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Historia del Sábado

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    4 – El cuarto mandamiento

    El Santo sobre el monte Sinaí – Tres grandes dones otorgados a los hebreos – El sábado es proclamado por la voz de Dios – Posición asignada en la ley moral – Origen del sábado – Carácter definido del mandamiento – Revolución de la tierra sobre su eje – Nombre de la institución sabática – El séptimo día del mandamiento idéntico con el séptimo día de la semana en el Nuevo Testamento – Testimonio de Nehemías – Obligación moral del cuarto mandamiento

    Y ahora nos acercamos al registro de ese evento sublime, el descenso personal de Jehová sobre el monte Sinaí.1Que Jehová estuvo allí en persona con sus ángeles, ver además de la narración en Éxodo 19:20, 32-34, los siguientes testimonios: Deuteronomio 33:2; Jueces 5:5; Nehemías 9:6-13; Salmos 68:17. El decimosexto capítulo del Éxodo, como hemos visto, es notable por el hecho de que Dios le dio a Israel el sábado; el capítulo diecinueve, por el hecho de que Dios mismo se dio a ese pueblo al aceptarlos como una nación santa para él mismo; mientras en el capítulo vigésimo se encontrará que es notable por el acto del Altísimo de dar a Israel su ley.HSPDS 33.1

    Se acostumbra hablar en contra del sábado y la ley como siendo judíos, porque fue dado así a Israel. Igualmente se podría hablar en contra del Creador, que los sacó de Egipto para ser su Dios, y que se estila llamar a sí mismo como el Dios de Israel.2Éxodo 24:10; Levítico 22:32, 33; Números 15:41; Isaías 41:17. Los hebreos fueron honrados por habérseles confiado el sábado y la ley, no que el sábado y la ley y el Creador se hicieran judíos por esta conexión. Los escritores sagrados hablan de la elevada exaltación de Israel al confiársele la ley de Dios.HSPDS 33.2

    “Ha manifestado sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a sus juicios, no los conocieron. ¡Aleluya!” “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿De qué aprovecha la circuncisión? De mucho, en todos los aspectos. Primero, ciertamente, porque les ha sido confiada la palabra de Dios”. “Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las promesas. A ellos también pertenecen los patriarcas, de los cuales según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”.3Salmos 147:19, 20; Romanos 3:1, 2; 9:4, 5. Lo siguiente de la pluma del Sr. Guillermo Miller presenta el tema en una clara luz: “Yo digo, y creo que estoy apoyado por la Biblia, que la Ley moral nunca fue dada exclusivamente a los judíos como pueblo; pero que por un tiempo fueron como los cuidadores de ella. Y por medio de ellos la ley, los oráculos y el testimonio, nos han sido trasmitidos. Ver el claro razonamiento de Pablo en Rom. capítulos 2, 3, 4, sobre este punto.”–Miller’s Life and Views [La vida y conceptos de Miller], p. 161.HSPDS 33.3

    Después que el Altísimo se hubo desposado con el pueblo, como su tesoro especial sobre la tierra,4Éxodo 19; Deuteronomio 7:6; 14:2; 2 Samuel 7:23; 1 Reyes 8:53; Amós 3:1, 2. salieron del campamento para encontrarse con Dios. “Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en medio del fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía violentamente”. De en medio de este fuego proclamó Dios las diez palabras de su ley.5Éxodo 19:18; 20:1-17; 34:28; Deuteronomio 5:4-22; 10:4. El cuarto de estos preceptos es la grandiosa ley del Sábado. Así habló el gran Legislador:HSPDS 34.1

    “Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó”.HSPDS 34.2

    La estimación que el Legislador puso sobre su sábado se ve en que lo consideró digno de un lugar en su código de diez mandamientos, poniéndolo en el centro de los inmutables preceptos morales. Ni debe pensarse un honor pequeño que el Altísimo, nombrando uno por uno los grandes principios de la moralidad hasta que todos fueran dados, y no añadió más,6Deuteronomio 5:22. incluyera en su número la observancia de este santo día de reposo. Este precepto se dio expresamente para dar fuerza a la observancia del gran monumento del Creador; y a diferencia de todos los demás, este rastrea su obligación hasta la creación, cuando se ordenó este memorial.HSPDS 34.3

    El sábado ha de ser recordado y guardado como santo porque Dios lo santificó, es decir, lo designó para un uso santo, al final de la primera semana. Y esta santificación del día de reposo, cuando hubo pasado el primer séptimo día del tiempo fue el acto solemne de poner aparte el séptimo día para el futuro en memoria del reposo del Creador. De este modo el cuarto mandamiento nos llega desde atrás y abarca la institución del sábado en el paraíso, mientras la santificación del sábado en el paraíso se extiende hacia adelante a todo el tiempo futuro. La narración con respecto al desierto de Sin cementa en forma admirable la unión de los dos. De este modo en el desierto de Sin, antes de que se diera el cuarto mandamiento, establece el sábado, santo para Jehová, como una obligación existente de observarlo, aunque ningún mandamiento en esa narración crea la obligación. Esta obligación se deriva de la misma fuente que el cuarto mandamiento, es decir, la santificación del sábado en el paraíso, mostrando que era un deber existente, y no un precepto nuevo. Porque no debería olvidarse que el cuarto mandamiento no rastrea su obligatoriedad al desierto de Sin, sino a la creación; una prueba decisiva de que el sábado no se originó en el desierto de Sin.HSPDS 34.4

    El cuarto mandamiento es notablemente definido. Abarca, primero, un precepto: “Acuérdate del sábado para santificarlo; segundo, y una explicación de este precepto: “Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia ni el extranjero que está dentro de tus puertas”; tercero, la razón sobre la que se basa el precepto, abarcando el origen de la institución, y los actos mismos por los cuales fue hecho, y dando fuerza a todos por el ejemplo7El que creó el mundo en el primer día de la semana, y completó su organización en seis días, descansó en el séptimo día, y reposó. Génesis 1; 2; Éxodo 31:17. del Legislador mismo: porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó”.HSPDS 34.5

    El día de reposo del Señor se distingue así de los seis días en los cuales él trabajó. La bendición y la santificación están vinculadas con el día de descanso del Creador. Por lo tanto, no hay ninguna indefinición en el precepto. No es meramente un día en siete, sino que el día en los siete en el cual reposó el Creador, y sobre el cual puso su bendición, es, específicamente el séptimo día.8Sin embargo, a esto se objeta que como consecuencia de la revolución de la tierra sobre su eje, el día comienza más temprano en el Este que donde vivimos nosotros; y por lo tanto, no hay un séptimo día definido para el mundo de la humanidad. Para acomodarse a estos objetantes, la tierra no debía rotar. Pero en este caso, aunque se elimina la dificultad, no habría ningún séptimo día; porque un lado del globo tendría día perpetuo y el otro lado noche perpetua. La verdad es, todo depende de la revolución de la tierra. Dios hizo el sábado para el hombre [Marcos 2:27]; él hizo al hombre para que morara en toda la faz de la tierra [Hechos 17:26]; él causó que la tierra rotara sobre su eje para que pudiera medir los días de la semana; haciendo que el sol brille sobre la tierra, al girar de oeste a este, haciendo así que el día dé la vuelta al mundo de este a oeste. Siete de esas rotaciones constituyen una semana; el séptimo trae el sábado a todo el mundo. Y este día está definidamente señalado en el nombre que Dios le dio: “El séptimo día es el sábado [o sea, el día de descanso] de Jehová tu Dios”.HSPDS 35.1

    Que el séptimo día en el cuarto mandamiento es el séptimo día de la semana del Nuevo Testamento puede ser demostrado fácilmente. En el registro de la sepultura de nuestro Señor, Lucas escribe así:HSPDS 35.2

    “Era día de la preparación y estaba para comenzar el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea lo siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo. Al regresar, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento. El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas”.9Lucas 23:54-56; 24:1.HSPDS 35.3

    Lucas testifica que estas mujeres guardaron “el sábado conforme al mandamiento”. El Mandamiento dice: “El séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios”. Este día, de esta manera observado fue el último o séptimo día de la semana, porque el siguiente10Ver también Mateo 28:1; Marcos 16:1, 2. día fue el primero de la semana. De aquí que el séptimo día del mandamiento es también el séptimo día de la semana del Nuevo Testamento.HSPDS 35.4

    El testimonio de Nehemías es profundamente interesante. “Sobre el monte Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. Les ordenaste guardar tu santo sábado, y por medio de Moisés tu siervo, les prescribiste mandamientos, estatutos y la Ley”.11Nehemías 9:13, 14. Es notable que se dice que Dios hizo conocer el sábado cuando descendió sobre el monte; porque los hijos de Israel tenían la posesión del sábado cuando llegaron al Sinaí. Este lenguaje debe, por lo tanto, referirse a la completa exposición de la institución del sábado que se dio en el cuarto mandamiento. Y noten la expresión: “Les diste a conocer12Esta expresión es ilustrada en forma notable en la declaración de Ezequiel 20:5, donde se dice que Dios se dio a conocer a Israel en Egipto. Este lenguaje no puede significar que el pueblo ignorara al verdadero Dios, por malvados que algunos pudieran haber sido, porque habían sido el pueblo peculiar de Dios desde los días de Abrahán. Éxodo 2:23-25; 3:6, 7; 4:31. El lenguaje implica la existencia previa tanto del Legislador como de su sábado, cuando se dice que “fueron dados a conocer” a su pueblo. tu santo sábado” (NVI); no hiciste el sábado para ellos: el lenguaje claramente implica su existencia previa, y que invita a la mente a retroceder al descanso del Creador para el origen de la institución.13Nunca debiera olvidarse que el término día sábado significa día de reposo; que el Sábado de Jehová es el día de descanso del Señor; y de allí la expresión, “Tu santo sábado”, refiere la mente al día de reposo del Creador, y a su acto de bendición y santificación del mismo.HSPDS 35.5

    La obligación moral del cuarto mandamiento, que muy a menudo es negada, puede mostrarse claramente por referencia al origen de todas las cosas. Dios creó el mundo y dio existencia al hombre sobre él. A él le dio vida y respiración, y todas las cosas. El hombre, por lo tanto, debe todo a Dios. Cada facultad de su mente, cada poder de su ser, todas sus fuerzas y todo su tiempo pertenecen por derecho al Creador. Por lo tanto fue la benevolencia del Creador la que dio al hombre seis días para todas sus necesidades. Y al separar el séptimo día para un uso santo en memoria de su propio reposo, el Altísimo estaba reservando para sí mismo uno de los siete días, en el que pudiera con derecho reclamar todo como suyo. Los seis días, por lo tanto, son un don de Dios al hombre, para ser propiamente empleado en asuntos seculares, no el séptimo día, el don del hombre a Dios. El cuarto mandamiento, por lo tanto, no requiere que el hombre le dé a Dios algo propio de él, sino requiere que el hombre no se apropie para sí mismo algo que Dios ha reservado para la adoración a él. Observar este día, entonces, es entregar a Dios las cosas que son de él; apropiar el día para nosotros es sencillamente robar a Dios.HSPDS 36.1

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