Los que se quejan
“Vuestras palabras han prevalecido contra mí, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios; ¿y qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos tristes delante de Jehová de los ejércitos? Decimos pues ahora, que bienaventurados los soberbios, y también que los que hacen impiedad son los prosperados: bien que tentaron a Dios, escaparon.” Así se quejan los que retienen lo que pertenece a Dios. El Señor les dice que le prueben trayendo sus diezmos al alfolí, para ver si no derramará sobre ellos bendición. Pero albergan la rebelión en su corazón, y se quejan de Dios; al mismo tiempo que le roban y disipan sus bienes. Cuando su pecado les es presentado, dicen: He tenido adversidades; mis cosechas han sido pocas; pero los malos prosperan. No vale la pena guardar el mandato del Señor.4TS 394.1
Pero Dios no quiere que nadie ande lamentándose delante de él. Los que así se quejan de Dios se han acarreado a sí mismos la adversidad. Han robado a Dios, y su causa ha sido estorbada porque el dinero que debería haber afluído a su tesorería fué empleado para propósitos egoístas. Mostraron su deslealtad a Dios dejando de seguir el plan que él prescribió. Cuando Dios los prosperó y les pidió que le diesen su porción, sacudieron la cabeza y no pudieron ver que era su deber hacerlo. Cerraron los ojos de su entendimiento, a fin de no ver. Retuvieron el dinero del Señor, y estorbaron la obra que él quería que se hiciese. Dios no fué honrado por el uso dado a los bienes que él había confiado. Por lo tanto, dejó caer la maldición sobre ellos, permitiendo que el devorador destruyese sus frutos y trajese calamidad sobre ellos.4TS 394.2