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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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    Obra misionera

    El 10 de diciembre de 1871 se me mostró que Dios cumpliría una gran obra mediante la verdad si hombres devotos y abnegados se entregaran sin reservas a la obra de presentarla a los que están en tinieblas. Aquellos que tienen un conocimiento de la preciosa verdad y que están consagrados a Dios debieran valerse de toda oportunidad que se les presente para exponer con fuerza la verdad. Los ángeles de Dios están obrando en los corazones y conciencias de la gente de otras naciones, y almas honestas se sienten preocupadas al presenciar las señales de los tiempos en la condición inestable de las naciones. Se levanta la pregunta en sus corazones: ¿Cuál será el fin de todas estas cosas? Mientras Dios y los ángeles están en acción para impresionar los corazones, los siervos de Cristo parecen dormidos. Sólo pocos trabajan en armonía con los mensajeros celestiales. Todos los hombres y mujeres que son cristianos en el pleno sentido de la palabra debieran ser obreros en la viña del Señor. Debieran estar completamente alertas, trabajando celosamente por la salvación de sus semejantes, y tendrían que imitar el ejemplo que el Salvador del mundo les ha dado en su vida de abnegación, sacrificio, y trabajo fiel e intenso.3TPI 225.1

    Ha habido poco espíritu misionero entre los adventistas observadores del sábado. Si los ministros y el pueblo estuvieran suficientemente despiertos, no descansarían en forma indiferente mientras Dios los ha honrado haciéndolos depositarios de su Ley al imprimirla en sus mentes y escribirla en sus corazones. Estas verdades de importancia vital han de probar al mundo; y sin embargo en nuestro propio país hay ciudades, villas y pueblos que nunca han oído el mensaje de amonestación. Jóvenes que se sienten impresionados por las apelaciones que se han hecho pidiendo ayuda en esta gran obra de hacer avanzar la causa de Dios, dan algunos pasos de progreso, pero no asumen la carga de la obra lo suficiente como para lograr lo que podrían. Están dispuestos a hacer una obra pequeña que no requiere esfuerzo especial. Por lo tanto no aprenden a depender enteramente de Dios y mediante una fe viva extraer luz y fuerza de la gran Fuente y Causa para que sus esfuerzos puedan resultar enteramente exitosos.3TPI 225.2

    Aquellos que piensan que tienen una obra que hacer para el Maestro no debieran iniciar sus esfuerzos entre las iglesias; debieran ir a territorios nuevos y demostrar sus dones. De esta manera pueden probarse ellos mismos y definir el asunto a su satisfacción, si Dios ciertamente los ha elegido para esta obra. Sentirán la necesidad de estudiar la Palabra de Dios y orar fervientemente en busca de sabiduría celestial y ayuda divina. Al encontrarse con opositores que plantean objeciones a los puntos importantes de nuestra fe, se verán colocados en circunstancias en las que obtendrán una experiencia sumamente valiosa. Sentirán su debilidad y serán inducidos a acudir a la Palabra de Dios y a la oración. En este ejercicio de sus dones estarán aprendiendo y mejorando y obteniendo confianza, valor y fe, y con el tiempo tendrán una experiencia valiosa.3TPI 226.1

    Los hermanos H comenzaron bien en este trabajo. En su labor no fueron entre las iglesias, sino que salieron a campos nuevos. Comenzaron humildemente. Eran pequeños en su propia opinión y sentían la necesidad de depender completamente de Dios. Estos hermanos, especialmente A H, están ahora frente al gran peligro de volverse autosuficientes. Cuando ha discutido con opositores, la verdad ha obtenido la victoria, y él ha comenzado a sentirse fuerte en sí mismo. Tan pronto como se coloque por encima de la sencillez del trabajo, sus labores dejarán de beneficiar la preciosa causa de Dios. No debiera fomentar un amor por las discusiones, sino tendría que evitarlas cada vez que pueda. Estas luchas con los poderes de las tinieblas mediante debates raramente resultan lo mejor para el avance de la verdad presente.3TPI 226.2

    Si los jóvenes que comienzan a trabajar en esta causa tuvieran el espíritu misionero, darían evidencia de que Dios ciertamente los ha llamado a servir. Pero cuando no salen a lugares nuevos, sino que se conforman con ir de iglesia en iglesia, dan evidencia de que no llevan sobre ellos la carga del trabajo. Las ideas de nuestros predicadores jóvenes no son suficientemente amplias. Su celo es demasiado débil. Si los jóvenes despertaran y se dedicaran al Señor, serían diligentes cada momento de su tiempo y tratarían de capacitarse para llegar a ser obreros en el campo misionero en vez de volverse combatientes.3TPI 226.3

    Los jóvenes necesitan capacitarse volviéndose versados en otros idiomas, para que Dios pueda usarlos como instrumentos para comunicar su verdad salvadora a la gente de otros países. Estos jóvenes pueden obtener un conocimiento de otros idiomas aun mientras están ocupados en trabajar para los pecadores. Si ahorran cuidadosamente su tiempo pueden estar cultivando sus mentes y capacitándose para prestar una utilidad más amplia. Si las jóvenes que han llevado sólo poca responsabilidad se dedicaran a Dios, podrían capacitarse para ser útiles estudiando y familiarizándose con otros idiomas. Podrían consagrarse al trabajo de traducir.3TPI 227.1

    Nuestras publicaciones deberían imprimirse en otros idiomas, para que se pueda alcanzar a países extranjeros. Puede hacerse mucho a través de la prensa, pero todavía puede lograrse más si la influencia de las labores del predicador viviente fuera junto con nuestras publicaciones. Se necesitan misioneros para ir a otras naciones con el objeto de predicar la verdad en una manera precavida, cuidadosa. La causa de la verdad presente puede extenderse grandemente mediante el esfuerzo personal. El contacto de la mente individual con otras mentes hará más para quitar el prejuicio que lo que pueden hacer nuestras publicaciones solas, si el trabajo se hace en forma discreta. Aquellos que se ocupan en esta obra no debieran tener en cuenta su comodidad o inclinación, ni debieran amar la popularidad ni la ostentación.3TPI 227.2

    Cuando las iglesias ven a jóvenes que poseen celo para capacitarse a fin de extender sus labores a ciudades, villas y pueblos que nunca han sido animados a aceptar la verdad, y a misioneros que se ofrecen para ir a otras naciones a fin de llevarles la verdad, las iglesias se animarán y fortalecerán mucho más que si reciben el trabajo de jóvenes sin experiencia. Cuando vean el corazón de sus ministros ardiendo de amor y celo por la verdad, y con un deseo de salvar almas, las iglesias se despertarán. Generalmente éstas tienen los dones y el poder para bendecir y para fortalecerse ellas mismas, y para reunir a las ovejas y los corderos en el redil. Necesitan verse obligadas a depender de sus propios recursos, para que todos los dones que yacen dormidos puedan de esa manera ser llamados a un servicio activo.3TPI 227.3

    Cuando se establecen iglesias, debiera indicárseles que incluso entre sus propios miembros deben tomarse hombres para llevar la verdad a otros y levantar nuevas iglesias; por lo tanto todos deben trabajar, y cultivar al máximo los talentos que Dios les ha dado, y estar educando sus mentes para ocuparse en el servicio de su Maestro. Si estos mensajeros son puros de corazón y en su vida, si su ejemplo es lo que debiera ser, sus labores serán altamente exitosas; porque ellos tienen una verdad sumamente poderosa, que es clara y coherente, y que tiene en su favor argumentos convincentes. Tienen a Dios de su lado y a los ángeles de Dios para trabajar con sus esfuerzos.3TPI 228.1

    La razón por la que muchos que predican la verdad han logrado tan poco no es enteramente porque la verdad que llevan sea impopular, sino porque los hombres que llevan el mensaje no están santificados por las verdades que predican. El Salvador retrae sus sonrisas, y la inspiración del Espíritu no está sobre ellos. No es manifiesta la presencia y el poder de Dios para convencer al pecador y limpiarlo de toda injusticia. Es inminente una destrucción repentina sobre la gente, y sin embargo no se sienten alarmados ni temerosos. Ministros no consagrados hacen muy difícil el trabajo para aquellos que los siguen y que tienen sobre sí la carga y el espíritu del trabajo.3TPI 228.2

    El Señor ha influido en personas que hablan otras lenguas y las ha colocado bajo el poder de la verdad, con el fin de capacitarlos para que trabajen en su causa. Los ha puesto al alcance de la oficina de publicaciones, para que sus administradores pudieran valerse de sus servicios si fueran conscientes de las necesidades de la causa. Se necesitan publicaciones en otros idiomas para suscitar interés y un espíritu de investigación en otros países.3TPI 228.3

    El Señor obró de una manera notable en el corazón de Marcus Lichtenstein y dirigió el camino de este joven hacia Battle Creek para que allí pudiera ser colocado bajo la influencia de la verdad y convertirse, a fin de que pudiera obtener una experiencia [valiosa] y unirse a la oficina de publicaciones. Su educación en la religión judía lo habría calificado para preparar publicaciones. Su conocimiento de hebreo habría sido una ayuda en la oficina en la preparación de publicaciones mediante las cuales se pudiera tener acceso a una clase [de público] que de otro modo no podría alcanzarse. No fue un talento inferior el que Dios dio a la oficina en la persona de Marcus. Su conducta y rectitud estaban en armonía con los principios de las maravillosas verdades que él estaba comenzando a ver y apreciar.3TPI 229.1

    Pero la influencia de algunos en la oficina apenó y desanimó a Marcus. Estos jóvenes que no lo estimaron como él merecía, y cuya vida cristiana contradecía su profesión de fe, fueron los medios que Satanás usó para separar de la oficina el don que Dios le había dado. Él se fue perplejo, apenado, desanimado. Aquellos que habían tenido años de experiencia y que deberían haber tenido el amor de Cristo en sus corazones, estaban tan separados de Dios por el egoísmo y el orgullo, y por su propia insensatez que no pudieron discernir la obra especial de Dios al relacionar a Marcus con la oficina.3TPI 229.2

    Si aquellos que están vinculados con la oficina hubieran estado alertas y no espiritualmente paralizados, hace mucho que el hermano I se habría conectado con la oficina y ahora podría estar preparado para hacer una buena obra que necesita hacerse en gran manera. Tendría que haber estado ocupado en enseñar a jóvenes y señoritas para que se capacitaran a fin de llegar a ser obreros en campos misioneros.3TPI 229.3

    Muchos que trabajan en la obra han estado medio muertos por ceder a influencias incorrectas. Han estado donde Dios no podía impresionarlos mediante su Espíritu Santo. Y, ¡oh, cómo sufre mi corazón cuando veo cuánto tiempo ha pasado, y que la gran obra que podría haberse hecho queda sin cumplirse porque los que están en posiciones de importancia no han caminado en la luz! Satanás ha estado listo para simpatizar con los hombres que ocupan oficios sagrados y para decirles que Dios no les pide tanto celo e interés abnegado y consagrado como el hermano White espera; y ellos se colocan descuidadamente en la silla cómoda de Satanás, y el enemigo siempre vigilante, perseverante, los ata con cadenas de oscuridad mientras ellos piensan que están bien. Satanás trabaja a su mano derecha y a su izquierda, y a su alrededor; y ellos no lo saben. Llaman a las tinieblas luz, y a la luz tinieblas.3TPI 229.4

    Si los que trabajan en la oficina de publicaciones estuvieran ciertamente ocupados en la obra sagrada de dar el último y solemne mensaje de amonestación al mundo, cuán cuidadosos deberían ser de llevar a la práctica en sus vidas los principios de la verdad que están manejando. Deberían tener corazones puros y manos limpias.3TPI 230.1

    Nuestra gente vinculada con la oficina no ha estado alerta para mejorar los privilegios que están a su alcance ni para asegurarse todo el talento y la influencia que Dios les ha provisto. Casi todos los relacionados con la oficina fracasan grandemente en comprender la importancia y el carácter sagrado de la obra. El orgullo y el egoísmo existen en muy alto grado, y los ángeles de Dios no se sienten atraídos a la oficina como lo estarían si los corazones fueran puros y estuviesen en comunión con Dios. Los que trabajan en la oficina no han tenido un sentido vivido de que las verdades que estaban manejando eran de origen celestial, ideadas para cumplir una obra verdadera y especial, como lo hizo la predicación de Noé antes del Diluvio. Así como la predicación de Noé amonestó y probó a los habitantes del mundo antes que las aguas del Diluvio los destruyeran y barrieran de la faz de la tierra, de la misma manera la verdad de Dios para estos últimos días está haciendo una obra similar de amonestar y probar al mundo. Las publicaciones que salen de la oficina llevan el sello del Eterno. Están siendo esparcidas por toda la tierra y están decidiendo el destino de las almas. Ahora se necesitan grandemente hombres que puedan traducir y preparar nuestras publicaciones en otros idiomas de modo que el mensaje de amonestación pueda ir a todas las naciones y probarlas mediante la luz de la verdad, para que los hombres y las mujeres, al ver la luz, puedan apartarse de la transgresión y volverse a la obediencia de la Ley de Dios.3TPI 230.2

    Debiera aprovecharse cada oportunidad para extender la verdad a otras naciones. Esto se verá acompañado de gastos considerables, pero los gastos de ninguna manera debieran obstruir el rendimiento de esta obra. Los recursos son de valor sólo cuando se usan para promover los intereses del reino de Dios. El Señor les ha prestado medios a los hombres precisamente con este propósito, para usarlos en enviar la verdad a sus semejantes. Hay una gran cantidad de recursos sobrantes en las filas de los adventistas del séptimo día. Y el hecho de rehusarlos egoístamente a la causa de Dios está cegando sus ojos a la importancia de la obra de Dios, haciendo que les sea imposible discernir la solemnidad de los tiempos en que vivimos, o el valor de las riquezas eternas. No ven el Calvario en su debida luz, y por lo tanto no pueden apreciar el valor del alma por la cual Cristo pagó un precio tan infinito.3TPI 231.1

    Los hombres invertirán recursos en lo que más valoran y en lo que piensan que les reportará mayores ganancias. Cuando los hombres corren grandes riesgos e invierten mucho en empresas mundanales, pero no están dispuestos a arriesgar o invertir mucho en la causa de Dios para enviar la verdad a sus semejantes, evidencian que valoran sus tesoros terrenales de la misma manera [o] mucho más que los celestiales, como lo muestran sus obras.3TPI 231.2

    Si los hombres depositaran sus tesoros terrenales sobre el altar de Dios, y trabajaran tan celosamente para asegurarse el tesoro celestial como lo hicieron para ganar el terrenal, invertirían recursos alegre y gozosamente doquiera pudieran ver una oportunidad para hacer bien y ayudar en la causa de su Maestro. Cristo les ha dado evidencias inequívocas de su amor y fidelidad hacia ellos, y les ha confiado medios para examinar y probar su fidelidad hacia él. Él dejó el cielo, sus riquezas y gloria, y por causa de ellos se hizo pobre, para que ellos, a través de su pobreza, pudieran ser enriquecidos. Después de mostrar así su condescendencia para salvar al hombre, Cristo le pide no menos que eso para que él se niegue a sí mismo y use los medios que Jesús le ha prestado para salvar a sus semejantes, y de ese modo dar evidencia de su amor por su Redentor y mostrar que valora la salvación que le ha sido traída mediante tal sacrificio infinito.3TPI 231.3

    Ahora es el tiempo de usar recursos para Dios. Ahora es el tiempo de ser rico en buenas obras, depositando para nosotros un buen fundamento contra el tiempo que se avecina, para que podamos asirnos de la vida eterna. Un alma salvada en el reino de Dios es de más valor que todas las riquezas terrenales. Somos responsables ante Dios por las almas de aquellos con quienes hemos sido puestos en contacto, y cuanto más cercanas sean nuestras relaciones con nuestros semejantes mayor será nuestra responsabilidad. Somos una gran hermandad, y el bienestar de nuestros semejantes debiera ser nuestro gran interés. No tenemos un momento que perder. Si hemos sido descuidados en este asunto, ya es hora de que procuremos fervientemente redimir el tiempo, no sea que la sangre de las almas se encuentre en nuestras ropas. Como hijos de Dios, ninguno de nosotros está eximido de tomar parte en la gran obra de Cristo en la salvación de nuestros semejantes.3TPI 232.1

    Será un trabajo difícil vencer el prejuicio y convencer a los incrédulos de que nuestros esfuerzos para ayudarlos son desinteresados. Pero esto no debiera obstruir nuestra labor. No hay ningún precepto en la Palabra de Dios que nos diga que hagamos el bien sólo a aquellos que aprecian y responden a nuestros esfuerzos, y beneficiemos sólo a los que nos agradecen por ello. Dios nos ha enviado a trabajar en su viña. Es nuestra tarea hacer todo lo que podemos. “Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno”. Eclesiastés 11:6. Tenemos demasiada poca fe. Limitamos al Santo de Israel. Debiéramos estar agradecidos de que Dios condesciende para usar a cualquiera de nosotros como su instrumento. Por cada oración ferviente ofrecida con fe por algo, llegarán respuestas. Puede que no vengan precisamente como esperábamos, pero vendrán; quizás no como hemos pensado, pero [llegarán] en el tiempo preciso cuando más las necesitamos. Pero, ¡oh cuán pecaminosa es nuestra incredulidad! “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Juan 15:7.3TPI 232.2

    Los jóvenes que están ocupados en esta obra no debieran confiar demasiado en sus propias aptitudes. No tienen experiencia y debieran tratar de buscar sabiduría de aquellos que han tenido una larga experiencia en la obra y que han tenido oportunidades para estudiar el carácter.3TPI 233.1

    En vez de que nuestros hermanos que ministran trabajen entre las iglesias, Dios quiere que nos esparzamos en países extranjeros y que nuestro trabajo misionero se extienda por tanto territorio como podamos ocupar en forma provechosa, yendo en toda dirección para levantar nuevas compañías. Siempre debiéramos dejar en la mente de nuevos discípulos una impresión sobre la importancia de nuestra misión. Cuando hombres capaces se convierten a la verdad, no debieran pedir obreros para mantener viva su débil fe; pero se debiera impresionar a estos hombres con la necesidad de trabajar en la viña. Mientras las iglesias dependan de obreros del extranjero para fortalecer y alentar su fe, no llegarán a ser fuertes por ellas mismas. Se les debe instruir que su fuerza aumentará en proporción a sus esfuerzos personales. Cuanto más de cerca se siga el plan del Nuevo Testamento en la obra misionera, más éxito tendrán los esfuerzos que se hagan.3TPI 233.2

    Debiéramos trabajar como lo hizo nuestro divino Maestro, sembrando las semillas de verdad con cuidado, ansiedad y abnegación. Debemos tener la mente de Cristo si no queremos cansarnos en el bien hacer. La vida de él fue una vida de continuo sacrificio por el bien de otros. Debemos seguir su ejemplo. Debemos sembrar la semilla de verdad y confiar que Dios la vivificará. La preciosa semilla puede yacer dormida por algún tiempo, mientras la gracia de Dios logre convencer el corazón y la semilla que ha sido sembrada sea despertada a la vida y brote y lleve fruto para la gloria de Dios. Se necesitan misioneros en esta gran obra para trabajar desinteresada, ferviente y perseverantemente como colaboradores con Cristo y con los ángeles celestiales en la salvación de sus semejantes.3TPI 233.3

    Nuestros ministros debieran precaverse en forma especial contra la indolencia y el orgullo, que pueden originarse por saber que tenemos la verdad y poseemos argumentos fuertes que nuestros opositores no pueden rebatir; y mientras las verdades que manejamos son poderosas para derribar los baluartes de los poderes de las tinieblas, hay peligro de descuidar la piedad personal, la pureza de corazón y una consagración completa a Dios. Hay peligro de que sientan que son ricos y que se han enriquecido, aunque carecen de los requisitos esenciales de los cristianos. Pueden ser miserables, pobres, ciegos y desnudos. No sienten la necesidad de vivir en obediencia a Cristo cada día y cada hora. El orgullo espiritual roe las partes esenciales de la religión. A fin de preservar la humildad, sería bueno recordar qué aspecto ofrecemos a la vista de un Dios santo, que lee cada secreto del alma, y qué aspecto daríamos a la vista de nuestros semejantes si todos nos conocieran tan bien como Dios nos conoce. Por esta razón, para humillarnos, se nos instruye a confesar nuestras faltas y a aprovechar esta oportunidad para someter nuestro orgullo.3TPI 234.1

    Los ministros no debieran descuidar el ejercicio físico. Debieran tratar de hacerse útiles y de ser de ayuda cuando dependen de la hospitalidad de otros. No debieran permitir que los otros les sirvan como criados, sino más bien alivianar las cargas de las personas que, teniendo gran respeto por el ministerio evangélico, estarían dispuestos a pasar por grandes molestias para hacer por los ministros lo que ellos debieran hacer personalmente. La salud pobre de algunos de nuestros ministros se debe a su descuido de hacer ejercicio físico en el trabajo útil.3TPI 234.2

    Como las cosas han resultado, se me mostró que habría sido mejor si los hermanos J hubieran hecho lo que pudieran en la preparación de folletos que circulen entre los franceses. Si estos trabajos no se prepararon en toda su perfección, habría sido mejor que hubieran circulado [como estaban], para que los franceses pudieran haber tenido una oportunidad de investigar las evidencias de nuestra fe. Hay grandes riesgos en la demora. Los franceses debieran haber tenido libros que expusieran las razones de nuestra fe. Los hermanos J no estaban preparados para trabajar como lo merecían estas obras, porque necesitaban ser refinados y vivificados o los libros preparados llevarían la estampa de sus mentes. Necesitaban ser corregidos, no fuera que su predicación y lo que escribieran fuese tedioso. Ellos necesitaban educarse para llegar inmediatamente al punto [que querían exponer] y destacar claramente ante la gente los aspectos esenciales de nuestra fe. Satanás ha obstruido la obra, y se ha perdido mucho porque estos trabajos no fueron preparados cuando tendrían que haber sido hechos. Estos hermanos pueden hacer mucho bien si están consagrados a la obra y si siguen la luz que Dios les ha dado.3TPI 234.3

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