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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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    La lucha contra el espíritu de Dios

    Aquellos que tienen un espíritu de oposición contra la obra que por veintiséis años el Espíritu de Dios nos ha impulsado a hacer, y que derribarían nuestro testimonio, vi que no están peleando contra nosotros, sino contra Dios, quien ha puesto sobre nosotros la carga de un trabajo que no ha dado a otros. Aquellos que ponen en tela de juicio y emplean subterfugios, y piensan que es una virtud dudar, y que se desaniman; aquellos que han sido los medios para hacer difícil nuestro trabajo con el fin de debilitar nuestra fe, esperanza y valor, han sido los que suponen lo malo, que insinúan acusaciones suspicaces y vigilan celosamente buscando una ocasión contra nosotros. Dan por sentado que porque tenemos debilidades humanas, esto constituye una evidencia positiva de que estamos equivocados y ellos están en lo correcto. Si pueden encontrar una apariencia de algo que pueden usar para perjudicarnos, lo hacen con un espíritu de triunfo y están listos para señalar nuestro trabajo de reprender el error y condenar el pecado, y denunciarlo como un espíritu duro y dictatorial.3TPI 288.1

    Pero si bien no aceptamos su versión de nuestro caso como la razón de nuestras aflicciones, si bien sostenemos que Dios nos ha asignado un trabajo más difícil que el que ha dado a otros, reconocemos con humildad de alma y con arrepentimiento que nuestra fe y valor han sido severamente probados y que a veces no hemos confiado enteramente en aquel que nos ha fijado nuestro trabajo. Cuando nuevamente reunimos valor, después de dolorosos chascos y pruebas, lamentamos profundamente que alguna vez hayamos desconfiado de Dios, cedido a la debilidad humana, y permitido que el desánimo nublara nuestra fe y disminuyera nuestra confianza en Dios. Se me ha mostrado que los siervos de Dios de la antigüedad sufrieron chascos y desalientos así como nosotros, pobres mortales. Estábamos en buena compañía; no obstante, esto no nos excusó.3TPI 288.2

    Como mi esposo ha permanecido a mi lado para sostenerme en mi trabajo y ha dado un testimonio claro al unísono con la obra del Espíritu de Dios, muchos sintieron que era él quien los estaba injuriando personalmente, cuando fue el Señor quien depositó la carga sobre él y quien, a través de su siervo, los estaba reprendiendo y tratando de llevarlos [a un sitio en su experiencia espiritual] donde se arrepintieran de sus errores y tuvieran el favor de Dios.3TPI 288.3

    Aquellos a quienes Dios ha escogido para una obra importante siempre han sido recibidos con desconfianza y sospechas. Antiguamente, cuando Elías fue enviado con un mensaje de Dios al pueblo, no prestaron atención a la advertencia. Pensaron que él era innecesariamente severo. Hasta pensaron que debía haber perdido el juicio porque los denunciaba a ellos, el pueblo favorecido de Dios, como pecadores, y sus delitos como de un carácter tan grave que los juicios de Dios se levantarían contra ellos. Satanás y su hueste siempre se han unido contra aquellos que llevan el mensaje de amonestación y que reprenden los pecados. Los no consagrados también se unirán con el adversario de las almas para hacer tan difícil como sea posible el trabajo de los fieles siervos de Dios.3TPI 289.1

    Si mi esposo ha sido presionado en forma excesiva y se ha desanimado y abatido, y si a veces no hemos visto nada deseable en la vida que pudiera atraernos, esto no es nada extraño ni nuevo. Elías, uno de los grandes y poderosos profetas de Dios, cuando huyó por su vida de la ira de la furiosa Jezabel, como fugitivo cansado y agotado por el viaje, deseó morir en vez de vivir. Su chasco amargo respecto a la fidelidad de Israel había aplastado su espíritu, y sintió que no podía confiar más en el hombre. En el día de la aflicción y la oscuridad de Job, él declaró estas palabras: “Perezca el día en que yo nací”. Job 3:3.3TPI 289.2

    Aquellos que no están acostumbrados a sentir en lo más profundo [el celo por la obra de Dios], que no se han visto abrumados por las cargas como un carro bajo las espigas, y que nunca tuvieron sus intereses tan estrechamente identificados con la causa y la obra de Dios que ésta pareciera ser parte de su mismo ser y más cara para ellos que la vida, no pueden apreciar los sentimientos de mi esposo más de lo que Israel pudo apreciar los sentimientos de Elías. Lamentamos profundamente haber estado descorazonados, cualesquiera hayan sido las circunstancias.3TPI 289.3

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