reparar las brechas que se han hecho a la ley de Dios, hemos de unir la compasión por la humanidad doliente. Hemos de mostrar el supremo amor de Dios. Hemos de exaltar su monumento conmemorativo, el cual ha sido hollado por pies sacrílegos. Y con esto hemos de manifestar misericordia, benevolencia y la más tierna piedad por la raza caída. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Como un pueblo, debemos realizar esta labor. El amor revelado hacia la humanidad doliente da significado y poder a la verdad.—Special Testimonies, Series A 10:3, 4.MB 35.2
La verdadera interpretación del Evangelio—Solamente con un generoso desinterés por aquellos que necesitan ayuda podremos dar una demostración práctica de las verdades del Evangelio. “Si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos: pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará? Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma”. “Ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres: empero la mayor de ellas es la caridad”.MB 36.1
Mucho más que un mero sermón está incluido en la predicación del Evangelio. Los ignorantes han de ser instruidos; los desanimados han de ser reanimados: los enfermos han de ser restaurados. La voz humana debe tomar parte en la obra de Dios. Palabras de ternura, simpatía y amor han de testificar de la verdad. Oraciones cordiales y sinceras han de acercar a los ángeles. ...MB 36.2
El Señor os dará el éxito en esta labor; ... ella está entretejida con la vida diaria, cuando se vive y se práctica. La verdadera interpretación del Evangelio es la unión de la obra en favor del cuerpo y del alma, tal como Cristo la realizó.—The Review and Herald, 4 de marzo de 1902.MB 36.3
El consejo es explícito—No tengo temor por los obreros que están empeñados en la obra representada en el capítulo cincuenta y ocho de Isaías. Ese capítulo es explícito y es suficiente para iluminar a cualquiera que desee hacer la voluntad de Dios. Hay muchas oportunidades para que todos sean una bendición para la humanidad. El mensaje del tercer ángel no debe ser relegado a segundo término en esta obra, sino que debe ser uno con ella. Puede haber y hay un peligro al esconder los grandes principios de la verdad cuando realizamos la obra que debe ser hecha. Esta obra ha de ser para el mensaje lo que la mano es para el cuerpo. Las necesidades espirituales del alma deben estar en primer término.—Carta 24, 1898.MB 37.1
La obra que Dios nos ha señalado—No puedo instar demasiado a todos los miembros de nuestras iglesias, a todos los que son verdaderos misioneros, a todos los que creen el mensaje del tercer ángel, a todos los que apartan su pie del sábado, para que consideren el mensaje del capítulo 58 de Isaías. La obra de beneficencia ordenada en dicho capítulo es la que Dios requiere que su pueblo haga en este tiempo. Es obra señalada por él. No nos deja en duda en cuanto a dónde se aplica el mensaje, y al momento de su cumplimiento señalado, porque leemos: “Y edificarán los de ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”. Vers. 12. El monumento recordativo de Dios, el sábado o séptimo día, recuerdo de la obra que hizo al crear el mundo, ha sido desplazado por el hombre de pecado. El pueblo de Dios tiene una obra especial que hacer para reparar la brecha que ha sido abierta en su ley; y cuanto más nos acercamos al fin, más urgente se vuelve esta obra. Todos los que amen a Dios demostrarán que llevan su sello observando sus mandamientos. ...MB 37.2
Cuando la iglesia acepte la obra que Dios le dió, se cumplirá la promesa que se le hizo: “Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”.—Joyas de los Testimonios 2:503, 505.MB 38.1