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El Ministerio de la Bondad

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    Comenzando la obra en Australia

    El prejuicio eliminado por la obra de asistencia social—Pasamos por muchos incidentes interesantes, mientras estuvimos en Australia. Ayudamos a establecer un colegio empezando desde los fundamentos, yendo a los bosques de eucaliptos y acampando allí, mientras se tumbaban los árboles, se limpiaba el terreno y se erigían los edificios escolares.MB 345.2

    Fué derribado el prejuicio en la comunidad en la cual se estableció el colegio, por la obra médico-misionera que hicimos. El médico más cercano vivía a más de treinta kilómetros de distancia. Dije a los hermanos que permitiría que mi secretaria, enfermera graduada, que ha estado conmigo durante veinte años, fuera a visitar a los enfermos en cualquier parte que la llamaran. Hicimos un hospital de nuestra casa. Mi enfermera trató con éxito algunos casos difíciles que los médicos habían declarado incurables. Este trabajo no quedó sin recompensa. Se eliminaron las sospechas y el prejuicio. Se ganaron los corazones de las gentes y muchos aceptaron la verdad. Cuando nosotros fuimos allí, se consideraba necesario mantener todo bajo llave o con candado, por temor a los ladrones. Sólo una vez algo nos fué robado y eso fué poco después de nuestra llegada. Ahora esta comunidad es respetuosa de la ley y nadie piensa en la posibilidad de que le roben.—Manuscrito 126, 1902.MB 345.3

    Interés personal en la gente—Tratamos de tener un interés personal en la gente. Si encontrábamos a alguien que iba caminando, mientras nosotros íbamos en vehículo a la estación, a más de siete kilómetros de distancia, estábamos contentos de llevarlo con nosotros en nuestro vehículo. Hacíamos todo lo posible para cultivar bien nuestra tierra y animábamos a nuestros vecinos a cultivar el terreno, para que pudieran disponer de frutas y verduras propias. Y les enseñábamos cómo preparar el terreno, qué plantar y cómo cuidar las plantas en crecimiento. Pronto aprendieron las ventajas de abastecerse a sí mismos en esta forma. Comprendimos que Cristo se interesaba personalmente en los hombres y las mujeres mientras vivió en esta tierra. El era un médico misionero en todas partes donde iba. Hemos de ir haciendo el bien, así como él lo hizo. Se nos manda que alimentemos al hambriento y vistamos al desnudo, que curemos al enfermo y consolemos a los dolientes.—Manuscrito 126, 1902.MB 346.1

    Economizando para ayudar a otros—Vivimos económicamente en todo respecto y hacemos un estudio de cómo invertir cada penique. ... Adaptamos nuestra ropa vez tras vez, remendando y agrandando las prendas a fin de hacerlas durar un poco más, de modo que podamos dar vestidos a los que están más necesitados. Uno de nuestros hermanos de Ormondville, que es un carpintero inteligente, no podía presentarse al bautismo porque no tenía una muda de ropa. Cuando pudo conseguir un traje barato, fué el hombre más agradecido que yo haya visto, porque pudo entonces participar en el rito del bautismo.—Carta 89a, 1894.MB 346.2

    Material nuevo y durable comprado para la obra de ayuda—Algunos de nuestros hermanos me dicen: “Despréndase de su ropa vieja y así ayudará a los pobres”. Si yo regalara las ropas que remiendo y agrando, la gente no podría ver nada [en las ropas] que pudieran usar. Compro para ellos un material nuevo, fuerte y duradero. He visitado las fábricas donde hacen las telas de lana y he comprado una cantidad de saldos que quizá tengan alguna falla, pero que pueden ser comprados baratos y harán bien a aquellos a quienes los demos. Yo puedo permitirme usar las viejas ropas hasta que ya no se pueden componer más. He comprado para su tío tela excelente para pantalones y chalecos, y ahora él está provisto de ropa buena y digna. En esta forma, puedo proporcionar vestidos durables a familias que tienen muchos niños, cuyos padres no podrían ni siquiera pensar en conseguirlos (Ibid.).MB 346.3

    Comprando madera de agricultores necesitados—La pobreza se ha difundido tanto en las colonias, que muchos hacen frente a la inanición, y lo más raro en este asunto es que los agricultores parecen completamente impotentes para idear planes por medio de los cuales hacer productivos su tiempo y dinero. ... Compramos madera de nuestros hermanos que son agricultores y tratamos de dar empleo a sus hijos e hijas, pero necesitamos un abundante fondo de caridad del cual disponer para evitar que estas familias mueran de hambre. Los que necesitan nuestra ayuda no son de la clase de los vagabundos, sino hombres que han ganado en tiempos prósperos hasta veinte y cuarenta dólares por semana. ... Compartí las provisiones de mi hogar con familias de esta clase, yendo a veces hasta unos 18 kilómetros de distancia para aliviar sus necesidades (Ibid.).MB 347.1

    Preocupada por un estudiante necesitado—Sírvase preguntarle al hermano ----- en cuanto a la ropa que necesita, y lo que necesite, proporcióneselo y cárguelo a mi cuenta. El no ha recibido su baúl y temo que sufra por la necesidad de mudas de ropa.—Carta 100, 1893.MB 347.2

    Ayudando a un ministro enfermo—El hermano y la hermana A. han estado trabajando en Ormondville, a unos 160 kilómetros de aquí, con buenos resultados. ... Lo encontré en Napier y él me dijo que yo era quien lo había mandado al colegio de Healdsburg, pagando sus gastos para que obtuviera una educación. Quedé muy agradecida de ver los resultados de esa inversión.MB 348.1

    Enviamos al hermano A. ... al instituto de Santa Helena. ... está sufriendo mucho. He destinado trescientos dólares para este caso, aunque hay muchos casos donde se necesita cada dólar, pero veo con claridad que debo ayudar en este caso. Este es un caso en el que deben mostrar su simpatía de una manera tangible los que aman y temen a Dios y se acuerdan de que Cristo identificó su interés con la humanidad doliente.—Cartas 79 y 33, 1893.MB 348.2

    La señora de White hace frente a los problemas de la crisis—Los miembros de la familia del hermano M. son muy trabajadores, pero no tienen trabajo. No debemos permitir que pasen hambre, ni sufran por falta de ropa, ni se desanimen. Han sido comprados, comprados por la sangre de Cristo y son de valor ante Dios. Mientras estemos en este país continuaremos ayudando a los pobres y desvalidos hasta donde sea posible. El hermano M. tiene hipotecada su propiedad. Pagué los intereses del último trimestre, siete libras, por lo cual no espero nada, pero yo no estaba dispuesta, ni podía ver que esa familia fuera echada a la calle. ... Oramos muy fervientemente para que el Señor obre en favor de esta querida familia.MB 348.3

    Estamos angustiados con perplejidad, por comprender nuestro deber hacia todos estos que sufren. Hay muchas familias que están sin empleo y eso significa privaciones, hambre, aflicción y opresión. No puedo ver otra cosa sino ayudar a estas pobres almas en su gran necesidad, y lo haré, si el Señor lo quiere. Y él ciertamente lo quiere. Su palabra es segura y no puede fallar, ni ser cambiada por ninguna de las argucias humanas para evadirla.MB 349.1

    Debemos ayudar a los necesitados y oprimidos para que Satanás no los arrebate de nuestras manos, de nuestras filas y los coloque en las filas de él, mientras estén bajo la tentación.—Carta 42, 1894.MB 349.2

    Haciendo compras para hacer frente a las necesidades de los pobres—Hoy voy a Sydney a comprar algunas mercaderías en las liquidaciones. Estas ventas las hacen para limpiar las tiendas de sus mercaderías viejas. Los pobres que nos rodean sufren por falta de alimento y ropa y puedo comprar ventajosamente visitando esos negocios. Economizamos en todo lo posible y hay necesidad de hacerlo. ... Hay muchos pobres que están desesperados por falta de alimento y ropa que pertenecen a la familia de la fe. Nuestras billeteras apenas alcanzarían para suplir las necesidades de los que conocemos. Jesús dice: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis”. ¡Cuán preciosas son estas palabras de consuelo para el pobre!—Carta 39, 1895.MB 349.3

    Se organiza una Sociedad de Beneficencia Dorcas—El domingo ha sido un día muy ocupado para nosotros, haciendo planes para los muy, muy pobres y poniendo en práctica algunos planes, que me aliviarán y también aliviarán a mi familia, de hacer todo lo que hay para hacer. La hermana C., una digna mujer, está postrada en cama con ciática. Tiene un hijo de trece años y una madre anciana, que es inválida y no tiene medios para sostenerse. La madre ha sido ayudada por sus hijos, que han pagado el alquiler de la casa, y como las cosas se han ido poniendo cada vez más difíciles, esto es todo lo que ellos parece que pueden hacer. También tenemos al hermano R. y su esposa, con cuatro hijos desvalidos. El hace todo lo que está a su alcance para sostener a sus hijos inocentes, pero siempre están en necesidad. Saca poco de su fruta. Visitamos ahora a todos los miembros de la iglesia para ver si pueden darnos vestidos usados para estas familias desvalidas. He estado comprando buenos materiales en las liquidaciones para regalarles, y he conseguido alimentos para ellas.MB 349.4

    Algunos de nuestra familia salieron en una misión de caridad ayer, e hicieron un pequeño comienzo. Recolectaron algunas cosas. Hay ocho familias que han estado ayudando a todos los que nos parecía oportuno hacerlo.MB 350.1

    Se va a inaugurar una Sociedad Dorcas esta semana, para examinar y refaccionar materiales viejos y nuevos a fin de ayudar a los necesitados. Los miembros de mi familia y yo hemos hecho muchas donaciones de dinero y ropa. El esfuerzo que esto representa para nosotros no ha sido pequeño. No tenemos que ir a buscar a los necesitados, ellos nos buscan. Nos sentimos obligados a advertir estas cosas. No podemos ser cristianos y pasarlos de largo y decir: “Calentaos y hartaos” y no hacer aquellas cosas que los abriguen y los vistan. El Señor Jesús dice: “A los pobres siempre los tenéis con vosotros”. Son el legado de Dios para nosotros.—Manuscrito 4, 1895.MB 350.2

    Ayudando con alimento y ropa—Nuestra familia ha tenido que ayudar a los pobres con alimentos y ropa y a las viudas y huérfanos con dádivas de dinero tanto como alimento y ropa. Esto es parte de nuestra obra como cristianos que no podemos descuidar. Cristo dijo: “A los pobres siempre los tenéis con vosotros” y en esta parte de la viña del Señor esto es literalmente verdadero. El hacer el bien en todas sus formas es un deber impuesto a los misioneros del Señor por las Sagradas Escrituras. Lea 2 Corintios 9. Como Ud. ve, no sólo es nuestra obra predicar, sino que cuando vemos a seres humanos que sufren en el mundo, hemos de ayudarles en sus necesidades temporales. Así seremos instrumentos en las manos de Dios. ...MB 350.3

    Los que se han entregado al Señor se uncirán al yugo con Cristo y trabajarán en las tareas de Cristo, mirando siempre a Jesús en procura de sabiduría y juicio correcto para saber cómo proceder. Muchos mezclan su celo e impulsos naturales con su benevolencia. Actúan por impulso; dan a aquellos a quienes se sienten impulsados a dar, y otros, que son igualmente dignos, a semejanza del sacerdote y el levita, los miran pero no sienten ningún interés particular y se pasan de largo al otro lado, que es el lado de la indiferencia y del descuido. En las Sagradas Escrituras se ordena hacer el bien en todas sus formas, pero se necesitan prudencia y cuidadosa consideración para saber cómo mostrar misericordia y ayudar a los que realmente necesitan. La forma que verdaderamente es provechosa para ambas partes es ayudarlos para que puedan bastarse a sí mismos; abrir caminos delante de ellos en lugar de darles dinero; encontrarles algún trabajo que puedan hacer; manifestar discreción y estar seguros de que hacemos el uso debido de los medios para que puedan ayudar al máximo a los pobres del Señor en lo presente y lo futuro.—Carta 31b, 1895.MB 351.1

    Trabajo conseguido para familias necesitadas—Había muchos aquí que eran pobres y necesitados. Hombres que trataban de servir al Señor y guardar sus mandamientos, no podían dar alimento a sus familias y nos rogaban que les diéramos algo. Los empleamos y comían en nuestra mesa. Les dábamos salarios adecuados hasta que sus familias estaban alimentadas y bien provistas de ropa. Entonces les permitíamos que fueran a buscar trabajo en otra parte. A algunos de ellos les proporcionamos un traje de Willie, para que estuvieran en condiciones de ir a las reuniones sabáticas.—Carta 33, 1897.MB 352.1

    Proveyendo trabajo, libros y ropa—Los que aceptan la verdad en este país son mayormente pobres y les es difícil sostener a sus familias en el invierno. Desde que escribí lo antedicho, me fué traída una carta de. ... un hombre que era constructor de coches [tirados por caballos]. Hace dos años era muy pobre, y le dimos trabajo. Se vió obligado a dejar a su familia, esposa y cinco hijos, en los suburbios de Sydney, y vino a Cooranbong, a unos ciento cincuenta kilómetros, para conseguir trabajo. Antes de esto, trabajó en sociedad con su hermano, que también es constructor de coches.MB 352.2

    Pero cuando aceptó el sábado, perdió su puesto y trabajó por salarios pequeños, hasta que finalmente no pudo conseguir trabajo. Es un hombre inteligente, refinado, maestro capaz en la escuela sabática y cristiano sincero. Lo retuvimos mientras tuvimos trabajo que podía hacer y cuando se fué, humildemente preguntó si podíamos darle unos pocos libros con la verdad presente, porque no tenía ninguno. Le di libros por valor de unos seis dólares. También preguntó si teníamos ropa que ya no usábamos y que pudiéramos darle para que su esposa la adaptara para sus hijos. Le proporcioné un cajón de ropa, por lo que quedó muy agradecido.—Carta 113, 1897.MB 352.3

    Tal como le fué presentado a ella por el Señor—¿Por qué no buscamos los casos de hombres tales como el hermano -----? Es un caballero cristiano en todo el sentido de la palabra. Es un hombre a quien Dios ama. Hombres como él son preciosos a la vista de Dios. Lo conozco bien.MB 353.1

    Me interesé en su caso. ... Me esforcé por anticiparme a sus necesidades a fin de que nunca tuviera que pedir trabajo. Mientras estuve en Cooranbong, traté de dar ejemplo de cómo debieran ser ayudados los necesitados. Traté de trabajar en la forma que me fué presentada por el Señor.—Carta 105, 1902.MB 353.2

    Una Sociedad de Beneficencia Dorcas en el hogar de E. G. de White—Anoche celebramos una reunión de Dorcas en nuestro hogar y mis empleadas, que ayudan en la preparación de mis artículos para las revistas, cocinan y cosen, cinco de ellas quedaron en pie hasta medianoche cortando tela para vestidos. Confeccionaron tres pares de pantalones para los niños de una familia. Dos máquinas de coser estuvieron trabajando hasta medianoche. Pienso que nunca hubo un grupo más feliz de trabajadoras que lo que fueron esas niñas anoche.MB 353.3

    Hicimos un envoltorio de ropa para esta familia y pensamos que era aproximadamente todo lo que podíamos hacer. La hermana C. ahora está en esta tarea de misericordia para esta pobre familia, preparando ropas con el material que le ha sido dado. También hay otras familias a las que hay que ayudar.MB 353.4

    Y ahora viene otro pedido, y debemos ayudarles con ropa para el invierno. Así ha sido siempre desde que vinimos a este país. Seguramente que prestaremos atención al pedido de mandar un cajón de ropa para estos necesitados. Tan sólo le cuento estas cosas para que Ud. pueda saber que estamos rodeados de pobreza. La esposa de este pescador ha de ser bautizada el próximo sábado. Se predica el Evangelio a los pobres. La gente de esta localidad tiene muy poco de los bienes de este mundo.—Carta 113, 1897.MB 353.5

    Ayudando a los enfermos y desvalidos—Los enfermos piden ayuda, y se la proporcionamos. La hermana McEnterfer, mi ayudante y enfermera, es llamada desde kilómetros a la redonda para recetar y dar tratamiento. Ha tenido un éxito asombroso. No hay médico en Cooranbong, pero construiremos un hospital o sanatorio pronto, donde se pueda llevar a los enfermos para que los atiendan. En lo pasado los hemos traído a nuestro propio hogar y los hemos atendido, pues no podemos permitir que los seres humanos sufran sin que hagamos algo para aliviarlos. ...MB 354.1

    No recibimos pago por lo que hacemos, pero debemos tener un hospital, que cueste tan poco como sea posible, donde podamos disponer de las instalaciones necesarias para cuidar a los enfermos.MB 354.2

    Esta es la obra de Cristo y debe ser nuestra obra. Hemos de seguir fielmente en las pisadas del Maestro. Encontramos en este lugar a gente inteligente, que una vez estuvo en puestos cómodos, pero la pobreza les ha llegado. Les proporcionamos trabajo, les pagamos por él y así aliviamos sus necesidades. Esta es precisamente la obra que debe hacerse a fin de curar los males del alma tanto como los del cuerpo. Cristo es el poderoso Sanador de cuerpo y alma.MB 354.3

    Cristo declaró: “A los pobres siempre los tenéis con vosotros”. ¡Oh, cómo anhelo hacer más de lo que estoy haciendo ahora! El Señor me fortalezca, es mi oración, para que yo pueda hacer todo lo que él me ha asignado. Ayer fué mandado un cajón de ropa a una familia pobre, pero inteligente e industriosa. El hombre es un excelente obrero, de oficio constructor de coches. Trabaja cuando puede conseguir trabajo. Este es ahora el tercer cajón de ropa que le hemos mandado. Las almas están viniendo a la verdad por la influencia de esta familia, y el hermano Starr va a Sydney para bautizar a varios que se han convertido a la verdad.MB 354.4

    Anhelo ver que avance la obra. Proseguiremos trabajando pacientemente y el Señor será el que convenza y convierta. No podemos descuidar a los pobres. Cristo fué pobre. Conoció la privación y la necesidad. Empleo cada dólar de mis ingresos en avanzar la obra. ... Debemos tener el propósito de trabajar mientras dure el día, pues la noche viene cuando nadie puede obrar.—Carta 111, 1898.MB 355.1

    Obra médico misionera en los alrededores de Cooranbong—La hermana Sara McEnterfer, en compañía del hermano James, mi quintero, han ido juntamente a visitar al hermano C., quien vive a unos diez kilómetros de aquí, en el bosque. Este hermano ha abrazado la verdad desde que vinimos a Cooranbong. ...MB 355.2

    Ahora nos han llegado noticias de que nuestro querido hermano ha caído con fiebre tifoidea. El señor Pringle es el único hombre en el pueblo que conoce todas las cosas para dar tratamiento sin drogas; pero hace seis semanas él fué llamado para que atendiera al señor B., quien también cayó con tifoidea. Ha permanecido con él noche y día y hace poco ha vuelto a su hogar, cansado por el esfuerzo. Por lo tanto no se puede contar con que asista al hermano C.MB 355.3

    Sara y el hermano J. han ido para ver cuál es la situación. Si el hermano C. puede ser trasladado, él debe ser traído más cerca de nuestro alcance, aunque tenga que ser transportado en una camilla. No podemos dejarlo postrado y que se muera, dejando a su esposa e hijos a la merced de quien quiera tener compasión de ellos. ...MB 355.4

    21 de marzo—Justamente ha vuelto Sara con las buenas nuevas de que el hermano C. está mucho mejor. Cayó enfermo, pero el señor Pringle, que pudo visitarlo, encontró que su caso era muy diferente que el caso del señor B. El hermano C. sigue la reforma pro salud, y cuando se le dió un vigoroso tratamiento se dominó la fiebre. Está débil, pero levantado y vestido y está alegre y contento en el Señor. Sara dijo que el maíz está creciendo y que ayudará mucho para el sustento de su familia. Ellos tienen un molinillo y muelen el maíz una y otra vez hasta que está bien pulverizado. Con esto hacen su pan, porque no tienen dinero para comprar harina refinada. Nosotros les enviaremos algo de harina. Este es el trabajo que debe ser hecho en muchos casos. Debemos precisamente ayudar a los hombres a que se ayuden a sí mismos.MB 356.1

    El hermano C. es de tal naturaleza que, si tiene salud no será capaz de depender de nadie. Pero el hombre que le compró su embarcación, no le ha pagado nada, porque no pudo hacerlo. W. C. White vió la necesidad del hermano C. y pidió prestadas ocho libras de nuestro herrero y se las dió en préstamo a él, para que pudiera comenzar. Y todos estamos alegres y más que asombrados al ver el comienzo que ha hecho. Unas seis hectáreas han sido limpiadas y plantadas con maíz tierno y maíz forrajero. Van a comer el maíz tierno y van a vender el forrajero. Estas plantas que han sido cultivadas ayudan mucho en el sostén de la familia. Los muchachitos trabajan con su padre como pequeños agricultores. Son tan fervientes y llenos de celo, que es divertido verlos y ver con cuánta alegría se ocupan de su trabajo. No tienen muchas amistades fuera de sus relaciones familiares, pero están en la mejor escuela en que pudieran estar.—Carta 48, 1899.MB 356.2

    La primera atención debe prestarse a los miembros necesitados de la iglesia—Hay familias que han perdido el empleo que tuvieron durante veinte años. Un hombre y su esposa tienen una familia numerosa que nosotros hemos estado ayudando. Yo pago los gastos escolares de cuatro niños. Vemos muchos casos que debemos ayudar. Son hombres excelentes, a los que hemos ayudado. Tienen familias numerosas, pero son los pobres del Señor. Un hombre era carrocero, ebanista y carpintero de carretas, y un caballero de elevada categoría a la vista de Dios, que lee el corazón de todos. Durante tres años, proporcionamos ropa de nuestra familia a esta familia. Trasladamos a esta familia a Cooranbong Esperamos ayudarles a conseguir un hogar este invierno. Les permito vivir en mi galponcito, y ellos le han puesto tejado de metal y han vivido allí un año. Todos aman a este hombre, su esposa e hijos. Debemos ayudarlos. Tienen a un padre y una madre a los que deben sostener. Hay tres familias que están en esta misma situación en los terrenos del colegio, y ¡oh, si tuviéramos dinero para ayudarles a construir una sencilla casa de madera, cuán contentos estarían! Uso cada penique que tengo en ayudarles. Pero para mí hay diferencia entre ayudar a uno que es un pobre de Dios, que guarda sus mandamientos y que perdió el puesto que tenía por guardarlos, o [a otro que] es un blasfemo que pisotea los mandamientos de Dios. Y Dios toma en cuenta la diferencia. Debiéramos hacer de estos hombres y mujeres colaboradores con Dios.—Carta 45, 1900.MB 357.1

    “Ayudamos todo lo que pudimos”—En Australia hemos tratado de hacer todo lo que pudimos en este sentido. Nos establecimos en Cooranbong y allí, donde la gente tiene que recorrer cuarenta kilómetros para buscar a un médico y pagarle veinticinco dólares por una visita, ayudamos a los enfermos y dolientes todo lo que pudimos. Viendo que entendíamos algo de enfermedades, la gente nos trajo sus enfermos y los cuidamos. Así derribamos completamente el prejuicio en aquel lugar. ...MB 358.1

    La obra médico-misionera es la obra de avanzada. Ha de combinarse con el ministerio evangélico. Es el Evangelio en la práctica, el Evangelio ejercido prácticamente. Me ha entristecido mucho el ver que nuestros hermanos no han emprendido esta obra como debieran. ...MB 358.2

    Todo el cielo está interesado en la obra de aliviar los sufrimientos de la humanidad. Satanás actúa con todos sus poderes para dominar las almas y cuerpos de los hombres. Trata de atarlos a las ruedas de su carroza. Me duele el corazón cuando miro a nuestras iglesias, que debieran estar relacionadas con la obra médico-misionera de todo corazón y alma y práctica.—The General Conference Bulletin, 12 de abril de 1901.MB 358.3

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