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Reflejemos a Jesús

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    Usemos los tesoros para aliviar la miseria del mundo, 9 de septiembre

    Haceos tesoros en el cielo... Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:20, 21.RJ 258.1

    Donde esté su tesoro, allí estará también su corazón. A quienes el Señor ha dado el talento de los medios están colocados bajo una pesada responsabilidad. No han de invertir el dinero simplemente para la gratificación de deseos egoístas, pues todo lo que sea gastado de esta manera es como si se hubiera sacado de la tesorería del Señor. Gracias a la soberana bondad de Dios, el Espíritu Santo obra por intermedio del instrumento humano, y lo mueve a hacer pequeñas o grandes inversiones en la causa de Dios, a fin de que reditúen para la gloria de Dios.RJ 258.2

    Cuandoquiera piense usar el dinero del Señor para su propia gratificación egoísta, recuerde que hay muchos que están sumidos en la pobreza, que no tienen para comprar ni comida ni ropa, y son herederos de Dios. Hemos de hacer el bien a todos los hombres, y especialmente a los de la familia de la fe. Si quienes tienen abundantes medios son instrumentos de Dios en negociar seriamente, usarán sus tesoros con sabiduría, de manera que ninguno de la familia de la fe necesita pasar hambre o estar desnudo.RJ 258.3

    La razón por la que hay tanta miseria acumulada en nuestro mundo es porque aquellos a quienes se les ha confiado el dinero, lo gastan para gratificar deseos no santificados, en comprar ornamentos innecesarios de oro y piedras preciosas, y en conseguir artículos de fantasía sólo con el objetivo de adorno. Pero al mismo tiempo, quienes han sido comprados con la sangre de Cristo están hambrientos, y su clamor alcanza los oídos del Dios de los ejércitos... En cada lugar donde la verdad ha de ir, quienes han de ser colaboradores con Dios tienen una obra que hacer...RJ 258.4

    Una obra ferviente ha de hacerse, no sólo por parte de unos pocos ministros, sino por toda la feligresía de la iglesia. El Señor Dios del cielo llama a los hombres a abandonar sus ídolos, a eliminar todo deseo extravagante, a no ser indulgentes con nada que busque simplemente el lucimiento y la ostentación, y a practicar la economía al comprar ropas y muebles. No gasten nada del dinero de Dios en comprar artículos innecesarios. Su dinero significa salvación de almas. Que no sea derrochado en gemas, en oro o piedras preciosas.RJ 258.5

    Las almas por las cuales Cristo murió están pereciendo en sus pecados, y nosotros estamos continuamente limitados por la falta de medios para hacer avanzar la obra de Dios. ¿No quisiera usted más bien tener gemas en la corona que Jesús colocará sobre su cabeza, que gastar su dinero en piedras preciosas para agradar su capricho aquí en este mundo?... Se necesita cada centavo, cada centavo puede ser utilizado e invertido de manera que le brinde un tesoro imperecedero.—Carta 90, 1895.RJ 258.6

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