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Manuscritos Inéditos Tomo 2 (Contiene los manuscritos 97-161)

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    Manuscrito 112—El tercer Congreso Europeo

    Basilea, 25 de septiembre de 1885. Asistí a la reunión temprano en la mañana. Se elevaron varias oraciones en francés y en inglés. Me acerqué a Dios orando con todo mi corazón y le pedí al Señor que nos ayudara, que nos fortaleciera y que nos bendijera, que impresionara nuestros corazones con la solemnidad e importancia de su obra.2MI 107.1

    Al principio de la reunión, me sentí compelida a de decir algunas cosas sin rodeos. Presenté las grandes y solemnes verdades que Dios nos había dado para que las proclamáramos al mundo. Lo cierto es que fracasaremos si no caminamos en la luz. Nuestro éxito y prosperidad en esta inmensa y piadosa obra depende de que a diario busquemos el consejo y la2MI 107.2

    -------------2MI 107

    Este documento contiene fragmentos del diario de Elena G. de White. Fue solicitado por Arthur L. White para utilizarlo como material de apoyo en las clases que daría en Europa.2MI 107

    ayuda del Señor. Mediante la ayuda divina, sus siervos pueden hacer lo que tiene que ser hecho y jamás fracasarán. Sin importar lo mucho que nos presionen los poderes de las tinieblas, uno de nosotros puede perseguir a mil y poner en fuga a diez mil.2MI 108.2

    El Espíritu de Dios me encargó decirles que como pueblo, como embajadores de Dios, estamos actuando muy por debajo de nuestras oportunidades y privilegios. Debido a nuestro mal proceder somos condenados por la Palabra de Dios y, en forma especial, por la ley de Dios. El Señor mira el corazón. Ningún pueblo ha sido favorecido con una gracia tan abundante como la que se nos ha prodigado a nosotros, los que vivimos en estos días finales. Si el pueblo que tiene tanta luz y privilegios tan grandes no ha mejorado sus talentos, entonces nuestro castigo será proporcional al descuido de los mismos. Muchos testimonios han sido presentados y han evidenciado que algunos estaban decididos a consagrarse por completo a Dios.2MI 108.1

    En la mañana conversé con el hermano Daniel Bourdeau. Los pastores Whitney, Lane, William C. White y la esposa del hermano Bourdeau estuvieron presentes. Se me encargó presentar un testimonio de censura, algo que no me agradaba ya que era muy grave. Ojalá que el Señor haga que este testimonio surta su efecto. Creo que Satanás ha sido rechazado y que el Señor le concederá la victoria al hermano Bourdeau, y que mediante su Santo Espíritu lo convencerá de sus errores. Buscamos al Señor con sincera oración. Presentamos nuestras dificultades ante él, uno que no puede errar. Él conoce todas nuestras perplejidades. Creemos que él nos escucha y que tomará en sus manos este caso que conlleva dolorosas dificultades.2MI 108.2

    Vemos que algunos de nuestros hermanos están allegándose a la luz. Nos regocijamos al encontrar al pastor Matteson en un excelente estado mental. Sus testimonios son acertados. Él parece estar en perfecta armonía con la reunión y nos ayuda en todos los esfuerzos que hemos realizado. Gracias al Señor.2MI 108.3

    Habíamos hecho planes para por la noche sostener una reunión a solas con los pastores. Esta se llevó a cabo y estuvieron presente unos diecisiete de ellos: ministros y sus acompañantes. El hermano Bourdeau estuvo presente. El Espíritu del Señor descendió sobre mí mientras oraba pidiendo luz y gracia del cielo. Mi fe se aferró a las promesas de Dios. Su Espíritu se manifestó en gran medida en nuestra reunión. Los corazones fueron quebrantados y constreñidos delante de él. El hermano Bourdeau se estaba librando de las cadenas de Satanás. El estaba entregando su voluntad a Dios. Satanás, aunque había creído obtener la victoria sobre nuestro hermano, a quien amamos en el Señor, quedó notoriamente derrotado. Todos, con excepción de uno, oraron con fervor y se derramaron muchas lágrimas. El hermano Albert Vuilleumier oró en francés, pero todos sentimos la solemnidad de su plegaria. Los ángeles de Dios estaban en medio nuestro. Allí estaban la luz y el poder de Dios. El Señor dirigió la plegaria del hermano Matteson; fue una oración muy fervorosa, expresada con gran contrición. Sentí la paz de Jesús. Yo había llevado una gran carga y la transferí al gran Ayudador. Por mí misma, nada podía hacer. Pero Jesús puede hacerlo todo y yo experimenté la paz de Cristo en mi corazón. ¡Oh, nada podremos hacer sin Jesús! ¡Cuán oscuras y solitarias serían nuestras vidas! Él es nuestro ayudador.2MI 108.4

    El sábado fue dedicado al ayuno y la oración. Un espíritu de solemnidad descansó sobre lo que estábamos allí. Se nos asegura que obtendremos la victoria. «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» [Mat. 7: 7].2MI 109.1

    Basilea, 26 de septiembre de 1885 Una mañana lluviosa. La primera reunión de la mañana se fijó para las seis. Yo me había sentido agobiada, por lo que pasé algún tiempo orando. No pude dormir mucho. No me sentía dispuesta a ir a la reunión de los pastores, pero sentí que perdería una bendición si no lo hacía. Encontramos a veintitrés reunidos en una pequeña habitación. Mediante una oración inicié las actividades, y el Señor, en una forma maravillosa se manifestó en mí y en todos los presentes. Luego el hermano Bourdeau oró y confesó su debilidad al flaquear ante las tentaciones del diablo. En la medida en que se acercaba a la luz, su entrega a Dios fue más completa, y la luz de Dios penetró en su corazón. Las oraciones que se elevaron fueron fervientes, expresadas con corazones contritos, con llanto, y la bendición del Señor se sintió en nuestro medio.2MI 109.2

    El Espíritu del Señor me ayudó y me fortaleció para que me dirigiera a mis hermanos con muchas lágrimas, para que les presentara el carácter puro y santo de nuestra obra así como la necesidad de perfeccionar todos los talentos que Dios nos ha dado. La noche anterior, en armonía con el criterio de Dios, vi un libro abierto que registraba lo que habían hecho los obreros durante el año anterior. Al revisar aquel registro cada defecto sobresalía. En el caso de algunos, se registraron como ociosas muchas horas empleadas en hacer visitas y en hablar de asuntos sin importancia: un tiempo que pudo haberse dedicado a trabajar en forma intensa e interesada en la causa de Dios. ¡Cuán diferente de sus informes parecía el registro de algunos obreros! ¡Cuán poco satisfactorio para ellos mismos! Cada vez que se asociaban con sus compañeros surgían oportunidades, ojalá haberlas visto, para llevar las mentes al Salvador y para sembrar las semillas de la verdad. Pero las oportunidades llegaron y se perdieron, no fueron vistas o aprovechadas. Se pronunciaron palabras vacías, y todo parecía indicar que el mensaje de advertencia no era lo más importante para ellos. No parecía ser una carga para sus almas, de manera que cada vez que se abrieran su boca el mensaje fluyera reflejando la luz que Cristo les había dado para que bendijeran a otras personas. Esta es la provechosa, la verdadera educación para todos los ministros que se dedican en palabra y doctrina.2MI 109.3

    Aquel registro puso en evidencia deberes no cumplidos: días enteros sin orar, la llegada de la noche sin nada que mostrar como trabajo del día. Había un registro de cuantiosos gastos con pocos resultados. Otros registros demostraron el caso de obreros habían realizado su trabajo con menos gastos, pero con mejores resultados.2MI 110.1

    Había instrucciones dadas por Aquel cuyas manos sostenían los libros y cuyos ojos observaban cada línea de los registros. Sus palabras fueron: «Ustedes no pueden confiar en su capacidad ni en su sabiduría. Ustedes deben mostrar unidad de esfuerzos, unidad de fe; y deben consultarse. Ninguno de ustedes tiene la capacidad para ser un dirigente. Dios obrará a favor de su pueblo si ellos le dan la oportunidad, entregándole sus corazones y mentes.2MI 110.2

    En cierto sentido ustedes no están trabajando para recibir un salario. Sin embargo, ¿no llamaremos a esto una compensación? ¡Oh, no! La recompensa eterna les será dada a los obreros fieles. Jesús les dará su paga. Todos sus talentos deben ser cultivados para la eternidad, haciendo un trabajo bueno y cada vez mejor.— Manuscrito 24, 1885, pp. 14 («Labors in Switzerland” [Trabajos en Suiza], p. 1. Diario, 25 septiembre al 5 de octubre de 1885; MR 378).2MI 110.3

    Aproximadamente a las 12 del mediodía [el 20 de octubre], llegamos a Cristianía. *Hasta 1925 así se le llamó a la ciudad de Oslo, la capital de Noruega.— N. del T. El hermano Oyen nos recibió en la estación. Nos lle varon en coches a las acogedoras habitaciones que ocuparon el hermano y la hermana Oyen y su familia. Una vez más estábamos entre nuestros amigos de habla inglesa. Aunque sé que nuestros hermanos daneses y suecos nos recibieron y nos brindaron excelentes atenciones, lo cierto es que nos sentíamos restringidos al no poder conversar amenamente; por tanto, no fue posible hacerles todo el bien que hubiéramos deseado. ¡Parecía que estábamos de nuevo en Estados Unidos!2MI 110.4

    Cristianía, Noruega, l° de noviembre de 1885 . El sábado fue un día agradable. Prediqué sobre 1 Pedro 1: 1317 en un salón donde la iglesia se reunió para celebrar el culto. Me sentí libre de presentar a la gente la importancia de una santidad práctica. Todos escucharon con gran interés. El salón estaba repleto. En horas de la tarde celebramos la Santa Cena y el lavamiento de los pies. En la noche, el pastor Matteson presentó el sermón.2MI 111.1

    Cristianía, 2 de noviembre de 1885 . El domingo por la mañana prediqué ante un gran grupo. Se calcula que había unas mil cuatrocientas personas presentes. El texto que usé fue 1 Juan 3: 13. El Señor me dotó de libertad y claridad al presentar el infinito amor de Dios al dar a su Hijo para que muriera por el mundo. Los pasillos estaban llenos y todo asiento ocupado, incluso los espacios libres estaban ocupados por personas de pie y muchos se vieron obligados a retirarse puesto que no pudieron entrar. El grupo mantuvo una completa atención hasta el final del tema. Esperamos que este esfuerzo no sea en vano, y que mediante la ayuda de Cristo el resultado sea muy provechoso.2MI 111.2

    Martes 3 de noviembre de 1885. Viajamos en el tren unas veinte millas para cumplir un compromiso en Drammen. La niebla se hizo tan espesa que no podíamos ver los campos por donde íbamos pasando. Estuvimos unas dos horas en los vagones. A la hora señalada nos encontramos con un salón repleto de personas. El salón únicamente podía acomodar a setecientas personas. El pasillo estaba atestado. El espacio para los espectadores que estaban de pie estaba completamente ocupado, y la audiencia prestó una respetuosa atención mientras yo predicaba de Juan 3:16.2MI 111.3

    4 de noviembre de 1885. Salimos a las ocho de Drammen para regresar a Cristianía. Estaba lloviendo, pero la niebla se había disipado de manera que podíamos ver los campos por donde pasábamos. El paisaje era hermoso. La topografía era irregular. Había elevadas mesetas y montañas rocosas, lagos e islas. En verano este debe de ser un lugar agradable para vivir. El miércoles por la noche prediqué de Lucas 10: 2529. Una vez más el salón estaba bastante lleno.2MI 111.4

    Cristianía, 5 de noviembre de 1885. Está lluvioso, la temperatura no es agradable. Hoy he escrito bastante. Visitamos al hermano Hansen. Disfrutamos de una provechosa y encantadora visita. Yo prediqué con la ayuda de un traductor, y narré algunos incidentes de nuestras experiencias previas. Conversamos acerca de los hábitos de la gente de comer con demasiada frecuencia [...]. Les conté de mi experiencia con la reforma de la salud y de mi alimentación desde que recibí la luz del cielo. También les hablé de lo que habíamos enfrentado desde los inicios de esta obra.2MI 112.1

    Cristianía, viernes 6 de noviembre de 1885 . Está lluvioso, la temperatura no es agradable. Prediqué ante una gran audiencia, en un salón alquilado, sobre 2 Pedro 1: 113. Todos escucharon con respetuosa atención.2MI 112.2

    Cristianía, 7 de noviembre de 1885. Hoy es un día con niebla, lluvioso. Echo de menos la agradable luz del sol; sin embargo, intentaremos reflejar toda la luz que podamos mediante una conversación optimista y agradable y abriendo nuestros corazones al Sol de justicia. De esa forma podremos, entre nubes y en un ambiente poco acogedor, ser rayos de felicidad para los demás ya que Cristo mora en nuestros corazones gracias a una fe viva.2MI 112.3

    Colosenses 1: 2429 . El Señor me dio soltura y fuerzas para dirigirme a la gente. Ciertamente hay una obra que realizar en favor de ellos, y si el Señor me utiliza como un instrumento para despertarlos de la escéptica condición en que se encuentran, yo alabaré su santo nombre. Les presenté la gran necesidad que tienen los que enseñan en palabra y en doctrina de obedecer y ser prudentes en su forma de actuar. Al intentar elevar a la gente a actitudes y prácticas correctas por medio de su propio ejemplo y costumbres, han de asegurarse de que en nada menoscaban los requisitos divinos: en especial el cuarto mandamiento, que exige la observancia del sábado.2MI 112.4

    Hay una prueba en el sábado del cuarto mandamiento. Es la piedra de toque de Dios. No es una prueba humana. Ese mandamiento debe ser la línea que distingue al fiel y genuino, al que sirve a Dios, del que no lo sirve. Algunos que profesan estar guardando los mandamientos de Dios están enviando a sus hijos a la escuela los sábados. No estaban obligados a hacerlo, pero debido a que las escuelas se negaban a aceptar a sus hijos a menos que ellos asistieran seis días a la semana, los enviaron para que estudiaran y también para que aprendieran a trabajar. Si no logran a través de medios sensatos hacer algún arreglo especial con las autoridades escolares, reservándose el privilegio de guardar el sábado del cuarto mandamiento, entonces tan solo habrá una opción: guardar correctamente el sábado del cuarto mandamiento.2MI 112.5

    Deben hacerse esfuerzos especiales para establecer escuelas en nuestro medio. El pastor Matteson no le ha brindado un buen ejemplo a nuestro pueblo. El ha enviado a sus hijos a la escuela los sábados, y para justificar su proceder ha utilizado las palabras de Cristo: «Está permitido hacer el bien en sábado» [Mat. 12: 12]. Él podría utilizar el mismo argumento diciendo que la gente debería trabajar los sábados, ya que necesitan alimentar a sus hijos. En ese caso, no habría una línea divisoria para determinar lo que se puede o no se puede hacer durante el sábado. Con ese ejemplo, esos dirigentes han estado apoyando los falsos argumentos que el ser humano ha ideado, al tomar con ligereza las demandas del cuarto mandamiento. La vestimenta fue un tema para probar el carácter.2MI 113.1

    De allí que los mandamientos de Dios han sido tenido en poca estima por causa de las tradiciones [de esos dirigentes], mientras que sus propias ideas y creencias constituían cargas pesadas y difíciles de llevar. Se distanciaban tanto de la gente que la influencia de ellos no tenía impacto alguno. En todo caso brindaban una equivocada impresión de la verdad. Sus ejemplos agradarían a Satanás: los adventistas observadores del sábado deberían ser considerados como un grupo de fanáticos y extremistas. La preciosa causa del Señor no será puesta en alto, porque la impresión que se da a los no creyentes es que nuestras doctrinas nos hacen poco bondadosos, descorteses y poco cristianos en nuestro comportamiento.2MI 113.2

    El Señor desea que los súbditos de su reino representen el carácter de su soberano. Sus mandamientos no deben estar sujetos a que los hombres los recorten para acomodarlos a sus ideas o conveniencia. La gran norma moral de Dios son sus diez preceptos: el fundamento de la fe de los profetas y de los apóstoles. El sábado es la mayor pregunta del examen, y Dios ha dado valiosas promesas a los que evitan profanar el sábado. Su infinita sabiduría, poder y amor obran en nuestro favor. Las huestes celestiales están registrando nuestros nombres como parte de los que son fieles y verdaderos. El lugar más seguro es permanecer siempre del lado del Señor y colocar por fe nuestra suerte temporal y eterna en las manos del que reina sobre el cielo y la tierra.2MI 113.3

    Dios no está conforme con su pueblo en este lugar, porque han menospreciado su santo requerimiento, se han esforzado por someter la ley de Dios a la voluntad de esos dirigentes en vez de someterse a la ley del Señor. Ha prevalecido un espíritu de contienda, de acusación, de hacer pruebas de cristianismo las cosas pequeñas, mientras que al mismo tiempo descuidan abiertamente la observancia del sábado.2MI 114.1

    Después de hablar con gran sencillez, invité a todos los que se consideraban pecadores, los que sentían que no estaban en armonía con Dios, a que pasaran al frente; asimismo a todos los que necesita ban de su poder transformador. Unas cincuenta personas pasaron al llamado. Luego nos arrodillamos, y se me pidió que orara mientras el pastor Matteson traducía. Algunos ablandaron sus corazones gracias a la presencia del Espíritu del Señor en nuestro medio, mientras que otros permanecieron endurecidos y sin inmutarse. Sus corazones son rebeldes. Se dio la oportunidad para dar testimonios y un buen número confesó que prácticamente habían abandonado la verdad, separándose de Dios, pero que ahora deseaban arrepentirse y regresar al pueblo de Dios. Aunque intentábamos concluir la reunión, parecía que nunca acabaría. Tres estuvieron de pie al mismo tiempo y nuestra reunión duró unas tres horas. La obra debe continuar profundizándose.2MI 114.2

    Cristianía, 8 de noviembre de 1885. La niebla y la falta de sol per sisten. Hoy he escrito muchas páginas.2MI 114.3

    A las cinco, en una reunión prefijada, prediqué en un gran gimnasio militar. Se reunieron unas mil setecientas personas para escuchar el discurso de la mujer que venía de Norteamérica. El secretario de la asociación de temperancia, presentó a la señora White a la audiencia. Encima del pulpito había un toldo con las barras y las estrellas, algo que aprecié mucho, ya que considero un honor el haber nacido en Estados Unidos, la tierra de los valientes y de los libres.2MI 114.4

    Hablé durante una hora y veinte minutos, y el hermano Oyen fue mi traductor. La gente escuchó con profundo interés. Les mostré que la Biblia está repleta de relatos relacionados con la temperancia. Les mostré cómo Cristo practicó la temperancia. Todo se lo debemos a Cristo, incluso que tuviéramos una segunda oportunidad tras la caída de Adán. Al soportar cada tentación del artero enemigo, Cristo remedió la innoble caída de Adán. En esta charla sobre la temperancia mencioné a Cristo de principio a fin.2MI 114.5

    El obispo de la iglesia estatal estaba presente. También asistieron varios clérigos. Mi audiencia estaba integrada por la clase más alta de la sociedad. Cuando terminé de hablar y descendí de la plataforma, el Dr. Nysson hizo uso de la palabra y respaldó todo lo que había sido dicho y que el hermano Oyen había traducido. Él fue muy generoso al expresar su agradecimiento al orador por haber presentado el discurso. Luego me presentó a algunos de los hombres y mujeres más destacados, dirigentes del movimiento de temperancia. No fueron pocos los que me saludaron estrechando mi mano y diciendo: «Me siento agradecido por haberla escuchado esta noche. Jamás había escuchado un discurso sobre la temperancia como este”. De hecho, mientras hablaba, la congregación mostraba tanta solemnidad que parecía que se hallaban en un funeral. No se veían sonrisas ni se escuchaba que patearan el piso, porque el tema era demasiado solemne como para suscitar risas o alborozo. El Dr. Nysson expresó el sincero deseo de que yo les hablara de nuevo; creo que nuestra gente aquí necesita mi ayuda y que debo hacer por ellos todo lo que esté a mi alcance.— Manuscrito 27, 1885, 16 («First Visit to Noruega” [Primera visita a Noruega], Diario, 31 de octubre al 19 de noviembre de 1885).2MI 115.1

    El jueves en la noche [26 de mayo de 1887] salimos rumbo a Pru sia, para celebrar reuniones con el pastor Conradi en Wuppertal. No pude comer y no soportaba estar sentada por mucho tiempo. William C. White no pudo acompañarnos. La hermana Ings y yo fuimos solas, con un joven de la oficina de Basilea, que estaba regresando luego de visitar a sus padres.2MI 115.2

    El 26 de mayo abordamos el tren a las nueve y media, y no tuvimos que compartir el espacio asignado con nadie. Dormí bien durante la noche; cambiamos de tren dos veces. Nos reunimos con el hermano Conradi en Maguncia. Él nos acompañó durante el resto del trayecto. Cambiamos de tren en Colonia. Aquí tuvimos una parada de varias horas, aunque yo estaba muy débil para salir y ver algo, fuimos a ver la catedral. Entramos a dicho edificio. Es una estructura de gran riqueza, muy costosa. No hay otra igual en el mundo. Ha estado en construcción durante seiscientos años, y siempre hay alguien trabajando en ella de manera constante. Se comenzó en el siglo XIII y aún no ha sido terminada. Los trabajadores todavía trabajaban en el interior del edificio.2MI 115.3

    Este es el lugar donde se fabrica el agua de colonia. La estación del tren está organizada como si únicamente se utilizara como un comedor. Esto no es conveniente para los viajeros. Delante de cada sofá hay una mesa, preparada para que los viajeros se sientan intimados a comer en ese restaurante.2MI 116.1

    Viernes 27 de mayo. Llegamos a Wuppertal aproximadamente a las tres. Fuimos recibidos por un anciano de la iglesia. Almorzamos y luego viajamos unas dos millas rumbo al campo. Allí encontramos a nuestros hermanos que residen en una zona muy agradable. Ellos han sido oprimidos por los dueños de propiedades, por lo que prudentemente han estado preparándose, en la medida de sus posibilidades, para conseguir pequeñas viviendas propias. En cada una de esas casas pequeñas viven no menos de tres familias. Un hermano es dueño de la casa y les alquila espacios a los observadores del sábado. El hermano Conradi predicó el viernes por la noche. Yo prediqué el sábado en la mañana [28 de mayo], a las diez, basándome en las palabras de la oración de Cristo, en la que pide a sus discípulos que sean uno, como él es uno con el Padre [Juan 17). Luego el hermano Conradi me dijo que ellos nunca habían celebrado una reunión de testimonios. Se habían reunido para orar, pero no para compartir sus experiencias. Creímos que era una ocasión propicia para instruirlos al respecto. Nuestra reunión fue buena, duró tres horas.2MI 116.2

    Me rogaron que predicara de nuevo en la noche, a las ocho, y acepté hacerlo. Hablé de los esfuerzos especiales y necesarios para conseguir la unidad, y de la necesidad que tiene la iglesia de mantener su mente ocupada con pensamientos relacionados con la verdad, con el Salvador y con la vida futura. Si se empeñan en vivir y caminar en la verdad no se dedicarán a hablar de las faltas y los yerros de los demás. Cuando terminé mi participación, el hermano Conradi continuó la reunión hasta la medianoche.2MI 116.3

    Visión en Wuppertal, sábado 28 de mayo de 1887. Anoche [27 de mayo] soñé que un pequeño grupo se había congregado para celebrar una reunión religiosa. Un visitante llegó y se sentó en un rincón oscuro, donde no llamaba mucho la atención. No se apreciaba un espíritu de libertad. El Espíritu del Señor estaba atado. El anciano de iglesia hizo algunos comentarios y pareció que intentaba zaherir a alguien. Observé un dejo de tristeza en el rostro del desconocido. Parecía obvio que el amor de Jesús no moraba en los corazones de aquellos que afirmaban creer en la verdad. Asimismo, como era de esperar, se notaba la ausencia del Espíritu de Cristo y una gran carencia del amor de Dios y del amor mutuo, tanto en palabras como en las expresiones. Congregarnos en ese lugar no había sido edificante para nadie.2MI 116.4

    Cuando la reunión estaba por concluir, el desconocido se puso en pie y con una voz entrecortada por el dolor y las lágrimas, les dijo que tenían una gran necesidad del amor de Jesús en sus propias almas y en sus experiencias; un amor que se manifestaba abundantemente en cada corazón donde Cristo hacía su morada. El corazón que ha sido renovado por el Espíritu de Dios no solamente ama a Dios, sino que ama a su hermano; y si ese hermano cometió errores, si erró, debe ser tratado de acuerdo con el plan del evangelio. Cada paso debe ser dado en armonía con las instrucciones encontradas en la Palabra de Dios. El desconocido les dijo:2MI 117.1

    «Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado” [Gál. 6: 1, RVC]. ¿No recuerdan ustedes la oración de Cristo antes de que dejara a sus discípulos para enfrentar una larga y agonizante batalla en el huerto de Getsemaní, antes de ser traicionado, de su juicio y de su crucifixión? [ver Juan 17: 1523].2MI 117.2

    »¿No recuerdan los sufrimientos de su Señor? ¿No recuerdan el precio que él pagó por el hombre a quien ha comprado con su propia sangre? Ustedes parecen dispuestos a herir y a lastimarse unos a otros. ¿Es ese el modelo que Jesús les ha dado? ¿Dónde está la forma de actuar de Cristo? ¿Encuentran correcto que tengan tan poco amor y tolerancia, tan poca paciencia por sus hermanos? ¿Han olvidado las palabras de Cristo: “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros” [Juan 13: 34, 35, RVC]. [Se cita Juan 14: 21].2MI 117.3

    »Ustedes no están cultivando el amor a Dios, ni el amor por sus hermanos. Sean cuidadosos respecto a la forma en la que tratan a quienes Cristo ha comprado con su sangre. Será necesario reprochar clara y fielmente los actos de impiedad, pero sepan que la persona que así actúa no será separada de Cristo por motivo de obras impías. Aquel [que censura] debe actuar en forma espiritual y restaurar al que yerra con un espíritu de humildad. A menos que abrigue ese espíritu, no tendrá el derecho a censurar o a corregir a sus hermanos, porque fomentará dos males en lugar de eliminar uno.2MI 117.4

    »Hubo uno que condescendió a revestir su divinidad de humanidad, y que vino a nuestro mundo como un ser humano. Él es la fuente viva de vida, la manifestación viviente de la religión pura en nuestro mundo. Cristo es ahora el camino, la verdad y la vida. Solamente hay un camino, una verdad y una vida, y los que creen en él reciben poder para convertirse en hijos de Dios; y es que ellos ya no están más en el mundo, sino que son apartados del mundo. El mundo no los conoce, porque no lo conoció a él.2MI 118.1

    »E1 espíritu y el carácter de Cristo se manifiestan en los escogidos de Dios, mediante su celestial conversación, su humildad, y su conducta intachable. Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Están unidos con Cristo como las ramas están unidas a la vid viviente. Ellos no caminan en sintonía con la carne, sino con el Espíritu. Ellos son ejemplos vivos del cristianismo en el mundo. Son llamados cristianos porque son como Cristo, y porque Cristo está en ellos. Ciertamente son la sal de la tierra y la luz del mundo. La ayuda del Espíritu y las palabras de vida eterna constituyen su conocimiento y su fortaleza. Además, son guiados a toda verdad debido a que tienen buena disposición y son obedientes.2MI 118.2

    »Lo que distingue el carácter y la conducta de los cristianos de los demás es la norma de un amor santo como el de Cristo, que obra en el corazón con una influencia purificadora. Los verdaderos cristianos harán las obras de Cristo al poner de manifiesto mutuos actos de amor. Mediante este principio vivo, interno y efectivo en la vida y en el carácter, nadie se asemejará al mundo. Si ustedes conocen el carácter y las obras de Cristo, reconocerán la actitud y la conducta de los cristianos. Cristo odiaba tanto el mal que el pecado y la maldad recibieron un fuerte reproche de sus labios y de su ejemplo. Aunque él odiaba el pecado, amaba al pecador.2MI 118.3

    «Nuestro Señor y Salvador amaba a toda criatura. Él puso a un lado su dominio, riquezas y gloria para venir a buscarnos; a nosotros, pecadores, errantes, e infelices, con el fin de hacernos semejantes a él. Se humilló a sí mismo y tomó la naturaleza de ustedes para enseñarlos a ser puros, a tener un carácter recto y a estar libres de la impureza del pecado, de manera que puedan acompañarlo al cielo. Él sufrió más de lo que ustedes jamás tendrán que sufrir. Todo lo dio por ustedes. ¿Qué le han dado ustedes a cambio de ese gran amor? ¿Han practicado eso mismo con sus hermanos? ¿Han imitado su ejemplo en paciencia y en la negación del yo? No podrán igualar al Modelo, pero podrán parecerse a él.2MI 118.4

    »E1 sagrado conocimiento de la verdad les ha sido confiado a ustedes, no para que se disputen al respecto y se distancien entre sí, sino para que sean los portadores de luces ante el mundo. De acuerdo con los talentos de cada uno, el Maestro los llamará a cuentas el día que regrese. ¿Qué han hecho ustedes a fin de persuadir a los hombres para que acepten la preciosa verdad? Alrededor de ustedes están aquellos por quienes Cristo murió para que puedan ser puros, santos y libres de pecado. ¿Acaso las obras de ustedes como cristianos han sido fructíferas y han producido mucho bien? ¿Han tratado de sembrar, con mansedumbre y con fe, las semillas de la verdad en los corazones de otras personas con el fin de que produzcan frutos de justicia? ¿Cuánto más poder podrían haber tenido ustedes, como hijos e hijas de Dios, si hubieran amado a Dios con toda sus almas y a sus prójimos como a ustedes mismos? ¿Acaso no estarían en una mejor posición si hubieran perseverado para conocer más y más de la verdad, adquiriendo más y más de la divina luz para que brillara a través de buenas obras en el entorno de ustedes?2MI 119.1

    »Sus obras no agradan a Dios, sino que agradan al enemigo. Uste des tienen mucho que aprender en la escuela de Cristo antes de que estén preparados para ir al cielo. Sus hábitos y la rudeza de su carácter los inhabilitan para el trato con las mentes y los corazones. Ustedes son arbitrarios en vez de ser amables. Sus palabras y sus obras son los canales para que los principios de la verdad y la santidad sean presentados al mundo. De allí que si ustedes no están cultivando la piedad personal, no podrán ser la luz del mundo. Ustedes realizarán una obra poco acertada y alejarán a las almas del servicio de Cristo si actúan en forma dictatorial, acusando y juzgando a sus hermanos e intentando enmendar los desaciertos ajenos con corazones no santificados y temperamentos camales. Los creyentes serán una fuente de debilidad, en lugar de ser un motivo de fortaleza y valor, a menos que estén verdaderamente amparados en Jesús. No puede haber un crecimiento saludable, unifi cador de principios, a menos que la gracia transformadora de Cristo sea percibida en los corazones y caracteres de ustedes.2MI 119.2

    »Todo los que tienen algún conocimiento de Jesucristo —especialmente los ancianos de iglesia— no deben permitir que los miembros sean descuidados e incoherentes en su comportamiento, para que no se fortalezcan la maldad y el pecado en la iglesia y se crea que esa es una forma de demostrar amor los unos por los otros. Dios demanda fidelidad en el cuidado pastoral. Ustedes deben aferrarse a Dios con una mano, mientras con la otra amorosamente se aferran del que yerra y del pecador, atrayéndolos a Jesús. Oren con ellos, lloren con ellos, preocúpense por sus almas, ámenlos, pero jamás los abandonen. Ese es el amor que Jesús ha manifestado por ustedes. Deben, asimismo, pongan su empeño en favor de la unidad, de la tolerancia y del amor. Jamás se separen; más bien únanse, atando un corazón con otro y elevando súplicas en el Espíritu. Entonces, el poder de Dios obrará en su entorno y muchas almas serán llevadas a la verdad a través de la influencia de ustedes”.2MI 119.3

    El desconocido se sentó nuevo, y el sol que había estado oculto brilló e iluminó su rostro. ¡Qué revelación! Todos supieron en un instante quién les había estado hablando. Se dijeron unos a otros: «¡Es Jesús, es Jesús!». Luego confesaron pecados, y se confesaron las faltas cometidas unos a otros. Hubo llantos, porque los corazones fueron quebrantados, y hubo gozo; el salón se llenó de la suave luz del cielo. La armoniosa voz de Jesús dijo: «Paz a vosotros». Luego, su paz se mostró.2MI 120.1

    Domingo 29 de mayo. El hermano Conradi habló en la mañana acerca de la obra misionera. A las tres yo prediqué sobre 1 Juan 3: 13. Me sentí de buen ánimo, aunque un poco débil por la falta de alimentos que no pude ingerir a causa de mi estómago. El hermano Conradi trabajó fielmente con ellos, y creo que su labor fue muy productiva. Todo iba bien hasta que un hermano abandonó la reunión. El hermano Conradi salió detrás de él y conversaron hasta las dos de la mañana, a fin de que las dificultades quedaran resuelvas.2MI 120.2

    Aquí tuvimos una oportunidad de ver el trabajo que desempeñan nuestros hermanos para ganar el sustento. El hermano tiene esposa y cuatro niños. Él teje paños hermosos que luego vende a ocho dólares la yarda. Mediante su labor devenga siete u ocho francos, ya que únicamente puede tejer tres cuartos de metro por día. Las hermanas tejen pañuelos de seda.2MI 120.3

    Lunes 30 de mayo. Salimos de Wuppertal a las siete de la mañana para ir a Mönchengladbach. Teníamos un compromiso para hablar el lunes en la noche. Llegamos a Mönchengladbach alrededor de las diez de la mañana. En la estación había amigos que nos esperaban. Tomamos un coche para ir a casa de la hermana Doerner, que es la dueña del edificio donde vive. Su hija vive con ella. Se nos llevó a una acogedora habitación que ocuparíamos durante nuestra estancia allí. El desayuno estuvo listo, pero apenas pude probarlo porque he tenido continuos problemas estomacales. El desayuno incluía más que todo bizcocho, pan y café.2MI 120.4

    Fuimos invitados a comer en casa del hijo de la hermana Doerner. Un coche nos llevó al lugar, y una hermana del hermano Doerner nos acompañó. Habíamos viajado varias docenas metros cuando el carruaje se fue de lado y se recostó en el contén de la acera, y el caballo y las varas se separaron del coche. De inmediato salimos de allí. El problema lo produjo que alguien no colocó los cerrojos que mantenían unidas las varas al cuerpo del coche. Nada se quebró y seguimos adelante sin ningún problema. La esposa del hermano Doerner nos recibió en la entrada. Ella es una mujer pequeña, de apariencia agradable, y tiene tres niños. Ella es la hija del hermano Linderman, un hombre que ha guardado el sábado por veinticinco o treinta años. Él aún vive. Tiene 83 años y es el segundo hijo de la familia. Él le enseñó a la familia Doerner la verdad del sábado. Hay tres hermanos Doerner que creen en la verdad. Ellos son propietarios de una fábrica de telas y productos de algodón. Es un edificio grande y una empresa grande. El hermano vive en la misma fábrica que estábamos visitando. Tiene un gran terreno, con árboles y flores. Está situado en un lugar muy agradable. Este hermano fue el último en aceptar el sábado. Otro de los hermanos, el mayor de los tres, está al borde la muerte sufriendo de cáncer en la garganta. Eso constituye un gran dolor para su familia, en la que ninguno de sus miembros guarda el sábado.2MI 121.1

    El 30 de mayo era un día de celebración religiosa, el segundo día de Pentecostés, así que en las fábricas no se trabajaba durante ese día. Las banderas ondeaban en los edificios y la gente salía en grupos para asistir a las reuniones religiosas. A las cinco nos reunimos en la casa de la hermana Doerner. La habitación no era grande, pero estaba llena. Hablé de Juan 15: 13. El hermano Conradi fue mi traductor. Me sentí bastante bien. Recibí una ayuda especial de parte del Señor, pues de otra forma no podría haber permanecido en pie. Presenté un testimonio muy al punto. El grupo al que hablé estaba integrado por personas instruidas. El hermano Conradi mencionó una solicitud del hermano enfermo, pidiendo las oraciones de los hijos de Dios. Oramos por el hermano que estaba en el lecho de muerte. El hermano Conradi, habló durante un rato con los presentes.2MI 121.2

    31 de mayo. Descansé bien durante la noche, pero sigo sin poder comer. Salimos aproximadamente a las once para tomar el tren que nos llevará a Hamburgo. Cambiamos de tren en Düsseldorf. Tuvimos que esperar en la estación durante dos horas, lo cual nos brindó la oportunidad de estudiar la naturaleza humana, y ver las muestras de vanidad entre los que iban y venían. Ello suscitó pensamientos dolorosos. Dos señoritas jóvenes entraron al baño de damas y se detuvieron frente al espejo. Luego se dedicaron a embellecer lo más posible su apariencia, posando ante el espejo, dando una y otra vuelta, colocando polvo en sus caras. Oh, pensé, si fueran la mitad de aplicadas para embellecer su carácter de acuerdo con la gran norma de la santa ley de Dios —el espejo divino y detector de los defectos de carácter— centrarían mucho menos interés en la apariencia externa, y más en los adornos internos: la perfección del carácter, la posesión de la mansedumbre de Cristo.2MI 122.1

    A las dos, ya estábamos sentados de nuevo en la sección para damas, con todas las comodidades; y nos sentimos agradecidas por estar solas y así descansar. Yo me sentía enferma, cansada, y no podía comer. No hicimos cambio alguno hasta que llegamos a Altona, a una media hora de Hamburgo. Vimos algo interesante: un barco en el agua o un depósito que estaba cerca del agua, estaba en llamas. Supuse que quizá había explotado un poco de petróleo. Las llamas subían muy alto, y el resplandor era grande y extenso. El último cambio fue hecho en Altona. No experimentamos percance alguno después de eso.— Manuscrito 32, 1887, 19, Manuscrito entero («Visit to Germany” [Visita a Alemania], Diario, 26 al 31 de mayo, 1887).2MI 122.2

    * * *

    Una reunión que representó un hito de progreso: El último Congreso Europeo al que asistió Elena G. de White, en Moss, Noruega,18872MI 122.3

    Aproximadamente a las doce del día [jueves 9 de junio de 1887], llegamos a nuestro destino [Moss, Noruega], un lugar muy hermoso. Las carpas fueron colocadas en un bosquecillo de pinos. Se alquiló una casa para los que viajaron desde cierta distancia y que no podían estar en contacto con el suelo. Había varias habitaciones que nos facilitaban un ambiente de comodidad. La casa estaba construida en un punto elevado del terreno y tenía vista al agua. El paisaje es bello. Nos sentimos muy cómodos y esperamos disfrutar bastante de nuestra estadía aquí [...].2MI 122.4

    -----------------

    Fragmentos del diario de Elena G. de White.

    Esta es la primera reunión campestre en Europa, y ha sido un gran acontecimiento. Esperamos que esta reunión impacte a los hermanos al punto de que podamos celebrar otras reuniones campestres después de esta; no tan solo en Noruega, sino en Suecia y en Dinamarca. Esto llevará la verdad directamente ante un tipo de personas que de otra manera no podríamos alcanzar.2MI 123.1

    Moss, Noruega, viernes 10 de junio de 1887. Me levanté a las cuatro de la mañana. Luego de un período de oración comencé a escribir. Es un día agradable; algo nublado, no muy caliente. Descansé bastante bien entre las diez y las tres de la mañana. Después no pude dormir más. El sol ha estado brillando en forma resplandeciente por una media hora. Nos reunimos con amigos de Estados Unidos y nos agrada verlos de nuevo. Muchos están llegando a la reunión [...].2MI 123.2

    Moss, Noruega, sábado 11 de junio de 1887. Pasé una mala noche. Una gran debilidad parecía haberme afectado. A pedido de algunos, hablé durante la Escuela Sabática y el hermano Olsen sirvió como traductor. Es agradable ver que asiste un buen número de personas a la Escuela Sabática. Todos los niños lucen despiertos e interesados en los temas. El hermano Matteson predicó en la mañana a una nutrida audiencia.2MI 123.3

    Mi participación comenzaba a las dos y media. Traté de hablar directo y al punto, y luego invité a los que así lo deseaban a entregarse sin reparos al Señor, tanto a los que se habían apartado como a los que deseaban buscar al Señor por vez primera. La carpa grande estaba llena y era difícil encontrar asientos, o dejar asientos vacíos para los que pasaran al frente. Un gran número pasó al frente. Se les brindó la oportunidad para que expresaran sus sentimientos y se presentaron hermosos testimonios en medio de lágrimas. Tras un período de oración, seguimos con las reuniones en las carpas y reuniones para niños, que también fueron buenas.2MI 123.4

    Moss, Noruega, domingo 12 de junio de 1887. Otro hermoso día. Hubo una buena asistencia de visitantes al campamento. La carpa estaba atestada por dentro y por fuera. El pastor Waggoner habló de la ley y el evangelio. Se notó mucho interés en su presentación. El pastor Matteson fue el traductor.2MI 123.5

    En la tarde, a las dos y media, la carpa estaba llena, yo prediqué de la ascensión y de la segunda venida de Cristo; además de que había todo un gentío afuera. Me emocioné profundamente mientras hablaba. Aunque había una gran cantidad de personas de pie, ya que no pudieron conseguir asientos, no se observaban ruidos ni alboroto, sino que todos escuchaban respetuosamente lo que se decía. En ninguna de nuestras reuniones en carpas en los Estados Unidos jamás había visto una audiencia que aparentara ser tan dedicada.2MI 124.1

    El Señor me dio fuerzas para hablar mediante el poder y la presencia del Espíritu. El pastor Matteson dijo que él nunca había sido tan bendecido, como durante aquella tarde mientras me servía de traductor. Muchos no creyentes en la congregación quedaron tan impactados que no podían contener las lágrimas.2MI 124.2

    El pastor Matteson habló a las cinco y el lugar estaba repleto, muchos más que durante cualquier parte del día. El cura párroco de Moss había publicado un artículo en el periódico hablando de la fe de nuestro pueblo y ridiculizando nuestras doctrinas. Él nos describió erróneamente. El pastor Matteson repasó dichos artículos con buenos resultados. En la noche predicó uno de nuestros hermanos norteamericanos. De esa forma concluyó el día más importante de nuestra reunión.2MI 124.3

    Moss, Noruega, lunes 13 de junio de 1887 . Somos bendecidos con otro hermoso día. Está más caliente hoy que ayer. Nos enteramos de que todos estuvieron muy interesados y que les agradó la reunión del domingo. Lo que se dice es que la bendición del Señor descansó sobre la reunión campestre, desde temprano en la mañana hasta la noche. Es maravilloso que la gente que asistió a dicha reunión se comportara en forma muy ordenada en el lugar. Los visitantes están sorprendidos porque en nuestras reuniones no hay ruidosas demostraciones ni un entusiasmo desenfrenado, algo que caracteriza a las llamadas «cruzadas de reavivamiento».2MI 124.4

    No nos queda sino declarar que esta convocatoria ha sido todo un éxito. Las noticias de este evento serán llevadas por todos estos reinos —a Suecia, Noruega y Dinamarca— y seguramente abrirán las puertas para celebrar reuniones campestres en otros lugares. Muchos acudieron a estas reuniones con gran temor y temblor. Pensaron que era un gran riesgo alojarse en tiendas de campaña, pero al ver los preparativos —estufas en las carpas, en caso de que estuviera frío y lloviera— dejaron de lado sus temores. Se sintieron muy a gusto con el hermoso y perfumado bosque y las carpas bien amuebladas, tanto que dijeron que si hubieran sabido cómo era todo se habrían alojado en una carpa. El temor y la angustia respecto a una reunión campestre se han disipado, y se han abierto las puertas para celebrar estas reuniones en estos lugares.2MI 124.5

    El día se dedicó mayormente a reuniones de negocios. El pastor Haskell predicó en la tarde. Se hicieron mejoras con relación a reuniones previamente celebradas en cualquiera de estos reinos. Nuestros hermanos en Noruega todavía no han aceptado totalmente el sistema de diezmos y algunos se han opuesto a este plan de nuestra obra, afirmando que no se aplica a ellos. Cuando se les mostró que este es un plan bíblico establecido por Dios desde el principio, y que él tuvo una iglesia tan temprano como en los días de Noé y Abraham, ellos lo vieron todo bajo una nueva luz, y aprobaron a unanimidad una resolución en la que se comprometían a no descuidar este requisito divino.2MI 125.1

    Asimismo, reconocieron que diezmar había sido un deber aceptado por los creyentes en todas las épocas, y que es un medio para Dios llevar a cabo su obra en el mundo, para inculcar en el hombre la idea de que Dios es el dador de toda bendición y que él demanda que le devuelvan en diezmos y ofrendas una porción de los dones que él nos ha concedido. Se aclaró también que nadie está obligado a pagar diezmos. Dios no hizo del diezmo un asunto compulsivo, como tampoco obligó a los seres humanos a guardar el sábado. El sábado de Dios, su santo día, debía ser considerado por los seres humanos como algo sagrado. No obstante, el hombre debe obedecer mostrando una buena disposición, tanto para observar el sábado como para no robar a Dios empleando el tiempo sagrado para su propio uso; o utilizando los diezmos y las ofrendas que Dios reclama le sean dedicados a él.2MI 125.2

    Moss, Noruega, martes 14 de junio de 1887. Disfrutamos de otro bello día. A las tres de la tarde el sol está entrando con toda su plenitud por mis ventanas. La hermana Ings se marcha hoy, en compañía de los demás a Cristianía con la idea de regresar esta noche. Hoy me siento mucho mejor que durante las últimas cuatro semanas. Alabo al Señor por estas señales divinas. Los asistentes a nuestro campamento se están marchando a sus hogares, y las reuniones de negocios y la junta se inician hoy. El hermano Sands Lanes llegó ayer en la mañana.2MI 125.3

    Hoy, a las nueve de la mañana asistí al Congreso [el quinto Congreso Europeo, celebrado del 13 al 21 de junio], y escuché los informes presentados en relación a la obra del colportaje. El pastor Matteson relató una maravillosa experiencia que ocurrió en su seminario de capacitación para colportores, celebrado el invierno pasado para enseñar cómo impartir estudios bíblicos. Los hermanos Conradi, Hendrikson, Olsen y Lane compartieron de su experiencia en la obra. Al final yo presenté mi propio testimonio, y el Señor me bendijo para que pudiera hablar estimulando la fe y la confianza en él. El Espíritu y el poder del Señor descansaron sobre mí mientras intentaba presentar a la gente lo bueno que el Señor había sido conmigo y la gracia y el poder que Dios me concedió al darme las fuerzas para presentar mi testimonio en los lugares que habíamos visitado desde que salimos de Basilea. Me sentí anonadada ante el Señor al considerar la fortaleza que me había concedido la presencia del Señor. En la tarde hablé de nuevo respecto a la obra, su dimensión y los motivos que tuvimos para creer que el Señor iría delante de nosotros impartiéndonos una gran porción de su Espíritu y de su poder, si caminábamos con humildad dependiendo únicamente de él, y dando gloria a su santo nombre por todo lo logrado.2MI 125.4

    Moss, Noruega, miércoles 15 de junio de 1887. De nuevo fuimos favorecidos por Dios con una hermosa y brillante mañana. Las aves están entonando sus cantos de alabanza a su creador y nuestros corazones están llenos de alabanza y amor a Dios por su gran bondad y misericordia por los hijos de los hombres. Ayer la hermana Ings estuvo en Cristianía todo el día. Yo estaba a la espera de su regreso en la noche, pero el barco llegó a las diez y media. Me dormí a la medianoche.2MI 126.1

    Entré a la reunión de la junta y me sentí muy interesada y en gran libertad para decir que podemos realizar una labor mucho más amplia de la que hemos hecho hasta ahora. Intenté presentar ante nuestros hermanos todo lo que se podría haber logrado si nuestros hermanos se hubieran preocupado más, incluso haciendo una mayor inversión para educar a los que se les han entregado licencias antes de enviarlos al campo de trabajo. Se les permitió salir y poner a prueba sus talentos, pero no iban acompañados de obreros con experiencia que pudieron haberlos ayudado e instruido. Salieron solos y no todos conservaron sus hábitos de estudio. No crecieron, ni emplearon al máximo sus talentos para convertirse en hombres conocedores de las Escrituras. Habían obtenido conocimientos con relación a algunos temas, podían predicar algunos sermones, pero si se les pidiera que hablaran sobre cualquier tema relacionado con las profecías responderían que no podrían hacerlo porque no lo dominaban.2MI 126.2

    Hoy esos predicadores no podrán obtener una plena aprobación de su ministerio. Son deficientes. Si no se les hubiera autorizado a entrar al campo de labor hasta que hubiesen adquirido cierta destreza para realizar su trabajo, habrían podido crecer y adquirir confianza; pero eran inexpertos en cuanto a utilizar los mejores métodos de trabajo por lo que tuvieron muy poco éxito en traer almas a la verdad. La Asociación se desalentó al verse obligada a hacer desembolsos sin apenas ver resultados. Rebajar los salarios provocó que se desanimaran algunos que con un poco de esfuerzo podrían haberse convertido en buenos obreros. Ellos se desanimaron y abandonaron la obra para dedicarse a otras tareas. Estas reuniones son de especial interés y serán una bendición para todos los asistentes. Se debaten y se analizan asuntos importantes, y creemos que se están logrando muchas cosas positivas.2MI 126.3

    Moss, Noruega, jueves 16 de junio de 1887 . Esta mañana me levanté a las cuatro. Descansé bien durante la noche. Los pájaros están cantando. Parece que va a llover, pero el clima está templado y me siento agradecida a Dios que aún me conserva con fuerzas. Estoy deseosa de vivir más cerca de Jesús y de hacer de él mi consejero, mi apoyo y mi ayudador.2MI 127.1

    Tuvimos que considerar algo importante en nuestra junta del día de hoy: la tarea de preparar a hombres para el ministerio ofreciéndoles una sólida formación, antes de entregarles una licencia. A tales personas se les ha permitido poner a prueba su don, aun cuando no contaban con una preparación adecuada: ni escolar, ni bíblica. Como se pretendía justificar su entrada a la obra, se requería que se hiciera una gran labor con ellos. En primer lugar, hay que examinar a cada ministro licenciado respecto a su conocimiento de las Escrituras antes de enviarlo al campo para enseñar a los demás. Esto no se ha hecho. De ahí que resulta muy deficiente el trabajo que han realizado muchos, que no podrán reportar éxito alguno. Eso los desalentó y también desalentó a la Asociación, por lo que su tiempo y labores fueron considerados poco merecedores de un sueldo; y eso los desanimó aún más y provocó que muchos decidieran no dedicarse a la obra. El asunto es que con una dedicada, adecuada y minuciosa instrucción y preparación pudieron haber preparado obreros concienzudos y ministros competentes. Hablé también del cuidado de la vestimenta de los que vienen de Estados Unidos y de los que regresan allá [...].2MI 127.2

    Moss, Noruega, viernes 17 de junio de 1887. Me levanté temprano, a las tres. Hoy el sol brilla con esplendor en mi ventana. Nos despedimos de nuestros hermanos de la Misión Británica y de aquellos que viajarán a Africa para ser misioneros en ese distante territorio. Asistí a la reunión de la mañana. Hablé brevemente en cuanto a si es aconsejable que el hermano Starr venga a Europa. Compartí con los propietarios del lugar, el Sr. Erikson y su familia. Aunque fue por breve tiempo, fue una entrevista agradable. Con mucha bondad él propuso que la que cuidaba de sus hijos, su hija adoptiva, nos llevara en su carruaje por los alrededores de la isla para que viéramos los puntos de interés más importantes. Luego regresamos y nos despedimos de nuestros hermanos misioneros. Creíamos pensando que jamás veríamos de nuevo en esta tierra a los que partían hacia el distante campo africano. Que Dios los acompañe, es nuestra ferviente oración [...].2MI 127.3

    Sábado de mañana, 18 de junio de 1887 . El pastor Matteson predicó en la mañana. Yo hablé en la tarde acerca de Gálatas 6: 7, 8. Tuvimos una solemne reunión. Hice un llamado a fin de que algunos pasaran al frente para orar, y disfrutamos de una solemne y efusiva búsqueda del Señor. Luego, con gran reverencia, se presentó una gran cantidad de edificantes testimonios.2MI 128.1

    Después de la reunión me entrevisté con el hermano Ottosen. Los hermanos Matteson y Olsen lo acompañaron. Antes de que terminá ramos de hablar, la hermana Olsen dijo que la propietaria de la casa deseaba hablar conmigo. Ella había caminado desde la ciudad, donde tiene un hotel, porque suponía que yo iba a hablar a las cinco. Ella se sentía frustrada. Fue una provechosa entrevista. Yo le entregué un ejemplar del libro Life of Christ, en danés. Ella me pidió que orara para que ella pudiera ver la luz y toda la verdad [...].2MI 128.2

    Moss, Noruega, domingo 19 de junio de 1887. Me levanto a las cuatro y me da la impresión de que he estado introduciendo aire contaminado en mis pulmones durante la noche [...]. Después de desayunar, la hermana Ings y yo caminamos hasta donde estaban los acampantes. Encontramos un lugar aislado y allí colocamos nuestra manta. Escribí una importante carta de diez páginas a los misioneros que marchaban a África.2MI 128.3

    El pastor Haskell predicó en la mañana. Yo prediqué en la tarde, ante una audiencia que mostraba mucho interés, sobre la temperancia [...].2MI 128.4

    Cristianía, Noruega, lunes 20 de junio de 1887. Salimos de Moss, ayer en la mañana. Nos llevaron en coches al tren, y demoramos tres horas para llegar a este lugar. Me acosté y dormí un poco, pero me sentía muy cansada. Fuimos en coches a la casa del hermano O. A. Olsen, y tuvimos la oportunidad de descansar. Pude sentarme por poco tiempo, ya que parecía estar totalmente exhausta. No tengo apetito.2MI 128.5

    Aproximadamente a las nueve nos despedimos de Willie, del pastor Conradi, del pastor Whitney, del pastor Haskell y del pastor Waggoner. Ellos tomaron el tren hacia diferentes destinos. El hermano Haskell se dirige a Inglaterra. El resto del grupo a Stuggart, Alemania, pero también visitará otros lugares en el mismo país. El hermano O. A. Olsen, el hermano Ings, su esposa y yo vamos a Estocolmo, Suecia.— Manuscrito 34, 1887, 19 («Third Visit to Noruega” [Tercera visita a Noruega], diario 9 al 22 de junio de 1887).2MI 129.1

    Martes 29 de junio de 1887. Abordamos el Princess Elizabeth a las diez de la noche para cruzar el canal hacia Inglaterra. Era un barco grande [...].2MI 129.2

    Tuvimos un buen viaje. No nos mareamos. Alrededor de las seis cambiamos el barco por un tren; luego almorzamos. Llegamos a Londres como a las ocho. Viajamos unas tres millas en coche a través de la ciudad, un recorrido que nos tomó una hora. Aproximadamente a las nueve subimos a un tren de tercera para ir a Kettering. El tren nos transportó velozmente a Kettering, y llegamos a las once y media. El hermano Dorland nos estaba esperando y nos llevó a su casa. Allí nos recibió la hermana Dorland.2MI 129.3

    Kettering, Inglaterra, 30 de junio de 1887 . Dormimos muy poco anoche. Sufrimos a causa del calor. En esta época del año, en Inglaterra disfrutamos de un clima agradable. Me levanté a las cuatro. He estado despierta desde las tres. Me puse a escribir. Corregí varias de las predicaciones matutinas que presenté en Basilea. Supimos que el grupo que salió de Cristianía —el pastor Waggoner, W. C. White, el pastor Whitney, el pastor Haskell— quedó muy enfermo. Les tocó un mal tiempo en el Báltico [...]. Salimos a caminar e hicimos algunas compras en la ciudad, en el gran mercado. Compré zapatos [...].2MI 129.4

    Kettering, Inglaterra, 2 de julio de 1887. Sábado en la mañana. Es una mañana muy caliente. No he podido dormir desde las tres y media. Me puse a escribir. Sentí profundamente la necesidad de la ayuda especial de Dios en la tarea de ganar almas para Jesucristo. Cristo dijo: «Separados de mí nada podéis hacer” [Juan 15:5]. Cuán débiles somos en nuestra condición finita. Quiero trabajar por el Maestro. Deseo agradar a Jesús, que me ha amado, que ha muerto por mí. Tengo un impronunciable anhelo del alma por la dulce y constante paz de Cristo. Deseo tener a Jesús continuamente en mis pensamientos.2MI 129.5

    A las diez llegó el coche que nos llevó al lugar de reunión. Es un salón de buen tamaño. Sus paredes son metálicas y el candente sol, al golpearlas, hace que aquello parezca un homo. Se reunieron unas cincuenta. Prediqué de Hebreos 12: 14. Aunque el calor era agobiante, el Señor me permitió hablar con soltura. A las doce el coche ya me estaba esperando, y regresamos a nuestro hogar sintiendo una profunda y gran preocupación por las estimadas personas que escucharon el mensaje. Sabíamos que muchas tenían que experimentar una genuina conversión a Dios, a fin de que pudieran aceptar la verdad y soportar la tentación.2MI 130.1

    A las tres prediqué una vez más en la iglesia de Kettering. El sermón fue sobre Mateo 22: 1114. Este es un tema muy solemne, y el Señor me impresionó respecto a la terrible suerte de los que sean encontrados sin el vestido de bodas cuando Jesús venga a examinar a sus invitados. Creo que muchos fueron impactados. Después del sermón hubo una reunión testimonios, y muchos compartieron su experiencia, pero tuve la convicción de que había almas en peligro. Como algunos estaban indecisos, exhorté a los que no estaban totalmente del lado del Señor a que tomaran su decisión en ese momento, les invité a romper las cadenas del poder de Satanás y que se entregaran sin reservas al Señor. Les di la oportunidad de pasar al frente.2MI 130.2

    Un pequeño grupo tomó la decisión. Entre ellos hubo dos casos interesantes: un hombre y su esposa, bastante jóvenes. Él era un maestro constructor y capataz de obreros de la construcción. Era intemperante y a menudo la borrachera le duraba varios días. Era de buena apariencia, y ahí radicaba su gran debilidad. Llegó a ser un alcohólico y el demonio del apetito lo controlaba. Su fuerza de voluntad parecía muy débil para vencer aquel hábito. Su esposa era una mujer orgullo sa y amante del mundo. Ambos habían quedado convencidos por la verdad, pero ninguno de los dos había experimentado la verdadera religión.2MI 130.3

    Yo sabía que esas dos almas necesitaban a Jesús, lo necesitaban para que las ayudara; de otra forma jamás obtendrían las fuerzas precisas para vencer al mundo y al apetito pervertido, las fuerzas para transitar por la senda de la humilde obediencia. Oramos por ellos y luego les invitamos a que se expresaran libremente, porque eso les fortalecería. Sabemos que el Señor los había tocado para que acudieran él. Dos encantadores niños se habían enfermado recientemente y murieron; fue un terrible golpe para los dos, pero ablandó sus corazones susci’ tando en ellos el deseo de implementar un cambio. Ambos dieron su testimonio, y con sencillez y emoción expresaron su determinación. Debemos dejarlos en las manos de Dios para que él los dirija, para que él los guíe. Dios lo hará si ellos se entregan a él como a un fiel creador. Oh, ¡qué terrible maldición es la bebida!2MI 130.4

    Kettering, Inglaterra, 3 de julio de 1887. Me levanté a las cinco menos cuarto, y veo que tenemos otro día caluroso. Willie salió para Londres a las nueve de la mañana.2MI 131.1

    Hablé a los miembros de la iglesia y a los visitantes el domingo por la tarde, a las cinco. El salón era de buen tamaño, pero la ventilación no era la adecuada; era muy incómodo y caluroso. Pude hablar con cierta soltura. Un buen número de no creyentes estuvo presente [...].2MI 131.2

    Londres, 4 de julio de 1887. Salimos de Kettering alrededor de las nueve de la mañana. Viajar hasta Londres nos tomó aproximadamente dos horas. De nuevo nos encontramos con nuestros hermanos y hermanas que pronto saldrían para Surdáfrica. Tomamos el tren hacia Holloway. Este es un hermoso poblado en las afueras de Londres [...]. Llegamos a la casa de unas hermanas que estaban compartiendo estudios bíblicos, a fin de alcanzar las clases más altas del lugar. Nos parecieron bien ubicadas y que estaban haciendo todo lo posible por cumplir con su tarea. Visitamos a la hermana Marsh, una mujer que ha guardado el sábado por varios años. Su esposo es el alcaide de la pri sión. Ellos viven cerca de la cárcel. Era muy deprimente ver a muchos presos ejercitarse durante media hora detrás de los resplandecientes muros de la prisión, bajo el cuidado avizor de los guardas. Celebramos una pequeña reunión con nuestros amigos que marchaban a Sudáfrica, conversamos respecto a la obra que debería iniciarse e implementarse en su nuevo campo de labores. Tuvimos unos minutos de oración y el Espíritu del Señor se manifestó entre nosotros. Sabíamos que era nuestra última reunión.2MI 131.3

    Londres, 5 de julio de 1887. Fuimos a la ciudad para hacer algunas compras. Luego subimos a un coche para ir hasta el barco y despedir a nuestros hermanos que saldría hacía Sudáfrica. Al separarnos de ellos no pudimos impedir que fluyeran las lágrimas [...].2MI 131.4

    Londres, 7 de julio de 1887 . Permanecimos en el hotel escribiendo temas importantes. Hicimos algunas compras. Sostuvimos una extensa conversación con el pastor Haskell, respecto a asuntos significativos relacionados con la obra.2MI 132.1

    8 de julio de 1887. Salimos de Londres, en compañía del hermano y la hermana Ings, rumbo a Southampton en un tren expreso. Me recosté durante la mayor parte del trayecto y dormí un poco. Nos tomó unas dos horas y media llegar a Southampton. Nos reunimos con la hermana Phipson y comimos juntos. Ella reside junto con su madre en un apartamento alquilado de buen tamaño. [...] El pastor Haskell llegó más tarde en otro tren. Él predicó el viernes en la noche, en el salón contratado para las reuniones.2MI 132.2

    Southampton, Inglaterra, 9 de julio de 1887. Yo hablé a la pequeña congregación el sábado en la tarde. El día estaba bastante caluroso. Pude hablar con cierta soltura. Celebramos una reunión de testimonios.2MI 132.3

    Southampton, Inglaterra, 10 de julio de 1887. El pastor Haskell predicó en la mañana. No había muchos visitantes. En la tarde tuvimos un número mayor. Hablé a las cinco: «No se turbe vuestro corazón», etc. El Señor me ayudó a hablar, de otra forma no podría haberlo hecho [...] La gente escuchó con interés. Una dama se acercó para solicitarme una entrevista y fijamos la hora.— Manuscrito 36, 1887, 1, 2, 46 («Third Visit to England” [Tercera visita a Inglaterra], Diario, 29 de junio al 10 de julio de 1887).2MI 132.4

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