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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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    La iglesia de Battle Creek

    Hay serias objeciones a que se ubique una escuela en Battle Creek. La iglesia es grande, y hay un gran número de jóvenes vinculados con ella. Si la influencia que un miembro tiene sobre otro en una iglesia tan grande fuera de un carácter elevador, que conduzca a la pureza y la consagración a Dios, entonces la juventud que viene a Battle Creek tendría mayores ventajas que si el colegio estuviera ubicado en otra parte. Pero si las influencias en Battle Creek han de ser en el futuro lo que han sido durante varios años en el pasado, advertiría a los padres que no envíen a sus hijos a Battle Creek. No hay sino unos pocos en esa iglesia grande que ejercen una influencia que atraerá constantemente almas a Cristo; mientras que hay muchos que, por su ejemplo, guiarán a la juventud lejos de Dios y hacia el amor al mundo.3TPI 220.1

    Muchos miembros de la iglesia de Battle Creek no tienen conciencia de su responsabilidad. Aquellos que tienen una religión práctica retendrán su identidad de carácter bajo toda circunstancia. No serán como la caña que se agita en el viento. Los que están situados a cierta distancia sienten que les resultaría sumamente favorable si pudieran tener el privilegio de vivir en Battle Creek, en una iglesia fuerte, donde sus hijos pudieran beneficiarse con la Escuela Sabática y las reuniones. Algunos de nuestros hermanos y hermanas en tiempos pasados han hecho sacrificios para tener a sus hijos viviendo allí. Pero casi en cada caso se han chasqueado. No hubo sino unos pocos en la iglesia que manifestaron un interés altruista hacia estos jóvenes. Por lo general la iglesia actuó como desconocidos fariseos, distante de aquellos que necesitaban grandemente su ayuda. Algunos de los jóvenes vinculados con la iglesia, que profesaban servir a Dios, pero que amaban más los placeres y el mundo, estaban dispuestos a hacer amistad con los jóvenes desconocidos que vinieron para estar entre ellos, y ejercer sobre ellos una fuerte influencia con el fin de guiarlos al mundo en vez de acercarlos a Dios. Cuando ellos regresan a la casa, están más lejos de la verdad que cuando vinieron a Battle Creek.3TPI 220.2

    Se necesitan hombres y mujeres en el centro de la obra que serán padres y madres solícitos en Israel, que tendrán corazones que puedan recibir más que meramente al yo y a lo mío. Debieran tener corazones que brillen con amor por la querida juventud, ya sea que sean miembros de sus propias familias o hijos de sus vecinos. Ellos son miembros de la gran familia de Dios, por quienes Cristo tuvo un interés tan grande que hizo todo sacrificio que le fue posible a fin de salvarlos. Dejó su gloria, su majestad, su trono real y los mantos de la realeza, y se hizo pobre para que a través de su pobreza los hijos de los hombres pudieran ser enriquecidos. Finalmente derramó su alma hasta la muerte para poder salvar a la raza de la miseria sin esperanza. Éste es el ejemplo de benevolencia desinteresada que Cristo nos ha dado para que lo imitemos.3TPI 221.1

    En la providencia especial de Dios muchos jóvenes y también personas de edad madura han sido impulsados a los brazos de la iglesia de Battle Creek para que los bendigan con la gran luz que Dios les ha dado, y para que, mediante sus esfuerzos desinteresados, puedan tener el precioso privilegio de llevarlos a Cristo y a la verdad. Cristo comisiona a sus ángeles para que ministren a los que son puestos bajo la influencia de la verdad, con el fin de suavizar sus corazones y hacerlos susceptibles a las influencias de su verdad. Mientras Dios y sus ángeles están haciendo su obra, algunos que profesan ser seguidores de Cristo parecen estar fríamente indiferentes. No trabajan al unísono con Cristo y los santos ángeles. Aunque profesan ser siervos de Dios sirven a sus propios intereses y aman sus propios placeres, y a su alrededor las almas están pereciendo. Esta gente puede verdaderamente decir: “Nadie cuida de mi alma”. La iglesia ha descuidado aprovechar los privilegios y las bendiciones que ha tenido a su alcance, y por su descuido del deber ha perdido oportunidades áureas para ganar almas para Cristo.3TPI 221.2

    Entre ellos han vivido incrédulos por meses, y nadie ha hecho ningún esfuerzo especial por salvarlos. ¿Cómo puede considerar el Maestro a tales siervos? Los incrédulos habrían respondido a esfuerzos hechos en su favor si los hermanos y hermanas hubieran vivido a la altura de su exaltada profesión. Si hubieran estado buscando una oportunidad para trabajar por los intereses de su Maestro, a fin de promover su causa, habrían manifestado bondad y amor hacia ellos, y habrían sentido que sobre ellos descansaba una solemne responsabilidad de mostrar su fe por sus obras, por precepto y ejemplo. Por intermedio de ellos estas almas podrían haber sido salvas para ser como estrellas en la corona de su regocijo. Pero, en muchos casos, la oportunidad áurea ha pasado para nunca más volver. Las almas que estaban en el valle de la decisión han tomado su posición en las filas del enemigo y se han vuelto enemigos de Dios y la verdad. Y el registro de la infidelidad de los profesos seguidores de Jesús ha ascendido al cielo.3TPI 221.3

    Se me mostró que si la juventud en Battle Creek fuera fiel a su profesión, podría ejercer una fuerte influencia para bien sobre sus compañeros jóvenes. Pero una gran porción de la juventud en Battle Creek necesita una experiencia cristiana. No conocen a Dios por experiencia. No poseen un conocimiento personal de la vida cristiana, y deben perecer con los incrédulos a menos que obtengan esta experiencia. La juventud de esta clase sigue la inclinación antes que el deber. Algunos no procuran ser gobernados por principios. No luchan desesperadamente para entrar por la puerta estrecha, temblando de temor por miedo de no poderlo hacer. Confían en ellos mismos, son jactanciosos, orgullosos, desobedientes, ingratos e impíos. Un grupo tal conduce a las almas por el camino ancho que va hacia la ruina. Si Cristo no mora en ellos, no pueden ejemplificarlo en sus vidas y caracteres.3TPI 222.1

    La iglesia en Battle Creek ha tenido gran luz. Como pueblo han sido favorecidos por Dios en forma peculiar. No se los ha dejado en la ignorancia acerca de la voluntad de Dios hacia ellos. Podrían estar mucho más adelantados de lo que están ahora, si hubieran caminado en la luz. No son ese pueblo separado, peculiar y santo que su fe demanda, y que Dios reconoce y acepta como hijos de la luz. No son tan obedientes y devotos como su exaltada posición y su obligación sagrada como hijos que caminan en la luz requiere que sean. Les ha sido confiado el mensaje de misericordia más solemne que alguna vez haya sido dado al mundo. El Señor ha hecho a esa iglesia la depositaria de sus Mandamientos en un sentido que no se asemeja a ninguna otra. Dios no les mostró su favor especial confiándoles su verdad sagrada para que ellos solos pudieran beneficiarse con la luz que se les dio, sino que la luz reflejada sobre ellos desde el cielo debía resplandecer sobre otros y ser nuevamente reflejada hacia Dios por aquellos que reciben la verdad glorificándolo. Muchos en Battle Creek tendrán una cuenta terrible que dar en el día de Dios por este pecaminoso descuido del deber.3TPI 222.2

    Muchos de los que profesan creer la verdad en Battle Creek contradicen su fe con sus obras. Son como incrédulos, y se hallan tan lejos de cumplir los requerimientos de Dios y de estar a la altura de su profesión de fe, como estaba la iglesia judía en el tiempo del primer advenimiento de Cristo. Si Cristo apareciera entre ellos, reprobando y reprendiendo el egoísmo, el orgullo y el amor de la amistad con el mundo, como lo hizo en su primer advenimiento, sólo pocos lo reconocerían como el Señor de gloria. No recibirían la descripción que él les presentaría de su descuido del deber, sino que le dirían en su rostro: “Tú estás enteramente equivocado; hemos hecho esto bueno y grande, y cumplido esta y aquella obra maravillosa, y tenemos derecho de ser altamente exaltados por nuestras buenas obras”.3TPI 223.1

    Los judíos no se sumieron en las tinieblas de repente. Fue una obra gradual, hasta que no pudieron discernir el don de Dios al enviarles a su Hijo. La iglesia en Battle Creek ha tenido ventajas superiores, y serán juzgados por la luz y los privilegios que han tenido. Sus deficiencias, su incredulidad, su dureza de corazón, y su descuido en estimar y seguir la luz no son menos que los de los judíos favorecidos por Dios, que rechazaron las bendiciones que podrían haber aceptado y crucificaron al Hijo de Dios. Los judíos son ahora un motivo de asombro y oprobio para el mundo.3TPI 223.2

    La iglesia en Battle Creek es como Capernaum, a la que Cristo representa como siendo levantada hasta el cielo por la luz y los privilegios que se le habían dado. Si la luz y los privilegios con los que había sido bendecida hubieran sido dados a Sodoma y Gomorra, estas ciudades podrían haber subsistido hasta hoy. Si la luz y el conocimiento que ha recibido la iglesia de Battle Creek hubieran sido dados a las naciones que están en tinieblas, podrían haber estado mucho más adelantadas que esa iglesia.3TPI 224.1

    La iglesia de Laodicea realmente creyó y disfrutó las bendiciones del evangelio y pensaron que eran ricos en el favor de Dios, cuando el Testigo Verdadero los llamó pobres, desnudos, ciegos y miserables. Éste es el caso con la iglesia de Battle Creek y con una gran parte de los que profesan ser el pueblo que observa los mandamientos de Dios. El Señor mira no como el hombre mira. Sus pensamientos y caminos no son como nuestros caminos.3TPI 224.2

    Las palabras y la Ley de Dios, escritas en el alma y exhibidas en una vida consagrada y santa, ejercen una influencia poderosa para convencer al mundo. La codicia, que es idolatría, y la envidia y el amor al mundo, serán extirpados de los hábitos de los que son obedientes a Cristo, cuyo placer será hacer justicia, amar la misericordia y humillarse ante su Dios. ¡Oh, cuánto abarca este, caminar humildemente ante Dios! La Ley de Dios, si está escrita en el corazón, pondrá la mente y la voluntad en sujeción a la obediencia de Cristo.3TPI 224.3

    Nuestra fe es peculiar. Muchos que profesan estar viviendo bajo el sonido del último mensaje de misericordia no están separados del mundo en sus afectos. Se inclinan ante la amistad del mundo y sacrifican la luz y los principios para asegurarse su favor. El apóstol describe en estas palabras al pueblo favorecido de Dios: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9.3TPI 224.4

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