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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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    El principio vital de la fraternidad

    La ley divina se cumple sólo mientras los hombres aman a Dios de corazón, mente, alma y fuerza, y a sus prójimos como a ellos mismos. Es la manifestación de este amor lo que glorifica a Dios en lo alto y trae paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres. El Señor recibe gloria cuando se logra la gran finalidad de la ley. Es la obra del Espíritu infundir el amor en el corazón humano de siglo en siglo, por cuanto el amor es el principio vital de la fraternidad.8TPI 151.3

    Ningún recoveco del alma ha de ser un escondite para el egoísmo. Dios desea que el plan del cielo se cumpla, y que prevalezcan el orden y la armonía divina en toda familia, iglesia, e institución. Si este amor leudara la sociedad, veríamos la manifestación de principios nobles a través del refinamiento y la cortesía cristiana, y del amor por aquellos que han sido ganados por la sangre de Cristo. Se echaría de ver una transformación espiritual en todas nuestras familias, instituciones, e iglesias. Cuando esta transformación sea realizada, estas entidades se convertirán en instrumentos mediante los cuales Dios impartirá la luz del cielo al mundo y de esa manera, por medio de la capacitación y disciplina divina, se prepararán hombres y mujeres para vivir en el cielo.8TPI 152.1

    Jesús ha ido a preparar mansiones para los que se están preparando, por su amor y gracia, para entrar en las moradas bienaventuradas. En la familia celestial de Dios no se hallará ni una sola persona egoísta. La paz y la armonía de los atrios celestiales no se echarán a perder por la presencia de ninguno que sea tosco e inconsiderado. El que se exalta a sí mismo en este mundo al hacer la obra que le ha sido encomendada, no verá el reino de los cielos jamás a menos que se obre en él un cambio de espíritu y se haga manso y humilde, manifestando la sencillez de un niño pequeño.8TPI 152.2

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