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    Capítulo 24

    Oposición a la proclamación del segundo advenimiento del Salvador - La declaración de hechos del Sr. Miller, de su “Apología y Defensa” – La manera singular en la que él fue llamado para proclamar la doctrina del advenimiento – Señales y maravillas en los cielos

    Así como las conferencias, reuniones de oración, y ocasiones sociales del segundo advenimiento, se multiplicaban en diversas direcciones en el país, del mismo modo surgió la oposición. Presidentes y profesores de seminarios teológicos, eruditos e iletrados, ministros y laicos, periódicos religiosos y políticos, y personas prejuiciadas trabajaron fuertemente, por medios buenos y malos, para refutar lo que ellos llamaban la doctrina de Miller. Muchos de ellos atacaban su carácter, y lo denunciaban en los términos más violentos. Que no estaban al tanto de su reputación, y también de la obra en que se ocupaba, será manifiestamente evidente de los siguientes extractos de su Apology and Defense.AJB 207.1

    Él [Miller] data su conversión en el año 1816, y dice:AJB 207.2

    “Fui constreñido a admitir que las Escrituras deben ser una revelación de Dios; llegaron a ser mi delicia, y en Jesús encontré a un amigo. Entonces me dediqué a orar y leer la palabra… Comencé con el Génesis, y leí versículo tras versículo, sin avanzar hasta que el significado de los diversos pasajes me fuera tan claro que me dejaran libre de vergüenza con respecto a cualquier misticismo o contradicciones. Siempre que encontraba algo oscuro, mi práctica era compararlo con todos los pasajes colaterales; y con la ayuda de Cruden, examiné todos los textos de la Escritura en los que se encontraban alguna de las palabras destacadas contenidas en cualquier porción oscura. Entonces, permitiendo que cada palabra tuviera su propia fuerza sobre el tema del texto, si mi idea armonizaba con cada pasaje colateral en la Biblia, dejaba de ser una dificultad. De esta manera seguí mi estudio de la Biblia, en mi primer examen de ella, por unos dos años, y estuve plenamente satisfecho de que ella es su propio intérprete.AJB 207.3

    “Así llegué al 1818, al final de mis dos años de estudio de las Escrituras, a la solemne conclusión de que en unos veinticinco años desde ese tiempo todos los asuntos de nuestro estado presente terminarían… Con la solemne convicción de que eventos tan trascendentales estaban predichos en las Escrituras que se cumplirían en tan poco tiempo, la pregunta me golpeó con terrible poder, respecto de mi deber ante el mundo en vista de la evidencia que había afectado mi propia mente. Si el fin estaba tan cerca, era importante que el mundo lo supiera… Diversas dificultades y objeciones se levantaban en mi mente de tiempo en tiempo… De este modo estuve ocupado por cinco años de 1818 a 1823.AJB 207.4

    “Seguí estudiando las Escrituras, y me convencía más y más de que tenía un deber personal que realizar con respecto al asunto. Cuando estaba en mis negocios, continuamente sonaba en mis oídos: ‘Ve y cuenta al mundo su peligro’. Este texto continuamente aparecía en mi mente: Ezequiel 33:8, 9.AJB 208.1

    “Hice todo lo que pude para evitar la convicción de que algo se requería de mí; y pensé que hablando libremente de ello a todos, cumpliría mi deber, y que Dios levantaría los agentes necesarios para la realización de la tarea. Oré que algún ministro pudiera ver la verdad, y se dedicara a su promulgación; pero todavía tenía la impresión: ‘Ve y cuéntaselo al mundo; su sangre se requerirá de tu mano’… Traté de excusarme ante el Señor por no ir y proclamarlo al mundo. Le dije al Señor que no estaba acostumbrado a hablar en público, que no tenía las calificaciones necesarias para obtener la atención de una audiencia, que yo era muy tímido, y temía el ir al mundo, que no me creerían, ni escucharían mi voz, que era lento para hablar, y de lengua trabada. Pero no pude conseguir alivio. De este modo luché por nueve años más, siguiendo el estudio de la Biblia… Tenía cincuenta años de edad, y me parecía imposible sobreponerme a los obstáculos que estaban en mi sendero para presentarlo con éxito de una manera pública.AJB 208.2

    “Un sábado, después del desayuno, en el verano de 1833, me senté a mi mesa para examinar algún punto, y al levantarme para salir a mi trabajo, me vino a la mente con más fuerza que nunca: ‘Ve, y cuéntalo al mundo’. La impresión fue tan repentina, y me vino con tal fuerza, que me senté en mi silla diciendo: ‘No puedo ir, señor’. ‘¿Por qué no?’ me pareció que fue la respuesta; y entonces todas mis excusas aparecieron, mi falta de habilidad, etc.; pero mi angustia llegó a ser tan grande, que entré en un pacto solemne con Dios de que si él abría el camino, yo iría y cumpliría mi deber hacia el mundo. ‘¿Qué quieres decir con abrir el camino?’ me pareció que me decían. ‘Bueno’, dije, ‘si tuviera una invitación para hablar públicamente en algún lugar, iría y les diría lo que encuentro en la Biblia acerca de que el Señor viene’. Instantáneamente, mi carga desapareció, y me alegré porque probablemente nadie me llamaría; porque nunca había recibido tal invitación; mis pruebas no eran conocidas, y tenía pocas expectativas de que me invitaran a cualquier campo de labor.AJB 208.3

    “Media hora después de ese momento, antes que saliera de la habitación, un hijo del Sr. Guilford, de Dresden, a unos 25 kilómetros, [16 millas] de mi residencia, vino y dijo que su padre lo había enviado por mí, y deseaba que fuera a casa con él. Suponiendo que él deseaba verme por algún negocio, le pregunté qué quería. Me contestó que no habría predicación en su iglesia al día siguiente, y que su padre deseaba que fuera a hablar a la gente acerca de la venida del Señor. Inmediatamente me enojé conmigo mismo por haber hecho el pacto que hice; me rebelé enseguida con el Señor, y decidí no ir. Dejé al muchacho sin darle ninguna respuesta, y me retiré muy angustiado a un bosquecito cercano. Allí luché con el Señor como una hora, procurando liberarme del pacto que había hecho con él; pero no conseguí alivio. Estaba impreso en mi conciencia, ‘¿Haces un pacto con Dios, y lo quebrantas tan pronto?’ y la extremada pecaminosidad de lo que había hecho me abrumó. Finalmente me rendí, y prometí al Señor que si me sostenía, iría, confiando en él que me diera la gracia y la capacidad de realizar todo lo que él me pidiera. Volví a la casa y encontré que el muchacho todavía me esperaba; quedó hasta después de la cena, y volví con él a Dresden.AJB 209.1

    “Al día siguiente, que, hasta donde puedo recordar, era como el primer domingo de agosto de 1833, presenté mi primera conferencia pública sobre el segundo advenimiento. La casa estaba bien llena con una audiencia atenta. Tan pronto como comencé a hablar, toda mi timidez y turbación habían desaparecido, y me sentí impresionado solo por la grandeza del tema que, por la providencia de Dios, fui capaz de presentar. Al final del culto me pidieron que quedara y diera conferencias durante la semana, a lo que accedí. Vinieron desde los pueblos vecinos, comenzó un reavivamiento, y se dice que en trece familias todas menos dos personas se convirtieron. El lunes siguiente volví a casa, y encontré una carta del Pr. Fuller, de Poultney, Vermont, pidiendo que fuera y diera conferencias allí sobre el mismo tema.AJB 209.2

    “Invitaciones muy apremiantes de los ministros y los miembros dirigentes de las iglesias venían continuamente desde esos momentos durante todo el período de mis labores públicas, y con poco más de la mitad de las cuales no pude cumplir. Recibía tantas llamadas urgentes pidiendo información, y para que visitara lugares, con las que no pude cumplir, que en 1834, decidí publicar mis ideas en forma de panfletos, lo que hice en un pequeño folleto de 64 páginas. La primera ayuda que recibí de cualquier fuente para pagar mis gastos, fue dos dólares y medio, que recibí del Canadá, en 1835. La siguiente ayuda que recibí, fue el pago de mi viaje en diligencia a Lansingburgh, en 1837. Desde entonces nunca recibí lo suficiente para pagar mis gastos de viaje. No debía haber mencionado esto, si no fuera por las historias extravagantes que han circulado para daño mío.AJB 209.3

    “Desde el comienzo de esa publicación (‘Signs of the Times’, en 1840) estuve abrumado de invitaciones para laborar en diversos lugares, que cumplí mientras mi salud y tiempo lo permitían. Trabajé extensamente en toda Nueva Inglaterra y los Estados del centro, en Ohio, Michigan, Maryland, el Distrito de Columbia, y en el este y oeste de Canadá, dando unas cuatro mil conferencias en algo así como quinientos pueblos diferentes.AJB 210.1

    “Pensaría que unos doscientos ministros abrazaron mis conceptos, en todas las diferentes partes de los Estados Unidos y Canadá, y que ha habido unas quinientas conferencias públicas. En casi mil lugares se han levantado congregaciones adventistas, abarcando hasta donde puedo calcular, unos cincuenta mil creyentes. Al recordar los diferentes lugares de mis labores, puedo estimar unas seis mil conversiones de la oscuridad natural a la maravillosa luz de Dios, como resultado de mis labores personales; y juzgaría que el número será mucho mayor. De este número, puedo recordar unas setecientas que antes de asistir a mis conferencias eran ateas, pero su número puede haber sido el doble. Grandes resultados también han seguido las labores de mis hermanos, muchos de los cuales me gustaría mencionar, si mis límites lo permitieran”.AJB 210.2

    De las declaraciones anteriores sobre los hechos acaecidos podemos aprender, primero, cuán profundamente la mente del Sr. Miller estaba impresionada con la importancia y la necesidad de proclamar la doctrina del segundo advenimiento de Cristo, después de sus primeros dos años de estudio de la Biblia; y segundo, cómo él siguió haciendo de la Biblia su estudio por catorce años más, bajo la misma convicción de que él debía proclamarlo al mundo; tercero, la manera peculiar y clara en la que finalmente fue impulsado a proclamarlo; y entonces, los resultados finales de sus labores. Todo esto prueba que él fue impulsado de una manera extraordinaria a cumplir su deber, liderando en la proclamación de esta importante doctrina, y que, además, como hemos mostrado antes, en el momento oportuno.AJB 210.3

    El año 1843 fue notable por señales y maravillas en los cielos; tan es así que la gente decía que estos adventistas eran gente muy afortunada en el mundo, porque tenían señales en los cielos para ayudarles a probar su doctrina. Aquí mencionaré una que fue vista por millones de testigos, que creo fue sobrenatural. Fue un brillante rayo de luz que apareció repentinamente en el sendero del sol poniente, a poca distancia por encima del horizonte, poco después de ponerse oscuro, y fue muy visible cada noche clara durante tres semanas en el mes de marzo. Mientras asistía a una reunión nocturna en Rhode Island durante este tiempo, la aparición grandiosa y sublime de esta luz fue la causa de mucha excitación.AJB 210.4

    Durante el tiempo que duró este fenómeno, muchos procuraron aquietar sus sentimientos diciendo que era un cometa; pero sin pruebas. Aquí daré unas pocas declaraciones de diferentes autores, elegidas de un pequeño panfleto titulado “Modern Phenomena of the Heavens” [Modernos fenómenos de los cielos], por Henry Jones.AJB 211.1

    Del “New York Herald”:AJB 211.2

    “LA EXTRAÑA SEÑAL EN LOS CIELOS. El misterio que continúa alrededor de este extraño y desconocido visitante a nuestro generalmente tranquilo sistema solar, ha aumentado grandemente el entusiasmo relacionado con él”.AJB 211.3

    De la oficina de Hidrografía, Washington, D. C.:AJB 211.4

    “LA EXTRAÑA LUZ. Poco después que nos retiramos, el oficial de la guardia anunció la aparición del cometa en el oeste. El fenómeno fue sublime y hermoso. La aguja estaba agitada, y un lápiz de luz fuertemente marcado fluía desde el sendero del sol, en una dirección oblicua, hacia el sur y el este; sus bordes eran paralelos. Tenía 1º 30’ (unos 150 kilómetros, noventa millas) de ancho, y 30º (unos dos mil novecientos kilómetros — mil ochocientas millas) de largo”.—M. F. Maury, Tte., Marina de los EEUU.AJB 211.5

    Henry Jones hace la siguiente declaración respecto a la aparición de este fenómeno en Connecticut:AJB 211.6

    SEÑORES EDITORES: En las noches de los días 5, 6, 7 y 9 del presente mes, o comenzando con el domingo pasado de noche, los habitantes de este pueblo presenciaron un fenómeno como nunca habían visto u oído antes, que se vio por espacio de una hora en cada ocasión, y mayormente entre las siete y las ocho. Justo en el oeste en cada una de estas noches, estando los cielos despejados, apareció un trazo blanco de luz, similar en color a las luces del norte [auroras boreales] más comunes. Parecía de un ancho como el doble del sol cuando está en la misma dirección, y se levantaba del lugar del sol poniente”.—East Hampton, Connecticut, 10 de marzo de 1843.AJB 211.7

    Además dijo:AJB 212.1

    “El Hno. Geo. Storrs, últimamente de esta ciudad, y habiendo pasado por aquí en su viaje desde el sur, nos informa que en Norfolk, Virginia, el rayo de luz en el oeste, o el gran cometa, así llamado, apareció de un color rojo sangre, que produjo gran excitación entre los habitantes”.AJB 212.2

    Al concluir su declaración, añade:AJB 212.3

    “Con respecto a más noticias del cometa, tengo ante mí una hueste de ellas impresas al respecto, que no necesitan que ahora las copie; todas se combinan en establecer el hecho importante de que el mismo fenómeno fue visto durante más o menos el mismo período, o sea tres semanas, por todo el largo y el ancho de la Unión y el continente oriental; que fue algo extraño.AJB 212.4

    “Con respecto a la causa natural de esta maravilla del mundo sería el último hombre en intentar achacarla a ninguna otra fuente, sino a Jehová mismo como su única causa, que él lo ha hecho por su propia omnipotencia para cumplir su palabra de promesa al respecto, y para decirles a sus santos oprimidos, desanimados y sufrientes que ahora muy pronto vendrá para su liberación”.AJB 212.5

    Si el lector deseara más datos acerca de esta extraña luz en 1843, u otras señales igualmente asombrosas, pueden satisfacerse con leer el panfleto referido en este capítulo.AJB 212.6

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