PARTE I – HISTORIA BÍBLICA
1 – La Creación
El tiempo y la eternidad – El Creador y su obra – Eventos del primer día del tiempo – Del segundo – Del tercero – Del cuarto – Del quinto – Del sexto
El tiempo, al distinguirse de la eternidad, puede ser definido como parte de la duración que es medida por la Biblia. Desde la fecha más temprana en el libro de Génesis a la resurrección de los injustos al final del milenio, se mide un período de unos 7.000 años. Antes del comienzo de esta gran semana de tiempo, una duración sin comienzo llena el pasado; y a la expiración de este período, una duración sin final se abre ante el pueblo de Dios. La eternidad es esa palabra que abarca la duración sin comienzo y sin fin. Y ese Ser cuya existencia comprende la eternidad, es aquel que sólo tiene inmortalidad, el Rey eterno, inmortal, invisible, el único sabio Dios.HSPDS 11.1
Cuando agradó a este Ser infinito, dio existencia a nuestra tierra. De la nada Dios creó todas las cosas; “de modo que las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que aparecen”. Este acto de creación es ese evento que marca el comienzo de la primera semana del tiempo. Él que podía realizar toda la obra con una palabra, eligió más bien emplear seis días, y para realizar el resultado por medio de etapas sucesivas. Repasemos las pisadas del Creador desde el tiempo cuando puso el fundamento de la tierra hasta la conclusión del sexto día, cuando los cielos y la tierra fueron acabados, “y vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera”.HSPDS 11.2
En el primer día del tiempo Dios creó los cielos y la tierra. La tierra así llamada a la existencia era sin forma, y vacía; y una oscuridad total cubría la obra del Creador. Entonces, “Dijo Dios: ‘Sea la luz’. Y fue la luz”. “Y separó la luz de las tinieblas”, y llamó a la una día, y a las otras, noche.HSPDS 12.1
En el segundo día del tiempo “dijo Dios: ‘’Haya un firmamento en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas’”. La tierra seca todavía no había aparecido; en consecuencia, la tierra estaba cubierta con agua. Al no existir atmósfera, vapores espesos descansaban sobre la superficie de las aguas; pero al ser llamada a la existencia la atmósfera por la palabra del Creador, haciendo que esos elementos se unieran, los que componen el aire que respiramos, la neblina y los vapores que habían descansado sobre la faz del abismo, fueron levantados. Esta atmósfera o expansión es llamada cielo.HSPDS 12.2
En el tercer día del tiempo Dios reunió las aguas y causó que apareciera la tierra seca. A la reunión de las aguas llamó mares; a la tierra seca, rescatada así de las aguas, él llamó tierra. “Dijo Dios: ‘Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol que da fruto según su especie, cuya semilla está en él, según su especie’. Y vio Dios que era bueno”.HSPDS 12.3
En el cuarto día del tiempo “Dijo luego Dios: ‘Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche, que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años”. “E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señoreara en el día, y la lumbrera menor para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas”. La luz se había creado en el primer día de la semana; y ahora en el cuarto día él causó que el sol y la luna aparecieran como luminarias, y colocó a la luz bajo su dominio. Y hasta el día de hoy continúan de acuerdo con sus órdenes, porque todos son sus siervos. Esa fue la obra del cuarto día. Y el Gran Arquitecto, inspeccionando lo que había ejecutado, pronunció que era bueno.HSPDS 12.4
En el quinto día del tiempo “Dios creó los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su especie, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”.HSPDS 12.5
En el sexto día del tiempo “hizo Dios los animales de la tierra según su especie, ganado según su especie y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno”. De este modo, estando la tierra preparada para el propósito, fue llenada con todo orden de criaturas vivientes, mientras el aire y las aguas bullían con existencia animal. Para completar esta noble obra de creación, Dios luego proveyó un gobernante, el representante de sí mismo, y puso todo en sujeción bajo él. “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra”. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Jehová plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. E hizo Jehová nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal”. Por último, Dios creó a Eva, la madre de todos los vivientes. La obra del Creador ahora estaba completa. “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos”. “Y vio Dios todo cuando había hecho, y era bueno en gran manera”. Adán y Eva estaban en el paraíso; el árbol de la vida florecía sobre la tierra; el pecado no había entrado en nuestro mundo, y la muerte no estaba aquí, porque no había pecado. “Alababan juntas todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Así concluyó el día sexto.HSPDS 12.6