Presentemos la verdad con amabilidad
La verdad debe ser presentada con tacto, bondad y ternura divinos. Debe provenir de un corazón que ha sido enternecido y llenado de simpatía. Necesitamos tener íntima comunión con Dios, no sea que el yo se levante como en el caso de Jehú, y derramemos un torrente de palabras impropias, que no son como rocío, ni como los suaves aguaceros que despiertan las plantas marchitadas. Sean amables nuestras palabras mientras tratemos de ganar las almas. Dios será sabiduría para aquel que busca sabiduría en la fuente divina. Debemos buscar las oportunidades por todas partes, velar con oración, y estar siempre listos para dar razón de la esperanza que está en nosotros, con mansedumbre y temor. A fin de no impresionar desfavorablemente un alma por la cual Cristo murió, debiéramos mantener nuestros corazones elevados a Dios, para que cuando la oportunidad se presente, tengamos la palabra de vida para pronunciarla en el debido tiempo. Si emprendéis así la obra de Dios, su Espíritu os ayudará. El Espíritu Santo aplicará al alma la palabra pronunciada con amor. La verdad tendrá poder vivificador cuando sea pronunciada bajo la influencia de la gracia de Cristo.4TS 428.3
Ante todo, el plan de Dios ha de penetrar en el corazón. Hablemos la verdad, y dejémosle a él poner por obra el poder y el principio reformador. No hagamos referencia a lo que dicen los oponentes, antes presentemos solamente la verdad. La verdad puede cortar hasta lo vivo. Presentemos claramente la Palabra en todo su carácter impresionante.4TS 429.1
A medida que las pruebas nos rodeen, se verán separación y unidad en nuestras vidas. Algunos que están ahora listos para tomar las armas de la lucha, demostrarán en tiempo de verdadero peligro que no han edificado sobre la roca; cederán a la tentación. Los que han tenido gran luz y privilegios preciosos, pero no los han aprovechado, con un pretexto u otro nos abandonarán. No habiendo recibido el amor de la verdad, serán arrebatados por las seducciones del enemigo; prestarán oído a espíritus seductores y doctrinas de demonios, y se apartarán de la fe. Pero por otro lado, cuando la tormenta de la persecución estalle realmente sobre nosotros, las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero Pastor. Harán esfuerzos abnegados para salvar a los perdidos, y muchos que se han extraviado del redil volverán a seguir al gran Pastor. El pueblo de Dios se unirá, y presentará al enemigo un frente unido. En vista del peligro común, cesará la lucha por la supremacía; no habrá disputas acerca de quién debe ser tenido por el mayor. Ninguno de los verdaderos discípulos dirá: “Yo soy de Pablo, o yo soy de Apolos, o yo soy de Cefas.” El testimonio de cada uno será: “Me aferro a Cristo; me regocijo en él como mi Salvador personal.”4TS 429.2
Así penetrará la verdad en la vida práctica, y será contestada la oración de Cristo, elevada precisamente antes de su humillación y muerte: “Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste.” El amor de Cristo, el amor de nuestros hermanos, testificará ante el mundo de que hemos estado con Jesús y aprendido de él. Entonces se convertirá el mensaje del tercer ángel en un fuerte pregón, y toda la tierra será iluminada con la gloria de Dios.4TS 430.1