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Historia del Sábado

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    20 – El domingo durante la Edad Oscura

    El papa llega a ser la cabeza de todas las iglesias – El pueblo de Dios se retira al desierto – El domingo rastreado a través de la Edad Oscura en la historia de la iglesia católica – Estado de ese festival en el siglo sexto – No adquirió el título de sábado por mucho tiempo – El tiempo cuando llegó a ser un día de abstinencia del trabajo en el oriente – Cuándo, en el occidente – El canon dominical del primer concilio de Orleans – Del concilio de Arragón – Del tercer concilio de Orleans – De un concilio en Mascon – En Narbon – En Auxerre – Milagros establecen la santidad del domingo – El papa aconseja a los hombres a expiar, por la observancia piadosa del domingo, los pecados de la semana anterior – El sábado y el domingo, ambos estrictamente observados por una clase en Roma que fueron rebajados por el papa – De acuerdo con Twisse hubo dos clases diferentes – El sábado, como su Señor, crucificado entre dos ladrones – Concilio de Chalons – En Toledo, en donde se les prohibió a los judíos observar el sábado y se les ordenó guardar el domingo – Primera ley inglesa para el domingo – Concilio de Constantinopla – En Inglaterra – En Babiera – Canon del arzobispo de York – Estatutos de Carlomagno y cánones del concilio que él citó – El papa ayuda en esta obra – El concilio de París origina un famoso argumento para el primer día – Los concilios fracasan en establecer el carácter sagrado del domingo – Los emperadores procuraron emitir algunos edictos muy terribles a fin de obligar la observancia de ese día – El papa tomó el asunto en sus manos en serio y le da al domingo un establecimiento efectivo – Otros estatutos y cánones – Piedad dominical de un rey noruego – El domingo consagrado a la misa – Argumentos curiosos para el primer día pero obsoletos – El papa prohíbe comer carne en sábado – El papa Urbano II ordena que el sábado del Señor sea un festival para la adoración de la virgen María – Apariciones de San Pedro – El papa envía a Eustacio a Inglaterra con un rollo que cayó del cielo ordenando la observancia del domingo bajo penas terribles – Milagros que siguieron – El domingo establecido en Escocia – Otras leyes dominicales hasta la Reforma – El domingo siempre solo una ordenanza humana

    El inicio del siglo sexto presenció el desarrollo de la gran apostasía a tal punto que el hombre de pecado podía verse sentado en el templo de Dios.12 Tesalonicenses 2. El Imperio Romano de Occidente se había dividido en diez reinos, y estaba preparado el camino para la obra del cuerno pequeño.2Daniel 7. En la primera parte de ese siglo, el obispo de Roma fue hecho cabeza de toda la iglesia por el emperador oriental, Justiniano.3Shimeall, Cronología bíblica, parte 2, cap. 9, sec. 5, pp. 175, 176; Croly, Sobre el Apocalipsis, pp. 167-173. El dragón le dio a la bestia su poder y su asiento, y grande autoridad. Desde este ascenso a la supremacía del pontífice romano, se cuenta el “tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”, o mil doscientos sesenta años de las profecías de Daniel y de Juan.4Daniel 7:8, 24, 25; Apocalipsis 13:1-5.HSPDS 235.1

    El verdadero pueblo de Dios ahora retirado por seguridad a lugares de oscuridad y aislamiento, como lo indica la profecía: “La mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios para ser sustentada allí por mil doscientos sesenta días”.5Apocalipsis 12. Dejando su historia por el momento, sigamos la de la iglesia católica, y rastreemos en su registro la historia del festival del domingo a lo largo del periodo de la Edad Oscura. De los siglos quinto y sexto, Heylyn da el siguiente testimonio:HSPDS 236.1

    “Estando los fieles más unidos que antes, llegaron a ser más uniformes en asuntos de devoción; y en esa uniformidad acordaron dar al día del Señor todos los honores de un festival santo. No obstante eso no se hizo de inmediato, sino por grados; el quinto y el sexto siglos casi terminaron antes que llegara a la altura que desde entonces ha continuado. Los emperadores y los prelados en esos tiempos tuvieron los mismos afectos; ambos [siendo] fervientes en hacer avanzar el día sobre todos los otros; y los edictos de los unos y las constituciones de los otros, ese día debe mucho por aquellos privilegios y exenciones de que todavía goza”.6Hist. Sáb., parte ii, cap. 4, sec 1.HSPDS 236.2

    Pero el domingo no había todavía adquirido el título de sábado. De esto Brerewood da testimonio:HSPDS 236.3

    “El nombre del sábado permaneció apropiado para el antiguo sábado; y nunca se atribuyó al día del Señor, por muchos siglos después del tiempo de nuestro Salvador”.7Tratado erudito sobre el sábado, p. 73, ed. 1631.HSPDS 236.4

    Y Heylyn dice del término sábado en la iglesia antigua:HSPDS 236.5

    “El séptimo día [Saturday] entre ellos es llamado por ningún otro nombre que el que antes había tenido, el sábado. Así, cuandoquiera por más de mil años, nos encontramos con sabbatum en cualquier escritor de cualquier nombre; debe entenderse de ningún otro día sino del séptimo”.8Hist. Sáb. parte ii, cap. 2, sec. 12.HSPDS 236.6

    El Dr. Francis White, obispo de Ely, también testifica:HSPDS 236.7

    “Cuando los padres antiguos distinguen y dan nombres propios a los días específicos de la semana, ellos siempre llaman al séptimo día [Saturday], Sabbatum, el sábado, y al domingo, o primer día de la semana, Dominicum, el día del Señor”.9Tratado sobre el día sábado, p. 202.HSPDS 236.8

    Sin embargo, debe observarse, que la mención más temprana del domingo como el día del Señor, está en los escritos de Tertuliano; Justino Mártir, unos sesenta años antes, llamándolo “el día llamado domingo”, mientras la aplicación dotada de autoridad de ese término al domingo fue por Silvestre, obispo de Roma, más de cien años después del tiempo de Tertuliano. La mención más antigua del domingo como el sábado cristiano, es notada por Heylyn:HSPDS 236.9

    “El primero que alguna vez lo usó para denotar el día del Señor (el primero que encontré con toda esta investigación) es un Petrus Alfonsus –él vivió por el tiempo en que vivió Rupertus– [que fue al comienzo del siglo doce] quien llamó el día del Señor con el nombre de sábado cristiano”.10Hist. Sáb. parte ii, cap. 5, sec. 13.HSPDS 237.1

    Del trabajo en domingo en la iglesia oriental, Heylyn dice:HSPDS 237.2

    “Fueron cerca de novecientos años desde el nacimiento de nuestro Salvador, si no tanto, antes que la limitación del trabajo agropecuario en este día se pensara por primera vez en el este; y probablemente siendo así restringido no encontraron más obediencia allí de lo que había tenido antes en las partes occidentales”.11Íd. parte ii, cap. 5, sec. 6.HSPDS 237.3

    Del trabajo en domingo en la iglesia occidental, el Dr. Francis White testifica así:HSPDS 237.4

    “La iglesia católica por más de seiscientos años después de Cristo, permitió el trabajo, y dio licencia a muchas personas cristianas para trabajar en el día del Señor, en horas en las que no tenían mandato de estar presentes en el servicio público por el precepto de la iglesia”.12Tratado del día sábado, pp. 217, 218.HSPDS 237.5

    Pero rastreemos los diversos pasos por los cuales el festival del domingo aumentó en fuerza hasta que alcanzó su desarrollo completo. Estos se encontrarán en la actualidad mayormente en los edictos de emperadores, y los decretos de concilios. Morer nos cuenta que,HSPDS 237.6

    “Bajo Clodoveo, rey de Francia se reunieron los obispos en el primer concilio de Orelans [año 507], donde ellos se obligaron y a sus sucesores, a siempre estar en la iglesia en el día del Señor, excepto en caso de enfermedad o algún gran achaque. Y porque ellos, con algunos otros clérigos en aquellos días, tomaban conocimiento de asuntos judiciales, por lo tanto por un concilio en Arragon, por el año 518 en el reinado de Teodorico, rey de los godos, se declaró que ‘Ningún obispo u otra persona con órdenes sagradas debiera examinar o pasar sentencia en ninguna controversia en el día del Señor’”.13Diálogos sobre el día del Señor, pp. 263, 264.HSPDS 237.7

    Esto muestra que los obispos, en aquellos días, reunían tribunales civiles a veces en domingo; de otro modo tal prohibición no se habría establecido. Hengstenberg, en su información del tercer concilio de Orelans, nos da una vislumbre del estado en que existía el festival del domingo en ese entonces:HSPDS 237.8

    “El tercer concilio de Orelans, año 538, dice en su canon veintinueve: ‘Se difunde entre la gente la opinión de que está mal andar a caballo, o en carro, o cocinar alimentos, o hacer alguna otra cosa a la vivienda, o a las personas en domingo. Pero siendo que tales opiniones son más judías que cristianas, en lo futuro será legal, lo que ha sido así hasta el tiempo presente. Por otro lado, la labor agrícola debiera ser puesta a un lado, a fin de que la gente no sea impedida de asistir a la iglesia’”.14El día del Señor, p. 58.HSPDS 237.9

    Observen la razón aducida. No es que violen la ley del sábado, sino que es que no les impida ir a la iglesia. Otra autoridad afirma el caso de este modo:HSPDS 238.1

    “El trabajo en el campo [en domingo] no fue prohibido hasta el concilio de Orleans, año 538. Fue así una institución de la iglesia, como ha señalado el Dr. Paley. Los primeros cristianos se reunían en la mañana de ese día para orar cantar himnos en conmemoración de la resurrección de Cristo, y luego iban a sus tareas usuales”.15Diccionario de Cronología, p. 813, art. Sunday.HSPDS 238.2

    En el año 588 se reunió otro concilio, en cuya ocasión se aseveró lo siguiente:HSPDS 238.3

    “Y porque, a pesar de todo este cuidado, el día no se observaba adecuadamente, los obispos fueron llamados a reunirse en Mascon, un pueblo en Burgundia, por el rey Guntrum, y allí prepararon este canon: ‘Se tomó conocimiento de que las personas cristianas, descuidaban muchísimo y despreciaban el día del Señor, entregándose como en otros días al trabajo común, para remediar cuya irreverencia, para el futuro, advertimos a cada cristiano que no lleve ese nombre en vano, que preste oídos a nuestro consejo, sabiendo que tenemos preocupación por el bien de vosotros, y un poder para impedir que hagan el mal. Guarden el día del Señor, el día de nuestro nuevo nacimiento”.16Diálogos sobre el día del Señor, p. 265.HSPDS 238.4

    Siendo necesaria legislación adicional, se nos dice:HSPDS 238.5

    “Hace como un año, hubo un concilio en Narbon, que prohibió a todas las personas del país y la cualidad que sea, hacer ningún trabajo servil en el día del Señor. Pero si algún hombre presumiera desobedecer este canon deberá ser multado si es un hombre libre, y si es un siervo, será severamente azotado. O como Surio señala el castigo en el edicto del rey Recaredo, que él promulgó, cerca del mismo tiempo para fortalecer los decretos del concilio: ‘Los hombres ricos han de ser castigados con la pérdida de la mitad de sus bienes, y la clase más pobre con el exilio perpetuo’, en el año de la gracia 590. Otro sínodo se realizó en Auxerre, una ciudad de la Campania, en el reinado de Clotario rey de Francia, donde se decretó… ‘que a ningún hombre sea permitido arar, acarrear, o hacer ninguna cosa tal en el día del Señor’”.17Íd., pp. 265, 266; Hist. Sáb. parte ii, cap. 4, sec. 7.HSPDS 238.6

    Tales fueron algunos de los esfuerzos hechos en el siglo sexto para hacer avanzar el carácter sagrado del festival del domingo. Y Morer nos dice que,HSPDS 238.7

    “Por temor de que la doctrina no sea aceptada sin milagros que la apoyen, Gregorio de Tours [alrededor de 590] nos proporciona varios con ese propósito”.18Diálogos sobre el día del Señor, p. 68.HSPDS 238.8

    El Sr. Francis West, un escritor inglés del primer día, seriamente aduce uno de estos milagros en apoyo del carácter sagrado del primer día:HSPDS 239.1

    “Gregorio de Tours informa: ‘que un granjero, que en el día del Señor fue a arar su campo, mientras limpiaba su arado con un hierro, el hierro se pegó a su mano tan fuertemente que por dos años no pudo ser librado de él, pero lo llevaba continuamente por todas partes con un grandísimo dolor y vergüenza’”.19Discurso histórico y práctico sobre el día del Señor, p. 174.HSPDS 239.2

    En el final del siglo sexto, el papa Gregorio exhortó al pueblo de Roma a “expìar en el día de la resurrección de nuestro Señor lo que se había hecho con laxitud en los seis días anteriores.”20Diálogos sobre el día del Señor, p. 282. En la misma epístola, este papa condenó una clase de hombres en Roma que defendían la estricta observancia tanto del sábado como del domingo, llamándolos los predicadores del Anticristo.21Fleury, Hist. Ecles., tomo 8, libro 36, sec. 22; Heylyn, Hist. Sáb.,parte ii, cap. 5, sec. 1. El Dr. Twisse, sin embargo, asevera que el papa habla de dos clases. Él le da a Gregorio palabras como sigue: “Se me hizo la relación que ciertos hombres de un espíritu perverso han sembrado entre ustedes doctrinas corruptas contrarias a nuestra santa fe; como el prohibir cualquier trabajo en el día sábado; estos hombres que bien podríamos llamar predicadores del Anticristo… Me trajeron otro informe; ¿y cuál era? Que algunas personas perversas predican entre ustedes, que en el día del Señor nada se debe lavar. Esto es claramente otro punto que mantienen otras personas, diferentes de las anteriores”.–Moralidad del cuarto mandamiento, pp. 19, 20. Si el Dr. Twisse está en lo correcto, a los observadores del sábado en Roma por el año 660 no se les podía acusar con la observancia del domingo arriba mencionada. Esto muestra el sentimiento intolerante del papado hacia el sábado, aun cuando estuviera unido con la estricta observancia del domingo. También muestra que había observadores del sábado aun en Roma misma tan tarde como el siglo séptimo; aunque tan confundidos por la oscuridad prevalente, que ellos unían con la observancia de una abstinencia estricta del trabajo en domingo.HSPDS 239.3

    En la primera parte del siglo séptimo surgió otro enemigo del sábado bíblico en la persona de Mahoma. Para distinguir sus seguidores de aquellos que observaban el sábado y aquellos que observaban el festival del domingo, él eligió el viernes, el sexto día de la semana, como su festival religioso. Y así “los mahometanos y los romanistas crucificaron el sábado, como los judíos y los romanos hicieron con el Señor del sábado, entre dos ladrones, el sexto y el primer día de la semana”.22Idea sugerida por el lenguaje de un escritor anónimo del primer día del siglo diecisiete, Ireneo Philalethes, en una obra titualada “Sabbato-Dominica”, pref. p. 11, Londres, 1643. Tanto los mahometanos como los romanistas suprimieron el sábado en una amplia extensión de territorio. A mediados del siglo séptimo, tenemos cánones adicionales de la iglesia en favor del domingo:HSPDS 239.4

    “En Chalons, una ciudad en la Borgoña, por el año 654, hubo un sínodo provincial que confirmó lo que había sido hecho por el tercer concilio de Orleans, acerca de la observancia del día del Señor, específicamente que ‘ninguno pudiera arar o cosechar, o hacer cualquiera de estas cosas que pertenecen a la agricultura, bajo pena de censuras de la iglesia; que era la más temida, porque respaldada por el poder secular, y por un edicto en el que se amenaza a los ofensores; quien, si era un siervo, debía ser sólidamente azotado, pero si es hombre libre, tenía tres amonestaciones, y luego si erraba, perdía la tercera parte de su patrimonio, y si seguía obstinado era hecho esclavo para el futuro. Y en el primero año de Eringio, por el tiempo del papa Agatho se celebró el duodécimo concilio de Toledo en España, año 681, donde se les prohibió a los judíos guardar sus propias fiestas, pero en lo que respecta a la observancia del día del Señor no hacer ninguna tipo de trabajo en él, por el cual pudieran expresar su desprecio a Cristo o su adoración’”.23Diálogos sobre el día del Señor, p. 267.HSPDS 239.5

    Estas eran razones de peso realmente para la observancia del domingo. Ni se puede pensar que era extraño que en la Edad Oscura una constante sucesión de tales cosas podrían terminar en la observancia universal de ese día. Aún los judíos debían ser obligados a desistir de la observancia del sábado, y honrar el domingo, descansando en ese día de sus trabajos. La mención más temprana del domingo en los estatutos ingleses parece ser la siguiente:HSPDS 240.1

    Año 692. “Ina, rey de Sajonia occidental, por consejo de Cenred su padre, y Heddes y Erkenwald sus obispos, con todos sus concejales y sabios, en una gran asamblea de los siervos de Dios, por la salud de sus almas, y la común preservación del reino, hicieron varias constituciones, de las cuales esta era la tercera: ‘Si un siervo hacía alguna tarea en domingo por orden de su amo, será libre, y el amo pagará treinta chelines; pero si él fue a trabajar por cuenta propia, él o será azotado con varas, o se rescatará a sí mismo por un precio. Un hombre libre, si él trabaja en este día, perderá su libertad o pagará sesenta chelines; si es un sacerdote, el doble’”24Íd., p. 283.HSPDS 240.2

    El mismo año en que se promulgó esta ley en Inglaterra, se reunió el sexto concilio general en Constantinopla, que decretó que,HSPDS 240.3

    “Si cualquier obispo u otro clérigo, o cualquier laico, se ausentaba de la iglesia tres domingos seguidos, excepto en casos de muy grande necesidad, si es un clérigo, él debe ser depuesto; si un laico, excluido de la santa comunión”.25Diálogos etc., p. 268.HSPDS 240.4

    En el año 747, un concilio del clero inglés fue citado por Cuthberto, arzobispo de Canterbury, en el reinado de Egberto, rey de Kent, y se hizo esta regla:HSPDS 240.5

    “Se ordena que el día del Señor se celebre con debida veneración, y totalmente dedicado a la adoración de Dios. Y que todos los abades y sacerdotes, en este muy santo día, permanezcan en sus respectivos monasterios e iglesias, y allí cumplan su deber de acuerdo con sus lugares”.26Íd. pp. 283, 284.HSPDS 240.6

    Otro estatuto eclesiástico del siglo octavo fue promulgado y Dingosolino en Baviera, donde se reunió un sínodo por 772, que decretó que,HSPDS 240.7

    “Si algún hombre trabaja con su carro en este día, o hace cualquier trabajo común, su yunta será tomada para uso público, y si la persona insiste en su tontería, sea él vendido como esclavo”.27Íd., p. 268.HSPDS 241.1

    Los ingleses no se quedaron atrás de sus vecinos en la buena obra de establecer la santidad del domingo. Así leemos:HSPDS 241.2

    Año. 784. “Egberto, arzobispo de York, para mostrar positivamente lo que ha de hacerse en los domingos, y lo que las leyes diseñadas para prohibir el trabajo ordinario que se haga en tales días, hizo este canon: ‘Dice él, nada sea hecho en el día del Señor, sino acompañar a Dios con himnos y salmos y cantos espirituales. Quienquiera se case en domingo, haga penitencia por siete días’”.28Íd., p. 284.HSPDS 241.3

    En la conclusión del siglo octavo se hicieron esfuerzos adicionales en favor de este día favorecido:HSPDS 241.4

    “Carlos el Grande citó a los obispos de Friuli, en Italia, donde… decretaron [año 791] que toda la gente, con la debida reverencia y devoción, honren el día del Señor… Bajo el mismo príncipe, otro concilio fue citado tres años más tarde en Frankford en Alemania, y allí los límites del día del Señor se determinaron del sábado [Saturday] por la noche hasta el domingo por la noche”.29Diálogos etc.,p. 269.HSPDS 241.5

    Carlomagno llamó los cinco concilios de Mentz, Rheims, Tours, Chalons y Arles en el 813. Sería tedioso para el lector demorarnos en varios acuerdos de estos concilios en favor del domingo. Son del mismo carácter que los ya citados. El concilio de Chalons, sin embargo, es digno de notar en que, de acuerdo con Morer,HSPDS 241.6

    “pidió la ayuda del poder secular, y deseaban que el emperador [Carlomagno] proveyera para una más estricta observancia de él [el domingo]. Lo que hizo en consecuencia, y no dejó nada sin hacer para asegurar el honor del día. Su interés y cuidado tuvieron éxito; y durante su reinado, el día del Señor mantuvo una presencia considerable. Pero después de sus días, presentó otro aspecto”.30Íd., p. 270.HSPDS 241.7

    El papa dio una mano en frenar la profanación del domingo:HSPDS 241.8

    “Y luego el papa Eugenio, en un sínodo realizado en Roma por el año 826… dio instrucciones de que el sacerdote de una parroquia amonestara a tales ofensores y los animara a que fueran a la iglesia y dijeran sus oraciones, no sea que trajeran alguna gran calamidad sobre sí mismos y los vecinos”.31Íd., p. 271.HSPDS 241.9

    Todo eso, sin embargo, no fue suficiente, y así se llamó a otro concilio. En este concilio se planteó –tal vez por primera vez– el famoso argumento en favor del primer día ahora tan familiar para todos, de que se demuestra que el domingo es el sábado verdadero porque los hombres son alcanzados por rayos si trabajan en ese día. De este modo leemos:HSPDS 242.1

    “Pero como estas amonestaciones paternales resultaron de poca ayuda, un concilio provincial se realizó en Paris tres años después… en 829, en el que los prelados se quejaron de que ‘el día del Señor no era guardado con reverencia como corresponde a la religión… que era la razón de que Dios había enviado varios juicios sobre ellos, y de una manera muy notable castigó a algunas personas por despreciar y abusar de él. Porque, dicen ellos, muchos de nosotros sabemos, por nuestro propio conocimiento, y algunos por dichos de otros, que varios campesinos siguiendo sus tareas agropecuarias en este día han sido muertos por rayos, otros, fueron atacados por convulsiones en sus articulaciones, han perecido miserablemente. Por ello es claro cuán alto es el desagrado de Dios por su descuido de este día’. Y al final concluyen que ‘en el primer lugar los sacerdotes y ministros, luego los reyes y príncipes, y toda la gente fiel sean instados a usar sus máximos esfuerzos y cuidado para que ese día sea restaurado a su honor, y para el crédito del cristianismo más devotamente observado para el tiempo venidero’”.32Diálogo etc., p. 271; Hist. Sáb. parte ii, cap. 5, sec. 7.HSPDS 242.2

    Siendo necesaria legislación adicional,HSPDS 242.3

    “Se decretó unos siete años después en un concilio en Aken, bajo Ludovico Pío [Luis I el Piadoso], que no se permitan ni alegatos ni casamientos en el día del Señor”.33Diálogos etc., p. 272.HSPDS 242.4

    Pero la ley de Carlomagno, aunque respaldada con la autoridad de la iglesia, expresada en los cánones de los concilios ya citados, por la negligencia de Ludovico, su sucesor, llegó a ser muy débil. Es evidente que los cánones y los decretos de los concilios, aunque fortalecidos con la mención de terribles castigos que habían caído sobre los transgresores, no fueron todavía suficientes para imponer el día sagrado. Otro estatuto y más terrible que cualquiera hasta entonces promulgado, fue solicitado de manos del emperador. Así leemos:HSPDS 242.5

    “Después se hizo un pedido a los emperadores Luis y Lotario, para que tuvieran a bien tomar algún cuidado en ello, y enviaran un precepto o mandato más severo que los que existían hasta entonces, para producir terror en sus súbditos, y forzarlos a dejar sus aradas, alegatos y comercio, entonces vueltos a usar; lo que se hizo por el año 853; y para ese fin se citó un sínodo en Roma bajo el papado de León IV”.34Diálogos etc., p. 261.HSPDS 242.6

    Los defensores del sábado en el primer día buscaron en todas las épocas una ley capaz de producir terror en aquellos que no santificaran ese día. Ellos continúan su vana empresa. Pero si honraran el día que Dios puso aparte como sábado, encontrarían en esa ley de fuego que procede de su mano derecha un estatuto que vuelve enteramente innecesaria toda legislación humana.35Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 33:2.HSPDS 242.7

    En este sínodo el papa tomó el asunto en sus manos en forma seria. De este modo testifica Heylyn que bajo los emperadores Luis y Lotario, se reunió un sínodo en Roma en el año 853, bajo el papa León IV,HSPDS 243.1

    “en el que se ordenó en forma más precisa que en tiempos anteriores que ningún hombre de allí en adelante se atreviera a hacer ningún comercio en el día del Señor, no, no para cosas que son para comer: ni para cualquier clase de trabajo que corresponde a la agricultura. Este canon fue hecho en Roma, confirmado en Compeigne, y más tarde incorporado en el cuerpo de la ley canónica, llegó a ser admitida, sin más preguntas, en la mayor parte de la cristiandad; especialmente cuando los papas alcanzaron su culminación, y trajeron a todos los príncipes cristianos a su devoción. Porque entonces la gente, que antes había estado más opuesta, pudo haber dicho con justicia: ‘He aquí si dos reyes no pudieron resistir delante de él, ¿cómo podremos nosotros? De esta consternación, todos los hombres realmente obedecieron, comerciantes de todas clases dejaron sus tareas; y entre ellos, los molineros, aunque su trabajo era más fácil, y menos requería su presencia”.36Hist. Sáb., parte ii, cap. 5, sec 7; Morer, p. 272.HSPDS 243.2

    Esto fue un establecimiento muy efectivo de la santidad del primer día. Cinco años después de esto leemos lo siguiente:HSPDS 243.3

    Año 858. “Los búlgaros enviaron algunas preguntas al papa Nicolás, para las que querían respuestas. Y esa [respuesta] con respecto al día del Señor era que ellos debían desistir de todo trabajo secular, etc.”37Hist. Sáb., parte ii, cap. 5, sec 7; Morer, p. 272.HSPDS 243.4

    Morer nos informa con respecto al poder civil, que,HSPDS 243.5

    “En este siglo el emperador [de Constantinopla] León, apodado el filósofo, restringía los trabajos agrícolas, que, de acuerdo con la toleración de Constantino, eran permitidos en el este. El mismo cuidado se tomó en el oeste, por Teodorico, rey de los Bávaros, quien dio esta orden. Que ‘Si alguna persona en el día del Señor enyugaba los bueyes, usaba su carro, el buey del lado derecho debía ser confiscado de inmediato; o si él estaba juntando paja y llevándola, debía ser amonestado dos veces que desistiera, y si no lo hacía, debía recibir no menos de cincuenta latigazos’”.38Diálogos etc., pp. 261, 262.HSPDS 243.6

    De las leyes dominicales en Inglaterra en este siglo, leemos:HSPDS 243.7

    Año 876. “Alfredo el Grande fue el primero que unió la Heptarquía Sajona, y no fue la menor de sus preocupaciones la de hacer una ley que, entre otros festivales, haga que este día más especialmente pudiera ser guardado solemnemente, porque era el día en el cual nuestro Salvador Cristo venció al diablo; lo que significa que el domingo, que es el memorial semanal de la resurrección de nuestro Señor, por la cual venció la muerte, y a aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo. Y siendo antes el solo castigo para un sacrilegio cometido en cualquier otro día, el restaurar el valor de la cosa robada, y con todo perder una mano, él añadió que si tal persona era encontrada culpable de este crimen hecho en el día del Señor, debía ser doblemente castigada”.39Íd., pp. 284, 285.HSPDS 243.8

    Diecinueve años más tarde, el papa y su concilio fortalecieron aún más el día sagrado. El concilio de Friburgo, en Alemania, año 895, bajo el papa Formoso, decretó que en el día del Señor, los hombres “debían pasarlo en oraciones, y dedicarlo totalmente al servicio de Dios, que de otro modo podría ser provocado a ira”.40Diálogos etc., p. 274. La obra de establecer la santidad del domingo en Inglaterra fue llevada adelante en forma constante:HSPDS 244.1

    “El rey Athelson, … en el año 928, hizo una ley de que no debía haber mercado o tribunales civiles en el día del Señor, bajo la pena de renunciar a las mercancías, además de una multa de treinta chelines por cada ofensa”.41Íd., p. 285.HSPDS 244.2

    En una convocación del clero inglés por ese tiempo, se decretó que toda suerte de tráfico y funcionamiento de tribunales, etc., en domingo debían cesar. “Y cualquiera que transgrediere en cualquiera de estos casos, si es un hombre libre, debía pagar doce oræ, si un siervo, ser severamente azotado”. Adicionalmente se nos informa que,HSPDS 244.3

    “Por el año 943, Otho, arzobispo de Canterbury, había decretado que por sobre todas las cosas el día del Señor debía ser guardado con todo cuidado imaginable, de acuerdo con el canon y la práctica antigua”.42Íd., p. 286.HSPDS 244.4

    “Año 967. El rey Edgar “ordenó que el festival debía ser guardado desde las tres de la tarde el sábado [Saturday], hasta el amanecer del día lunes”.43Íd., Íb.HSPDS 244.5

    “El rey Ethelred el Menor, hijo de Edgar, que llegó a la corona por el año 1009, llamó a un concilio general de todo el clero inglés, bajo Elfeagus, arzobispo de Canterbury, y Wolstan, arzobispo de York. Y allí se requirió que todas las personas de una manera más celosa observaran el domingo, y lo que le correspondía”.44Íd., pp. 286, 287.HSPDS 244.6

    Ni tampoco el festival del domingo dejó de ganar entrada en Noruega. Heylyn nos cuenta de la piedad de un rey noruego de nombre Olaus, año 1028.HSPDS 244.7

    “Estando un domingo inmerso en pensamientos serios, y teniendo en su mano un bastón pequeño, tomó su cuchillo y comenzó a tallarlo, como hacen los hombres a veces, cuando sus mentes están afligidas u ocupadas en alguna tarea. Y cuando se le dijo en tono de broma cómo con ello había transgredido el sábado, él reunió las pequeñas astillas, las puso en su mano, y las encendió, para que, dijo Crantzius, él pudiera vengarse contra sí mismo lo que sin darse cuenta había cometido contra el mandamiento de Dios”.45Hist. Sáb. parte ii, cap. 5, sec. 2.HSPDS 244.8

    En España la obra también siguió adelante. Un concilio reunido en Coy, en España, año 1050, bajo Fernando, rey de Castilla, en los días del papa León IX, donde se decretó que el día del Señor “debía ser enteramente consagrado a escuchar misa”.46Diálogos etc., p. 274.HSPDS 245.1

    Para fortalecer el carácter sagrado de este día venerable en las mentes de la gente, los doctores de la iglesia no se quedaron atrás. Heylyn hace la siguiente declaración:HSPDS 245.2

    “Fue liberado de las almas en el purgatorio por Pedro Damiani, quien vivió en 1056, que cada día del Señor ellos fueran liberados de sus dolores y revolotearan sobre el lago Averno, en la forma de aves”.47Hist. Sáb., parte ii, cap. 5, sec 2.HSPDS 245.3

    Al mismo tiempo, otro argumento de un tipo similar fue presentado para que la observancia fuera aún más estricta. Morer nos informa con respecto a esa clase, que en esta época eran los más celosos defensores de la observancia del domingo:HSPDS 245.4

    “Pero todavía otros seguían en su camino; y para inducir a sus prosélitos a pasar el día con mayor exactitud y cuidado, trajeron un antiguo argumento de compasión y caridad por los malditos en el infierno, quienes durante el día, tienen algún respiro de sus tormentos, y en el caso y libertad que tienen es más o menos de acuerdo con el celo y los grados de observarlo también”.48Diálogos etc., p. 68.HSPDS 245.5

    Si por lo tanto ellos observaran estrictamente este sagrado festival, ¡sus amigos en el infierno cosecharían beneficios, en un respiro de sus tormentos en ese día! En un concilio en Roma, en 1078, el papa Gregorio VII decretó que como el sábado había sido considerado por mucho tiempo como un día de ayuno, aquellos que desearan ser cristianos en ese día debía abstenerse de comer carne.49Binius, t. iii, p. 1285, ed. 1606. En la división oriental de la iglesia católica, en el siglo once, el sábado todavía era considerado como un festival, igual en santidad con el domingo. Heylyn contrasta esto con la acción de la división occidental de esa iglesia:HSPDS 245.6

    “Pero era de otra manera desde antiguo en la iglesia de Roma, donde trabajaban y ayunaban… Y esto, con poca oposición o interrupción, salvo la que había sido hecha en la ciudad de Roma en el comienzo del siglo séptimo, y pronto fue aplastada por Gregorio, entonces obispo allí, como se notó antes. Y comoquiera que Urbano el segundo de ese nombre, lo consagró al servicio semanal de la bendita virgen, e instituido en el concilio realizado en Clermont, en 1095, que el oficio de nuestra señora debía decirse en él, y que en ese día todos los cristianos debieran adorarla a ella con su mejor devoción”.50Hist. Sáb., parte ii, cap. 5, sec. 13.HSPDS 245.7

    Parecería que esta era una indignidad cumbre para el Altísimo. El memorial del gran Creador fue puesto aparte como un festival en el cual adorar a María, ¡bajo el título de madre de Dios! A mediados del siglo doce, el rey de Inglaterra fue amonestado a no soportar que los hombres trabajen en domingo. Enrique II entró al gobierno por el año 1155.HSPDS 246.1

    “De él se informa que tuvo una aparición en Cardiff (… en Gales del Sur) que San Pedro le encargaba, que en los domingos, en todos sus dominios, no debía haber compras ni ventas, y que no se hiciera ningún trabajo servil”.51Morer, p. 288; Heylyn, parte 2, cap. 7, sec. 6.HSPDS 246.2

    El carácter sagrado del domingo no estaba todavía suficientemente establecido, porque no se había provisto todavía un mandamiento divino para su observancia. Roger Hoveden, un historiador de gran reputación que vivió en esa precisa época, relata la manera en que esta necesidad urgente fue atendida por el papa. Hoveden nos informa que Eustacio, el abad de Flaye en Normandía, vino a Inglaterra en el año 1200, para predicar la palabra del Señor, y que su predicación fue acompañada de muchos milagros maravillosos. Él fue muy ferviente en favor del domingo. Esto dice Hoveden:HSPDS 246.3

    “También en Londres, y en muchos otros lugares de toda Inglaterra, él consiguió con su predicación que desde ese tiempo en adelante la gente no se atrevió a tener mercados de cosas expuestas para la venta en el día del Señor”.52Roger de Hoveden, Anales, ed. Bohn, t. ii, p. 487.HSPDS 246.4

    Pero Hoveden nos dice que “el enemigo de la humanidad levantó contra este hombre de Dios los ministros de iniquidad”, y parece que no habiendo un mandamiento para el domingo, él estuvo en dificultades. El historiador continúa:HSPDS 246.5

    “Sin embargo, el abad mencionado, al ser censurado por los ministros de Satán, no estuvo dispuesto a molestar por más tiempo a los prelados de Inglaterra con su predicación, sino que regresó a Normandía, al lugar de donde había venido”.53Íb. Id.HSPDS 246.6

    Pero Eustacio, aunque rechazado, no pensaba en abandonar la contienda. Él no tuvo un mandato del Señor cuando fue a Inglaterra la primera vez. Pero un año de peregrinación por el continente fue suficiente para proveerle lo que le faltaba. Hoveden nos cuenta que él regresó al año siguiente con el precepto que necesitaba:HSPDS 246.7

    “En el mismo año [1201], Eustacio, abad de Flaye, regresó a Inglaterra, y predicó allí la palabra del Señor de ciudad en ciudad, y de lugar en lugar, prohibiendo a todas las personas a ofrecer bienes para la venta en el día del Señor. Porque él dijo que el mandamiento escrito, en cuanto a la observancia del día del Señor, había descendido del cielo:HSPDS 246.8

    “EL SANTO MANDAMIENTO EN CUANTO AL DÍA DEL SEÑOR,HSPDS 247.1

    “que descendió del Cielo en Jerusalén, y fue encontrado sobre el altar de San Simeón, en el Gólgota, donde Cristo fue crucificado por los pecados del mundo. El Señor envió esta epístola, que fue encontrada sobre el altar de San Simeón, y después de mirarla, tres días y tres noches, algunos hombres cayeron a tierra, implorando la misericordia de Dios. Y después de la tercera hora, el patriarca se levantó, y Acarías, el arzobispo, y abrieron el rollo, y recibieron la epístola de Dios. Y cuando la hubieron tomado, encontraron en ella este escrito:HSPDS 247.2

    “Yo soy el Señor, que les ordeno observar el santo día del Señor, y no lo habéis guardado, y no os habéis arrepentido de vuestros pecados, como yo dije en mi evangelio: ‘el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’. Por ello, he mandado a predicar a vosotros el arrepentimiento y la enmienda de la vida, vosotros no me creísteis, y he enviado contra vosotros los paganos, que han derramado vuestra sangre en tierra; y no obstante no creísteis; y porque no guardaron como santo el día del Señor, por unos pocos días vosotros sufristeis hambre, pero pronto les di abundancia, y después de eso hicieron peor otra vez. Una vez más, en mi voluntad, que ninguno, desde la novena hora del sábado hasta la salida del sol del lunes, haga ninguna obra excepto la que sea buena.HSPDS 247.3

    “Y si alguna persona hace esto, él con penitencia hará enmienda por ello. Y si no presta obediencia a este mandamiento, de cierto les digo, y lo juro, por mi asiento y mi trono, y por mis querubines que protegen mi santo asiento, que no les enviaré otra orden por ninguna epístola, pero abriré los cielos, y en vez de lluvia enviaré piedras y leña, y agua caliente, en la noche, para que ninguno tome precauciones contra los mismos, y para que así destruya a todos los hombres impíos.HSPDS 247.4

    “Esto les digo; por el santo día del Señor, moriréis la muerte, y por los otros festivales de mis santos que no habéis guardado: les enviaré bestias que tienen las cabezas de leones, el cabello de las mujeres, las colas de los camellos, y ellos serán tan rapaces que devorarán vuestras carnes, y vosotros desearéis huir a las tumbas de los muertos, y esconderos por temor de las bestias, y yo les quitaré la luz del sol de delante de vuestros ojos, y enviaré oscuridad sobre vosotros, para que no viendo, se maten unos a otros, y que yo quiete de vosotros mi rostro, y no muestre mi misericordia sobre vosotros. Porque yo quemaré los cuerpos y los corazones de vosotros, y de todos aquellos que no guardan como santo el día del Señor.HSPDS 247.5

    “Escuchad mi voz, para que no perezcáis en la tierra, por causa del santo día del Señor. Apartaos del mal, y mostrad arrepentimiento por vuestros pecados. Porque si no hacéis esto, aún como Sodoma y Gomorra pereceréis. Ahora, sabed, que vosotros sois salvados por las oraciones de mi muy santa madre, María, y de mis muy santos ángeles, que oran por vosotros diariamente. Os he dado trigo y vino en abundancia, y por lo mismo vosotros no me habéis obedecido. Porque las viudas y los huérfanos claman a vosotros cada día, y a ellos no les habéis mostrado misericordia. Los paganos muestran misericordia, pero vosotros no mostráis ninguna. Los árboles que llevan fruto, los haré secar por vuestros pecados; los ríos y las fuentes no darán agua.HSPDS 247.6

    “Os he dado una ley en el Monte Sinaí, que vosotros no habéis guardado. Os he dado una ley con mis propias manos, que vosotros no habéis observado. Por vosotros nacía en el mundo, y mi día festivo no habéis conocido. Siendo hombres impíos, no habéis guardado el día del Señor de mi resurrección. Por mi mano derecha juro, que si no observáis el día del Señor, y los festivales de mis santos, os enviaré naciones paganas, para que ellos os maten. ¿Y todavía se ocupan de los negocios de otros, y no consideran esto? Por esto enviaré contra vosotros bestias todavía peores, que devorarán los pechos de vuestras mujeres. Maldeciré aquellos que en el día del Señor han hecho el mal.HSPDS 248.1

    “Aquellos que actúan injustamente contra sus hermanos, los maldeciré. Aquellos que juzgan injustamente a los pobres y a los huérfanos sobre la tierra, los maldeciré. Porque me abandonan, y siguen al príncipe de este mundo. Presten atención a mi voz, y tendréis la bendición de la misericordia. Porque vosotros no cesáis de vuestras malas obras, ni de las obras del diablo. Por cuanto sois culpables de perjurio y adulterio, por lo tanto las naciones os rodearán, y como bestias, os devorarán’”.54Hoveden, t. ii, pp. 526-528.HSPDS 248.2

    Que este documento fuera realmente traído a Inglaterra en este tiempo, y de la manera aquí descrita, está ampliamente documentado como para no dejar dudas.55Ver Matthew Paris, Historia Major, pp. 200, 201, ed. 1540; Binius, Concilios, ad ann., 1201, t. iii, pp. 1448, 1449; Wilkins, Concilia MagnæBritaniæ et Hibernæ, t. i, pp. 510, 511, Londres, 1737; Sir David Dalrymple, Memorias históricas, pp. 7, 8, ed. 1769; Heylyn, Historia del sábado, parte ii, cap. 7, sec. 5; Morer, El día del Señor, pp. 288-290; Hessey, Domingo, pp. 90, 321; Gilfillan, Sábado, p. 399. Matthew Paris, como Hoveden, fue realmente un contemporáneo de Eustacio. Hoveden realmente corresponde al siglo doce, porque él murió poco después de la llegada de Eustacio con su rollo. Pero Matthew Paris corresponde al siglo trece, ya que era joven en el tiempo cuando este rollo (1201) fue traído a Inglaterra. Ambos tienen una gran reputación como veraces. Al hablar de los escritores de ese siglo, Mosheim da el siguiente testimonio de la credibilidad de Matthew Paris:HSPDS 248.3

    “Entre los historiadores, el primer lugar es de Mattew Paris, un escritor del más alto mérito, tanto en cuanto a conocimiento como a prudencia”.56Mosheim (MacLaine), siglo xiii, parte ii, cap. 1, sec. 5.HSPDS 248.4

    Y el Dr. Murdock dice de él:HSPDS 248.5

    “Él es contado como el mejor historiador de la Edad Media, erudito, independiente, honrado, y juicioso”.57Mosheim (Murdock), siglo xiii, parte ii, cap. 1, sec. 5, nota 19.HSPDS 248.6

    Matthew Paris relata el regreso del abad Eustacio de Normandía, y nos da una copia del rollo que él trajo, y un informe de su caída del Cielo como lo relató el abad mismo. Él también nos cuenta cómo el abad lo obtuvo, rastreando la historia del rollo desde el punto cuando el patriarca reunió coraje para tomarlo en sus manos, hasta el momento cuando nuestro abad fue comisionado para traerlo a Inglaterra. Él dice lo siguiente:HSPDS 248.7

    “Pero cuando el patriarca y el clero de toda la tierra santa hubo examinado diligentemente el contenido de esta epístola, se decretó en una deliberación general que la epístola debía ser enviada al juicio del pontífice romano, viendo que cualquier cosa que él decretara que se hiciera, satisfaría a todos. Y cuando al fin la epístola llegó al conocimiento del señor papa, inmediatamente él ordenó que heraldos, enviados a diferentes partes del mundo, predicaran por todas partes la doctrina de esta epístola, el Señor trabajando con ellos y confirmando sus palabras con señales que los siguen. Entre los cuales [estuvo] el abad de Flay, de nombre Eustacio, un hombre devoto y erudito, habiendo entrado en el reino de Inglaterra brilló allí con muchos milagros”.58Matthew Paris, Historia Major, p. 201. Sus palabras son: “Cum autem l’atriarcha et clerus omnis Terræ sanctæ, hunc epistolæ tenorem dilenter examinassent; communi omnium deliberatione dectretum est, ut epistola ad judicium Romani Pontificis transmitteretur; quatenus,quicq uid ipse agendum dectrevit, placaet universis. Cumque tándem epistola ad domini Papæ notitiam pervenisset, continuo praedicatotres ordinavit; qui per diversas mundi partes profecti, praedicaverun ubuque epistolaftenerem; Domino cooperante et sermonem eorum confirmante, sequentibus signis. Inter quos Abbos de Flai nomine Eustachius, vir religiosus et literali scientia eruditis, regnum Angliæ agrressus: multis ibídem miraculis corruscavit.”–Biblioteca del Harvard College.HSPDS 249.1

    Ahora sabemos qué hizo el abad durante el año en que estuvo ausente de Inglaterra. Él no pudo establecer la santidad del domingo en su primera misión a Inglaterra, porque él no tenía mandato divino en favor de ello. Él por tanto se retiró de la misión el tiempo suficiente para hacer conocer las necesidades del caso al “señor papa”. Pero cuando vino la segunda vez él trajo consigo el mandato divino para el domingo, y con la comisión del papa, autorizándolo a proclamar ese mandato al pueblo, e informándoles que había sido enviado por Su Santidad, de Jerusalén por aquellos que lo vieron caer del Cielo. Si Eustacio hubiera fabricado este documento por sí mismo, y luego falsificado una comisión del papa, unos pocos meses hubieran sido suficientes para descubrir el engaño. Pero su carácter genuino nunca fue cuestionado como se ve por la preservación de este rollo por los mejores historiadores de esa época. Por lo tanto, rastreamos la responsabilidad por este rollo directamente al papa de Roma. La declaración del papa de que él lo recibió de las manos de aquellos que lo vieron caer del Cielo es la garantía dada por Su Santidad a la gente de que el rollo vino de Dios. Los historiadores que vivían en ese entonces, que registraron esta transacción, fueron capaces de satisfacerse ellos mismos de que Eustacio trajo el rollo del papa; y ellos creyeron la declaración del papa de que lo había recibido del Cielo. Inocencio III, que ocupó el cargo de papa en este tiempo, de quien Bower habla así:HSPDS 249.2

    “Inocente estaba perfectamente calificado para elevar el poder y la autoridad papal a su nivel más alto, y veremos que él aprovechó, con gran destreza, cada oportunidad que se ofreció para cumplir tal fin”.59Historia de los papas, t. ii, p. 535.HSPDS 249.3

    Otra eminente autoridad hace esta aseveración:HSPDS 250.1

    “Las circunstancias externas de su tiempo también favorecieron los conceptos de Inocencio, y le permitieron hacer de su pontificado el más notable en los anales de Roma; el punto culminante de la supremacía temporal así como espiritual de la sede romana”.60M’Clintock y Strong, Cyclopedia, t. iv, p. 590.HSPDS 250.2

    “Su pontificado puede ser considerado claramente que fue el período del máximo poder de la sede romana”.61Íd., t. iv, p. 592.HSPDS 250.3

    La densa oscuridad de la Edad Oscura todavía cubría la tierra cuando ese pontífice llenó el trono papal, y elevó el papado a su mayor altura. Dos hechos dignos de mucho pensamiento debieran ser señalados en esta conexión:HSPDS 250.4

    1) El primer acto de usurpación papal fue un edicto en favor del domingo.62Ver la pág. <?> de este trabajo.HSPDS 250.5

    2) La máxima altura de la usurpación papal fue marcada por el acto del papa de proveer un precepto divino para la observancia del domingo.HSPDS 250.6

    La misión de Eustacio fue afirmada por milagros que son dignos de usar por aquellos que creen en la santidad del primer día porque sus padres así lo creyeron. Aquí ellos pueden aprender lo que se hizo seis siglos antes, fijar estas ideas en las mentes de sus padres. Eustacio vino a York, en el norte de Inglaterra, y encontrando una recepción honorable,HSPDS 250.7

    “predicó la palabra del Señor, y al comenzar el día del Señor y otros festivales, e impuso al pueblo penitencias y concedió absoluciones, con la condición de que, en el futuro darían la debida reverencia al día del Señor y los otros festivales de los santos, no haciendo en ellos ninguna obra servil”.63Hoveden, t. ii, p. 528.HSPDS 250.8

    “Al oírlo, la gente que respetó a Dios por su predicación, prometió ante Dios que, para el futuro, en el día del Señor no comprarían ni venderían nada, a menos que, por el azar, vituallas y bebidas para los peregrinos”.64Hoveden, t. ii, p. 528.HSPDS 250.9

    El abad también hizo provisión para la recolección de limosnas para el beneficio de los pobres, y prohibió el uso de las iglesias para la venta de bienes, y para plantear juicios. Sobre esto, el rey interfirió como sigue:HSPDS 250.10

    “De acuerdo con esto, por medio de esta y otras advertencias de este hombre santo, el enemigo de la humanidad, volviéndose envidioso, puso en el corazón del rey y de los príncipes de las tinieblas ordenar que todos debieran observar las doctrinas antes mencionadas, y más especialmente todos aquellos que habían desobedecido las ventas en el día del Señor, sean traídos ante la corte de justicia del rey, para dar satisfacción en cuanto a la observancia del día del Señor”65Íd., p. 529.HSPDS 250.11

    Los mercados en el día del Señor, parece, que se realizaban en las iglesias, y Eustacio estaba intentando suprimir esto cuando prohibió la venta de mercadería en las iglesias. Y ahora, para confirmar la autoridad del rollo, y para neutralizar la oposición del rey, se informó de algunos prodigios extraordinarios. El rollo prohibía trabajar “desde la hora novena (es decir las 3 de la tarde) del sábado hasta la salida del sol el lunes”. Ahora lea lo que le sucedió al desobediente:HSPDS 251.1

    “Un sábado, cierto carpintero de Beverly, quien, después de la novena hora del día estaba, en contra del sano consejo de su esposa, haciendo una cuña de madera, cayó a tierra, atacado de parálisis. También una mujer, una tejedora, quien después de la novena hora, en sábado, en su ansiedad por terminar una parte de la tela, persistió en hacerlo, cayó al suelo, atacada de parálisis, y perdió la voz. También en Raferton, una aldea que pertenecía al Maestro Roger Arundel, un hombre hizo para sí una hogaza de pan y la coció bajo las cenizas, después de la novena hora del sábado, y comió de ella, y dejó aparte una porción hasta la mañana, pero cuando la quebró en el día del Señor, sangre comenzó a brotar de ella; y quien lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero.HSPDS 251.2

    “En Wakefield, también, un sábado, mientras un molinero estaba, después de la hora novena, trabajando en moler sus granos, de repente salió, en vez de harina, tal torrente de sangre, que el recipiente puesto debajo estaba casi lleno de sangre, y la rueda del molino quedó inmóvil, a pesar de la fuerte corriente del agua; y los que vieron esta maravilla, dijeron: ‘¡Perdona, Señor, perdona a tu pueblo!’.HSPDS 251.3

    “También, en Lincolnshire una mujer estaba preparando algo de masa, y llevándola al horno después de la hora novena en sábado, la puso en el horno, que entonces estaba muy caliente, pero cuando la sacó, encontró que estaba cruda, por lo que la puso de nuevo en el horno, que estaba muy caliente; y ambos, al día siguiente y el lunes, cuando se suponía que ella encontraría los panes cocidos, encontró solo masa cruda.HSPDS 251.4

    “En el mismo condado también, cuando cierta mujer había preparado su masa, con la intención de llevarla al horno, su esposo le dijo: ‘Es sábado, y ahora es pasada la hora novena, ponla a un lado hasta el lunes’, a lo cual la mujer, obedeciendo a su esposo, hizo lo que él le ordenó; y así, habiendo cubierto la masa con una tela, al ir al día siguiente para mirar la masa, para ver si al levantarse por la levadura que había en ella hubiera rebalsado del recipiente, ella encontró las hogazas listas hechas por la voluntad divina, y bien horneadas, sin ningún fuego del material de este mundo. Este fue un cambio obrado por la diestra de Aquel que está en lo alto”.66Hoveden, t. ii, pp. 529, 530.HSPDS 251.5

    El historiador lamenta que estos milagros se perdieron de la vista de la gente, y que ellos temían más al rey de lo que temían a Dios, y así “como un perro vuelve a su vómito, volvieron a los mercados en el día del Señor”.67Íd. Ib. Tal fue el primer intento en Inglaterra después de la aparición de San Pedro, en 1155, para proveer autoridad divina para la observancia del domingo. “Muestra”, como observa pintorescamente Morer, “cuán industriosos eran los hombres en ese tiempo para que se observara este gran día solemnemente”.68Diálogos etc., p. 290. Y Gilfillan, que tiene ocasión de mencionar la historia del rollo del Cielo, no tiene ninguna palabra de condenación por el piadoso fraude en favor del domingo, sino habla sencillamente de nuestro abad como “Esta persona ardiente”.69Gilfilllan, Sábado, p. 399.HSPDS 251.6

    Dos años después de la llegada de Eustacio a Inglaterra con su rollo, año 1203, se realizó un concilio en Escocia con respecto a la introducción y establecimiento del día del Señor en ese reino.70Binius, Concilios, t. iii, pp. 1448, 1449; Heylyn, parte ii, cap. 7, sec. 7. El rollo que había caído del Cielo para suministrar la falta de testimonio de la Escritura en favor de ese día, era admirablemente adaptado para las tareas de este concilio, aunque el Dr. Heylyn nos informa que los escoceses estaban tan listos para aceptar los deseos del papa que el paquete del tribunal del Cielo y los milagros que lo acompañaron no fueron necesarios.71Heylyn, parte ii, cap. 7, sec. 7. No obstante, Morer asevera que el paquete fue realmente mostrado en esta ocasión:HSPDS 252.1

    “Para tal fin se presentó y leyó en un concilio en Escocia, celebrado bajo [el papa] Inocencio IIII, año 1203, en el reinado del rey William, quien … lo trasformó en ley que el sábado [Saturday] desde las doce de mediodía debiera ser considerado santo, y que ningún hombre se ocupara de asuntos mundanos como en los días festivos estaban prohibidos. Y también que cuando tañeran las campanas, la gente debía estar ocupada en acciones santas, ir a sermones y cosas así, y a continuar de este modo hasta el lunes de mañana, poniéndose un castigo sobre aquellos que hacían lo contrario. Por el año 1214, que fue once años después, otra vez se promulgó, en un parlamento en Scone, por Alejandro III, rey de los escoceses, que ninguno debía pescar en cualquier agua, desde el sábado [Saturday] después de la oración de la tarde, hasta la salida del sol del lunes, lo que fue más tarde confirmado por el rey Jaime I”.72Diálogos etc., pp. 290, 291.HSPDS 252.2

    La santidad de este día papal del Señor parece haber sido más fácilmente establecida por tomar con él una parte del antiguo sábado. La tarea de establecer esta institución en todas partes se realizó en forma continua. De Inglaterra, leemos:HSPDS 252.3

    “En el año 1237, siendo rey Enrique III, y Edmundo de Abendon arzobispo de Canterbury, se hizo una ley que requería que cada ministro prohibiera a sus parroquianos la asistencia a los mercados en el día del Señor, y a dejar la iglesia donde debían reunirse y pasar el día en oración y escuchando la palabra de Dios. Y esto bajo pena de excomunión”.73Íd., p. 291.HSPDS 252.4

    De Francia se nos informa:HSPDS 253.1

    “El concilio de Lyons se reunió por el año 1244, y limitó a la gente de sus trabajos ordinarios en el día del Señor, y otros festivales, bajo pena de censuras eclesiásticas”.HSPDS 253.2

    “Año 1282. El concilio de Angeirs en Francia “prohibió a los molineros movidos por agua o de otras formas a moler sus granos dese el sábado [Saturday] hasta el domingo de noche”.74Íd., p. 275.HSPDS 253.3

    Ni los españoles se quedaron atrás en esta tarea:HSPDS 253.4

    Año 1322. Este año “se llamó a un sínodo en Valladolid, en Castilla, y luego fue ratificado lo que anteriormente se requería, que ‘ninguno siguiera la agricultura, o ejerciera cualquier empleo mecánico en el día del Señor, u otros días santos, excepto que fuera una obra de necesidad o de caridad, de lo cual el ministro de la parroquia debía ser el juez”.75Íd. Ib.HSPDS 253.5

    Los líderes de la iglesia y del ámbito de Inglaterra fueron diligentes en establecer la santidad de este día. No obstante, los siguientes estatutos muestran que no sabían de ninguna autoridad bíblica para obligar su observancia:HSPDS 253.6

    Año 1358. “Istippe, arzobispo de Canterbury, con gran preocupación y celo, se expresó de este modo: ‘Sabemos por el relato de personas muy creíbles, que en diversos lugares dentro de nuestra provincia, ha prevalecido una costumbre muy perversa, aún más, detestable, de celebrar ferias y mercados en el día del Señor… Por lo que, en virtud de la obediencia canónica, estrictamente encargamos y ordenamos a vuestra hermandad, que si encuentran a su gente culpable en sus ámbitos, de inmediato los amonesten o los hagan amonestar para que se refrenen de ir a mercados y ferias en el día del Señor… Y para aquellos que sean obstinados y hablen o actúen contra vosotros en este particular, deben esforzarse en reprimirlos por medio de censuras eclesiásticas y por todos los medios legales detengan estas extravagancias’.HSPDS 253.7

    “Tampoco el poder civil quedó en silencio; porque por ese tiempo el rey Eduardo hizo una ley de que no se muestre la lana en el emporio los domingos y otras fiestas solemnes en el año. En el reinado del rey Enrique VI, siendo el Dr. Stafford el arzobispo de Canterbury, año 1444, se decretó que las ferias y mercados no se realizaran más en las iglesias y patios de las iglesias en el día del Señor, u otros festivales, excepto en el tiempo de la cosecha”.76Íd. pp. 293, 294.HSPDS 253.8

    Obsérvese que las ferias y mercados se realizaban en las iglesias en Inglaterra los domingos ¡tan tarde como 1444! Y aún más tarde que esto, tales ferias eran permitidas en el tiempo de la cosecha. En el continente europeo la santidad del domingo fue persistentemente impulsada. El concilio de Bourges impulsó su observancia como sigue:HSPDS 253.9

    Año 1532. “El día del Señor y otros festivales fueron instituidos con este propósito, que los cristianos fieles, absteniéndose de trabajos externos, pudieran más libremente, y con mayor piedad dedicarse a la adoración a Dios”.77Íd. p. 279.HSPDS 254.1

    Sin embargo, ellos parecen no haberse dado cuenta del hecho deque cuando se enseña el temor de Dios por preceptos de hombres, tal adoración es vana.78Isaías 29:13; Mateo 15:9. El concilio de Rheims, que se reunió al año siguiente, hizo este decreto:HSPDS 254.2

    Año 1533. “Que el pueblo se reúna en sus iglesias parroquiales en el día del Señor, y otros festivos, y estén presentes en la misa, sermones y vísperas. Que ningún hombre en esos días se entregue a juegos o danzas, especialmente durante el servicio”. Y el historiador añade: “En el mismo año otro sínodo en Tours, ordenó que el día del Señor y otras fiestas sean observados con reverencia bajo pena de excomunión”.79Morer, p. 280.HSPDS 254.3

    Un concilio que se reunió al año siguiente, confesó francamente el origen divino del sábado, y el origen humano de ese festival que lo suplantó:HSPDS 254.4

    Año 1584. “Que todos los cristianos recuerden que el séptimo día fue consagrado por Dios, y ha sido recibido y observado, no solo por los judíos, sino por todos aquellos otros que pretenden adorar a Dios; aunque nosotros los cristianos hemos cambiado su sábado por el día del Señor. Un día, por lo tanto, que debe ser guardado, abandonando todo asunto mundano, juicios, contratos, viajes, etc., y por la santificación del descanso de mente y cuerpo, en la contemplación de Dios y cosas divinas, hemos de hacer nada sino obras de caridad, decir oraciones, y cantar salmos”.80Íd., pp. 281, 282.HSPDS 254.5

    Hemos rastreado así la observancia del domingo en la iglesia católica hasta un período posterior a la Reforma. Que es una ordenanza de hombres que usurpó el lugar del sábado bíblico está muy claramente confesado por el último concilio citado. Sin embargo, ellos procuran remediar su violación del sábado al pasar el domingo en obras de caridad, oraciones y salmos: un camino demasiado a menudo adoptado actualmente para excusar la violación del cuarto mandamiento. ¿Quién puede leer esta larga lista de leyes dominicales, no del “único Legislador que es capaz de salvar y de destruir”, sino de papas, emperadores, y concilios, sin adoptar la opinión de Neander: “El festival del domingo, como todos los demás festivales, siempre fue solo una ordenanza humana”?HSPDS 254.6

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