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Joyas de los Testimonios 2

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    El propósito de Dios en la iglesia*Testimonios para la Iglesia 6:9-13 (1900).

    Es el propósito de Dios manifestar por su pueblo los principios de su reino. Para que en su vida y carácter ellos revelen estos principios, desea él separarlos de las costumbres y prácticas del mundo. Trata de atraerlos a sí, a fin de poder hacerles conocer su voluntad.2JT 364.1

    Tal era su propósito al librar a Israel de Egipto. Frente a la zarza ardiente, Moisés recibió de Dios el mensaje para el rey de Egipto: “Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan en el desierto.” Éxodo 7:16. Con mano poderosa y brazo extendido, Dios sacó a la hueste hebrea de la tierra de servidumbre. La liberación que obró para ellos fué maravillosa, al castigar con la destrucción total a sus enemigos, que se negaban a escuchar su palabra.2JT 364.2

    Dios deseaba separar a su pueblo del mundo y prepararlo para recibir su palabra. De Egipto lo condujo al monte de Sinaí, donde le reveló su gloria. No había allí nada que atrajese sus sentidos o distrajese sus mentes de Dios. Mientras la vasta multitud miraba las altas montañas que la dominaban, podía darse cuenta de su propia nulidad a la vista de Dios. Al lado de estas rocas, inconmovibles excepto por el poder de la voluntad divina, Dios se comunicó con los hombres. Y para que su palabra quedase siempre clara y visible en sus mentes, proclamó en medio de truenos y rayos con terrible majestad, la ley que había dado en el Edén y que era el trasunto de su carácter. Y las palabras fueron escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios. Así la voluntad del Dios infinito fué revelada a un pueblo que estaba llamado a hacer conocer a toda nación, tribu y lengua, los principios de su gobierno en el cielo y en la tierra. 2JT 364.3

    A esta misma obra ha llamado a sus hijos en esta generación. Les ha revelado su voluntad, y exige que le obedezcan. En los últimos días de la historia de esta tierra, la voz que habló en el Sinaí sigue diciendo a los hombres: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Éxodo 20:3. El hombre ha opuesto su voluntad a la de Dios, pero no puede acallar esta palabra de orden. La mente humana no puede comprender su obligación para con el poder superior, pero no puede evadirla. Pueden abundar las teorías y especulaciones profundas, los hombres pueden tratar de oponer la ciencia a la revelación, y así desechar la ley de Dios; pero el Espíritu Santo les presentará con fuerza cada vez más intensa la orden: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Mateo 4:10.2JT 365.1

    ¿Cómo está tratando el mundo la ley de Dios? Por doquiera los hombres están obrando contra los preceptos divinos. En su deseo de evadir la cruz que acompaña a la obediencia, aun las iglesias están poniéndose de parte del gran apóstata sosteniendo que la ley de Dios ha sido cambiada o abrogada. En su ceguera los hombres se jactan de haber hecho progresos maravillosos y adquirido ilustración; pero los vigilantes celestiales ven la tierra llena de corrupción y violencia. A causa del pecado, la atmósfera de nuestro mundo ha llegado a ser la atmósfera de un asilo de apestados.2JT 365.2

    Se ha de realizar una gran obra en la presentación de las verdades salvadoras del Evangelio a los hombres. Tal es el medio ordenado por Dios para detener la marea de corrupción moral. Es su medio de restaurar su imagen moral en el hombre. Es su remedio, para la desorganización universal. Es el poder que une a los hombres. Presentar estas verdades es obra del mensaje del tercer ángel. El Señor quiere que la proclamación de este mensaje sea la obra más sublime y grandiosa que se lleve a cabo en el mundo en este tiempo.2JT 365.3

    Satanás insta constantemente a los hombres a aceptar sus principios. Así trata de contrarrestar la obra de Dios. Trata constantemente de presentar al pueblo escogido de Dios como a un pueblo engañado. Es el acusador de los hermanos, y emplea constantemente su poder contra los que obran justicia. El Señor desea contestar por medio de su pueblo las acusaciones de Satanás, mostrando el resultado de la obediencia a los buenos principios.2JT 365.4

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