El conflicto inminente
Una gran crisis aguarda al pueblo de Dios. Una crisis aguarda al mundo. La lucha más portentosa de todas las edades está por producirse. Acontecimientos que durante más de cuarenta años nosotros, basados en la autoridad de la palabra profética, hemos declarado inminentes, se están cumpliendo ante nuestros ojos. Ya se ha instado a los legisladores de la nación a estudiar la cuestión de una enmienda de la constitución para restringir la libertad de conciencia. Ha llegado a ser de interés e importancia nacional la cuestión de imponer la observancia del domingo. Bien sabemos cuál será el resultado de este movimiento. ¿Estamos listos para la crisis? ¿Hemos cumplido fielmente el deber que Dios nos ha confiado, de advertir al pueblo acerca del peligro que le espera?2JT 318.1
Son muchos los que, aun entre los empeñados en este movimiento para imponer el domingo, están ciegos en cuanto a los resultados que seguirán a esta acción. No ven que están atentando directamente contra la libertad religiosa. Son muchos los que nunca han comprendido las obligaciones que impone el día de reposo bíblico ni el fundamento falso sobre el cual descansa la institución del domingo. Cualquier movimiento en favor de la legislación religiosa, es realmente una concesión al papado, que durante tantos siglos ha guerreado constantemente contra la libertad de conciencia. La observancia del domingo debe su existencia como supuesta institución cristiana al “misterio de iniquidad;” y su imposición será un reconocimiento virtual de los principios que constituyen la misma piedra angular del romanismo. Cuando nuestra nación abjure de tal manera los principios de su gobierno que promulgue una ley dominical, en este acto el protestantismo dará la mano al papismo; y con ello recobrará vida la tiranía que durante largo tiempo ha estado aguardando ávidamente su oportunidad de resurgir en activo despotismo.2JT 318.2