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La Única Esperanza

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    La crucifixión

    Tan pronto como Cristo fue clavado en la cruz, varios hombres fuertes la levantaron y la dejaron caer con violencia en el lugar preparado para ello. Esto causó intenso sufrimiento al Hijo de Dios.UE 129.6

    Luego Pilato escribió una inscripción en latín, griego y hebreo, y la hizo colocar en la cruz, por encima de la cabeza de Cristo, donde todos pudieran verla. Decía lo siguiente:UE 130.1

    “Jesús Nazareno, Rey de los judíos”. Juan 19:19.UE 130.2

    Estas palabras molestaron a los judíos, quienes pidieron que fueran cambiadas. El príncipe de los sacerdotes dijo:UE 130.3

    “No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino: ‘Este dijo: Soy rey de los judíos’”. Juan 19:21.UE 130.4

    Pero Pilato estaba enojado consigo mismo a causa de su anterior debilidad. También despreciaba con todas sus fuerzas a los celosos y malvados príncipes, de manera que contestó:UE 130.5

    “Lo que he escrito, he escrito”. Juan 19:22.UE 131.1

    Los soldados se repartieron entre sí las vestiduras de Jesús. Discutieron entre ellos porque todos querían la túnica que era de una sola pieza, sin costura. Finalmente el asunto se arregló por sorteo. El profeta de Dios había predicho que harían esto cuando escribió:UE 131.2

    “Perros me han rodeado, me ha cercado una banda de malignos; desgarraron mis manos y mis pies.UE 131.3

    “...Partieron entre sí mis vestidos y sobre mi ropa echaron suertes”. Salmos 22:16, 18.UE 131.4

    Tan pronto como Jesús fue elevado en la cruz, ocurrió una escena terrible. Los sacerdotes, los príncipes y los escribas se unieron con la turba para insultar y burlarse del Hijo de Dios que moría. Le dijeron:UE 131.5

    “Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Lucas 23:37.UE 131.6

    “A otros salvó, pero a sí mismo no puede salvar. Si es el Rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrelo ahora si le quiere, porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”. Mateo 27:42, 43.UE 131.7

    “Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabezas y diciendo: ¡Bah!, tú que derribas el templo de Dios y en tres días lo reedificarías, sálvate a ti mismo y desciende de la cruz”. Marcos 15:29, 30.UE 131.8

    Cristo hubiera podido descender de la cruz. Pero si él hubiera hecho eso, nunca podríamos haber sido salvados. Por nuestra causa estaba dispuesto a morir.UE 131.9

    “Mas él herido fue por nuestra rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5.UE 131.10

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