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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

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    El deber de reprender a los amadores del dinero

    Muchos de los que se cuentan entre los creyentes no están realmente unidos a ellos en fe y en principio. Están haciendo exactamente lo que Jesús les dijo que no hiciesen: acumulando tesoros sobre la tierra. Cristo dijo: “No alleguéis tesoros en la tierra... sino allegaos tesoros en el cielo... Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Mateo 6:19-21. Este es uno de los peligros que amenazan a los cristianos. No obedecen las instrucciones positivas de Cristo. No demuestran una verdadera fe y confianza en Dios. Para ganar riquezas, acumulan cargas y afanes hasta que sus mentes están casi totalmente enfrascadas en ellos. Están deseosos de ganancias y siempre ansiosos por el temor a las pérdidas. Mientras más dinero y terrenos tienen, más deseosos están de tener más. Están embriagados, “pero no de vino”, se tambalean, “mas no de licor”. Isaías 29:9. Están sobrecargados con los cuidados de la vida, los cuales los afectan como la bebida fuerte al borracho. El egoísmo los ha cegado de tal manera que trabajan día y noche para asegurarse de tesoros perecederos. Descuidan sus intereses eternos; no tienen tiempo para atender estas cosas. Los grandes asuntos de la verdad no están en sus mentes, como puede verse por sus palabras, sus planes, y su comportamiento. ¿Qué si las almas a su alrededor perecen en sus pecados? Para ellos esto es de menos importancia que sus tesoros terrenales. Que las almas por las cuales Cristo murió se hundan en la ruina; ellos no tienen tiempo para salvarlas. Al trazar planes para su provecho material, demuestran tener aptitud y talento; pero estas cualidades valiosas no las dedican a la ganancia de almas para Cristo, para la edificación del reino del Redentor. ¿Acaso no están pervertidos los sentidos de tales personas? ¿No están embriagados con el cáliz intoxicante de la mundanalidad? ¿No han echado a un lado la razón, y no se han convertido las ambiciones y propósitos egoístas en el poder que los rige? La obra de prepararse para estar en pie en el día del Señor y de emplear las habilidades que Dios les ha dado para ayudar a preparar a un pueblo para ese día, se tiene como algo demasiado insubstancial y que no satisface.5TPI 239.1

    El Salvador del mundo ofrece un negocio ventajoso en el que pueden participar ricos y pobres, doctos e indoctos. Todos pueden con seguridad acumular para sí “tesoro en los cielos que no se agote”. Lucas 12:33. Esto es invertir de sus capacidades en lo que es correcto. Es llevar el dinero a los banqueros.5TPI 240.1

    Jesús ilustró su enseñanza refiriéndose al caso de un agricultor de recursos, a quien el Señor había grandemente favorecido. El Señor había bendecido sus tierras, y hecho que éstas produjeran abundantemente, capacitándolo para practicar la liberalidad con otros que no habían sido tan grandemente bendecidos. Sin embargo, al enterarse de que sus tierras habían producido tan abundantemente, mucho más de lo que esperaba, en lugar de hacer planes para aliviar las necesidades de los pobres, empezó a idear medios para acapararlo todo para sí mismo. Al ver cómo las dádivas del cielo fluían hacia sus graneros, no derramó su alma en gratitud hacia el generoso Dador, ni tampoco consideró que aquella gran bendición le añadía una responsabilidad adicional. Con el egoísmo que caracterizaba su naturaleza inquirió: “¿Qué haré, porque no tengo dónde almacenar mis frutos?” Lucas 12:17. Consultando con su propio corazón codicioso, declaró: “Esto haré: derribaré mis graneros, y edificaré otros más grandes, allí almacenaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. vers. 18-19. Los medios que conducen al verdadero gozo y al ennoblecimiento del alma son la actividad, el dominio de sí mismo, los propósitos santificados; pero, todo lo que este hombre se propuso hacer con las dádivas que Dios le había otorgado, fue degradar su alma. ¿Y cuál fue el resultado? “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿para quién será? Así es el que atesora para sí mismo, y no es rico para con Dios”. vers. 20.5TPI 240.2

    El pobre hombre rico poseía un cuantioso tesoro terrenal, pero estaba desprovisto de la verdadera riqueza. Manantiales de salvación fluyen abundantemente hacia nosotros desde el trono de Dios. Se nos conceden bendiciones temporales, pero no las aprovechamos para bendecir a la humanidad o glorificar a Dios. Dios es nuestros bondadoso benefactor. El nos trajo luz e inmortalidad por medio de Jesucristo. Así, es por intermedio de Jesús que nos llega toda bendición. ¡Oh, si toda lengua confesase y reconociese al gran Dador! Que toda boca, en claros y alegres tonos, proclame las felices nuevas que por medio de Jesús tenemos acceso a la vida futura de inmortalidad; y se extiende a todos la invitación de aceptar este gran beneficio. Todos los tesoros del cielo han sido puestos a nuestro alcance, esperando que los demandemos. ¿Nos sorprende que a este pobre rico se le llamara “necio” por razón de que despreció las riquezas eternas, el inestimable don de la vida eterna, el eterno peso de gloria, y se conformó con los perecederos tesoros terrenales?5TPI 241.1

    Dios prueba a los hombres, a unos de una manera y a algunos de otra. A unos los prueba otorgándoles sus ricas dádivas, y a otros retrayéndoles sus favores. Prueba a los ricos para ver si aman a Dios, al Dador, y a su prójimo como a sí mismos. Cuando el hombre emplea correctamente sus dádivas, Dios se complace; entonces puede él confiarle mayores responsabilidades. El Señor revela la valoración relativa que el hombre hace del tiempo y la eternidad, del cielo y la tierra. Nos amonesta: “Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas”. Salmos 62:10. Asumen valor cuando se utilizan para el bien de los demás y para la gloria de Dios; pero ningún tesoro terrenal ha de ser vuestro legado, vuestro dios o vuestro salvador.5TPI 241.2

    Mis hermanos, el mundo jamás creerá que tomáis en serio vuestra fe hasta que tengáis menos que decir acerca de las cosas temporales y más acerca de las realidades del mundo eterno. El Señor viene; pero muchos de los que profesan la fe no se dan cuenta que el evento está cerca. Son incapaces de fijar su fe en los propósitos revelados de Dios. En algunos la pasión por el lucro absorbe todo su interés, y las riquezas terrenales han eclipsado el tesoro celestial. Los asuntos eternos se han desvanecido de la mente como si fueran de menor importancia, mientras que la mundanalidad ha invadido cual aluvión. La gran pregunta es: ¿Cómo puedo hacerme de dinero? Los hombres están vivamente atentos a todo anhelo de ganancia personal. Experimentan con miles de planes y artefactos, entre ellos diversas invenciones y derechos de patente. Algunos excavan la tierra en busca de metales preciosos, otros invierten en acciones bancarias, y todavía hay quienes labran la tierra; pero todos tienen en mente el solo objetivo de ganar dinero. Se embelesan y hasta se enloquecen en su búsqueda de la riqueza; sin embargo, rehusan ver la ventaja de asegurarse una herencia inmortal.5TPI 242.1

    Cuando Cristo anduvo en la tierra, se relacionó con algunos cuya imaginación estaba acalorada con el anhelo por la ganancia terrenal. Nunca descansaban, sino que siempre estaban probando algo nuevo, y sus expectativas eran suscitadas sólo para ser chasqueadas. Jesús conocía las necesidades del corazón humano, que son las mismas en todas las épocas; y les llamó la atención a las únicas riquezas verdaderas. “El reino de los cielos”, dijo él, “es semejante a un tesoro escondido en un campo, que, encontrándolo un hombre, lo esconde; y gozoso por ello, va, vende lo que tiene, y compra aquel campo”. Mateo 13:44. Habla a los hombres de un tesoro que es de valor inestimable y que está al alcance de todos. El vino a la tierra para encauzar sus mentes en la búsqueda de este tesoro. El camino está señalado; los más pobres que le sigan se harán más ricos que los más acaudalados de la tierra que no conocen a Jesús, y serán hechos cada vez más ricos al compartir su felicidad con los demás.5TPI 242.2

    “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan”. Mateo 6:19-21. Los que esto hagan no experimentarán pérdida alguna. El tesoro acumulado en el cielo está seguro; y se acredita a nuestra cuenta, por cuanto dijo Jesús: “Haceos tesoros en el cielo”. Los hombres siembran aquí, pero segarán durante la eternidad.5TPI 242.3

    Es el tesoro eterno lo que los ministros de Cristo deberán presentar dondequiera que vayan. Han de instar al pueblo a que se hagan sabios para salvación. No han de permitir que creyentes profesos, amadores del mundo y contemporizadores, ejerzan ninguna influencia sobre su proceder o que debiliten su fe (la fe del pueblo). No es su misión ayudar a individuos o iglesias a buscar la manera de ahorrar dinero por medio de planes estrechos y esfuerzos limitados en la causa de Dios. En lugar de esto, han de enseñarles a los hombres cómo trabajar de una manera desinteresada, haciéndose así ricos para con Dios. Deberán educar las mentes para que valoren correctamente los asuntos eternos y pongan el reino de Dios en primer lugar.5TPI 243.1

    Hacen falta hombres como Caleb en estos dos campos. En estas asociaciones debe haber, no niños sino hombres que hagan movidas sabias, lleven las cargas y hagan oír sus voces por encima de la voz de los infieles que se oponen, dudan y critican. Los grandes intereses no han de ser manejados por niños. Un cristiano no desarrollado, que es enano en lo que a conocimiento religioso se refiere, falto de sabiduría de lo alto, no está preparado para hacer frente a los severos conflictos por los cuales a la iglesia le toca a veces pasar. “Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás”. Isaías 62:6. A menos que el ministro intrépidamente declare toda la verdad, a menos que mantenga su vista fija en la gloria de Dios y trabaje bajo la dirección del gran Capitán de su salvación, a menos que se coloque al frente, a pesar de la censura y sin dejarse contaminar por el aplauso, será tenido como un atalaya infiel.5TPI 243.2

    Hay algunos en _____ que deberían ser hombres en vez de niños y tener mentes espirituales y no terrenales y sensuales; pero su visión espiritual se ha empañado, el gran amor del Salvador no ha cautivado sus almas. El tiene muchas cosas que deciros, pero no sois capaces de sobrellevarlas ahora. Sois niños en crecimiento y no podéis comprender los misterios de Dios. Cuando Dios levanta hombres para hacer su obra, no cumplen su cometido si permiten que su testimonio sea modificado para complacer las mentes de los que no son consagrados. El adiestrará hombres para estos tiempos. Serán humildes, temerosos de Dios, no conservadores, no hombres atenidos a las normas convencionales, sino hombres de moral independiente que marchan adelante en el temor de Dios. Serán bondadosos, nobles, corteses; sin embargo, no se dejarán desviar del camino correcto, sino que proclamarán la verdad en justicia, escuchen los hombres o no escuchen. 5TPI 243.3

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